Trasversales
Vicent Álvarez

El caso Guillem Agulló

Revista Trasversales, número 28, abril 2013 (web)

Vicent Álvarez es abogado, fue defensor ante el Tribunal de Orden Público franquista en numerosas ocaciones, siendo él mismo encarcelado y procesado. Fue miembro del Consell Valencià de Cultura

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Guillem era hijo de una pareja de amigos y compañeros de izquierda, estudiaba en el Instituto y vivía en Burjassot, una población muy cercana a València, coincidíamos en muchas ocasiones en la piscina, nadaba en un equipo conocido “el Ferca”, era un chico con sensibilidad y con una clara conciencia social y política, sin embargo, pese a su radicalidad en cuanto a ideas, cosa normal y muy sana, era abierto de comportamiento y pacífico. Un día de fiesta se fue de excursión con otros amigos y compañeros a Montanejos, un pueblo situado en la provincia de Castelló, conocido por su balneario y bonitos enclaves para las vacaciones.

En Montanejos apareció un grupo de fascistas capitaneado por un tal Cuevas, este de mayor edad, muy conocido por sus bravuconadas y amenazas. El caso es que Cuevas acompañado con otros se dirigieron directamente al grupo de Guillem, rodeándolo junto a un árbol y le propinaron unos navajazos, como consecuencia de los cuales murió ante la impotencia y rabia de sus amigos y amigas.

Meses después se celebró el juicio en Castelló, justo ahora hace veinte años, acompañé a su padre junto con otros compañeros a la vista y seguí sus sesiones. El proceso fue un montaje, se planteó como una simple riña entre jóvenes rivales y violentos. Pese a los claros indicios de que el grupo de Cuevas había ido buscando a Guillem, todo se presentaba como una simple coincidencia, es más , los fachas no lo eran, sólo pretendian ser un grupo de amigos, además, la autoría de los hechos y la responsabilidad se la cargó todo Cuevas, los demás aparecieron como ajenos a lo que había ocurrido, y no como cómplices e la muerte, a pesar de los testimonios de quienes habían visto o vivido el trágico el suceso.

Una condena pues tibia para Cuevas, el resto de rositas, sin que el móvil político, odio e irracionalidad, se tuvieran en cuanta. Una vez más los tribunales pasaban por alto el peligro que implica la violencia inherente de los grupitos de extrema derecha. Tras cumplir parte de la condena, Cuevas ha seguido su trayectoria facha, de momento sin usar la navaja. No estaría, pues, de más recordar estas cosas, ocurridas ya en democracia, por eso muchos colectivos, y la propia familia de Guillem, quieren que en este veinte aniversario de un hecho doloroso e injustificado, estemos alerta ante les brotes de extrema derecha, y sobre todo, que pidamos a jueces y tribunales que vean las cosas cómo son, de qué lado puede estar la violencia política.

No hay que pasar por alto este crimen, como el de Yolanda.


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