Trasversales
Esther Roig

Las matan porque no pueden someterlas

Revista Trasversales número 36 octubre 2015

Esther Roig es periodista, fundadora y presidenta de la ONGD MENUTS DEL MÓN y gerente del Centre Intercultural




Veintitrés (*) mujeres muertas por violencia de género en lo que va de año en España, según datos del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad. Una cifra que podría elevarse hasta 30 de confirmarse otros siete crímenes machistas que se encuentran en investigación. Y sólo en 4 de los 23 asesinatos confirmados en la estadística oficial había denuncias previas por malos tratos.

Este verano en España la situación ha empeorado considerablemente. Un crimen de género cada dos días durante la primera quincena de julio. Y los asesinos han sido mayoritariamente españoles, rompiendo el viejo tópico de que asesinan los inmigrantes. Los datos policiales han puesto en evidencia una cosa muy clara que hemos de tener en cuenta los periodistas en nuestros titulares: Que quien asesina no es extranjero o nacional, sino hombre. Quien muere, mujer.

Pero la violencia machista no sólo mata mujeres, también a niños, hijos. Este año en España 8 niños y niñas han sido cruelmente asesinados en manos de sus padres. No es un fenómeno criminal nuevo, en los últimos 10 años los agresores de género han matado a 44 hijos e hijas desde los cuatro meses de edad hasta los 16 años, ahogados, acuchillados, tiroteados… Todos murieron a manos de su padre.

¿Qué pasa? ¿Por qué se mata a los hijos? Los criminólogos y psicólogos coinciden: son asesinados para dañar aún más a la mujer. Es decir, la mitad del total de los pequeños que perdieron la vida fueron utilizados como víctimas instrumentales de una violencia machista y planificada.

Desgraciadamente estos crímenes de violencia de género contra los hijos han crecido tanto en España que hace tan solo unos días ha entrado en vigor la ley de la infancia que reconoce como víctimas a los hijos de mujeres maltratadas.

El asesinato de la mujer en violencia de género representa el fracaso del agresor para someterla. El agresor llega hasta el asesinato porque la mujer quiere ejercer su derecho a ser libre. Más del 80% de las muertes en violencia de género se producen en el contexto de una eventual ruptura de la pareja a instancias de una mujer, considerada por el hombre una esclava, que quiere romper sus ligaduras y reencontrarse con su identidad arrebatada. Por eso las matan.

(*) A veinte de septiembre esa cifra se elevaba ya a 37.