Hemos llegado al punto a partir del cual ya no basta con exigir cambios en la política de los gobiernos. Hemos llegado al punto a partir del que hay que exigir que este Gobierno se vaya y trabajar por ello. Me refiero a Rajoy y sus ministros actuales, pero también a todo "recambio" a través de otro gobierno del PP.

Todas nuestras luchas, contra los desahuicios y por el derecho a la vivienda, por la Sanidad pública, en defensa de los puestos de trabajo, por el agua y la educación, por una "Justicia justa", por unos ingresos mínimos garantizados a todas las personas carentes de recursos, por la igualdad entre hombres y mujeres y por el derecho a decidir de éstas sobre su maternidad, por la libertad, todas esas luchas deben continuar e intensificarse. Pero además hemos llegado al punto en que la alianza social entre todas esas luchas puede converger en una aspiración común: ¡abajo el gobierno!

Más que aspiración, quitar de en medio a este gobierno se ha convertido en una necesidad social y en una obligación ética. ¡Abajo el Gobierno!

Sé que algunas personas indignadas con este gobierno dudan en sumarse de una vez a ese "clamor callado" porque no se fian de lo que venga luego. Y hacen bien en no fiarse, nunca hay que fiarse de ningún gobierno, y menos aún antes de saber cuál será. Pero ahora mismo no se trata de pedir un "cambio de gobierno", sino de pedir que éste se vaya, porque ha superado todo límite admisible. No pedimos que se vayan porque tengamos otro gobierno en mente, sino porque este gobierno nos resulta insoportable, indigno, cómplice de todos los ricos y poderosos para llevarnos a la miseria.

Así, que ¡abajo el Gobierno!, unidas y unidos hasta conseguirlo, tanto si no pensamos votar en posteriores elecciones como si pensamos votar a tal o cual otra candidatura. Ahora, ¡abajo el gobierno!

La lucha sigue. El calendario de movilizaciones es impresionante. Hay que participar en todas la que cada cual pueda, en la marea blanca del 17 febrero, en las manifestaciones por el derecho a la vivienda del 16 de febrero, en las movilizaciones feministas del 8 de marzo, en todo, sumando. Y hay una fecha que puede ser de convergencia, la marea ciudadana del 23 de febrero. ¿Por qué? Por todo. ¿Y cómo expresar que es por todo, contra todos sus ataques, contra todo su sistema? En la situación actual, tal vez podamos resumirlo en algo tan sencillo como ¡abajo el Gobierno!

Si tiramos al Gobierno nosotras y nosotros, evidenciando hasta tal punto su deslegitimación social que quede cada vez más aislado y le resulte imposible mantenerse, también será mucho mayor nuestra fuerza para hacer frente a las agresiones que perpetre cualquier otro gobierno, del mismo PP o de otros partidos. Las y los rebeldes que se enfrentan hoy a Morsi en Egipto no lamentan haber derrocado a Mubarak, todo lo contrario, se sientes más fuertes porque saben que si lo hicieron entonces podrán hacerlo de nuevo ante este otro déspota. Y no es sólo un sentimiento: realmente, si no hubieran tirado a Mubarak les sería mucho más difícil tirar a un Morsi.

No confiemos en un cambio parcial de gobierno hecho a través de componendas por arriba. Hay que echarlos. No basta "una crisis de gobierno", hay echarlos. ¡Abajo el Gobierno!

¿Y después? Otro día contaré mi opinión al respecto. Pero antes de ese "después" está... ¡abajo el Gobierno! No, por descontado, por medio un "golpe de Estado", no es así como actuamos la gente corriente, la gente que sufre los brutales recortes sociales y los ataques a nuestras libertades orquestados por las élites políticas económicas. Nuestro camino es la movilización, la desobediencia, la cooperación social y el apoyo mutuo.Y seguir tirando hasta que la estaca caiga.