Trasversales
Corriente de Izquierda Revolucionaria de Siria

Los enemigos de la revolución popular, el régimen dictatorial y las fuerzas reaccionarias de la contrarrevolución


Revista Trasversales número 30 enero 2014 (web)

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Pasadas casi dos semanas desde la famosa Conferencia de Ginebra 2, que parió un mortinato, se libra una guerra sin cuartel entre grupos islámicos y brigadas del Ejército Sirio Libre (ESL) contra la organización reaccionaria y fascista afiliada a Al Qaeda, el Estado Islámico de Irak y Siria (EIIS) o Daesh, según sus siglas en árabe.

Es necesario recordar que el movimiento popular, sobre todo desde el pasado año, no sólo estaba sometido a la violencia y la brutalidad sin precedentes del dictatorial régimen burgués. También estaba sometido a una doble represión por parte de los islamistas armados cuyo grado de fanatismo y violencia contra activistas y militantes del movimiento popular, y también contra el propio movimiento popular, varía de un grupo a otro. De ello dan testimonio la oleada de detenciones por todo tipo de razones: prácticas sociales consideradas por estos grupos reaccionarios como contrarias a las enseñanzas de su visión del Islam, como fumar cigarrillos, la manera de vestir... Pero también las ráfagas de disparos contra manifestantes, sus detenciones, el asesinato de muchos activistas y de algunos dirigentes del Ejército Libre conocidos por su compromiso con los principios de la revolución popular.

La peor de estas violencias brutales y reaccionarias ha sido cometida a gran escala por Daesh. Lo que ha provocado reacciones populares contra este grupo, pero también contra otros grupos similares, hasta el punto de que todos ellos carecen de un amparo popular abnegado y protector. Sólo disponen del terror y la opresión para imponer su control sobre algunas área , en particular en Al - Reqqa, Rif Idlib y Alepo. El malestar y la ira popular contra este grupo ha afectado incluso a lo que queda de las brigadas del ELS aún fieles al programa de la revolución siria, que reivindica emancipación, democracia, igualdad y justicia social.

La loca obsesión de Daesh de imponer su control sobre algunas áreas que escaparon al control del régimen le llevó a atacar a las brigadas del Ejército Libre de Siria e incluso a las de facciones islámicas reaccionarias con las que comparte las mismas referencias ideológicas. Persigue militarmente a aquellos que les son más semejantes y luego intenta imponer a la población un modelo político, ideológico y social muy reaccionario basado en el "principio" de la "lucha contra el mal". Esto ha llevado a otros grupos rivales a unirse para contrapesar el ataque de Daesh.

Fue entonces cuando se constituyó el "Ejército del Islam" y después el "Frente Islámico" a finales de noviembre 2013 sobre la base de un programa reaccionario similar a las tesis de Daesh. Este frente ha mostrado sus cartas declarando estar en contra de "la democracia, el laicismo y el estado civil". No se ha ido por las ramas para decir que su esfuerzo se dirigiría a que "la soberanía en este estado retorne a Dios, única referencia, único gobernador que el único gobernador que configura y organiza las acciones de los individuos, de la sociedad y del Estado".

Poco después ha surgido el "Frente de los rebeldes de Siria", compuesto por algunas facciones islámicas y varias brigadas de ELS con el fin de "establecer un buen gobierno islámico". También ha habido un intento de promover el "Frente Al-Nosra" como si tuviera mejor perfil que Daesh, aunque son dos facetas de la misma cosa: reaccionarios, con prácticas fascistas y afiliados ambos grupos a Al Qaeda.

La guerra en curso entre estas fuerzas armadas se ha diseñado principalmente para controlar zonas de influencia en las zonas "liberadas" y con vistas a obtener la hegemonía ideológica que cada uno de estos grupos rivales intenta establecer e imponer a la población través de formas medievales de organización, a las que denominan "instancias legítimas". El "Frente islámico", por ejemplo, el más grande en términos numéricos, se reclama del pensamiento salafista yihadista promocionado por el régimen reaccionario de Arabia Saudita.

