Trasversales
Lois Valsa

Invierno político-cultural madrileño 2016


Revista Trasversales número 37, marzo 2016 web

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Hemos comenzado este especialmente cálido año 2016, después de las elecciones del 20-D, sin Gobierno y parece que, según las encuestas, cunde la preocupación entre la ciudadanía. E incluso algún experto razona que sin Ejecutivo estamos perdiendo dinero. Sin acordarse de que en Bélgica estuvieron dos años sin-Gobierno y no se hundió el país, y lo que es mejor, como recordaba alguien, bajaron el paro y el déficit y subió el PIB. Además, parece que las tensiones nacionalistas de flamencos y valones disminuyeron.

Está claro que los que están más preocupados son desde luego los que se dedican a especular y a hacer negocios porque tienen miedo de que se les caiga el chiringuito aunque intenten hacernos creer que somos todos los que estamos todos preocupados. Muchos están preocupados desde luego por los problemas que tienen que afrontar cada día. El aumento de la pobreza es muy preocupante pero al tiempo nunca tan pocos ganaron tanto con la Crisis. La injusta y cruel desigualdad es el verdadero problema que tenemos aquí y ahora, amplificado en los últimos meses por el problema de los refugiados que no sabemos tampoco solucionar. Sobre todo cuando lo que sí se anuncia es otra Recesión que no saben frenar los mismos que nos llevaron a la anterior y que no supieron enfrentar.

Por otra parte, aquí no estamos tampoco acostumbrados a tanta fragmentación política como han tenido por ejemplo los italianos. Por medio de la Transición hemos pasado del Franquismo al Bipartidismo sin desarrollar otros posibles modelos. Con la excepción del periodo de Adolfo Suárez, al que acabaron ahogando, se ha desarrollado un bipartidismo primero de mayorías absolutas que luego se iban convirtiendo en mayorías relativas en las que mandaba uno de los dos partidos y pactaba con lo que ahora llaman “independentistas” sin que se hundiese el país para seguir agarrados al machito. Así prosperaron muchos negocios como el de Pujol. Con las mayorías absolutas desde luego no ha habido reformas: las mayorías absolutas nos corrompieron absolutamente, tanto con el Partido Socialista en su periodo de esplendor como ahora con el Partido Popular que ha dictado leyes injustas y nos ha amordazado a su antojo. Tanto que cada día siguen apareciendo nuevos casos de corrupción de todo el mundo conocidos, y la mierda se destila ahora por todo el territorio a grandes raudales, digo caudales. No ha habido tanta prisa por parte de la ciudadanía de atajar la corrupción (e incluso se ha seguido votando en muchos casos a los corruptos). ¡Las redes clientelares sobre todo de partidos que han gobernado durante mucho tiempo, y lo mismo podría decirse del Franquismo, son muy difíciles de erradicar!

Sin embargo, no sólo los políticos del PP que están defendiendo su cotas de poder contra viento y marea sino también los políticos socialistas “pata negra” de antes, que defienden los privilegios que defienden, sobre todo el “falso abuelo” como le llamaba Gregorio Morán a Felipe González en su artículo de La Vanguardia, el siempre verborreico Alfonso Guerra y el Corcuera de la patada en la puerta, aún intentan darle lecciones y consejos a los nuevos políticos. Además, las declaraciones turbias y malintencionadas de ministros del gobierno del PP como las del ministro del Interior en funciones, señor Fernández Díaz, mezclando a ETA (el Movimiento de Liberación Vasco le llamó el señor Aznar) con un posible Gobierno del PSOE con Podemos, alcanzan cotas sonrojantes de estupidez mezquina. Los bípedos, pues, (sobre todo el PP en el Poder) no quieren ceder ni un cacho de poder ni soltar sus adoradas prebendas de sus picos de oro. El franquismo y la lealtad fascista al Jefe perduran en España a pesar del barniz democrático de la beatificada Santa Transición. Hay que terminar con las puertas giratorias que trasvasan Negocios y Política para que se cumplan unas mínimas condiciones democráticas que generen una democracia participativa de verdad que se está intentando ensayar ya en los Ayuntamientos del cambio. Por eso están siendo tan boicoteados estos nuevos modelos por los que siempre han mandado.

