Trasversales
Luis M. Sáenz

24 de mayo: ahora, un compromiso común

Revista Trasversales número 34 mayo 2015 (web)

Texto del autor en Trasversales



Los días anteriores al 24 de mayo en la ciudad de Madrid fueron apasionantes, como creo que lo fueron también en Barcelona, Coruña, Santiago, Cádiz, Zaragoza, Valencia, Pinto, Getafe y tantos otros municipios. En esta apresurada nota me limitaré a esbozar algunos temas de reflexión que me parecen particularmente urgentes.

1. Lo ocurrido el 24 de mayo refleja la transformación de una sociedad que ha pasado por numerosas luchas y experiencias sociales en los últimos cuatro años y, a la vez, provoca cambios significativos en la situación y en las perspectivas políticas.

2. Hay que hacer un balance muy positivo de la campaña electoral y de los propios resultados desde el punto de vista de quienes queremos derrotar la ofensiva contra los derechos sociales y políticos que venimos sufriendo. Eso no quiere decir que hayamos ganado, pero sí que se ha modificado la relación de fuerzas de forma positiva.

3. Los dos hechos más relevantes son:

a) El bacatazo del PP y la aceleración de su crisis. Ha perdido 2,4 millones de votos municipales y diez puntos porcentuales, colocándose en un 27%, un punto por debajo de lo conseguido por el PSOE en 2011; también ha perdido todas sus mayorías absolutas autonómicas y en algunos casos ha dejado de ser la candidatura más votada. Este gran retroceso ha tenido lugar sin que haya funcionado el "balancín" PP-PSOE, ya que el PSOE también ha perdido 640.000 votos municipales y 3 puntos porcentuales, quedándose en el 25%, aunque pueda recuperar poder institucional.

b) Ha tenido lugar una decisiva irrupción de un "tercer espacio", articulado electoralmente en torno a tres pilares:

- Barcelona en Comú, Ahora Madrid, Marea Atlántica, Cádiz sí puede y centenares de candidaduras municipalistas, con excelentes resultados.

- Podemos en el ámbito autonómico, destacando en resultados absolutos los logrados en Aragón (20%), Asturias (19%), Madrid (18,5%) y Andalucía (15%), y, en términos de crecimiento desde las elecciones europeas, Andalucía y Aragón donde Podemos ha multiplicado por 3,1 sus votos.

- Compromis en el marco territorial de la Comunidad Valenciana, pero con una dimensión política extraordinaria para toda España. Sin olvidar la aportación que IU ha hecho sacando más de 2200 concejales bajo su propia marca y con la participación de gran número de personas de esa organización en candidaturas de unidad popular pese al momento de transición que atraviesa IU y las rupturas internas como la que ha ocurrido en Madrid.

4. El fracaso político del PP y la irrupción del citado tercer espacio como expresión política de la indignación social y de las luchas y experiencias de estos últimos años son dos facetas de un mismo proceso de transformación social. Los resultados electorales obtenidos en Barcelona, Madrid, A Coruña, Santiago, Cádiz, Valencia, Zaragoza y en otros muchos municipios son importantísimos, pero más importante aún es que el protagonismo de la confrontación política con el Partido Popular, con las políticas de recortes y con la corrupción ha correspondido a las candidaturas de unidad popular, a Podemos y a Compromis, que han sabido poner en el centro de la campaña la necesidad de poner en marcha planes de emergencia social, eje antagónico con el discurso de la "recuperación" de Rajoy.

5. En líneas generales, más allá de los matices que puedan darse en tal o cual municipio, de cara a las decisiones a tomar en el proceso de constitución de los nuevos gobiernos municipales y regionales, desbancar al PP de las instituciones debe ser una de las principales guías de conducta. Esta afirmación no debe entenderse dentro de la retórica tradicional sobre "izquierda y derecha", sino en el contexto del duro conflicto social que vivimos y del papel que en él está jugando el Partido Popular como brazo ejecutor del desmantelamiento social y de la deriva autoritaria del régimen político al servicio de la oligaquía económica. No olvidamos que la ruta de los recortes fue iniciada por el gobierno de Zapatero, pero el PSOE ya vio mermada su influencia por ello y en estos momentos es el PP el enemigo principal a batir en el terreno institucional.

