Trasversales
Beatriz Gimeno

A ver qué hacemos

Revista Trasversales número 27, diciembre 2012 (web)

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La frase “Quieren acabar con todo” resultó absolutamente profética. Nadie hubiera imaginado hasta que punto “todo” era todo, Quieren acabar con todo y con tanta rapidez que casi resulta imposible centrarse en un asunto. Destruyen la sanidad pública y universal y la convierten en un privilegio para ricos; poco a poco, la gente va dejando de verla como un derecho básico y, por tanto, no dependiente de lo que se aporte o se deje de aportar o de lo que se tenga: inmigrantes, parados…fuera; la sanidad pública es para pobres, vivirán menos, se curarán peor. Devalúan la educación pública en sus primeros ciclos de manera que pronto será de tan mala calidad que se habrá convertido en un reducto para aquellos a los que no se les deja aspirar a nada más que a la pobreza; la educación universitaria se encarece insoportablemente y no hay apenas becas. La gente es expulsada de sus casas y no pueden ni soñar en comprarse o alquilar una; se instaura una justicia para ricos de manera que sólo puedan acceder a ella los que tengan dinero. Así que la gente corriente no podrá ya denunciar a los poderosos, a las empresas, al estado. Al mismo tiempo, las escasas medidas paliativas que se aprueban se destinan únicamente para una entidad llamada “familia con niños”. Los ricos siempre muestran mucha preocupación por los niños, pero que más del 27% de ellos estén ya por debajo del umbral de la pobreza deben considerarlo daños colaterales inevitables.

Porque esa preocupación por las familias con niños y no por las personas, no es baladí. De esta manera en el imaginario social va desapareciendo la idea de los derechos individuales, ligados a la persona por razones éticas y de justicia, y se va extendiendo una especie de beneficencia que, aparentemente, se ocupa de “los más débiles” que son los niños, que tienen la ventaja de que no pueden opinar; porque esos otros débiles como ancianos o personas con discapacidad, esos a la calle, que se mueran. Con la aparición estelar de la familia (como si alguien la hubiera hecho desaparecer) desaparecen los derechos de las mujeres. Las mujeres deberíamos saber que cuando se menciona a la familia…malo para nosotras, retroceso de décadas en derechos.

Además de la situación de la economía mundial, además del golpe de estado financiero, aquí es muy evidente que existe un odio ideológico y de clase. La derecha no ha dejado de ser franquista, como lo demuestra cada vez que se le menciona el tema. Como jamás se depuraron responsabilidades, como nunca se recuperó la historia tal y como fue, aquí los herederos del franquismo son los que ahora mandan y de ahí el “que se jodan”. Para ellos, la democracia y los derechos son un inconveniente inevitable. Por eso no les cuesta nada, en cuanto mandan, expropiar también la democracia. Supongo que barruntan que esto puede explotar en cualquier momento y han recortado tantos derechos y tan de golpe que ya es una realidad que no estamos en una democracia plena. Estamos en una democracia sin derechos; aun podemos votar, pero poco más.  Para empezar, y por lo que pueda pasar han aumentado el gasto en material antidisturbios más de un 1700%. La represión se hace omnipresente con el objeto de atemorizar. Te pueden detener o multar casi por cualquier tipo de protesta. Si te unes a una protesta por internet, si convocas, si apoyas…Si comunicas una concentración te multan, si no la comunicas también; te multan por acudir a cualquier concentración perfectamente legal, entran en los hospitales para arrancar las pancartas y llevarse sin más las firmas recogidas, amenazan en los centros de trabajo, intimidan en la calle y apalean en cuanto pueden.

El propio sindicato policial mayoritario, el SUP, nos informa que están preparando la represión de tal manera que en los entrenamientos los mismos policías salen lesionados. Si se han herido entre ellos sólo entrenando podemos imaginar cómo nos van a poner a los demás cuando vayan en serio. Bueno, no hay que imaginarlo, ya lo hemos visto y sospechamos que aun puede ser peor. La policía catalana o española, lo mismo da porque es la misma derecha, han roto cabezas a niños, han dejado a una chica sin un ojo, han roto miembros a distintas personas…Y todo esto en manifestaciones pacíficas en donde caben serias dudas de que no fueran los propios infiltrados policiales los que provocaron la violencia o, en todo caso, los que no supieron cómo detener la violencia de una pequeña minoría.

Detienen a fotógrafos y cámaras de televisión por hacer su trabajo de información, los meten en los calabozos y, visto lo visto, podemos pensar que se han inventado cargos contra la cámara de La Sexta, delito que debería ser considerado gravísimo, pero que no tiene importancia dado que el gobierno ya nos ha demostrado (a la ciudadanía y a la policía) lo que pasa si te conviertes en un policía delincuente condenado por uno de los delitos más intolerables: la tortura. El indulto a unos policías condenados por torturas es propio de una dictadura y manda un inequívoco mensaje: repriman como sea, que no pasa nada. Volvemos a tener miedo de la policía, como en una dictadura; volvemos a temer que nos detengan, volvemos a tener miedo de ejercer derechos. Y mientras, Franco es homenajeado, verdaderamente no se puede decir que sea un homenaje trasnochado. .

No se lucha contra el paro, sino contra el déficit, pero ni siquiera esa lucha es real. Es una excusa, la pantalla. La lucha contra el déficit oculta la verdadera tarea de quienes nos gobiernan o, al menos, la de quien gobierna a los que se supone que gobiernan, y que no es otra que destruir el estado social que era ya el objetivo primero del poder financiero: privatizar, hacerse con todo, bajar los salarios todo lo posible, liberalizar el despido completamente, acabar con cualquier límite. Y ya no es sólo cuestión de que se están tomando las decisiones políticas completamente fuera del alcance del voto (y ni siquiera de la protesta) de la ciudadanía, sino que las instituciones europeas están haciendo completa dejación también de sus competencias como garantes de los derechos fundamentales de la ciudadanía europea. Las violaciones a derechos humanos fundamentales empiezan a extenderse tanto como crece el fascismo, al que tampoco se le pone límite. Los gitanos europeos son una especie de parias que se expulsan y se vuelven a expulsar de distintos países, han sido despojados de cualquier derecho de ciudadanía y las instituciones de la UE, y los distintos gobiernos incluido el socialista francés, se han convertido en cómplices. Los partidos fascistas de Grecia y de los países excomunistas acosan y persiguen a inmigrantes y a minorías sexuales y étnicas promoviendo la exclusión, la persecución y la violencia, y a nadie parece importarle, están muy ocupados recortando y reprimiendo. Dureza extrema con cualquier protesta social que pida más democracia y más derechos y tolerancia con el fascismo. Esto es lo que tenemos.

Y por si cupiera alguna duda de que estamos en plena vuelta a una especie de Edad Media tecnificada, la iglesia se pone a hacer exorcismos y los televisa. Queda un suspiro para que alguien coja una antorcha. Da miedo pero es lo que tenemos. Ahora, a ver qué hacemos.



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