Es curioso, en pocos días han fallecido dos verdaderos dinosaurios –subespecie de los tiranosaurius rex-, que pertenecían, no por fecha de nacimiento pero sí por evolución y formación como adultos, a una de las etapas más siniestras de la historia reciente de este país, o de estos países (no quiero ofender), España y Euskadi, pues los puedo concebir con igual frialdad juntos o separados. Fraga, un ex ministro de Gobernación franquista y Txillardegi, fundador de un grupo armado, tan enemigos, pero tan parecidos, tan excluyentes, tan producto de sus odios recíprocos.

Sus respectivos proyectos políticos fueron la instauración, a la brava aunque luego se suavizaron, de dos sociedades homogéneas, concebidas a su imagen y semejanza: una España -grande, unida y católica-, poblada y, naturalmente gobernada, por nacionalistas españoles, y un País Vasco -Euskal Herría- también grande, también unida y, por qué no decirlo, bastante católica- poblada y, naturalmente gobernada, por nacionalistas vascos. Unos y otros unidos por la misma idea de patria constrictiva, coercitiva; y enemigos, ambos, de la pluralidad y, al final, de la autodeterminación -libertad- de los individuos, al quedar ésta sometida a la autodeterminación de los pueblos, donde los sujetos son sujetados -a veces manu militari- por la comunidad, con pocas posibilidades de salir de ella. Eran los dos exponentes de proyectos asfixiantes, que, no obstante, contaban, y cuentan, con muchos seguidores. Demasiados, para lo modernos que creemos que somos.