Trasversales
Lois Valsa

Como chupar un limón


Revista Trasversales número 37, febrero 2016

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En torno al libro de Marta Sanz, Farándula, Anagrama, Madrid, 2015

Le entró la duda sobre si el miedo a cambiar se agrandaba o se achicaba en proporción al tamaño de lo que se pudiera perder (página 117).

Los libros que me interesa escribir son los que hacen visible la ideología invisible, esa que tenemos naturalizada, las creencias, los valores que ya no nos cuestionamos (Entrevista de Babelia a Marta Sanz)


La última novela de Marta Sanz (Madrid, 1967), que ha sido la ganadora del Premio Herralde de Novela 2015 (1), es una obra que denuncia la desvalorización de la cultura en España: "Antes la marca de este país eran los artistas y hoy es Inditex". Al tiempo esta escritora, doctora en Filología, sigue dándole vueltas al mundo desde un humor cada vez más irónico, y a veces violentamente sarcástico. Estamos, pues, ante una escritura esencialmente política sobre todo porque lenguaje y cuerpo no están separados en su apuesta literaria radicalizada al límite. Todo ello muy en la línea del gran maestro, ya por desgracia fallecido, Rafael Chirbes, quién señaló acerca de Marta Sanz: "su estilo ágil (salpicado de fogonazos brillantes), su inusual habilidad para retratar situaciones y para penetrar en la psicología de los personajes, y su fino oído para capturar la lengua hablada con vivacidad admirable convierte la escritura de nuestra novelista más en una gozosa representación de vida que en una melancólica o sombría manipulación de seres muertos". Además, en lo que se refiere a esta novela, que ha sido destacada en el año 2015 en segundo lugar por los críticos y colaboradores del suplemento cultural del diario El País, la primera por cierto ha sido la del gran Piglia, la crítica parece coincidir en que es la mejor de la autora. Todo ello sin olvidar su trayectoria anterior: novelas como El frío, Lenguas muertas, Los mejores tiempos (Premio Ojo Crítico, 2001), Animales domésticos, Susana y los viejos (finalista del Nadal en 2006) y La lección de anatomía. En 2007 recibió el Premio Mario Vargas Llosa NH de Relatos. Es también autora de tres poemarios: Perra mentirosa, Hardcore y Vintage. En Anagrama ha publicado Black, Black, Black, Un buen detective no se casa jamás, Daniela Astor y la caja negra (Premio Tigre Juan, Premio Cálamo y Premio Estado Crítico), su anterior novela de 2013.

La autora reconoce que todos sus libros salen de libros anteriores, por ejemplo Farándula surge de las ideas que se recogen en el ensayo No tan incendiario y de ese leitmotiv de Daniela Astor que es la relación entre la realidad y sus representaciones. Como obras que se van imbricando unas sobre otras hasta alcanzar su madurez actual. Su última novela, pues, llevaría a su límite algo que se percibía intermitentemente en las dos anteriores ya que igual que la cronista-narradora (y antes actriz) con cuyo relato ("La Falconcita") se cierra el libro, Sanz no escribe "para que nadie se reconozca en su parte inteligente, sino en su más abyecta y entrañable vulgaridad".

Por otra parte, como ella misma reconoce, la escritura de esta novela no ha sido fácil ni feliz para la autora aunque lo aparente su tono cómico: su acercamiento al tema del triple elenco de actrices de tres generaciones ha sido satírico ya que esa le parecía la manera más eficaz de expresar su disconformidad y su incertidumbre. Frente a lo que ella denomina lenguaje literario anoréxico, con ese lenguaje satírico intenta perturbar al lector. Su propuesta, además, desde una perspectiva crítica, se podría aplicar a cualquier ámbito de la cultura. No hay que olvidar que esta convincente propuesta de ficción proviene de alguien que como Marta Sanz ha ido abriéndose camino en un terreno nada fácil. Por ejemplo, quedando finalista del Nadal no encontraba editores para la siguiente novela. "Cuando crees que un premio te da cierta seguridad, pues no", responde a Babelia. Incluso a veces le pagaron por una nueva novela, Amour fou, pero no se la publicaron. Paradójicamente, se la acabó publicando una editorial de Miami llamada La Pereza en 2014. Por ello, sigue dándole vueltas a un problema de legitimidad: ¿quién puede criticar?, ¿se puede ejercer la crítica desde dentro de un sistema que te está premiando y que te está reconociendo económicamente tu trabajo? La escritora sigue con esa duda.

