Trasversales
Sofia Roque

"Queremos nuestra vidas" y eso no es ambiguo ni poco


Revista Trasversales número 26 octubre 2012 (web)

Sofia Roque es doctora en Filosofía y activista feminista

Original en portugués




En el desierto de la democracia, podemos sorprendernos con lo imprevisible. A la biopolítica brutal de este gobierno, la gente responde reclamando sus vidas, "todo", en una ejemplar acción colectiva.

Después de todos los análisis y reflexiones sobre el memorable 15 de septiembre, el día en que un millón de personas salieron a las calles exigiendo la renuncia del Gobierno, en respuesta a una convocatoria que sugería mucho más que una expresión de desagrado o indignación, quisiera destacar aquí dos aspectos: el de lo común, lo que permitió una acción colectiva ejemplar, y el de la densidad política de la reivindicación contenida en la afirmación original "Queremos nuestras vidas". Porque ese, como muchos otros, fue sólo el primer día del resto de nuestra lucha. Los pasos dados son irreversibles.

En el desierto de la democracia, podemos sorprendernos con lo imprevisible. La tensión que se sentía en el aire ese día se hizo eco del poder generado por la acción conjunta de una multitud comprometida. El compromiso fue el de la insumisión esclarecida: la austeridad anunciada apenas nos indignó, más bien hizo visible el el fanatismo liberal de quienes nos gobiernan, reventamdo el discurso de la inevitabilidad y de la necesidad de los sacrificios. A pesar de que la mayoría de las personas pueden sentirse en un callejón sin salida, porque desconfían de la troika y tienen miedo del riesgo de la alternativa, era preciso decir en voz alta que queremos un nuevo rumbo, y, al ser muchos quienes lo están diciendo, la voluntad se hizo común y representantiva. Y lo que sucedió surgió como oasis en el desierto: si hay oasis que nos permiten vivir en el desierto sin reconciliarse con él, como dice Hannah Arendt señalando hacia el potencial creador de la relación sin mundo que es inherente a las relaciones entre los seres humanos ("cuando nuestro corazón tiene acceso directamente a otro corazón, como en la amistad, o cuando el espacio-entre, esto es el mundo, se incendia, como en el amor": Hannah Arendt, A Promessa da Política, 2005) hay otros que ponen en tela de juicio el propio desierto, siendo antes donantes de un mundo común que emerge en el espacio-entre los que actúan en concierto, haciendo la política posible. Hoy en día eso significa democracia.

Sobre el alcance de la reivindicación "Queremos nuestras vidas", me permito aquí citar las palabras de José Gil, a partir del artículo publicado esta semana en Visão. No siempre acojo bien sus reflexiones sobre la situación política actual, pero esta vez ocurrió todo lo contrario. Según el filósofo, el Gobierno decidió imponer una biopolítica brutal, justificada por la troika y por a necesidad de "hacer más con menos". Así, "el 'empobrecimiento' no sólo significa menos salario, menos prestaciones, más impuestos y contribuciones de todo tipo. Significa más trabajo, más fatiga, más obediencia, más estrés, menos tiempo libre, más enfermedades, más muerte, cuando no abandono, angustia y exclusión en el desempleo". La desvalorización del coste laboral es biopolítica, porque "al exceder un límite establecido en cuanto a la posibilidad de soportar las imposiciones en el trabajo material, es la fuerza inmaterial del trabajador, su propia vida, su carne y su espíritu lo que se extrae en las plusvalías que consigue el empleador (en este caso, sobre todo el Estado) consigue". Lo que nos dice José Gil es que el botín se refleja en el cuerpo material que trabaja, pero también en la vida inmaterial sin la que no se puede "vivir". Es la educación, la cultura, los afectos, las expectativas, los sueños, la memoria. Reclamar "nuestras vidas" es reclamar todo, para que sobrevivir no sea sólo acumular un día tras otro, como una amarga victoria.

El 13 de octubre podremos reclamar esa vida amplia que es común y que es también de cada persona, singular e irrepetible. El evento cultural (*)  que ocupará la Plaza de España en Lisboa, podrá ser otro oasis en el desierto. actuando colectivamente para demostrar que el arte es inevitable en nuestras vidas.

(*) A Cultura junta-se à Resistência! Um conjunto alargado de artistas de várias áreas junta-se a várias pessoas que estiveram envolvidas no apelo à mobilização e manifestação de dia 15 de Setembro sob o lema "Que se lixe a troika! Queremos as nossas Vidas" para lançar um grande evento cultural. Façamos do dia 13 de Outubro um marco histórico e cultural, trazendo da rua para a arte toda a nossa energia. Um dia cheio de eventos, com música, dança, teatro, poesia, pintura e todas as formas de arte que materializem o espírito de insubmissão que se sente nas ruas de todo o país. Aos artistas o palco, ao povo a voz!


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