Trasversales
Enrique del Olmo

El voto encadenado

Revista Trasversales número 32 junio - septiembre 2014

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Texto publicado  originalmente aquí


La votación de la Ley Orgánica de Abdicación ha puesto de manifiesto, una vez más, uno de los males endémicos del sistema político y de los partidos políticos: la falta de libertad de voto de los diputados.
Las amenazas y advertencias de la dirección del PSOE a Odón Elorza y a Guillem García Gasulla (desde aquí un reconocimiento a sus convicciones democráticas) para que no voten de acuerdo a sus convicciones es expresión de un sistema que limita no sólo la libertad de los diputados sino incluso la relación misma con la sociedad.
Ya se ha vivido esto en diversas ocasiones. ¿Dónde está la oposición a las medidas de recortes de mayo de 2010?, ¿dónde está la oposición a la reforma express del artículo 135 de la Constitución? Sólo Antonio Gutiérrez se opuso y los diputados de IS se ausentaron.
¿Cómo es posible que la PAH no lograse la firma de ningún diputado del PSOE para impulsar su recurso al Constitucional?
Y que se pidiese a las mujeres del PP que no apoyasen la Ley de Gallardón suena a cinismo si no fuese patético.
El sistema de sometimiento del diputado y la aceptación del mismo de esta sumisión, hace perder credibilidad al conjunto del Partido, a la clase política y a la misma tarea parlamentaria. Al final, con que negocien las direcciones de los partidos y los grupos el resto sobra, el resto brazos de madera.
Pero esto no es así ni en otros parlamentos, ni en la historia parlamentaria de la socialdemocracia. Desde el lejano y mítico diciembre de 1914 donde Karl Liebknecht votó en contra de los créditos de guerra en oposición al SPD, a los 41 diputados socialistas franceses que votaron en contra de las medidas de austeridad  planteadas por Manuel Valls salvando la dignidad del socialismo francés.
En todos los países de nuestro entorno asistimos a una libertad de los diputados, recordemos incluso las dificultades de Cameron con los diputados conservadores, para no hablar del laborismo inglés y las veces que Tony Benn se opuso a las medidas contra los trabajadores; en Alemania, en Italia… esto es parte de la práctica parlamentaria común, para no hablar de Estados Unidos donde las negociaciones en la Cámara de Representantes y el Senado son continuas tanto en los republicanos como en los demócratas.
Un oscuro islote se produce en nuestro Parlamento, donde asistimos a un sistema cuestionado, entre otras razones por una concepción partidaria de monolitismo, miedos, ordeno y mando. Donde el parlamentarismo es sustituido por la partidocracia. Y luego se quejan de la desafección política.


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