Trasversales
María Pazos

Mujeres y economía: ni contigo ni sin tí

Revista Trasversales número 22 primavera 2011

Otros textos de la autora



La fundación IDEAS ha presentado el estudio Mujer y Economía Sostenible: Balance y Perspectivas. En cuanto al balance, contiene interesantes datos sobre la discriminación de las mujeres en el mercado de trabajo y sobre cómo se está despilfarrando nuestro capital humano. Pero en cuanto a las perspectivas la cosa no está tan clara. Dicen que la propuesta es ‘igualdad’. OK, pero ¿cómo avanzamos? Eso no lo dicen, y ahí está el problema. En la presentación, quienes intervinieron pusieron el acento en repasar todo lo que hemos avanzado. Y hemos avanzado, pero no se puede vivir mirando solamente al pasado. ¿Ahora qué?

Parece que estamos atascad@s: por un lado se sigue repitiendo (constatando) que la igualdad de género es una condición sine-qua-non para una economía productiva y para un desarrollo sostenible. Es más, se reconoce que la igualdad sería un elemento fundamental para salir de la crisis y que precisamente la desigualdad es el principal lastre de nuestra economía. Pero, por otro lado, se olvida totalmente la igualdad de género a la hora de adoptar medidas de política económica. Un ejemplo singular es la Ley de Economía Sostenible, que no se refiere ni una sola vez a las mujeres (ni a los hombres), y por supuesto tampoco a la igualdad de género.

El asunto es más grave: cuando se habla de economía sostenible (incluida esta Ley) se ignora el que, junto con el medioambiental, es el mayor problema de sostenibilidad social y económica al que nos enfrentamos: la crisis demográfica, consistente en una bajísima y decreciente tasa de fecundidad (1,37 hijos/mujer en 2010) y una altísima y creciente tasa de pobreza infantil (25%). El tema de la demografía se obvia excepto para argumentar recortes en las pensiones, pero pocas personas (y desde luego no el Gobierno ni el Parlamento) se preocupan seriamente de cómo impedir el suicidio demográfico al que nos estamos dirigiendo.  Abordar este tema exigiría preguntarse cómo es que las mujeres están dejando de tener hijos/as; y eso conduciría directamente a la actual imposibilidad de compatibilizar empleo de calidad con maternidad. Y quizás eso empezaría a acercarse peligrosamente a la necesidad de cambiar algo estructural.

Si esta contradicción entre las declaraciones y la práctica era ya así en la fase alcista del ciclo económico (nunca parecía ser el momento), ahora es flagrante: todo paso en igualdad que signifique un euro de gasto público se rechaza aludiendo a ‘la situación’. Claro que, curiosamente, en todo este contexto de recortes no se cuestionan gastos antisociales como los 3.000 millones de euros anuales que supone la  tributación conjunta en el IRPF.
En definitiva: la igualdad es absolutamente necesaria para la economía, pero supuestas razones económicas impiden avanzar en igualdad. ¿No es esta una gran paradoja?

En realidad el asunto es mucho más simple: no vendría mal aprovechar el capital humano de las mujeres si para ello no hubiera que cambiar nada, si para ello no fuera necesario que los hombres asumieran su 50% del trabajo doméstico, si las mujeres pudieran adoptar su nuevo rol sin descuidar el viejo, si…. en resumen, lo de siempre: si no hubiera que tocar un ápice del poder patriarcal.


Trasversales