6. Frente a esta urgencia de echar al PP del mayor número de gobiernos que sea posible, hay y habrá hostilidades e incomprensiones. Un sector de los "notables" del PSOE es partidario de un acuerdo entre el PP y el PSOE, por el momento bajo la cínica fórmula de "gobierno del más votado"; también habrá sectores de la izquierda crítica que consideren que debe sernos indiferente quien gobierne, al menos cuando la alternativa esté entre PP y PSOE. A mi entender, salvo en situaciones excepcionales que pueden darse en algunos municipios, creo que las personas electas a través de candidaturas de unidad popular, de Podemos, de Compromis, de Izquierda Unida, de Equo y similares deberían, en lo que dependa de ellas, no permitir ni favocer, ni por activa ni por pasiva, gobiernos del PP. También hay que demandar eso al PSOE y al PSC, incluso desde dentro del propio partido, como ya ha hecho la corriente "Gana Madrid" al pedir un pronunciamiento claro de apoyo a la investidura como alcaldesa de Manuela Carmena.

La razón para esto es doble: primero y fundamental, porque el debilitamiento del PP es una condición necesaria para que podamos avanzar en la recuperación de derechos sociales y políticos y frenar nuevos ataques; segundo, porque quienes aparezcan como cómplices en la permanencia en algún gobierno de personajes como Aguirre, Barberá, Cospedal y demás se habrán suicidado políticamente por muy a gusto que se sientan en su "pureza". Una de las cosas que cualquier persona que haya hecho campaña activa en los días anteriores al 24M habrá podido comprobar es que los votos dados a candidaturas como Ahora Madrid iban acompañados, en la inmensa mayoría de los casos, de una firme voluntad de echar al PP y de una exigencia, tanto hacía Ahora Madrid como hacia el PSOE, de hacerlo.

7. Muy diferente a ese compromiso necesario para echar al PP de tantos gobiernos como sea posible, y que por tanto no afecta a situaciones como las de Andalucía, donde el PP no tiene ninguna opción para gobernar, es la idea de que, de manera generalizada, hay que proceder a formar "gobiernos de izquierda" incluyendo a todas las candidaturas de ese signo que hayan obtenido representación. Una cosa es una abstención o incluso un voto a favor de una investidura y otra muy diferente formar un gobierno común entre formaciones política con proyectos muy diferentes que antes o después chocarán, como le ocurrió a IU en Andalucía en cuanto trató de poner en marcha una ley sobre los desahucios. No tengo ninguna duda de que las candidaduras de unidad popular y Compromis pueden llegar a acuerdos de gobierno en ámbitos municipales, como Podemos y Compromis en lo autonómico, pero acuerdos de gobierno y de legislatura con el PSOE, sobre todo en lo autonómico y en las ciudades grandes o medianas, me parecen poco aconsejables allá donde la alcaldía o presidencia corresponda al PSOE. Para el periodo que se abre es imprescindible que esta corriente emergente de peso político creciente, articulada desde abajo en torno a procesos de unidad desde la base y en torno a Podemos, Compromis y otros fuerzas, mantenga su más completa independencia sin participar en gobiernos en los que la hegemonía corresponda a otros.

Allá donde las candidaturas de unidad popular o municipalistas o grupos de Podemos, Compromis, Equo, IU, etc., hayan entrado con un peso suficiente para poder aspirar a constituir gobierno asumiendo la alcaldía o presidencia, hay que intentarlo, con una actitud abierta a integrar propuestas de otros grupos e incluso a formas de cogobierno, siempre y cuando que no obliguen a renunciar a ninguno de los compromisos adquiridos con la población. El papel de estas nuevas corrientes de fuerza social en las instituciones no puede ser un uso meramente propagandista de ellas, lo que garantiza el fracaso en las siguientes elecciones, sino hacer un uso de ellas útil para la población.

