Trasversales
Jesús Jaén

Ante la excepcionalidad del momento

Revista Trasversales número 25 mayo 2012

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1.- La sociedad asiste anestesiada, estupefacta, indignada y en estado de shock, la cascada de desastres financieros, recortes, decretos y mentiras.
Pocas veces como ahora ha salido a la superficie la podredumbre de un poder económico y político tan corrupto como el que estos días protagonizan los dueños del sistema (esos a los que el 15M pusieron nombre y apellidos: “No queremos ser mercancía en manos de políticos y banqueros”).
La crisis que estamos viviendo es una estafa contra la mayoría de la sociedad, pero cometeríamos un error si pensáramos que se trata de un simulacro. El sistema económico internacional sufre una crisis real debido a sus propias contradicciones internas y a la incapacidad de superarlas a lo largo de los últimos treinta años. El neoliberalismo forjó la ilusión de que el capitalismo podía crecer hasta el infinito.
Y no es solo una crisis financiera y económica. Es además una crisis política que afecta a las instituciones empezando por la “democracia”, los partidos, la monarquía, el poder judicial o los sindicatos. Más aún, no es solo una crisis económica y política, es una crisis moral de un sistema golpeado por escándalos que l@s ciudadan@s ven como una inmensa burla a todos sus sufrimientos. Las cacerías del rey, los escandalosos sueldos de los consejeros de bancos, las juergas del presidente del Tribunal Supremo son los últimos hechos.
Está en crisis también, el concepto que Antonio Gramsci llamaba hegemonía, es decir, la capacidad de dominar “sutilmente” que tienen las clases poderosas a través de sus recursos económicos, políticos o culturales. Ahora, lo que no se consigue mediante la persuasión se intenta con la intimidación y la fuerza.

2.- La salida a la crisis está plagada de incertidumbre. Los desenlaces son imprevisibles. Hacía mucho tiempo que no escuchaban palabras que hoy están en boca de cualquier persona como por ejemplo: revolución, fascismo, guerra… Y otras más actuales: Grecia, suicidios, corralito, Islandia, o simplemente, “aquí ya no encuentro futuro”.
No puede servirnos de consuelo aquello de “cuanto peor mejor” o la “socialización del sufrimiento provocará una reacción social”. Casi nunca funciona. Los escenarios reales no siguen pautas fijadas. ¿Dónde se encuentra la delgada línea roja que separa el sufrimiento insoportable de la gente y su capacidad para reaccionar ante la injusticia? Nadie lo sabe, entre otras cosas, porque lo que vale para Grecia no vale para Islandia y lo que vale para Argentina a lo mejor no vale para España.
Por lo tanto cualquier escenario es posible: el rescate financiero, el corralito, los estallidos sociales o, simplemente, un deterioro progresivo de la situación que llevaría al desgaste del PP y del PSOE o la formación del gobierno de la tecnocracia como ya ocurre en Grecia e Italia.

3.- Es inevitable aquí hacer referencia al único sujeto hoy (entre los demás sujetos) con capacidad de producir un cambio en la relación de fuerzas entre el Poder y la ciudadanía: el movimiento 15M. Primero porque goza de un apoyo social que no tiene nadie (el 68% de la sociedad); y segundo, porque subjetivamente es el único que está dispuesto a cambiar las reglas sin entrar en componendas con los dos grandes partidos del sistema.
No se puede decir lo mismo de los grandes sindicatos cuyos dirigentes, una vez más, están dejando morir las enormes energías que se despertaron tras la huelga general del 29M ¿Cómo es posible que ante el escándalo y la bancarrota de Bankia no se hayan echado a la calle los miles de delegad@s sindicales que reúnen las grandes centrales sindicales? Ell@s esperan –como siempre- una orden desde arriba, ell@s no son capaces de romper las inercias, ni van a reventar las redes sociales haciendo convocatorias no autorizadas. Son la arquitectura social de una vieja época.
Esa es la gran diferencia con el 15M. Un movimiento auto-organizado que no obedece a ningún patrón, ni norma, ni dirigente, ni pactos, ni cálculos políticos. Solo a su intuición, una inquebrantable voluntad de lucha, una hoja de ruta que se va trazando día a día, en decenas de asambleas, y en el libre intercambio de ideas, lemas, proyectos que nosotr@s mism@s denominamos inteligencia colectiva.

4.- Ante la excepcionalidad del momento, con manifestaciones o concentraciones a diario en muchas calles o plazas de España, convocad@s o autoconvocad@s por todo tipo de organizaciones sociales, políticas o sindicales, es necesario reunir fuerzas y agrupar la indignación social que se está haciendo mayoritaria entre la población.
Antes de que pueda cundir el desánimo y se consoliden las alternativas más reaccionarias o autoritarias; antes de que nuestros sistemas sanitario o educativo retrocedan cien años; antes de que nuestr@s hij@s& se vean forzados a marcharse o a vivir en el umbral de la pobreza.. es necesaria la mayor confluencia social en torno a ideas, lemas o programas de acción tan simples como:
¡Que se rescaten a las personas y no a los bancos!
¡Rescatemos nuestros derechos y nuestras libertades y no sus privilegios!
¡Basta ya de inmunidad, que se formen tribunales para juzgar los crímenes financieros de los banqueros y políticos!

Madrid, 29 de mayo de 2012


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