Trasversales
Asamblea Popular 15M Lucero

Por nuestra dignidad, os vamos a echar


Revista Trasversales número 30 febrero 2014 (web)

Publicado en el periódico de asambleas del 15M "Madrid 15M", número 22, febrero 2014. El número completo, excelente y lleno de artículos de interés, puede descargarse en:

http://www.trasversales.net/15mn22.pdf

http://madrid15m.org/publicaciones/madrid15m_n_22.pdf



La marcha de la dignidad del próximo 22 de marzo, a iniciativa del Sindicato Andaluz de Trabajadores, merece la solidaridad y la acogida del pueblo de Madrid a las compañeras y compañeros que llegarán desde diversos lugares de España, pero es ante todo una extraordinaria oportunidad para todas y todos.

Una oportunidad de alianza de toda la población indignada y de las luchas sociales en curso. Una oportunidad de convergencia en una movilización preparada con tiempo y con una difusión que no se limite a las redes, sino que salga a la calle y la dé a conocer a toda la población. Una oportunidad para que todas y todos nos sumemos sin exigencias de protagonismo, pero también sin que se excluya a nadie que quiera sumarse.

Una oportunidad de concentrar nuestras fuerzas contra el enemigo común: las élites económicas y políticas que arruinan nuestras vidas.

Marea de Mareas, sí, pero también mucho más. Tenemos que llegar hasta las muchas personas indignadas que no han encontrado aún la vía para salir del aislamiento y participar en la protesta social, las necesitamos y nos necesitan. Necesitamos un nuevo 15M2011, pero aún más amplio y más variado en cuanto a características generacionales, sociales y de mentalidad. Más cercano a la metáfora del “99%”. Se puede.

El 22 de marzo sumaremos reivindicaciones y aspiraciones. Y ha llegado el momento de resumirlas en la voluntad común de poner fin a una situación, iniciada en mayo de 2010, en la que la casi todas las personas ven todos sus derechos suprimidos, mermados o en grave riesgo.

Dijimos «Sí se puede». Alguien ha escrito que no era un lema, sino una estrategia. Exacto, es una estrategia colectiva constructiva, que nos ha salvado de la resignación, la capitulación y la desesperación. «Sí se puede» ha sido nuestro antídoto contra la tentación de sentarnos a esperar a ver qué ocurrirá en las elecciones de 2015 y también contra la tentación de una violencia reactiva aislada de la respuesta social. «Sí se puede» ha sido conciencia de nuestra fuerza y de que lo que hay que hacer lo tenemos que hacer nosotras y nosotros, desde abajo, sin esperar a líderes o salvadores.

Hemos podido muchas más veces de las que tendemos a recordar. En la acción contra los desahucios, en la oposición a los recortes sanitarios, en Gamonal, incluso estamos empezando a poder en algunos conflictos laborales.

Crecemos también en conciencia y solidaridad, como prueban la simpatía que encontró la huelga de la limpieza viaria y de jardines, o el gran rechazo social al proyecto de Gallardón para restringir más el derecho al aborto.

Todas estas luchas han sido distintas en sus maneras de actuar, en su manera de organizarse, en su configuración social, pero tienen un rasgo común: en ellas el objetivo común y la alianza social ha primado sobre las diferencias y las siglas, todas ellas lograron el reconocimiento social de su justicia, todas ganaron la simpatía de la población.

Y así es como se puede preparar un 22 de marzo a la altura del rechazo que se merecen las políticas que venimos sufriendo, pero también los gobernantes que lasaplican y las élites económicas a las que sirven.

Ya no podemos llamarnos a engaño. Ellos van a seguir a la carga, porque defienden sus privilegios, su injusto sistema económico, su agotado y seudodemocrático régimen político, cada día más vaciado de derechos, y, ante todo, más viciado con sus privilegios y su impunidad.

Como van a por todo, si les paramos aquí, aprietan por allá, como están haciendo con las derivaciones sanitarias hacia clínicas privadas. Multiplican los frentes en los que tenemos que reaccionar, lo que podría disgregarnos y agotarnos si no nos damos un objetivo común. En estas circunstancias quizá fuese más fácil echar a quienes nos gobiernan que obligarles a cambiar todas y cada una de sus políticas.

Hay que destituirles. No para un mero “cambio” de Gobierno, sino para romper el eslabón más débil del actual régimen de dominación de los privilegiados y pasar de la defensiva a la ofensiva, para hacer crecer la fuerza y confianza popular, para debilitar a las élites, para crear un nuevo escenario en el que las gentes tomemos la iniciativa.

Precisamente porque sabemos que ningún Gobierno ni nadie desde arriba nos salvará, precisamente porque no queremos volver a un estado de pasividad social, la acción multitudinaria del 22 de marzo debe ser la expresión de todas nuestras protestas, pero también un grito colectivo exigiendo que se vayan: no nos representáis, os vamos a echar.