El ejemplo más claro de todo esto es el acoso y derribo al que está sometido el gobierno municipal de Manuela Carmena en Madrid. Tal es el ataque desplegado contra cada uno de sus miembros por los medios de comunicación que podríamos hablar de conspiración descarada contra la alcaldesa y su equipo. Los que manejamos varios periódicos lo vemos cada día sobre todo en las páginas de Madrid dedicadas a zaherirlos por los motivos más nimios y a juzgarlos por lo que hicieron o dejaron de hacer antes sin valorar si lo que están haciendo ahora esté bien o mal y por qué. Claro que a esto está ayudando, además de la falta de normativa en el caso del callejero y de los contratos cerrados en las basuras por ejemplo, la falta de capacidad en muchos temas para saber dar visibilidad a su enorme trabajo, y también por no saber explicar bien los proyectos que están llevando a cabo. Sin olvidar la mucha ingenuidad y a veces la falta de formación de alguno(a)s de los nuevo(a)s políticos(a). Entre otras razones porque muchos de ello(a)s han pasado del activismo directo a las Instituciones en escaso tiempo y no han tenido tiempo de prepararse. Especialmente cuando tienen que enfrentarse a las malas artes titiriteras utilizadas (algunos juristas las han llamado “verdadero disparate jurídico”) por los que quieren seguir detentando el poder, que intentan sobre todo desviar la atención de las múltiples corrupciones del señor Rajoy y del PP (incluso quieren aforar, colmo de su desvergüenza, a la ínclita valenciana Rita Barberá. ¡Será para que no cante lo que sabe!). ¡Y queda aún la Semana Santa!

Desde luego que si tengo que elegir prefiero y defiendo, claro está, que haya un Gobierno de las fuerzas del cambio, y que el PP nos deje en paz de una vez que sería lo prioritario, pero creo que, tal como están las cosas a estas alturas y por los jugadas políticas que ha habido hasta ahora, estamos abocados a unas nuevas elecciones. Pero no estaría tampoco mal que los partidos emergentes que quieren tomar el poder por encima de todo aprendiesen y madurasen sin prisas en la oposición para así conocer mejor la estructura desde dentro. No hay que olvidar que los asientos institucionales y las puertas giratorias tienen un pegamento tan potente que acaba atrapando hasta a los que van de más puros. Al tiempo hay que seguir creando movimientos sociales y ciudadanos fuertes que cuestionen continuamente a las cúpulas y a los líderes, y que sostengan con firmeza el andamiaje. La capacidad de reproducción de la “casta”, de cualquier casta, es enorme y encierra mucho peligro. Se va a necesitar, además de valentía, mucha paciencia, y mucha prudencia, y sobre todo mucha preparación y formación para enfrentarse a los retos de un mundo complejo como es el nuestro. Los destrozos causados por el Capitalismo Salvaje Neoliberal, en España no digamos, son tan enormes, tanto socialmente como climáticamente, que va a llevar muchísimo tiempo repararlos.


Libros

Antes de nada hay que destacar en el panorama literario español la aparición, tanto que se puede hablar de una verdadera renovación de la narrativa y de la poesía, de jóvenes escritores de gran calidad, y muchos(a)s premiado(a)s. Sin olvidar a la ya reconocida Marta Sanz (Madrid, 1967), o a la ya conocida Pilar Adón (1971), ni a Ricardo Menéndez Salmón (Gijón, 1971) ni a Isaac Rosa (Sevilla, 1974), tenemos que citar a otros escritores como Jesús Carrasco (Olivenza, Badajoz, 1971), que empieza a ser reconocido, a Sara Mesa (Madrid, 1976), ésta ya en el candelero, o al finalista del Premio Herralde de Novela 2015, Miguel Ángel Hernández (Murcia, 1977). Estos escritores son hoy las caras más conocidas de un grupo incluso más amplio de la generación nacida en los ochenta al que no hay que perderle la pista y del que formarían parte Manuel Astur (Grado, Asturias, 1980), Gabriela Ibarra (Bilbao, 1983), Matías Candeira (Madrid, 1984), Juan Gómez Bárcena (Santander, 1984), Elena Medel (Córdoba, 1985), Victoria Álvarez (Salamanca, 1986) o Jenn Diaz (Barcelona, 1988).

