Uri Avnery Que tiendas más hermosas Revista Trasversales número 23 agosto 2011 Uri Avnery es una destacada personalidad del movimiento por la paz israelí. Otros textos del autor
Hace tres semanas me entrevistó
una periodista holandés. Al acabar, me preguntó: "Está
describiendo una situación horrible. La extrema derecha controla el
Knesset y promulga abominables leyes antidemocráticas. La gente está
indiferente y apática. No existe una oposición digna de mención.
Y sin embargo usted emana optimismo. ¿Por qué?" Ese mismo día, unas horas más
tarde, una joven llamada Dafni Liff, con un inverosímil sombrero masculino
sobre su cabeza, dijo para sus adentros: "¡Basta!". Todo esto se ha convertido en el centro
de la vida israelí. La acampada de Rothschild ha adquirido vida propia,
un híbrido entre la plaza Tahrir y Woodstock, con un toque de Hyde
Park corner. El ambiente es indescriptiblemente optimista, muchísima
gente visita el campamento y vuelve a su casa llena de entusiasmo y esperanza.
Todo el mundo nota que algo importante está sucediendo. Todo comenzó en un remoto lugar
en Túnez, cuando un vendedor ambulante sin licencia fue arrestado por
una policía. Parece que en el altercado, la mujer golpeó al
hombre en la cara, una humillación terrible para un hombre de Túnez.
Se prendió fuego. Lo que siguió es historia: la revolución
en Túnez, el cambio de régimen en Egipto, los levantamientos
en todo el Oriente Medio. ¿Quiénes son estas personas? ¿Qué es exactamente lo que quieren? Todo comenzó con la reivindicación de "vivienda asequible". Los alquileres en Tel Aviv, Jerusalén y otros lugares son muy caros, tras años de negligencia gubernamental. Pero la protesta pronto asumió otros asuntos: el alto precio de los alimentos y la gasolina, los bajos salarios. Los salarios ridículamente bajos de médicos y maestros, el deterioro de los servicios de educación y salud. Hay un sentimiento general de que 18 magnates controlan todo, incluyendo a los políticos. Los políticos que se atrevieron a aparecer por los campamentos fueron expulsados. Podría haber citado a un estadounidense que decía: "La democracia debe ser algo más que dos lobos y una oveja votando cuál será la cena" [NT: es una cita de Benjamín Franklin, que continúa diciendo "La libertad es la oveja armada impugnando el resultado"]. Una selección de consignas da una buena imagen: ¡Queremos un Estado de bienestar! ¡Luchamos por un hogar! ¡Justicia, no caridad! ¡Si el Gobierno está contra el pueblo, el pueblo está contra el Gobierno! ¡Bibi, este no es el Congreso de Estados Unidos, no nos va a comprar con palabras vacías! ¡Si no te sumas a nuestra guerra, no lucharemos en tus guerras! ¿Devuélvenos lo nuestro! ¡Con tres salarios no se paga un piso con tres habitaciones! ¡Frente a la privatización: revolución! ¡Fuimos esclavos del Faraón en Egipto, somos esclavos de Bibi en Israel! ¡Ya no tengo patria! ¡Bibi, vete a casa, nosotros pagaremos el gas! ¡Abajo el puerco capitalismo! Se realista, pide lo imposible! ¿Qué falta en esa serie
de consignas? Evidente: la ocupación, los asentamientos, el enorme
gasto en defensa. Eso ha sido planificado. Los organizadores, anónimos
jóvenes -principalmente mujeres- no quieren ser tildados de "izquierdistas".
Saben que sacar a relucir la ocupación proporcionaría a Netanyahu
un fácil arma para dividir a los acampados y desbaratar las protestas. Voltaire dijo que "el arte de gobernar consiste en tomar tanto dinero como sea posible a partir de una clase de ciudadanos para dárselo a los otros". Este gobierno toma el dinero de los ciudadanos decentes para darle a los colonos. ¿Quiénes son, estos manifestantes
entusiastas, que al parecer han surgido de la nada? Son la generación
más joven de la clase media, que va a trabajar, tener obtiene salarios
medios y "no llega a fin de mes". Madres que no pueden ir a trabajar porque
no tienen dónde dejar a sus bebés. Estudiantes universitarios
que no pueden conseguir una habitación en los dormitorios estudiantiles
ni permitirse un alojamiento en la ciudad. Y especialmente jóvenes
que quieren casarse, pero no puede permitirse el lujo de comprar un apartamento,
ni siquiera con la ayuda de sus progenitores. Una tienda de campaña
advertía: "Hasta esta tienda la han comprado nuestros progenitores"). No se puede decir. Cuando se le preguntó sobre el impacto de la Revolución Francesa, Chu En Lai dijo la famosa frase: "Es demasiado pronto para decirlo" Estamos asistiendo a un acontecimiento en curso, quizás incluso aún en sus comienzos. Ya se ha producido un cambio enorme.
Desde hace varias semanas, el público y los medios de comunicación
han dejado de hablar de las fronteras, la bomba iraní y la seguridad.
En cambio, ahora se habla casi por completo sobre la situación social,
el salario mínimo, la injusticia de los impuestos indirectos, la crisis
de la construcción de viviendas. Entonces, ¿qué pasará
ahora? Hay muchas posibilidades, buenas y malas. Netanyahu puede tratar de
comprar la protesta con algunas concesiones menores - algunos miles de millones
aquí, algunos miles de millones allí. Esto pondrá a los
manifestantes ante la misma encrucijada que se le planteaba al joven indio
en Slumdog Millionaire: o bien tomar el dinero y salir corriendo, o bien
arriesgarlo todo en otra pregunta. Algunos optimistas rabiosos (como yo) incluso pueden soñar con la aparición de un nuevo auténtico partido político para llenar el enorme vacío que hay en el lado izquierdo del espectro político. Empecé con una advertencia y
terminaré con otra: este movimiento ha generado esperanzas inmensas.
Si fracasa, puede dejar un clima de desaliento y desesperación, un
estado de ánimo que impulsará a que quienes puedan se busquen
una vida mejor en otro lugar. 6 de agosto de 2011
|