Trasversales
Luis M. Sáenz

Todavía Europa

Revista Trasversales número 26,  junio 2012

Textos del autor en Trasversales



Salir del Euro no es la solución, primero porque esto beneficiaría a aquellos que han acumulado riqueza y por tanto son financieramente poderosos. Segundo, porque sería cobarde y estaríamos convirtiendo a pueblos que hoy son aliados en enemigos. Que haya gente que quiera bombardear la zona euro es otro tema. Pero nuestra lucha está dentro de Europa. Tenemos que derrocar la balanza de poder, acabar con la orientación neoliberal de las divisas y abrir un nuevo camino para una Europa democrática y social

Alexis Tsipras, coalición SYRIZA
entrevista con Periodismo Humano

1. Los Estados de la UE no están sometidos a la “burocracia” de Bruselas. La institución más poderosa de la UE es el Consejo de jefes de Estado y de gobierno, no el Europarlamento o la Comisión. La soberanía de los Estados de la UE decae pero la soberanía de la UE esta en manos del “pack gubernamental”. El Tratado de Estabilidad, Coordinación y Gobernanza firmado en enero por 25 gobiernos ilustra esa situación: impone cambios constitucionales a los Estados de la eurozona, pero es un tratado entre gobiernos ajeno a la UE y a sus leyes. El enemigo está en casa.

2. En la UE las decisiones no las impone Merkel ni el duo francoalemán. La influencia de los Estados es muy desigual, pero el poder no es monárquico o duunviratal. Es oligárquico, cruzado por flujos sociopolíticos de dominación y por coaliciones transnacionales entre Estados, instituciones y élites políticas y económicas. Rajoy no “obedece” a Merkel: son aliados de fuerza muy dispareja. Las decisiones del Consejo o de las cumbres de la eurozona emanan de un consenso básico entre las élites políticas y económicas para desmantelar de forma duradera las instituciones y derechos del bienestar social en Europa. Y se han puesto manos a la obra. Podríamos hablar, como Alexis Tsipras (coalición Syriza, Grecia), de un “plan del capital transnacional, que es visto con muy buenos ojos incluso por los capitalistas nacionales”. Defender “patrias” nos convertiría en parias. Los resultados de la protesta social dependerán de su capacidad para transnacionalizar el conflicto social y la acción política. Dejar ese ámbito a las clases dominantes les da una enorme ventaja sobre las gentes corrientes mientras que no pensemos y actuemos también a esa escala.

3. La crisis en Europa presenta rasgos derivados de las peculiaridades de una UE formada por Estados económica y monetariamente muy interrelacionados pero con poca unidad política. En la eurozona se ha extremado la tensión por el desequilibrio entre moneda común, productividades diversas y subdesarrollo de la unidad política. El consenso entre las élites para imponer recortes sociales, que también degrada con virulencia las condiciones de vida en Francia o Alemania, se hace más agresivo en referencia a países como Grecia, España, Portugal o Italia, a los que se pide “compensar” su menor productividad con un plus adicional de miserabilización de las condiciones de vida.

4. Algunos plantean la disyuntiva “recortes sociales para seguir en el euro” o “salir del euro”. En realidad es un chantaje para que se asuman los recortes. Ni los recortes protegen el euro ni la salida del euro protegería derechos sociales. Hay otro camino, resumido por Alexis Tsipras en dos ideas: “Tenemos que derrocar la balanza de poder”, “nuestra lucha está dentro de Europa”. Si no modificamos la balanza del poder las élites desmantelarán las instituciones y derechos de bienestar social. El único camino para modificar esa balanza es la acción común y el apoyo mutuo. Ese “poder de la calle” es lo que podrá influir en ámbitos institucionales, como ha influido en los resultados electorales en Grecia, Francia o Alemania y en los debates abiertos en las “cimas” de la UE. Modificar la relación de fuerzas sociales no es fácil en condiciones de alto desempleo, pero cualquier otro camino que imaginemos para defender el bienestar social será sólo una ilusión. Considero positivamente la derrota de Sarkozy y las polémicas abiertas en la UE en torno a los eurobonos, los fondos para el Banco Europeo de Inversiones, los bonos para proyectos a escala europea o un impuesto sobre transacciones financieras, así como el creciente número de voces que reclaman la creación de un Tesoro Único Europeo, idea hasta hace poco muy minoritaria. Pero el debate abierto “arriba” no es “recortes sociales o crecimiento” sino “recortes sociales o recortes sociales+crecimiento”. Lo que de positivo tiene el “efecto Hollande” es fruto de la movilización social y sólo la continuidad de ésta permitirá que las brechas que puedan abrirse “por arriba” se ensanchen y nos beneficien. Tenemos que construir una alianza social desde “abajo”, no indiferente a lo que ocurra “arriba” pero autónoma respecto a querellas bizantinas sobre “austeridad” y “austeridad más crecimiento”, en las que austeridad quiere decir miseria y “crecimiento” una hipótesis que, incluso de realizarse, podría no repercutir en beneficio de la gente común. Nuestra alianza debe construirse explícitamente en defensa de los derechos, del bienestar social y del bien común.

