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Marcelino Fraile

La importancia de la caída del régimen de Muamar el Gadafi

Revista Trasversales número 23 agosto 2011

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Pocas veces las personas que luchamos contra la opresión y la injusticia tenemos motivos para estar contentos, o para poder celebrar la caída de un dictador. Hoy gracias a la rebeldía y a las heroicas luchas de las masas árabes y beréberes, que se vienen desatando desde el pasado febrero de este año, podemos celebrar la caída de un tercer tirano del norte de Africa.

Solo por el valor, la dignidad, la generosidad, la sangre derramada y la abnegación de las masas tunecinas, egipcias y libias en su lucha contra la injusticia, el autoritarismo y la represión, podemos disfrutar de la victoria, del ejemplo y de la felicidad de ver derrocados a Ben Ali, Mubarak y por fin al criminal Muamar el Gadafi.

El derrocamiento del régimen de Gadafi tiene una enorme importancia para todas las personas que luchamos contra el actual sistema capitalista, tanto en Oriente como en Occidente. Esta victoria es un golpe decisivo no solo contra el régimen dictatorial de  Gadafi, sino contra todos los regímenes autoritarios y represivos como el de Siria, Yemen, ..., o el Israel que han decidido combatir la rebeldía de sus pueblos con mas represión, asesinatos, torturas, detenciones, bombardeos y persecuciones.

La victoria de las masas y de la juventud rebelde libia nos esta mostrando: que a los tiranos se les puede derrocar, que las vías represivas que emprenden los gobiernos para aplastar la lucha política y social se pueden derrotar. Incluso, por encima de los engaños o de la ayuda interesada, hipócrita y condicionada de la OTAN.

Las gentes del movimiento 15M, que nos hemos quitado de encima el miedo para ocupar las calles y las plazas, porque son nuestras, de la ciudadanía, gracias a la primavera árabe nos estamos empapando, con nuestra desobediencia civil frente a la represión policial, que estas luchas populares recorren un mismo camino antiautoritario y antirepresivo que ellas.

Tenemos muchas luchas que apoyar y mucho que aprender de esta rebelión social que va desde Siria a Marruecos, y que se esta extendiendo por todo el planeta. Podemos y debemos actuar tal y como están haciendo las ciudadanas y ciudadanos Sirios, que salen incansablemente una y otra vez a las calles a manifestarse, pese a los asesinatos de los francotiradores, policías y militares del tirano Asad, o de la lucha continua e infatigable de los martirizados palestinos que estoicamente desafían día a día la política de exterminio de gobierno de Israel y sus criminales bombardeos.

Sin embargo, tampoco podemos ignorar los obstáculos y el vergonzante papel reaccionario que están practicando una parte de la izquierda y de la intelectualidad mas autoritaria, dogmática y burocratizada, que en nombre del ridículo y reaccionario razonamiento de que "el enemigo de mi enemigo es mi amigo" y con este pretexto se han negado a apoyar la lucha de las masas árabes. O acaso, ¿Rubalcaba enemigo de nuestro  enemigo Rajoy es nuestro amigo?

Estos pseudoantimperialistas demagogos desgraciadamente! se ponen directa o indirectamente del lado de la represión de los tiranos y criminales como Asad o Gadafi, por que han sido y son incapaces de comprenden la hábil estrategia del imperialismo, que cuando no puede aplastar el movimiento de las masas árabes en lucha, prefiere ponerse de su lado con pretexto humanitario o de la lucha por la democracia, para cabalgarlas, controlarlas o congelarlas en el marco del capitalismo y de las democracias formales, representativas, y así tratar de imponen el gobierno de los mercados, los banqueros, los políticos y los militares que les sirven incondicionalmente.

Pero tal y como estamos demostrando ahora en Occidente con los ejemplos del movimiento popular indignado; la lucha no se acaba en la pelea contra corrupción, y  la imposición de los gobernantes, o por la dignidad y por la participación en las decisiones políticas, sino que ese arranque es solo el comienzo de un largo camino hasta conseguir una "democracia real" no sujeta a los banqueros, empresarios y políticos serviciales del capitalismo.

Afortunadamente, estas rebuscadas argumentaciones de la falsa intelectualidad de izquierda antimperialista y pacifista, que se inventan conspiraciones por doquier, se desenmascaran con gran facilidad, sobre todo, cuando son puestas en contraste sobre la base de los hechos y los datos objetivos, que comparan los últimos conflictos, como el Irak, Afganistán, Kosovo, etc. Para ello, aconsejo la lectura del articulo del experto revolucionario libanés Gilbert Achcar "La “conspiración” de la OTAN contra la revolución libia".

Y para terminar, quiero compartir también la percepción sobre las perspectivas para libia que señala Achcar:

"Al igual que en Egipto, la batalla política se libra entre diversos grupos de la oposición, algunos de los cuales, especialmente entre las fuerzas islámicas, están dispuestos a contemporizar con instituciones del régimen, mientras que otros, sobre todo entre la juventud, rechazan esta perspectiva y aspiran a una transformación radical de su país. Otra diferencia importante es la ausencia en Libia del papel del movimiento obrero, que es muy importante en el proceso egipcio. (Aunque Kamal Abu Aita, el presidente de la nueva Federación Egipcia de Sindicatos Independientes, me ha informado de que recientemente se ha creado una federación sindical similar en Bengasi.)

La situación en Libia –como en Túnez y Egipto y todos los demás países de Oriente Medio en que se desarrolla el actual proceso revolucionario– se halla al comienzo de un periodo prolongado de evolución tumultuosa. Este es el destino habitual de los levantamientos revolucionarios. Las potencias occidentales tendrán muchas dificultades para controlar el proceso. Carecen de tropas sobre el terreno, aunque tampoco eso les serviría de mucho, vista su incapacidad para controlar la situación en países donde sí han desplegado fuerzas armadas, como Irak y Afganistán. El proceso de liberación y autodeterminación de los pueblos es intrincado y puede atravesar fases inquietantes, pero sin este proceso y la disposición a pagar el coste que conlleva, que puede llegar a ser muy importante, el mundo entero seguiría viviendo bajo regímenes absolutistas."

Por esto, es oportuno señalar que estas observaciones fueron hechas antes de la caída del régimen de Gadafi en Tripoli. Y aunque hoy aun falta la capturar al sanguinario Gadafi y de sus hijos, ahora sí que podemos compartir ya nuestra alegría con los pueblos árabes en lucha y especialmente con el libio, porque un régimen despótico más, después del tunecino y el egipcio por fin ha sido destronado, totalmente derrocado, gracias a la rebeldía Libia.
¡Todo nuestro apoyo a la revolución Libia y Siria! ¡Viva la revolución de los pueblos árabes y beréberes!


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