A Rajoy no le han dejado ponerse más tiempo de lado, su manera preferida
de estar en el mundo, y le han obligado a ponerse de frente y a explicarnos,
de una vez, lo que era su programa “oculto”, que no por ello menos sabido,
al menos imaginado. Esa hoja de ruta que estaba claramente dibujada desde
el principio pero cuyas medidas ni una sola venía en el programa electoral.
Estaba diseñado: hay una crisis provocada por los especuladores, alguien
tiene que pagarla, pues que la paguen los pobres porque para eso ellos, los
poderosos, tienen la fuerza, el poder y los medios para obligar a otros a
pagar por sus desmanes. Y de paso aprovechamos el momento para desmantelar
el estado social porque ese desmantelamiento abre numerosos oportunidades
de negocio y porque ha empoderado a los trabajadores y trabajadoras demasiado,
según ellos; así que matan varios pájaros de un tiro.
La prestación por desempleo en un país con un paro de más
del 20% se rebaja para “acabar con la cultura del subsidio” según palabras
de ese diputado (Durán y Lleida) que vive en el Ritz oteando de lejos
la pobreza ajena. Cuando Rajoy aprobaba esta medida algunos diputados del
PP mal nacidos gritaban: “A trabajar, vagos”. Su chulería, crueldad,
prepotencia…no tiene límites. Pero no son sólo los parados los
que pagan. Se deja de pagar las cuotas a la seguridad social de las mujeres
que por una miseria cuidan de personas dependientes, uno de los trabajos más
duros y más indispensables que existen y se les rebaja también
el ya de por sí miserable sueldo.
Se elimina una paga extra de los funcionarios. Los funcionarios son personas
que han entrado por méritos, por oposición, que lo han hecho
después de años de estudio y esfuerzo y que suelen estar mal
pagados para el trabajo imprescindible que hacen. Y la paga extra no es más
que una parte del salario total, así que esto supone una bajada de
hasta un 8% del sueldo de estos trabajadores contra los que llevan años
azuzando la peor de las demagogias. ¿La razón? Aparte de que
son las más fácilmente controlables y manejables, son los que
manejan lo público y eso significa el mal para los talibanes neoliberales.
Son los médicos, los barrenderos, los bomberos, policías, profesoras,
carteros, enfermeras, investigadoras, bibliotecarios…y sí, también
los oficinistas que se encargan de que el estado, simplemente, funcione.
Para tratar de contentar a alguien (las medidas de Rajoy van contra la inmensa
mayoría de la población) se adoptan también medidas populistas
y antidemocráticas como reducir el número de concejales, que
lo único que va a conseguir es dificultar aun más la representación
de partidos pequeños, así que, como no hemos protestado bastante,
nos dan más bipartidismo y más rígido. Y se sube el IVA,
claro, es decir, todo sube. Pero el IVA de los artículos de lujo no
se toca, a la iglesia no se le cobra ni el IBI ni nada, a los ricos no se
les sube impuesto alguno (se debería decir no se les aplica ninguno
porque ya casi no pagan nada), no se toma ninguna medida contra el fraude
fiscal y, en cambio, se les amnistía por todo lo que han defraudado
antes. Los salarios más bajos se bajan aun más, directa e indirectamente.
Y eso sin contar los recortes en sanidad, educación y el copago, que
se ceba especialmente en personas que cobran pensiones de miseria y
sueldos bajos.
Ni siquiera es una estafa, como decíamos, es un expolio. Es la típica
transferencia de rentas capitalista, de los trabajadores a los ricos. Además,
se gobierna a golpe de decreto ley, se vacía de competencias al parlamento
y se organiza una dura represión contra cualquier atisbo de protesta
tanto a golpes, en la calle, como con leyes represivas y atemorizantes. Por
si fuera poco los diputados del PP aplauden contentos unas medidas que son
inhumanas, se ríen y jalean a su presidente cuando anuncia que los
pobres van a entrar en la categoría de la miseria (el índice
de miseria en España ha pasado del 10% al 26% desde el comienzo de
la crisis). Mi post de la semana pasada “El castigo de los sádicos”,
se justifica aun más. Nada se arregla con llantos, desde luego, pero
hay una diferencia entre la humanidad de la Ministra de Trabajo italiana llorando
ante las medidas que anunciaba y los palmeros del PP aplaudiendo satisfechos,
al parecer, de que los parados tengan menos ayudas y de que la gente corriente
se empobrezca en general. Esto da idea de la miseria moral de algunos. Espero
que estos aplausos miserables les terminen costando tan caros como les costó
aplaudir al Aznar que nos metía en una guerra injusta.
Y no puedo dejar de decir que la oposición que está haciendo
el PSOE está lejos de ser responsable, no es oposición. La prueba
es que al día siguiente, el editorial de La Vanguardia el periódico
de derechas catalán que más elogios dedicaba a Rajoy, era también
el más elogioso con Rubalcaba, al que los demás diarios ni vieron
(porque no se le vio) La responsabilidad de un partido de izquierdas pasa
por ofrecer una alternativa política congruente con su ideología
y con sus votantes. La ciudadanía de izquierdas no quiere ningún
pacto con la derecha para hacer políticas de derechas, inhumanas, depredadoras,
represoras. Necesitamos un pacto de todas las izquierdas y de toda la sociedad
que no comparte estas decisiones para cambiar el rumbo político del
país; lo último que necesitamos es una oposición pactista
y entregada que no ofrezca ninguna alternativa. Y esto es extensivo a toda
la oposición porque hay que recordar que IU está apoyando con
sus votos estas políticas en Extremadura y en distintos Ayuntamientos.
Beatriz Gimeno es escritora y expresidenta de la FELGT (Federación
Española de Lesbianas, Gays y Transexuales)
http://beatrizgimeno.es