Trasversales
Armando Montes

Baile de pinzas

Revista Trasversales número 22,  primavera 2011

Textos del autor
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Ya aburren. Pinzas por aquí, pinzas por allá... Y ni el PSOE reflexiona sobre su merecida debacle electoral ni IU lo hace sobre las causas de un crecimiento tan mediocre pese al enorme retroceso del PSOE.

El PSOE. Que maree ahora con la unidad de la izquierda tiene guasa. Lleva unos cuantos años haciendo pinza con la CEOE contra los derechos sociales y laborales. Hizo pinza con UPN en Navarra en vez de optar por una alianza con Nafarroa Bai e IU. No hace mucho hizo pinza con el PP para mantener una ley electoral que favorece a la derecha, y con la derecha pactó leyes electorales en numerosas comunidades autónomas. Por lo demás, hay unos cuantos ayuntamientos en los que el PSOE ha pactado con la derecha para impedir que gobierne IU. En líneas generales, el PSOE es el partido de la izquierda tradicional que más pacta con el PP, con CiU o con PNV, pero en su caso alega "responsabilidad", "sentido de estado", "gobernabilidad", mientras que si lo hacen otros es "contranatural".

El discurso es bastante cínico. En el parlamento da prioridad a pactos con PNV, CiU y, cuando puede, con el PP. Cuando llegan elecciones, insiste machaconamente en que votar a otras izquierdas es perder el voto y que sólo ellos pueden parar al PP. Después, cuando se encuentra con que, dado que el PSOE es ya incapaz de superar al PP por sí solo en casi todos los lugares, necesita los votos de las/los representantes obtenidos por otras izquierdas, de repente éstas se convierten en utilísimas y quienes antes eran un estorbo para parar a la derecha se convierten en indispensables para conseguirlo, pero en vez de buscar acuerdos con ellas da por hecho que tienen esa obligación. Esa estrategia es suicida para el PSOE en tanto que partido de Gobierno, dado que, como ocurre ya en casi toda Europa, la socialdemocracia ha perdido la capacidad de gobernar por sí sola y necesita para hacerlo la colaboración, aunque sólo sea de "investidura", de otras izquierdas, partidos verdes, etc. En las actuales condiciones, el PSOE tendría más posibilidades de gobernar, si tuviese voluntad de acuerdos con otras izquierdas, con sistemas electorales proporcionales que con el actual sistema, que hace que muchos votos de izquierda tengan subrepresentación. Claro está que eso haría perder puestos al PSOE y al PP, pero las izquierdas en su conjunto sumarían más. Tal vez piensen que eso serían menos empleos para los suyos y den más valor a eso que a gobernar, aunque es un poco absurdo porque, ya en esa lógica clientelista, 10 concejales con alcaldía suelen generar más "empleo político" que 12 sin alcaldía. Así que si esa no es la razón, lo único que se me ocurre es que prefieren que gobierne la derecha a tener que dialogar de verdad con otras izquierdas. A decir verdad, creo que mientras no promueva reformas hacia sistemas electorales justos, que no castiguen a otras izquierdas, el PSOE carece de autoridad moral para exigir a nadie que le apoye.

Pasaré ahora a Izquierda Unida. Una cosa es que el PSOE no tenga autoridad moral para pedirle apoyos y otra muy distinta cuál sería la política más adecuada. En este sentido, hay que ser justos: yo no me identifico para nada con la izquierda que representa Cayo Lara, pero lo cierto es que tanto durante la campaña electoral como después de ella ha manifestado con claridad que IU no debía permitir ni por activa ni por pasiva gobiernos del PP, lo que me parece correcto. Constitucionalmente, y yo estoy de acuerdo, un partido no puede obligar a sus representantes electos a votar esto o aquello. ¿Qué puede hacer? ¿Expulsarles? ¿Para qué? ¿Para arreglar el problema? Seguirían siendo concejales fuera de IU y sería aún más difícil lograr que cambiasen de postura. ¿Porqué su decisión es éticamente incompatible con un proyecto de izquierda? Pero si se pide eso es evidente que también hay que pedir al PSOE que expulse a todos los diputados que votaron la reforma laboral, asunto mucho más grave que no apoyar al PSOE para la alcaldía de tal o cual pueblo. ¿Por disciplina? No es asunto mio el régimen interno de los partidos, en líneas generales lo de la disciplina me da salpullidos.

