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M15M - El tiempo que apasiona

Revista Trasversales número 23 verano 2011


Puerta del Sol, un cartel: "Ya ha llegado el tiempo que apasiona". Tiempo de crear, de tomar la vida en nuestras manos. El 15 de mayo dio paso a una indignación activa y constructiva que se inventó a sí misma compartiendo el espacio público, del que no nos hemos ido: nos mudamos y mutamos, llevando una simbólica mochila llena de plazas, encuentros y vida compartida. Ya no se acampa en Sol, pero SOL acampa en los barrios en que nos juntamos quienes ayer nos ignorábamos. SOL, todas las plazas, acampan en nuestros sentimientos.

Ni queremos ni podemos hacer un tradicional "balance y perspectivas" del movimiento 15 de mayo (M15M). Aprender requiere toda nuestra atención. Aprendemos de quienes a su vez aprenden un nuevo saber creado en común. "Quienes hemos pasado por Sol ya no somos los mismos" (Onda precaria). Lo revolucionario, lo que da largo alcance al M15M como acontecimiento constituyente, es el encuentro de multitud de personas cambiándose a sí mismas, todas a todas, creando un imaginario social más cooperativo, más pacífico pese a provocaciones y provocadores, más tierno y generoso, más universal y más singular, más democrático o más libertario, como se prefiera decir. "Algo bonito está naciendo", decía un cartelito. ¿Ingenuo? No, ingenio. Lo bonito cambia el mundo.

"Lo queremos todo, aquí y ahora": no es maximalismo, sino compromiso de hacer lo que depende de nosotras y de nuestra interrelación: cambiarnos. De no tragarnos cuentos y cuentas de las élites, de que nuestra servidumbre no será voluntaria. Sean cuales sean los logros reivindicativos a corto o medio plazo, ojalá sean muchos, el M15M nos ha cambiado y nos hará mejores personas. Nadie eclipsará ese Sol, salvo si nos traicionamos.

Nos gustan los "defectos" del M15M. Que parezca lento porque va lejos. Que los rostros que recordamos sea el de esa chica que moderó una asamblea en Sol o nos informó en la caseta de extensión, el del chico que tomaba palabras en la asamblea de barrio o nos pulverizaba agua cuando nos torrábamos. Que haya líneas plurales de trabajo en torno a las que desarrollar sin imposiciones una actividad más o menos intensa según consensos y circunstancias, sin que ningún programa nos encierre en identidades fijas y excluyentes. Que no nos unamos para hacer e imponer lo que queremos sino porque queremos decidir en común qué hacer.

Tendremos que desalojar y combatir prejuicios y relaciones patriarcales, tendremos que huir de la tentación de intentar que se aprueben "nuestras" ideas o se apliquen nuestros métodos en vez de esforzarnos en construir ideas en común, tendremos que autolimitarnos para que las habilidades tecnológicas o la disposición de tiempo no den lugar a élites ni excluyan a nadie. Nadie ha dicho que será fácil. Pero es apasionante. Nos alegra estar viviéndolo, aunque sea como acompañantes de un movimiento que nos cuesta seguir y entender.

El M15M no se limita a cuestionar un gobierno o una política. Cuestiona un sistema, una relación entre sociedad e instituciones, la connivencia entre las élites políticas y económicas para usurpar la riqueza social y el poder de decisión, la mercantilización de las relaciones humanas y la atomización social. Esa es su grandeza. Lo quiere todo y por eso logrará algo. De hecho, ya ha logrado mucho, desde parar desahucios hasta convertirnos en personas diferentes.

No ignoramos las tendencias negativas que actúan en sentido opuesto al M15M. Va a ser muy difícil impedir que la alianza entre el Gobierno, la derecha y la CEOE imponga nuevos recortes sociales, como el pensionazo o la reforma regresiva de la negociación colectiva. El arrollador triunfo institucional del PP en las elecciones del 22 de mayo, aunque con escaso crecimiento en votos, y la incapacidad de las “izquierdas otras” para atraer una parte significativa de lo que el PSOE ha perdido, es un indicador sobre el estado de "las izquierdas" tradicionales y sobre la derechización de una parte de nuestra sociedad, inducida en gran parte por la propia derechización de un Gobierno que lleva de la mano a Rajoy hacia La Moncloa. Sí, vamos a tener que hacer frente a  nuevas y duras agresiones a los derechos sociales y civiles en ayuntamientos y comunidades autónomas.

Todo eso hay que tomarlo muy en serio. Pero no se dará respuesta adecuada a esos problemas "clásicos" si se abordan como siempre, en una lógica elitista, partidista, ajena a la potencia social y a las aspiraciones del M15M. Hoy por hoy, el único obstáculo que tiene ante sí la derecha del 22-M es el 15-M, la propensión positiva que señala y construye otro rumbo. Las élites odian al M15M.

A la hora de preparar este número de Trasversales nos hemos preguntado: ¿cómo no hacer del M15M el corazón de esta revista? ¿qué podríamos decir, sin embargo, tan pronto, sobre un movimiento que nos desborda, sin caer en soberbia y evidenciar ignorancia? ¿cómo eludir el riesgo de pensar como "grupo" que mira desde fuera el movimiento? Las asambleas populares nos han inspirado: vamos a expresarnos afirmativamente, pero en silencio, convirtiendo este número de Trasversales en un homenaje gráfico al M15M. Un homenaje mediado por subjetividades que han intervenido al hacer las fotos y al seleccionarlas, pero tratando de transmitir fragmentos de lo común, sólo fragmentos.

Trasversales acogerá reflexiones individuales sobre el M15M, no pasará por alto la revolución árabe, que enfrenta una escalada represiva creciente y a la que tanto debemos, ni tampoco las consecuencias de las elecciones territoriales del 22 de mayo. Pero, hasta otoño, el lugar para ello será la web, no la revista papel, que fija definitivamente la palabra. Hoy por hoy, no queremos "fijar" nada, sólo disolvernos, una a uno, en el fluir del movimiento, aprender, escuchar, participar, opinar en él, no sobre él. Alegra poder hacerlo.


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