Trasversales
Luis M. Sáenz

Por nuestras vidas amenazadas: 14N Europa en pie

Revista Trasversales número 27,  noviembre 2012 (web)

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El 14 de noviembre tendrá lugar una movilización transnacional europea de un alcance nunca alcanzado hasta ahora. Huelgas en España, Grecia, Portugal, Italia, Chipre, Malta, Bélgica, manifestaciones en otros países de la Unión Europea. No hay un conflicto entre alemanes y españoles, entre "norte" y "sur" de Europa, hay un conflicto social a escala continental. Las élites económicas y políticas del capitalismo no son "Europa". Nosotras y nosotros somos "Europa": no podemos permitir que sigan gobernando España y la Unión Europea en nuestro nombre. Nos va el futuro: los retos que se plantean a nuestras sociedades no pueden resolverse satisfactoriamente país a país.

Ante esta afirmación, siempre hay quienes preguntan "¿Pero tú crees posible convencer a la UE para adoptar otra política?". Esa pregunta tiene trampa, ya que da a entender que es más fácil "convencer" al Estado español para que tome otro rumbo y que eso podrá hacerse a escala de país, pero eso es tan absurdo como pretender que no hay que pedir otra política en España porque sería más fácil hacerlo en tal o cual ciudad o pueblo. En realidad no es así, pues sin dejar de tratar de cambiar las cosas en cualquier ámbito en que sea posible, muchos buenos proyectos pueden fracasar si se quedan aislados, pues las herramientas de estrangulamiento con las que cuentan las élites políticas y económicas son muchas, entre otras las de dividirnos haciendo pensar a la población española que la alemana abusa de ella o a la alemana de que la griega le gorronea, así que hay que minar su poder en la mayor escala posible.

Además, esa lógica "autárquica", ese "vámonos de Europa", como si una España con Rajoy y sin UE fuese mejor que la actual, es inconsistente por otra razón: en la UE mandan, en el sentido institucional, los gobiernos, a través del Consejo, con un poder muy superior al de la Comisión o el Parlamento. Si en determinada situación tenemos la fuerza suficiente para imponer en España políticas progresistas, ¿qué sentido tiene decir "nos vamos de la UE" en vez de alzar en la UE una voz que reclame el cambio dentro de las propias instituciones y se sume a la presión social? Y mientras no la tengamos, ¿por qué nos va ir mejor con Rajoy, u otros similares, pero fuera de la UE?

¿Cómo puede esperarse una UE "progresista" cuando todos los gobiernos estatales son, en mayor o menor grado, aliados de las élites capitalistas? No es la UE la que genera gobiernos reaccionarios, son los gobiernos reaccionarios y la lógica del capitalismo los que generan políticas reaccionarias en la UE. Se equivocan gravemente, a mi entender, los que insisten una y otra vez en que hemos perdido soberanía nacional ante otros Estados, que los gobiernos no pintan nada, que Zapatero o Rajoy eran unos mandados de Bruselas (??) o de Merkel. Ante lo que estamos no es ante un "neocolonialismo", sino ante una alianza de las élites europeas contra las gentes. En esas élites unos pintan más que otros, claro, pero son aliados. Cada uno por separado no haría cosas muy diferentes a las que hacen en comandita.

Por descontado, si en algún momento hubiese en España o Grecia, por ejemplo, gobiernos que se sientan obligados a llevar adelante políticas más cercanas a los intereses sociales, podría darse el caso de que eso llevase a su expulsión de la UE, pero eso es muy diferente a señalar a la propia existencia de la UE como causa de todos los males y proponer que la solución es abandonarla, no cambiar sus políticas. Entender esto ha sido uno de los grandes aciertos que Syriza, pues entendieron que tanto las políticas brutales y autoritarias propuestas por las instituciones europeas, por Nueva Democracia y PASOK como abandonar la UE y el euro acarreaban muy malas consecuencias, por lo que trazaron una línea que más o menos podríamos resumir en "si gobernamos, no vamos a hacer políticas antisociales ni irnos de la UE, sino a luchar por otra política, aquí y en toda Europa, si nos expulsáis será otro de vuestros crímenes".

Esto nos lleva de nuevo al 14N. Quizá lo más potente en ella sea su alcance transnacional. Es un acontecimiento extraordinario. A la hora de decidir unirnos o no a la huelga, pensemos que alguien en un trabajo como el nuestro piensa lo mismo en Atenas, Lisboa o Roma. No perdamos esa gran oportunidad de coincidir en la voluntad de defender nuestras vidas amenazadas.

Que el 14N sea un comienzo. Que los sindicatos europeos estrechen sus lazos y preparen un plan de acción continuado. Que los movimientos indignados profundicen sus vínculos. Nuestro camino pasa por el conflicto social transnacional, no por la geoestrategia interestatal.

Somos Europa. No nos vamos a ir ni vamos a aceptar las órdenes de los de arriba. Europa es nuestra casa. Si quieren echarnos, que traten de desahuciarnos. Tal vez no lo consigan. Y si lo consiguen, volveremos. Al menos, no vamos a dejar de intentarlo. Y esta vez lo haremos sabiendo que, para recuperar nuestras casas, a ellos hay que expulsarles de sus palacios.



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