8. No obstante, en cualquier caso se requiere una exploración previa y, a ser posible, la búsqueda de algunos acuerdos de acción urgente antes de comprometer definitivamente una decisión respecto a los futuros gobiernos. Pero esas conversaciones serán mucho más provechosas y claras si, en vez de buscar un programa de gobierno para toda una legislatura y un reparto de puestos, se centran en asuntos de extrema urgencia, buscando acuerdos que sean beneficiosos para la población a corto plazo o, al menos clarificar la posición de cada grupo al respecto; la colaboración que se lleve a cabo en torno a esas primeras medidas darán, además, indicadores respecto a la posibilidad de una colaboración más estrecha.

Pienso, en primer lugar, en los planes de emergencia social como primera tarea de los nuevos gobiernos, o en las políticas de austeridad que pueden aplicarse sin cargar sobre la población ni sobre las y los trabajadores de las instituciones, sino recortando el número desmesurado de "cargos de confiaza", revisando la política de retribuciones de altos cargos, renunciando a privilegios que ofenden a la ciudadanía, evitando todo derroche, cerrando las "puertas giratorias", etc.

Creo que ese tipo de cosas son las que deben ponerse encima de la mesa ahora mismo, evitando cualquier acuerdo sin contenido basado en fórmulas ambiguas interpretables de maneras muy diferentes. En último momento, se puede y debe recurrir a apoyos de investidura para cerrar paso al PP, pero eso no requiere ningún acuerdo adicional si su contenido no lo justifica.

9. Los avances institucionales no deben hacernos olvidar lo fundamental: el proceso de lucha y organización social, de creación de espacios de apoyo mutuo, solidaridad y cooperación, la participación de todas y todos en la medida que nos sea posible en la gestión de lo común, el control y vigilancia sobre las personas que hemos elegido por mucho que confiemos en ellas...

Los cambios de gobierno son importantes, pero no son milagrosos: tras el poder institucional hay un poder mucho mayor, el poder de los grandes grupos económicos del capitalismo, fundados sobre la desposesión, para la inmensa mayoría, de la riqueza social y de la capacidad de decidir sobre nuestras vidas. Los primeros movimientos de la oligarquía ante los resultados electorales, su furia ante la puesta en riesgo de irresponsables operaciones inmobilarias a gran escala, su indignación feudal ante el simple hecho de que se les diga que la gente común no tenemos que pagarles su "Club de Campo" exclusivo, la CEOE pidiendo a los partidos y candidaturas que se olviden del programa presentado a estas elecciones, todo ello da buena medida de que esta lucha es contra una élite muy poderosa, feroz, corrupta, antidemocrática y antiliberal, dispuesta a todo para mantener sus privilegios. Una élite que ejercerá todo tipo de presiones sobre cualquier gobierno que no le guste, bien para lograr que se deje corromper y pase a su lado, bien para impedir que haga su tarea y hacerle fracasar. El único remedio para salir de esa alternativa infernal entre la traición y la derrota es la entrada en juego de una fuerza que puede llegar a ser colosal, una fuerza no gubernamental sino social, la fuerza de la multitud indignada. Si olvidamos eso y nos replegamos, los frutos del 24 de mayo se echarán a perder, pese al gran coraje, inteligencia y honestidad de Ada, de Manuela, de Mónica, de Echenique, de Teresa y de tantas otras compañeras y compañeros que han decidido entrar en las instituciones para que en ellas no sólo encontremos enemigos sino también aliadas y aliados, a nuestra propia gente.

En nuestras manos está intentarlo. Sí podemos si ahora y en común nos comprometemos en ello.


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