Trasversales
Militant

Revolución egipcia: ¡que corra la voz!


Revista Trasversales número 29 julio 2013 (web)

Militant se publica en Francia. Este artículo aparece en el número 124, 18/7/2013.




Recordemos, pues hay y habrá mucha polémica en torno a ellas, cuáles son las lecciones que hemos sacado una vez que la movilización del 30 de junio de 2013 abrió una nueva fase en Egipto:

- Fueron las más grandes manifestaciones callejeras en la historia de la humanidad-.

- La movilización popular ha expulsado a Morsi, obligando al ejército a destituirle.

- El proletariado, a pesar de su baja autoconciencia de clase,es la fuerza motriz de esta revolución.

- Su aspiración central es la democracia, cuyo logro pasa por la destrucción del aparato del Estado y de aquellas organizaciones religiosas que pretenden dirigir las vidas de las personas.

- Es una construcción nacional que se produce simultáneamente con un movimiento internacionalista

- Es la mayor derrota histórica del islamismo político.

Por lo demás, no hay nada decidido.

Este recordatorio es necesario y útil, porque en este periodo posterior a la caída de Morsi se va a cuestionar al movimiento popular que le derrocó, como antes hizo con Mubarak.

Los Hermanos Musulmanes y una parte de los salafistas intentan provocar enfrentamientos violentos por todo Egipto, ejerciendo ellos mismos una gran violencia.

El Ejército busca confiscar toda democracia y mantiene las referencias a la Sharia en los textos constitucionales y legales. Dispara sobre los manifestantes islamistas y dispara sobre los manifestantes en general alegando que son islamistas. El objetivo de la operación es hacer que vuelvan a sus casas este pueblo y este enorme proletariado que han ocupado la calle. Se proponen que el silbido de las balas vacíe las balas.

La mayor parte de los comentaristas están de acuerdo en ayudar al Estado capitalista egipcio, a su ejército capitalista y a la cofradía capitalista de los Hermanos Musulmanes para que logren superar su enfrentamiento entre viejos cómplices. Se nos dice que fue el ejército quien derrocó a Morsi. Algunos teóricos de la conspiración, que no vacila a la hora de ver la mano del Pentágono mano tras el pueblo sirio se que se enfrenta a Bassar al-Assad y que califican a ese pueblo de islamista, atribuyen a la misma mano la destitución de los islamistas en Egipto. Se nos quiere hacer creer que estamos ante un golpe de Estado similar al que se produzco en Argelia en 1990. Sin embargo, en ese año los "comentaristas occidentales" sostenían claramente al ejército argelino y no se quejaban a cuento de "la democracia escarnecida", como hacen ahora ante la destitución de Morsi.

En Egipto, como en todo el mundo árabe, no se reduce todo a ejército e islamistas. La tercera fuerza, la mayor de todas cuando se rebela, derrocó a Mubarak y acaba de echar a Morsi. El resultado depende de su capacidad para organizarse: de las luchas obreras, de la organización de las mujeres contra violadores, policías e islamistas, de la juventud, de la solidaridad internacional.

Todo verdadero activista obrero en Europa tiene que prestar atención a Egipto y tiene que hacer que se le preste atención.

Lo que ocurra se jugará pronto, y también se jugará aquí.



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