Trasversales
Miquel Monserrat

Ana Mato: las palabras importan

Revista Trasversales número 24,  diciembre 2011

Textos del autor
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El uso por Ana Mato de la expresión "violencia en el entorno familiar" para referirse al asesinato de una mujer en Roquetas ha levantado numerosas críticas desde el movimiento feminista. Estas críticas son muy justas y no un mero ejercicio de "corrección política". Las palabras inadecuadas sirven para ocultar la verdad. En este caso, para ocultar la verdad de la violencia machista.
Según los informes del Consejo General del Poder Judicial, en el período 2008-2010 fueron asesinadas por sus parejas o ex-parejas masculinas 203 mujeres; los hombres asesinados por sus parejas o ex-parejas mujeres fueron 20. La diferencia es enorme, diez casos de muerte de mujeres a manos de hombres por cada caso de hombres asesinados por mujeres en el ámbito citado. Esas cifras son incompatibles con cualquier recurso a explicaciones por el azar y descalifica a quienes "argumentan" que "no se trata de hombres y mujeres, sino de personas". Son personas, sin duda, pero también sin duda estamos ante un fenómeno marcado por la diferenciación entre hombres y mujeres. Esencialmente determinado por esa diferencia socialmente construida como discriminación de las mujeres y como reproducción de modelos de familia patriarcales o neopatriarcales.

Las palabras de Ana Mato la convierten, objetivamente, en una aliada de las campañas neomachistas contra la "Ley contra la violencia de género", basadas en la idea de que no debe haber una legislación específica sobre la violencia machista contra las mujeres. Pero ésta es un lacra social específica que requiere un trato legal específico. Si algo hay que criticar a dicha ley es, precisamente, que ni pone los medios materiales necesarios y que no toma en cuenta la violencia machista fuera del ámbito de las parejas o ex-parejas. No que sobre o se exceda, sino que se queda corta.
Lo más peligroso en el "error" de la ministra de Sanidad es que ratifica las "categorías" bajo las que el neomachismo trata de ocultar la realidad. Los simpatizantes con el neomachismo dan a veces cifras de hombres asesinados "en el entorno familiar", para demostrar que también son víctimas, que a primera vista chocan por lo diferentes que son de las cifras oficiales manejadas. En muchas ocasiones, se trata simplemente de que cuentan casos no existentes, incluyendo por ejemplo suicidios. Pero en otros casos lo que hay detrás de tal disparidad es que sus cifras incluyen asesinatos en el "entorno familiar" no relacionados con la relación de pareja o ex-pareja, inflando así la cifra de hombres muertos a la vez que ocultan el sexo de los presuntos criminales.

Por ejemplo, según el Consejo General del Poder Judicial en el año 2008 el 62,5% de las víctimas de violencia doméstica ajena a relaciones de pareja o ex-pareja fueron hombres. Por tanto, si juntamos ese tipo de víctimas con las asesinadas por su pareja o expareja la asimetría de género, sin llegar a desaparecer, se palía. Esa operación se descalifica a sí misma cuando, como suele ocurrir, va acompañada del ocultamiento de que la mayor parte de la muerte de hombres por violencia doméstica está causada por hombres. En 2008, de los 25 hombres asesinados en el ámbito familiar, pero no por su pareja o ex-pareja, 19 fueron asesinados por hombres. En total, en 2008 el 80% de los presuntos autores de asesinatos "domésticos" no cometidos por parejas o ex parejas fueron hombres. Para entender lo que ocurre, no basta con "contar personas". Hay que contar, tanto entre las víctimas como entre los autores, hombres y mujeres.

Ana Mato no ha hecho un uso inadecuado de un lenguaje aún no aprendido. Ana Mato ha dado un grave paso hacia una alianza política con el neomachismo al tapar la violencia machista con la "violencia familiar", aunque ésta también es muy mayoritariamente machista.  En todo caso, de sus próximos pasos dependerá si rectifica hacia una alianza de las mujeres o si se se somete a la ideología reaccionaria de su partido. No soy optimista, menos aún tras haber visto como el PSOE acató sin resistencia la disolución del ministerio de Igualdad, pero esperaré 100 días... salvo que ella dé antes nuevas pruebas de ser una aliada del neomachismo


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