Trasversales
Beatriz Gimeno

Escrache y el cauce democrático

Revista Trasversales número 28 marzo 2013 (web)

Textos de la autora
en Trasversales


Mucha gente nos advierte en estos días a propósito del escrache: ¡cuidado con salirse del cauce democrático! Y yo no quiero salirme del cauce democrático por nada del mundo; lo malo es que me temo que alguien –con nocturnidad y alevosía- nos ha hecho un trasvase y nos está quitando el agua que antes iba por ese mismo cauce. Hay quien aún no se ha enterado de que si seguimos así corremos el riesgo de morir de sed. A estas personas les parece que hay que seguir por el cauce democrático porque no se han enterado de que este cauce ya no lleva agua. Eso o que son de los beneficiados por el trasvase, de los que se quedan con nuestra agua, que hay de todo.

Yo no sé si el escrache es ilegal pero desde luego sí que es ilegal la Ley Hipotecaria que ha dejado sin casa y con deuda a miles de personas, personas con hijos e hijas, como los diputados del PP que siguen teniendo una casa a la que los que se han quedado sin ella por una ley injusta pueden ir a protestar con una cazuela y un pito. Esa ley que ninguno de los dos grandes partidos políticos aceptó modificar mientras aquellos que se quedaban sin casa comenzaban a manifestarse muy legalmente y a pedir todos los amparos legales habidos y por haber a un sistema (y a unos políticos) que les ignoraba. Por eso ahora hacen ruido. No sé si el escrache es ilegal pero las preferentes varios jueces han dicho que sí lo son, y miles de pequeños ahorradores,  de jubilados, han perdido los ahorros de toda su vida mientras que los responsables del timo no han perdido nada; ahora el gobierno ha decidido legalizar el timo y por eso estas personas estafadas han decidido hacer ruido también. Ilegal es también, según la Carta Social Europea, negar cobertura sanitaria a los inmigrantes, sólo que estos no pueden hacer todo el ruido que el asunto merece, tenemos que hacerlo por ello.

Ilegal debe ser también quedarse con el dinero público o malversarlo pero ahí están los AVES clausurados, los aeropuertos sin aviones, los puertos sin barcos, las autopistas sin coches o los hospitales sin camas…Y eso si no hablamos de flagrantes ilegalidades cometidas por los Bárcenas o Urdangarines, ilegalidades contratadas, defendidas, protegidas…por todos los políticos que se les ponían por delante. Aun así, nos da en la nariz que en todo este grupo de delincuentes y cooperadores necesarios ninguno de ellos se va a quedar sin casa, sin sanidad ni va a acabar en un comedor social. Lo peor que les puede pasar es tener que aguantar un escrache.  Como mucho van a tener que aguantar un escrache.

Claro que todas esas cuestiones que menciono se han producido dentro del cauce democrático, así que son muy diferentes. Al parecer, dentro del cauce democrático te pueden dejar sin vida: sin casa, sin medicinas, sin trabajo, sin pensión, sin ahorros, sin comida, sin nada. La culpa es nuestra porque nos llamaron a votar y votamos y entramos así, sin saberlo,  en el cauce democrático que permite el robo, pero no el escrache. ¿Qué nadie votó para que nada de esto ocurriera? ¿Qué, por el contrario, te aseguraron y te prometieron que no iban a hacer justo lo que ahora hacen? No importa, el cauce democrático es así.

La misma constitución dice que la sanidad o la educación, deben alcanzar a todos en condiciones de igualdad; que los políticos han de actuar resguardando el bien común; que las personas tienen derecho a un trabajo, a una vivienda, a una educación de calidad, a una vida digna…vulnerar esos derechos humanos básicos al parecer no es ilegal aunque estén escritos en todas las constituciones. El cauce democrático permite que todo eso no sean más que palabras que nadie tiene que esforzarse en cumplir. Vulnerar esos derechos sin los que se considera que la democracia es de muy baja calidad, no trae ninguna consecuencia. Parece ser que lo que sí es un delito es protestar un poco fuera de la raya que te marcan para que tus gritos no les lleguen a quienes hacen leyes y deciden nuestro destino.

¿Las protestas se salen del cauce democrático? Lo que se sale del cauce democrático es todo lo que ha llevado a esas personas a la desesperación.  La gente que duerme en la calle ¿no tiene derecho a molestar a los políticos? La gente que tiene que acudir cada día a los comedores sociales ¿no puede molestar a los políticos? Esas personas que se quedan sin casa y con una deuda pendiente que jamás podrán pagar ¿tienen que estar en silencio y votar cuando les toque? El escrache obliga a esos políticos a enfrentarse –aunque sea mínimamente- a las consecuencias de sus políticas; les obliga a ver que cuando aprietan un botón en el parlamento tal como les han mandado, y sin pensar siquiera en las consecuencias de ese acto, la gente vive o malvive, la gente tiene que coger a sus hijos y marcharse de su casa, tiene que sacarles del centro de discapacitados en el que aprendían y enterrarlos en vida, tiene que acudir a un comedor social. Los políticos, seguramente, piensan que todo esto es demagogia, claro, algo que sólo sale en la televisión.

Pues se acabaron las vacaciones. Para la ciudadanía desde luego y hace tiempo, pero tienen que acabarse también para la clase política. En realidad, si las cosas siguen mucho tiempo así, ya será una suerte que lo más grave que pase sea que las personas afectadas toquen un pito y hablen por un megáfono. ¿Alguien ha oído hablar de que, a veces, cuando la injusticia es tal que afecta gravemente a las vidas de las personas se producen estallidos sociales? ¿De verdad pretendían que nada del dolor que están provocando con medidas claramente injustas les salpicara, les importunara, les molestara? El escrache es pacífico, claramente no violento; pretende avergonzarles, señalarles, obligarles a darse por enterados, obligarles a mirar, a ellos y al resto de la sociedad; que sepan que sus acciones políticas tienen consecuencias reales –y muy dolorosas- en la vida de las personas reales; que se enteren de qué va esto, vamos. Que entiendan que la democracia no es sólo ese voto que se puede conseguir barato con cualquier mentira.

Los políticos toman decisiones brutales sobre nuestras vidas pero no quieren que les lleguen nuestros gritos. Ahora nos dicen que nuestros gritos son ilegales y que se salen del cauce democrático. Hay gente respetable que se manifiesta en contra del escrache. En realidad, no se está a favor o en contra del escrache, simplemente te sangran y protestas. Y menos mal que protestas. Lo cierto es que o asumimos que la democracia son también derechos y bienestar social o no es democracia, y ésta en concreto hace ya algún tiempo que está fuera de su cauce y no la hemos sacado nosotros. Así que predigo que si la élite política, y en este caso el PP,  sigue encerrada en sus despachos, si sigue siendo –como es- cómplice necesaria de los más ricos y de la injusticia, entonces no va a haber sitio en el que puedan esconderse, al menos de nuestros gritos. Y yo así lo espero”.


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