De todo lo que dicen los indignados lo que más molesta a los
políticos de cualquier signo es el “No nos representan”. Muchos amigos
míos se indignan con las críticas generalizadas a los políticos
que cada vez son más habituales. Sin embargo, desenmascarar el verdadero
rostro del poder político actual no es atacar la política y
mucho menos, la democracia, sino al contrario, recuperarla. Los partidos políticos,
los mismos políticos, los medios de comunicación dominantes,
todos colaboran en ofrecer una imagen despersonalizada del poder, especialmente
del poder económico que parece dominar el mundo.
La razón es que los políticos en el poder son ellos mismos
(y ellas) miembros de ese poder económico. Ocultar esto, invisibilizarlo,
o no darle la suficiente importancia, es estar obviando una de los factores
más importantes de entre los que están diseñando las
actuales políticas de todos los partidos. ¿Estoy diciendo que
todos los políticos son corruptos? No en tanto que supongo que sus
actividades –la mayoría de ellas, al menos- están dentro
de la ley. Estoy diciendo que los políticos que gobiernan, del partido
que sean, son ellos y ellas mismas empleados al servicio de la oligarquía
financiera, o bien directamente miembros de la misma.
He escrito varias veces que la política se ha convertido en
unos de los pocos medios, quizá el único, que permite a personas
corrientes, acceder a la riqueza y a formar parte de la oligarquía;
vamos a llamar a las cosas por su nombre. Hace unas décadas, la mayoría
de los políticos provenían de la clase media alta, de una clase
media ilustrada, y solían permanecer en ella al terminar su gestión.
La democracia burguesa era, precisamente, eso, la posibilidad de que la gente
normal desarrollara carreras políticas. Además, con la política,
en general, no te enriquecías. En un principio, el servicio público
fue eso; proporcionaba poder y prestigio pero raramente dinero lo que por
otra parte permitía ser medianamente independiente respecto al mismo.
Ahora, el poder del dinero ha recuperado su lugar y no es que los mercados
se hayan impuesto al poder político, como se dice de manera impersonal;
es que, de nuevo, son lo mismo.
A partir de aquí simplemente copio datos de un artículo aparecido
en Le Monde Diplomatique en este mes de junio. El artículo está
escrito por Geoffrey Geuens y se titula “Los mercados tienen nombre y apellidos”.
La letanía que sigue no es en absoluto exhaustiva, no está actualizada
del todo y no incluye la lista española, que yo misma no me he tomado
la molestia de completar, aunque son datos que cualquiera puede obtener por
Internet. Esta lista incompleta permite que nos hagamos una idea de hasta
qué punto es cierto que no nos representan; y hasta qué punto
están equivocados quienes, con mejor o peor voluntad, siguen
viendo a la clase política como al servicio del interés general
o como producto de una vocación de servicio público etc.
El Presidente de Italia, Mario Monti, fue asesor de Coca Cola y de
Goldman Sachs, es directamente un banquero; casi todos sus ministros son representantes
de los principales trusts italianos: Corrado Passera, M. de Desarrollo Económico,
es director ejecutivo de Intesa Sanpaolo; Elsa Fornero, M de Trabajo, ocupa
la vicepresidencia de Intesa Sanpaolo; Franceso Profumo, M. de Educación,
es director de UnitCredit Private Bank y de Telecom Italia, así podríamos
seguir con todo el gabinete.
El ex primer ministro de Holanda Wim Kok, socialdemócrata,
estuvo en ONG, Shell y KLM; el socialdemócrata y ex primer canciller
Gerhard Schröder pasó a la empresa Nord Stream AG, consejero
del grupo petrolero TNK-BO y asesor para Europa de Rothschild Investment
Bank; El ex ministro alemán del interior Otto Schilly es asesor del
trust financiero de Bahrein Investcorp donde también está el
ex canciller austriaco Wolfgang Schüssel, el vicepresidente dela Convención
Europea Giuliano Amato o incluso Kofi Annan. Ex ministro alemán de
Economía Wolfgang Clement es socio de la firma RiverRock capital y
consejero de Citigroup Alemania. Su colega Secretario de Estado de Finanzas,
Caio Koch- Wesser es vicepresidente de Deutsche bank. El ex M. de Finanzas
socialdemócrata, Peer Steinbrück es consejero de ThyssenKrupp…
Entre los británicos, y por poner algunos ejemplos: David Miliband,
ex ministro de Exteriores, es asesor de VantagePoint Capital Partners
e Indus Basin Holdings Ltd. El ex Comisario Europeo de Comercio, Peter Mandelson,
trabaja para el banco de negocios Lazadd; el mismo Tony Blair ya sabemos:
es asesor de las más grandes empresas desde JP Morgan Chase a Zurich
financial Services…
Repito que esta enumeración no es en absoluto exhaustiva, sólo
es una muestra. Pero podemos seguir con los socialistas de ahora mismo. El
jefe de campaña de Hollande es Pierre Moscovici, vicepresidente del
Círculo dela Industria, un lobby que reúne a los principales
grupos industriales franceses. En Europa los coordinadores de elaborar nuevas
reglas de conducta para los mercados son todos ellos importantes operadores
del sector: desde Paul Volcker (JP Morgan) Mario Draghi (Goldman Sachs)
Jacques de Larosiere (BNP Parisbas) Lord Adair Tuner (Estándar Chartered
Bank)…
El gobierno de Obama no es diferente. El ex presidente del National Economic
Council y ex Secretario del Tesoro con Bill Clinton, Lawrence Summer fue director
ejecutivo de D. E Shaw, un importante hedge fund. Ken Griffith, fundador
del grupo Citadel Investment, financió la campaña de Obama;
y George Soros contrato los servicios del laborista Lord Malloch-Brown, ex
director del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.
En España Felipe González lanzó un fondo de capital
riesgo, Tagua Capital, y asesora a Gas natural. Y sus ministros están
todos “colocados” en diversas empresas, ellos y ellas, y los ministros y ministras
de Aznar y los de Zapatero, y los secretarios de estado y todo alto cargo
que haya tenido un poco de poder. ¿En qué asesoran? ¿No
es más bien que reciben su pago a los servicios prestados? ¿o
que formando desde el principio parte de esa oligarquía financiera
gobernaron según sus intereses?
Así que sí; quienes gritan “no nos representan” tienen
una visión de la realidad correcta. Hace tiempo que la democracia ha
sido ocupada y que las personas que están en el poder, miembros presentes
o futuros de la oligarquía financiera, no pueden representarnos.