Nosotros somos quien somos. / ¡Basta de Historia y de cuentos! / ¡Allá los muertos! Que entierren como Dios manda a sus muertos. / No vivimos del pasado, / ni damos cuerda al recuerdo. /  Somos, turbia y fresca, un agua que atropella sus comienzos. / Somos el ser que se crece. / Somos un río derecho. / Somos el golpe temible de un corazón no resuelto. (...) ¡A la calle!, que ya es hora / de pasearnos a cuerpo / y mostrar que, pues vivimos, anunciamos algo nuevo.
Gabriel Celaya. "España en marcha", de Cantos Iberos, 1955

Una crisis sistémica. Una recesión a las puertas. Una rebelión global. Y una juventud que, apoyada en las redes sociales, nuevas tecnologías y un volcán social, ha dicho ¡Basta ya! Eso es el 15-M. Eso fue el 15-O.
Le demos las vueltas que le demos, todo lo que está pasando en España y por extensión ahora en New York, Bruselas, Tokio, Sidney, Santiago de Chile, Tel Aviv o Londres… es el comienzo de una revuelta global iniciada por miles de jóvenes que está calando en amplias franjas de la población.

La película tiene varias secuencias: 2007 estalla la crisis del sistema financiero. El epicentro hace convulsionar el sistema. Las réplicas sacuden la “economía real”. Los Mercados responden engordando sus ganancias, transfiriendo enormes masas de plusvalías de los pueblos y de l@s ciudadan@s hacia sus Corporaciones. Crisis social. Crisis alimentaria -África se muere de hambre en estos días mientras los Hedges Funds acumulan alimentos para subir sus precios-. Crisis de la Deuda Europea: Grecia se hunde al ritmo del Deutsche Bank. ¿Portugal, España e Italia a dónde van?

Estábamos desesperad@s. Indignad@s. Un domingo de primavera nace el 15-M. A ritmo de “Que no, que no, que no nos representan”. “Le llaman democracia y no lo es” o “Vuestra crisis no la pagamos”. Tenemos en quién fijarnos: la Primavera Árabe y más en concreto: la Plaza de Tahir. La Puerta del Sol quiere ser la Plaza de Tahir.
Acampamos. Tomamos los barrios. Ampliamos nuestros horizontes. Evitamos redadas y desahucios. Salimos una y mil veces a la calle. Hasta el 15-O. Mil ciudades mirando a Tahir o iluminadas por El Sol de Madrid. Ahora sí: “Estábamos dormid@s, despertamos”. A lo mejor vamos demasiado rapid@s cuando hemos insistido que “Vamos despacio porque queremos llegar muy lejos”.
Solo han pasado cinco meses.

En el 15-O nos hemos vuelto a encontrar (Abrazo colectivo, Abrazo colectivo…). Todo esto parece un cuento si no fuera porque es la realidad. Y como tal, ésta tiene su lado oscuro.
No hemos dejado de ser “una mercancía en manos de políticos y banqueros”. José Luis Rodríguez Zapatero, Mariano Rajoy, Alfredo Pérez Rubalcaba, Dolores de Cospedal, Artur Mas, Durán i Lleida… Y, cómo no, Emilio Botín y sus 34 amigos del IBEX, Roberto López Abad ex director de la CAM que recibió 5,8 millones de euros de indemnización, como los de Novacaixagalicia que se metieron a la “butxaka” 23 millones de euros entre Jose Luis Pego, Gregorio Gorriarán y Javier García de Paredes; o el sacerdote de Cajasur Miguel Castillejo célebre por su millonaria pensión vitalicia. Y así un montón de dirigentes financieros que, aprovechando la crisis, han asaltado y robado legalmente al erario público; mientras otr@s sufríamos. ¡Canallas! ¡La miseria de la sociedad os hace más ricos! ¡De nuestros subsidios salen vuestros bonus, pensiones e indemnizaciones!

¿Podrá el 15-M o el 15-O organizar aunque sea a nivel puramente simbólico un gran Juicio nacional o internacional contra todos estos delincuentes financieros? ¿No deberían catalogarse todas estas prácticas como terrorismo financiero internacional? ¿Por qué no lanzamos una especie de Tribunal Internacional de la Haya contra las bandas organizadas por Wall Street o el IBEX 35?
No es mía la idea sino del escritor Jean Ziegler (autor de libros como “El odio a Occidente”; “El imperio de la vergüenza” o “Los nuevos amos del mundo”), que proponía -en una entrevista a un medio de comunicación- que hacía falta un nuevo JUICIO DE NUREMBERG contra todos esos dirigentes financieros que han arrasado países, destruido riqueza y precipitado al abismo a poblaciones enteras.

Finalmente el 20-N ¿Qué podemos hacer el 15-M? Huyamos de grandes definiciones y apuestas. Sigamos siendo 15-M con todas nuestras virtudes y debilidades. No intentemos encontrar la fórmula mágica. Si nos ha unido un lema “No nos representan”, sigamos adelante. El PSOE, PP o CiU no nos representan. Son los partidos del poder. Lo demás es cuestionable y complejo, y por tanto, susceptible de ser o no apoyado.

Uno de los mayores méritos del 15-M ha sido haber introducido una nueva cultura política tanto en sus contenidos como en sus formas.
En la campaña electoral el 15-M podemos estar presentes con nuestras propias señas de identidad. Dejando que cada persona vote o no vote en función de sus convicciones. Tomando las calles. Haciendo propuestas. Uniendo y sumando más fuerzas. Al fin y al cabo alguien decía “nuestros corazones no caben en vuestras urnas”. Pues… ¡ya está!

Un difícil camino nos espera, pero hemos dado un gran paso, al salir y tomar las calles.