Vicent Àlvarez Reformar, Refundar Revista Trasversales, número 25, abril 2012 Pues bien, he aprendido de mi experiencia, con
ya cincuenta años de compromiso, unas veces con carnet, o militancia,
a diversos niveles, tanto en los de dirección como de simple afiliado
de a pie, o, ahora, como ciudadano con sensibilidad hacia lo público,
que nuestros partidos de izquierda necesitan de una fuerte dosis de renovación
o refundación.
Hay una crisis de credibilidad, y representatividad, eso nos debe preocupar, porque en momento como el presente, de ofensiva conservadora, de desplome socialdemócrata, todos nos vemos afectados. Sin menospreciar la función necesaria de los partidos, que han representado a la izquierda y, queramos o no, la representan institucional y socialmente, coincido con el profesor italiano Ferrajoli en una afirmación que toca el fondo de la cuestión cuando escribe, en relación a la separación de los partidos y la sociedad, proponiendo, entre otras cosas, lo siguiente: "La incompatibilidad entre cargos del partido y cargos institucionales, que ciertamente tendría el efecto de eliminar el interés personal por la auto candidatura y de restituir al partido su papel constitucional de organización desde abajo de la participación de los ciudadanos en la vida pública" (Luigi Ferrojoli, Poderes salvajes, la crisis de la democracia constitucional). Aún siendo consciente de las complejidad de las cosas, comparto esa opinión de Ferrajoli, sin ir muy lejos eso lo comprobamos en los congresos, como el ultimo del PSOE-PCPV, al ver como el centro del debate ha sido quien era secretario general, y todo lo demás ha contado poca cosa. Todo parece reducirse a quien va concentrar y ser el espejo público del partido, de su oferta electoral, hombre o mujer, quien a la vez va ostentar la “jefatura” de sus seguidores y electorado. Así pues, jefatura institucional y partidista van unidas. Y eso que he citado, como ejemplo, vale para otros muchos casos más, incluso para nuestras ofertas más modestas, demos un repaso a la bancada de nuestras Cortes Autonómicas. Se trata, pues, de crear líderes carismáticos, que a la postre no pueden llegar a serlo, confundiendo el papel social del partido y el institucional. Desde mi punto de vista, la personalización y la concentración de papeles abunda en generar menor democracia interna y participación. No ignoro la inercia del sistema, que la prensa quiere líderes,y poder especular con esta u otra candidatura, hablando más de las personas que de las ideas y proyectos. Tampoco ignoro los piques personales, las ambiciones, o el profesionalismo en la vida pública. Tal vez queda mucho debate por hacer y, sin duda, muchos deseos necesitan un proceso y unos primeros pasos, nuestra izquierda, la valenciana, diversa o plural, debe hacer frente a la opción que tenemos ahora, que el mal es nuestra derecha, como indicaba Manuel Vázquez en su libro “Panfleto en el planeta de los simios”. En tanto sigamos así, por rutina, hábito o intereses personales, eso de la refundación o renovación no dejará de ser buena frase más de cara a la galería. |