Trasversales
Sara Paretsky

Asalto


Revista Trasversales número 26 agosto 2012 (web)

Texto original en: http://www.saraparetsky.com/2012/08/assault/
Traducción: Trasversales
Sara Paretsky (Iowa 1947) es escritora. Creadora del personaje VI Warshawski, la detective con la que revolucionó la novela negra. Varias de sus novelas han sido traducidas al castellano y al catalán.

Traducido y publicado con autorización de la autora



Nunca he sido violada. Una de cada siete mujeres estadounidenses ha sufrido esta deshumanizante agresión en algún momento de su vida, por lo que sé que, en comparación con mis hermanas, he tenido suerte. Ni virtuosa ni especialmente hábil. Sólo suerte.

Cuando tenía 22 años, fui asaltada en mi casa. El hombre era el marido de mi jefa; era un pastor de la Iglesia Unida de Cristo, 45 años mayor que yo. Le admití en mi casa porque confiaba en él. Había hecho un trabajo importante en el ámbito de la justicia social. Cuando me dijo que estaba en el vecindario y quería pasarse a tomar una taza de café, pensé que me estaba haciendo un honor.

En cuanto cruzó mi puerta, me atacó. Era unos 30 centímetros más alto y mucho más fuerte que yo. Me aparté de él, salí corriendo de mi edificio, me subí al primer autobús que vi, sin importarme su destino. Finalmente fui a casa de un amigo, donde pasé la noche. Esto ocurrió en 1969. No sólo no había teléfonos móviles, tampoco había centros de crisis para atender casos de violación. No se me ocurrió denunciarle a la policía y pensé que no podía decírselo a su esposa porque era mi jefa. En aquel momento no sabía que él tenía relaciones con otras mujeres. Un año más tarde, dejó a su esposa de 40 años y a sus cuatro hijos para irse con una de estas otras mujeres.

Continuó siendo venerado en mi comunidad. Cuando murió, su segunda esposa y todos sus amigos lo elogiaron en la misma iglesia a la que a veces yo asistía. Tuve que abandonar el servicio. La única persona allí presente  a la que mencioné lo ocurrido se negó a creerme, me dijo que estaba hablando de un gran santo y me preguntó por qué me inventaba algo así.

Al escribir esto ahora, después de tantos años, siento que mi estómago se sigue encogiendo y me es muy difícil escribir sin llorar.

En la historia de una de cada siete mujeres estadounidenses, en algunos casos niñas pequeñas de uno o dos años de edad, hay una violación. No sé cuántas mujeres estuvieron tan cerca como yo de ser violadas, pero fueron capaces de huir o de eludir de alguna otra manera a su agresor. En mi caso, "mi" agresor había dejado la puerta abierta al entrar y mi juventud me convirtió en una rápida velocista.

Si alguien tiene alguna duda sobre el terrible daño que la violación causa a las mujeres y sobre por qué es una atrocidad obligar a una mujer a culminar un embarazo fruto de una violación, puede leer lo que Eve Ensler ha escrito al respecto.

Todd [Akin], Paul [Ryan], Mitt [Romney], Benedict [Razintger, "Benedicto XVI"], Timothy [Dolan] y el resto de los que estáis tratando de controlar la vida y el sufrimiento de las mujeres: también uno de cada diez hombres han sufrido en EEUU agresiones sexuales. No se trata de sexo o de bebés. Se trata de poder, de impotencia y de un dolor terrible. Si pensáis que tenéis derecho a obligar a sufrir, entonces sois parte del problema.


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