5. La singularidad de Syriza en Grecia fue entender que la balanza del poder no se modifica replegándose dentro de un Estado. Se ha atrevido a decir que no acepta el “memorándum” del rescate y que no quiere que Grecia salga del euro, porque ambas cosas conllevan miseria y porque hay otras opciones. Si la solución para Grecia fuese el dracma, ¿por qué culpar a nadie del expolio social que está sufriendo? Podría irse y ya está. Pero nadie puede ignorar la brutal caída adicional de su PIB y de los salarios reales que supondría en Grecia y los riesgos impredecibles que desataría sobre toda la eurozona. La solución para Grecia debería ser otra política europea, más solidaria, sin prolongar el sufrimiento con exigencias imposibles ni chantajes. Y lo mismo vale para otros países en dificultades.

6. Aspiro a la federalización de Europa hacia unos Estados Unidos de Europa (con Turquía incluida), a una Europa más democrática, con Tesoro Único, con más presupuesto, gobernanza no intergubernamental, que tenga un Banco Central con las competencias propias de ese tipo de instituciones. En un espacio así no se disolverá ni resolverá el conflicto social, pero éste se desarrollará abiertamente, con menos mediaciones, con más capacidad alternativa. De hecho, el principal valor de una Unión Europa más federal es que se convertiría en escenario privilegiado de los conflictos sociales y de la acción política.
¿Utopía? Las cosas van mal para la unidad europea, la intergubernamentalidad se enquista, el desmantelamiento de los derechos sociales la deslegitima, las políticas aplicadas son ferozmente insolidarias. La UE podría fragmentarse. Y, sin embargo, no descarto y espero que de la crisis nazcan nuevos impulsos hacia la unidad europea. Nuestra suerte está vinculada. A causa de las políticas que se están aplicando, en primer lugar por nuestros propios gobiernos, esa vinculación puede parecer odiosa, pero lo que es odioso son las políticas aplicadas y nuestros gobiernos. Sin embargo, incluso en esas políticas se observa que, aunque se haya hecho de forma insolidaria y al servicio de las élites, se impone actuar en un ámbito supranacional, europeo en este caso. En medio de la basura, se observan indicios deformados de lo que podría ser una Europa unida y solidaria, por ejemplo en la compra de deuda pública soberana por el Banco Central Europeo en el mercado secundario o en la figura de entidades como la Facilidad Europea de Estabilización Financiera o el Mecanismo Europeo de Estabilidad, de sesgo federalista y potencial solidario frustrado por la gestión política hecha de ellas al exigir, no “garantías”, sino desmesuradas y abusivas contrapartidas en forma de “ajustes sociales” y elevados intereses. No siempre se avanza en línea recta y sin tener que vencer resistencias poderosas. Pero no hay que cejar.
Los próxima evolución de la construcción europea la veo muy vinculada a cómo trascurra el choque entre las élites y las multitudes en torno a los derechos sociales, el nivel de vida y las instituciones del bienestar. Multitudes de Europa, unámonos. Sólo hay un mundo pero podemos hacerle diferente.


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