Trasversales
José Luis Redondo

Preguntas sobre el 15-M

Revista Trasversales número 22,  junio 2011

Textos del autor
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El movimiento del 15-M, que ha ocupado las plazas, ha supuesto un salto desde el mundo virtual de los facebook y twiter a la materialidad de los cuerpos. Su visibilidad ha impactado desde la Puerta del Sol a otras plazas de España y del mundo. Este impacto ha sido multiplicado por los medios tradicionales, prensa, radio y TV. Algo semejante a lo ocurrido en las plazas de los países árabes.
Sectores juveniles con preparación profesional, permanentemente indignados por su precariedad laboral o por estar en paro intermitente, se han declarado hartos. Alrededor de ellos, ciudadanos de todas las edades se han unificado. Hartos de que los bancos y los mercados produzcan crisis y no paguen los platos rotos, hartos de la endogamia de los políticos representando sus peleas, hartos de un sistema democrático que convoca a participar solo en tiempo de elecciones.

El movimiento del 15-M atraviesa las clases y los sectores sociales y se enfrenta a los aspectos mas destructivos del sistema. Es más una protesta general que una oposición con propuestas elaboradas.
El sistema capitalista, al menos en los países centrales, ha absorbido las contradicciones de clase en su funcionamiento global. Solo una minoría de gestores y dueños de capital son “beneficiados” por el sistema, que explota y aliena a la mayor parte de los ciudadanos. En su funcionamiento ha producido a un sector de trabajadores precarios de cerca del 30% . Así un movimiento con este origen puede representar a la mayor parte de la población.

Algunas de las reivindicaciones del movimiento apuntan a reformas para un mejor funcionamiento del sistema, nada revolucionarias, que ya estaban en el programa socialdemócrata. Sin embargo, cabe la duda de si son integrables en este capitalismo especulativo y con unos poderes políticos que obedecen a los mercados. El sistema de partidos ha llegado a un punto tan alto de elitismo y burocratismo,que parece incapaz de abrirse a formas mas democráticas.

El movimiento de asambleas ha supuesto un proceso de educación en el debate horizontal, en el respeto a todas las opiniones, en su obsesión por el consenso, que dejará una huella decisiva en sus participantes y en sus simpatizantes. Sin embargo no está claro su impacto sobre la mayoría social y sobre la estructura política, a pesar de la simpatía con que se contempla, incluso entre sectores de votantes al PP. De momento ha podido incidir en las elecciones del 22- M con el aumento del voto nulo y en blanco. Aparte de la reacción rabiosa de la ultraderecha política y mediática y la desmesura del desalojo en Barcelona, los partidos políticos y los órganos de gobierno han mirado hacia otro lado esperando su desaparición por agotamiento.

En el momento en que esto se escribe, la obsesión por el consenso ha paralizado la decisión sobre el levantamiento de las acampadas y dificultado la concreción de las propuestas, pero al fin se han decidido a levantar la acampada de Sol. ¿El movimiento se desvanecerá con apoyos cada vez mas minoritarios o se estructurará de forma estable? ¿se concretarán reivindicaciones o permanecerán en el estadio de protesta? En su evolución estará  el impacto que pueda producir en la sociedad.
La estabilización del movimiento, que ya está buscando con las asambleas de barrio, tenderá a producir líderes, representación, rutina, con un funcionamiento semejante al de otras asociaciones. Al mismo tiempo le permitirá concretar propuestas y negociar con los poderes políticos. Así a las reivindicaciones democráticas podrían unirse otras sociales, que ya han sido enunciadas, sobre el trabajo, la vivienda, lo público, la negociación colectiva, la configuración social; uniendo la búsqueda de la democracia política con la social. Sin embargo la estabilidad del movimiento le hará perder su carácter de foco, el primer plano, al que tanto ha ayudado su surgimiento durante la campaña electoral.

La otra línea sería la de resistir hasta su desalojo, o en nuevas acampadas, entrar en una espiral de repuestas y manifestaciones, manteniendo el carácter de protesta contra el sistema. Es una línea que parece condenarle a la marginalidad y a sumergirse como en otros estallidos anteriores.
La difícil combinación de estabilización relativa y acciones de impacto es la que puede producir efectos más importantes sobre el cuerpo social. Es lo que se está intentando creando estructuras de trabajo, comisiones, asambleas de barrios y pueblos, pasando de la toma de decisiones por consenso a por mayoría, al tiempo que se convoca a acciones públicas, caceroladas, manifestación del 19 de junio, etc. Se trataría de estar presentes a la mirada pública y de incordiar lo mas posible.
En cualquier caso, la vida dirá, y el movimiento ha supuesto un aire fresco en el putrefacto panorama de la vida pública española.


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