Trasversales
Francisco Javier Vivas

La banca manda, la banca gana

Revista Trasversales número 25, marzo 2012

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Sigue viento en popa el fabuloso negocio bancario de invertir en deuda pública. El Banco Central Europeo acaba de destinar 530.000 millones de euros a proporcionar liquidez al sistema financiero europeo. Y al olor de las sardinas -préstamos al 1%, en 3 años-, más de 800 bancos han acudido pedir su parte, entre ellos varios bancos españoles (Santander, BBVA, Bankia, Banca Cívica y algún otro), que, animados por el Banco de España, podrían haber solicitado una cantidad cercana a los 200.000 millones de euros.

¿Alguien cree que parte de ese dineral se va a convertir en créditos a las familias, a particulares, a emprendedores y a empresas, que tan necesitados están de ello? Pues si lo cree, se yerra. Porque prestar dinero a particulares en la situación por la que atravesamos implica asumir altos riesgos, y la inversión en deuda pública española, italiana, portuguesa, o incluso griega, arrostra menos riesgos, porque tiene la garantía del Estado, es decir, de todos los ciudadanos obligados a apretarse el cinturón para devolverla. Así, se toma prestado el dinero del BCE al 1% y se presta al Estado al 3%, al 4% o a más interés, que luego el Estado ya se encargará de sacárselo a los ciudadanos -reforma tras reforma y recorte tras recorte- para entregarlo a los prestamistas, algunos de ellos, ciudadanos españoles, los cuales lo devolverán en su momento al Banco Central Europeo. La diferencia entre los tipos de interés ofrecerá un jugoso beneficio, que irá a sanear los balances de la banca. Los bancos harán negocio, los banqueros y sus altos directivos serán más ricos y el resto, un poco más pobres, porque lo más importante es devolver la deuda -la UE lo manda y la Constitución lo prescribe-, que indica la solvencia del Estado, o de la “marca España”, como dicen en el PP. 

Se dice que el sistema financiero es como el aparato circulatorio de la economía y que el dinero es la sangre que irriga el aparato productivo y la estructura comercial, por esa razón llevamos cuatro años inyectando dinero a los bancos, pero desde hace tiempo la sangre no llega a los músculos, que, paralizados por falta de oxígeno, pueden llegar a atrofiarse; algunos, bastantes, ya están incluso muertos. Cada día está más claro que la acción de los banqueros produce trombos e impide que la banca cumpla su función de hacer circular el dinero. Si la función crea el órgano, ¿para qué queremos un órgano que no cumple su función?

Hay que ir pensando en otra cosa más ágil, más útil y menos onerosa para los contribuyentes.


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