Trasversales
Marieme Helie Lucas, Maryam Namazie y otras

En apoyo de quienes luchan contra la derecha religiosa

Revista Trasversales número 34 febrero 201

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Tras la masacre de Charlie Hebdo en París, el 7 de enero de 2015, no basta con expresar indignación, como tanta gente hace.

Mientras que la mayor parte de los medios de comunicación condenan la violencia en cuanto que tal, un rápido vistazo a la prensa internacional anglófona nos muestra que en ella se da a entender que en Charlie Hebdo se habían buscado (¿quizá merecido?) una enérgica réplica por parte de los "musulmanes". En efecto, los dibujantes habituales de Charlie no se habían andado con chiquitas con el Islam ni con ninguna otra religión, ni con sus fanáticos y beatos.

Llama nuestra atención esta corriente de pensamiento mediático. Parece que laicos, agnósticos y ateos deben hablar en voz baja y no merecen el mismo respeto del que gozan las y los creyentes. Parece también que no pueden valerse en el mismo grado de la libertad de expresión.

En nombre del "respeto" debido a las religiones y a los sentimientos religiosos de sus creyentes, se está dando, de hecho, apoyo y visibilidad a la derecha religiosa fanatizada. En estos tiempos, quienes están en primera línea para combatir a los integristas armados deben apañárselas totalmente solos. Ya es hora de dar presencia a estos laicos, de reconocer su coraje y su claridad política, de cesar de colgarles la etiqueta de "islamófobos".

En octubre 2014 se reunieron en Londres laicos de numerosos países, tanto ateos como agnósticos o creyentes, muchos procedentes de países considerados como musulmanes. Ya es hora de que aprendamos de sus análisis y de sus experiencias vitales.

Sin duda, la trágica masacre de París va a llevar ahora agua al molino de la extrema derecha xenófoba tradicional, y por tanto hay un peligro inmediato, en Europa y más allá, de un ascenso del racismo, de la marginación y de la exclusión de las personas procedentes de la emigración de los países considerados musulmanes. No queremos asistir a una caza de brujas contra musulmanas y musulmanes y tampoco queremos que los que se autodenominen "islamistas moderados" pasen a ser socios políticos oficiales de los gobiernos.

Es indispensable analizar claramente, sin rodeos, la naturaleza política de los grupos islamistas armados: son fuerzas políticas de extrema derecha que actúan bajo la cobertura de la religión. Su objetivo es tomar el poder político. Deben ser combatidos con medios políticos y con una movilización masiva, no dando privilegios suplementarios a tal o cual religión.

Sus persistentes exigencias para que se adopten leyes contra la blasfemia en todos los países del mundo constituyen un peligro real para todas y todos.

Francia tiene una larga tradición laicista, en la actualidad cada vez más amenazada, que permite disentir de las religiones y expresar esa disensión. Tiene una rica tradición de mofa y caricatura de los poderes instituidos, religiosos o de otro tipo.

Defendamos como algo precioso ese derecho que tanto costó adquirir, al precio de tantas vidas a lo largo de la historia, y que hoy sigue costándolas, como demuestran los 12 muertos y numerosos heridos de Charlie Hebdo.