Trasversales
Vicent Álvarez

Breves consideraciones sobre la Justicia

Revista Trasversales, número 34, abril 2015 (web)

Vicent Álvarez es abogado, fue defensor ante el Tribunal de Orden Público franquista en numerosas ocaciones, siendo él mismo encarcelado y procesado. Fue miembro del Consell Valencià de Cultura

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La justicia nos preocupa, se apuntan aproximaciones a sus males, en ocasiones se genera una justa indignación e impotencia ante las dificultades en torno a eso que se entiende “por hacer justicia”. Se lee que el Estado democrático se sustenta sobre el equilibrio entre los tres poderes enunciados por Mostesquieu, legislativo, ejecutivo y judicial, eso dicen los manuales, no obstante, hoy sabemos que en ese enunciado falta otro poder.¡Y qué poder!, me refiero al económico, al mundo de las finanzas, un poder nacido por la acumulación de riqueza y privilegios, así lo estamos viendo en los casos sonados y recientes de las tarjetas black por ejemplo, cuando gente de ese mundo cae puede disponer de abogados, de expertos, y no tienen problema para recoger dinero y pagar las fianzas, en tanto, que otros que no pueden pagar fianzas entran en prisión, una muestra más de la desigualdad ante la ley.

El poder judicial, el de los jueces, viene regulado por ley, que en su exposición de motivos, una especie de prologo o declaración de intenciones, nos dice que el Estado de derecho “requiere la existencia de unos órganos que , institucionalmente caracterizados por su independencia,tengan un emplazamiento constitucional que les permita ejecutar y aplicar imparcialmente las normas…”, y sigue indicando ”Muy graves perjuicios se producen en la seguridad jurídica, en el derecho a un juicio sin dilaciones, cuando los Juzgados y Tribunales se encuentran vacantes durante prolongados periodos de tiempo, con la correspondiente acumulación de asuntos pendientes y retraso en la administración de justicia”. Estos textos son de 1985 y pese al tiempo siguen todavía en pie.

La ciudadanía ve la realidad, existe una percepción de poca eficacia, pese al esfuerzo de muchos jueces, pues con técnicas procesales los juicios se alargan, las causas ya en su fase de instrucción, o sea de investigación, se prolongan de forma innecesaria, y cabe interrogarse por las causas de esas dilaciones o aplazamientos. La respuesta es simple, pocos medios y sobre todo que con nuestros sistemas de funcionamiento los trucos de los abogados de los pudientes logran dilatar las cosas. Por otro lado, hemos sabido cómo jueces incómodos han sido apartados o trasladados, causándose retrasos con lo cual causas de gran calado van para largo, y es que el órgano de gobierno de los jueces es también un problema. El Consejo General del Poder Judicial no aparece como un ente neutral e independiente, y no sólo por la forma de selección de sus miembros, cosa esta última que nos llevaría a revisar el procedimiento.

Oímos propuestas, serias pocas. Se apunta que la elección de parte de los miembros del Consejo General por el legislativo no procedería, yo opino que sí, aunque no como producto del pacto PP-PSOE sino como resultado de una proporcionalidad justa. ¿Qué decir el Supremo? Una instancia centralizadora y archiconservadora. Más medios, más jueces… bueno, sin lugar a dudas algo de eso hay, pero mientras la desigualdad real nacida de la desigualdad económica persista, mientras las normas pueden ser arma para dilatar los casos, como son los de corrupción o los de fraude fiscal, o mientras el gobierno de turno puede dar indultos, persistirán las disfunciones.

Habría, también, que abordar otra faceta, la de los controles preventivos para evitar los delitos económicos, pues no todo debe llegar a los tribunales, ya que tanto en las instituciones públicas como también en las no públicas la gestión debe ser honesta.

En materia de contratación administrativa o en la urbanística se podrían evitar irregularidades y corruptelas con un control y una trasparencia que hoy no existe. Hay un debate pendiente, desde instancias políticas, de expertos, de la ciudadanía interesada, se debería de ir al fondo, pasando de la actual insatisfacción a la búsqueda de soluciones de calado.




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