Iré ahora al fondo político del asunto. Como he dicho antes estoy de acuerdo en que en líneas generales, salvo en casos extremos, los representantes de un partido de la izquierda en un ayuntamiento o en un parlamento deben dar sus votos a los candidatos de otros partidos si es la única manera de evitar que gobierne la derecha o la extrema derecha. Yo no lo argumentaría con la manida frase de que, "pese a todo, los políticos de la izquierda son diferentes de la derecha", porque muchas, muchas veces, se parecen muchísimo y se comportan de manera similar. Por descontado no todos los políticos son iguales, pero eso  pasa también dentro de cada partido. Para mí, la razón fundamental por la que desde la izquierda se debe preferir un alcalde del PSOE a uno del PP es por sus votantes. La distancia política entre votantes del PSOE y votantes del PP es mucho mayor que la que hay entre sus cargos remunerados. Por ejemplo, en mi trabajo la huelga general contra la reforma laboral impuesta por el PSOE la hicieron personas que son votantes o incluso miembros del PSOE, pero no la hizo nadie que vote PP. Cualquier sondeo de opinión sobre temas sociales da siempre una postura más avanzada en votantes PSOE que en votantes PP; por ejemplo, para hablar de algo reciente, la simpatía hacia el movimiento 15 de mayo entre votantes del PSOE es bastante mayor que entre votantes del PP.

¿Es importante eso? Sí, es muy importante. En primer lugar, porque una izquierda que no se conforme con la marginalidad tiene que abrirse al diálogo con toda la sociedad y especialmente con quienes más cercanía tienen. Así, muchos votantes del PSOE están contra la reforma laboral y el pensionazo, se puede abrir un diálogo, pero si apareces como culpable de que gobierne el PP, el diálogo se rompe. En segundo lugar, porque, precisamente por la diferente sensibilidad de sus votantes, es más fácil, o si se quiere menos difícil, lograr una presión social que obligue a cambiar ciertas políticas o a realizar otras. Hay políticas de izquierda que ni el PSOE ni el PP van a  hacer nunca. Hay políticas de izquierda que podrían imponerse al PP y al PSOE con la movilización social adecuada para ello, pero la presión necesaria puede ser diferente y además puede ser más o menos fácil con uno u otro. Hay políticas de izquierda que el PP no hará en ningún caso y que con la presión suficiente podría hacer el PSOE. Pondré un ejemplo. Así, de motu propio, Zapatero no habría eliminado la discriminación matrimonial que pesaba sobre las personas homosexuales. De hecho, aún en 2004 decía que matrimonio sí pero que lo de adoptar no estaba claro. Por descontado, se logró gracias a las enormes movilizaciones LGTB y a un nuevo consenso social. Pero ni con esas movilizaciones se hubiese logrado gobernando el PP.

Estoy hablando de las razones para preferir que una alcaldía esté en manos del PSOE que en las del PP, no de que convenga votar al PSOE. Muy por el contrario, creo que la mejor forma de presionar al PSOE es la combinación de movilizaciones con votar a otras izquierdas, aunque a veces eso también es un trago.

Honestamente, creo que Cayo Lara no quiere que gobierne el PP en Extremadura. Otra cosa muy distinta es que cuando para ganar en la coalición se usa determinado lenguaje y se pacta con ciertos sectores montaraces, cuando se mantienen discursos anacrónicos y no se rompen vínculos con ciertos regímenes dictatoriales, cuando se margina a las personas que en IU mejor habían logrado conectar con la sociedad, cuando las relaciones con el PSOE oscilan entre discursos sectarios y capitulaciones clamorosas, entonces se están creando las condiciones para que cualquiera, incluso quien menos se esperaba, salga por cualquier sitio en cualquier momento.

Mi diagnóstico es que Cayo Lara no está haciendo pinza con la derecha, cosa que sí está haciendo Zapatero, pero que lamentablemente el rumbo político de Izquierda Unida es decepcionante, sin otro norte que la mera superviviencia. No me alegro de ello, porque creo que en España harían falta una Izquierda Unida fuerte y un polo "Equologista" fuerte, que sumasen no menos del 20-25% de los votos, como ocurre en Francia o Alemania. Pero sobre todo hace falta un movimiento social autónomo respecto a todos los partidos, con independencia de lo que votemos o dejemos de votar, con gusto o por no haber otra cosa.


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