Por esto podemos decir que, a excepción de unas pocas brigadas del Ejército Libre de Siria, que han sido debilitadas y marginadas en los últimos meses, las verdaderas metas de los grupos rivales en conflicto con Daesh no son retornar a las exigencias de la revolución popular para derrocar al régimen y establecer una Siria libre y democrática. En tanto que fuerzas reaccionarias, las anima su rivalidad ideológica , militar y política en torno al reparto, o incluso del monopolio, del control de las regiones "liberadas".

Este sangriento conflicto del que las masas populares sirias están pagando una vez más la factura, ha contribuido a poner al desnudo el significado del Islam salafista yihadista, intelectual y políticamente. También ha demostrado los estragos que causa y su monstruosidad, especialmente cuando logra imponer su dominio y pasa a la práctica, aunque sea por corto tiempo. Es más que probable que muchos de los que apoyaron al islam político salafista o se mantienen en su entorno se aparten de él al darse cuenta de que se han equivocado o bien porque en realidad fueron obligados a apoyarle por necesidad o por coacciones.

Sin embargo, el conflicto actual tiende, por un lado, a aumentar la posibilidad de debilitar a las fuerzas reaccionarias y, por otra parte, a refrescar la conciencia revolucionaria independiente de las masas. Pero también tiende a precipitar un nuevo inicio del movimiento popular tras un período de declive durante el año pasado, a causa de la doble represión del régimen y de las fuerzas reaccionarias y contrarrevolucionarias antes mencionadas.

Por tanto, el conflicto en curso no carece de aspectos positivos. No sólo ha servido para debilitar el dominio de Daesh y reducir su represión sobre el movimiento popular, sino que muy probablemente conduzca al debilitamiento de sus facciones hermanas de otros grupos reaccionarios. Estamos asistiendo a un renacimiento de la iniciativa popular tras una amarga experiencia con estas facciones reaccionarias, desenmascaradas como un verdadero enemigo de la lucha de las masas y de sus sacrificios por la emancipación.

Este resurgimiento del movimiento popular es palpable a través del aumento de las protestas populares en las zonas "liberadas" tras el comienzo del conflicto, contra Daesh y contra aquellas facciones islámicas reaccionarias con las que rivaliza.

Por tanto, no apostamos por la victoria de una de estas facciones reaccionarias, sino que confiamos en la continuación de la revolución y en su victoria. Sólo apostamos por el movimiento popular revolucionario y por las brigadas armadas de la resistencia popular organizadas en el Ejército Libre y que continúan identificándose con los objetivos de la revolución popular. Apostamos por su continuidad y por el derrocamiento del gobierno en el poder.

En el curso de su ininterrumpido proceso, se ha hecho evidente que la revolución se enfrenta a varios enemigos.

En primer lugar, al régimen dictatorial y sus aliados. Y en segundo lugar, a las fuerzas reaccionarias fascistas hostiles a la revolución y a sus aliados fascistas de las potencias regionales.

En esta ocasión condenamos la posición política errónea y peligrosa de ciertas estructuras de la oposición liberal laxa y apegada a los países de la región, y también de la Unión Democrática del Kurdistán, que consideran que la eliminación de Daesh significaría la eliminación de todas las fuerzas contrarrevolucionarias, ya que ante sus ojos un Daesh puede ocultar otro Daesh.

Proponemos una amplia alianza contra los dos fascismos, el de los yihadistas salafistassalafistas y el del sanguinario régimen dictatorial, en torno a las demandas de la revolución siria por la libertad, la igualdad, la democracia y la justicia social.

Al igual que sabemos que el camino hacia la consecución de los objetivos de la revolución será todavía largo, difícil y que conocerá victorias y reveses de experiencia, estamos absolutamente convencidos de que la llama de la revolución que llevó a las masas de trabajadores y obreros a rebelarse no se apagará hasta la realización de sus reivindicaciones de emancipación.

Esto requiere que la izquierda revolucionaria en Siria, que alza la bandera del socialismo, se esfuerce incansablemente, en el contexto de este complejo y combinado, para abordar varias tareas, entre las que la más importante es el compromiso concreto en todas las luchas de las masas, en cualquier lugar y momento, para defender sus reivindicaciones y sus intereses directos y comunes, construyendo al mismo tiempo el partido obrero socialista revolucionario.

¡Todo el poder y la riqueza para el pueblo!


Damasco, 15 enero 2014



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