En esta novela de Marta Sanz, muy cinéfila ella, está muy presente la película Eva al desnudo (All About Eve, 1950) de Joseph L. Mankiewicz, que ganó, además de otros, los oscars de aquel año correspondientes al mejor guión adaptado y a la mejor dirección. En la trama de la novela se habla precisamente de la preparación y el estreno de una adaptación teatral de aquella famosa película. Y su punto de partida es la gala de los Goya en Madrid, una gala a la que va asistir el actor Daniel Valls, quien acaba de recoger su Copa Volpi en Venecia, que va a estar acompañado en dicha gala de la actriz Valeria Falcón, su más cómplice e íntima amiga. Este actor, que por cierto vive en París porque en España le resulta difícil vivir, es el perfecto ejemplo de los contradictorios "rojos clicquot". En esa gala de los Goya, como era habitual desde hacía algunos años, se contraponían dos puntos de vista sobre la función social del cine: el espectáculo frente al compromiso. Pero Fa­­rándula tiene que ver mucho también con el teatro. La farándula es, como dice la vieja actriz Ana Urrutia, "la síntesis de faralaes y tarántula", que aquí son las dos partes en las que está dividida la novela y a las que se añade el amargo epílogo de "La Falconcita", un epílogo vengativo para esta historia de cómicos y de lucha de clases.

El eje de la novela, teatro dentro del teatro, se constituye, pues, a través de los movimientos de tres actrices de tres generaciones: la antigua gloria del teatro, la actriz Ana Urrutia en la decadencia y la indigencia total (padece el síndrome de Diógenes); la ahora madura Valeria Falcón que ha ad­quirido cierta notoriedad; y su alumna, la jo­­­ven promesa Natalia de Miguel que enamora al cínico Lorenzo de Lucas, álter ego de Addison De Witt. Sobre ese eje se tejen diversas y ricas historias, de radical carácter valleinclanesco en su veta esperpéntica, que indagan en el lenguaje del cuerpo. Ser lenguaje como se es cuerpo es la forma en que Marta Sanz deviene una escritora política capaz de desmontar las mentiras ideológicas invisibles. De esta forma se (y nos) acerca a variados temas como son los cambios de lenguaje que reflejan cambios en el mundo y los cambios de lenguaje que no reflejan nada, la escritura como acto de mezquindad y su utilidad, el relevo generacional y el envejecimiento, la devaluación de la imagen pública del artista y su precariedad, el miedo a perder el sitio, la resistencia a la metamorfosis y la conveniencia -o no- de la metamorfosis, los actores ricos que firman manifiestos y los actores pobres que no firman nada porque nadie los tiene en cuenta, la contradicción entre glamour y compromiso, sobre el público, sobre la predicación con el ejemplo, y sobre todo sobre si se puede luchar contra el sistema desde el sistema.

Nota 1. Me gustaría reseñar también que finalista de este Premio Herralde de Novela 2015 ha sido El instante de peligro, segunda novela de Miguel Ángel Hernández (Mur­cia, 1977), que supone la confirmación como narrador de este escritor que había debutado con Intento de escapada, traducido a cuatro idiomas, que había publicado también Anagrama en 2013 y que ya había entusiasmado a la crítica. Esta magnífica se­gunda novela de este profesor de Historia del Arte en la Universidad de Murcia vuelve a ser una novela de "ideas realmente bue­nas", además de "culta, inteligente y amena". Un relato intelectual sobre el po­der evocador de las imágenes y su relación con el paso del tiempo, influenciado por las teorías de Walter Benjamín y de sus tesis de la filosofía de la Historia, que se imbrica con un relato íntimo sobre el sentir. Los títulos de los cinco capítulos, las citas que abren cada capítulo, la que encabeza el volumen, la dedicatoria y el mismo título, provienen de su fuente nutricia. Para hacernos una lectura más estética que política de Benjamín. En el fondo es una reflexión contemporánea sobre el sentido del arte, o sea sobre el sentido de formas de representación como el cine o la fotografía o las mismas palabras ante la vida, ante el vacío. La literatura debe ser Arte.




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