Como se puede apreciar, entre todos estos nombres destacan muchas escritoras


Una novela

Una novela que destacaría últimamente es Las efímeras (Editorial Galaxia Gutenberg, 2015) de la ya reconocida escritora Pilar Adón (Madrid, 1971). Su anterior novela, Las hijas de Sara (Alianza, 2003) ya había sido considerada por la crítica como una de las diez mejores de ese año. Y su libro de relatos Viajes inocentes (Páginas de Espuma, 2005) mereció ese año el premio Ojo Crítico de Narrativa concedido por Radio nacional de España. También publicó el volumen de relatos El mes más cruel (Impedimenta, 2010), por el que fue nombrada Nuevo Talento Fnac y quedó finalista del premio de la Crítica así como de los premios Setenil y Tigre Juan. Por no multiplicar los comentarios elogiosos de su obra, simplemente señalaré el del crítico de ABC, José María Pozuelo Ivancos, en relación al último libro citado: “Pilar Adón es muy buena. Hacia tiempo que un libro de cuentos no me impresionaba tanto”. Además, es autora de los poemarios Mente animal y La Hija del cazador (La bella Varsovia, 2014 y 2011). Por último, ha traducido a autores tan importantes como Henry James, Penelope Fitzgerald y Edith Wharton.

Esta estupenda última novela suya habla directamente de la dominación, la dependencia y el deseo de acaparar y controlar la vida de los seres cercanos. Se desarrolla en una pequeña y vieja comunidad de comienzos del siglo XX, La Ruche (la colmena en francés), una colectividad utópica basada en la libertad y la autorregulación que al final acabará contaminándose. En ella viven las hermanas Oliver, Dora y Violeta, y Anita, la regente de esta colmena, y Denis el hombre monstruo trasunto de la naturaleza, y Tom, universitario que introduce en ella el virus de la especulación, en medio de una naturaleza opresiva y asfixiante de la que parece que es imposible fugarse y que en el fondo es la principal protagonista de la obra. El propio título de la novela alude a un insecto que tiene el ciclo vital de un único día como metáfora de una comunidad utópica en descomposición que proyecta sus miedos en los otros. “Ésa era la esencia del orden creado en la Ruche, la comunidad en la que vivían las Oliver. Salvar a las especies más frágiles sin permitir ataques externos” (página 19). En suma: no meterse en los asuntos de los demás y respetar los ciclos de la naturaleza. Estamos, pues, ante una magnífica novela como ejemplo de literatura de alta intensidad ajena a las modas literarias, a los estilos que se llevan y a la actualidad que nos ahoga.


Arte

En relación con el arte, hay que señalar que acaba de aparecer, en la editorial Suma, una novela sobre una obra de arte de Hannah Rothschild, La improbabilidad del amor, donde desentraña el ambiente del mundo del arte. Este mundo lo conoce muy bien ya que, además de escritora, es hija de una rica familia judía de coleccionistas a la que los nazis expoliaron obras de arte. En este momento preside el patronato de la Nacional Gallery de Londres, una institución que por todos los medios intenta mantener, pese a los recortes, la entrada gratuita. Gran parte de su tiempo lo emplea, pues, en recaudar fondos para mantener esa gratuidad que complementan la recaudación con el programa de exposiciones, los restaurantes, las tiendas y las donaciones individuales. Aunque reconoce que no le gusta ese papel de recaudadora pero para ella merece la pena sobre todo como parte de un contrato con Europa ya que 60 o 70% de sus visitantes no son ingleses sino que provienen de Europa. En su libro afirma que el arte, como negocio que es y hoy uno de los mejores negocios de todo el mundo, mueve 100.000 millones de dólares anualmente. “Es un ambiente con muchos claroscuros, con gente que siente la pasión del arte y personas que tienen tanto dinero que no saben que hacer con él. Todo lo que desearía encontrar un novelista está aquí”.

Papel destacado en este negocio, según ella, lo tienen las casas de subastas que no están precisamente para apoyar a los artistas sino para hacer dinero y crear mercado como mediadores entre el vendedor y el que compra. Y para crear marcas convirtiendo a ciertos artistas en fenómenos de un enorme espectáculo. Estos artistas sin Christie´s, Sotheby´s y otras casas de subastas no serían nadie. Los nuevos ricos se aprovechan de esta magna burbuja artística para, como siempre han hecho, utilizar el arte para comprar su lugar en la sociedad. “Necesitan conectar su historia con una historia más antigua e ilustre”. En su libro destaca como ahora, y las obras de arte siempre siguen la ruta del dinero, van a Oriente Medio y a Asia, concretamente a Rusia y China, los cuadros que se subastan. Al tiempo que comenta la apertura de esos nuevos museos fantásticos de Doha o Abu Dabi. Estamos ante el tipo de museo, diseñado por un arquitecto famoso, como reclamo de visitantes, tipo Guggenheim de Bilbao. Muchos de ellos se han formado gracias al apoyo de otras pinacotecas ya existentes como el Louvre, que ha abierto una filial. A cambio estas sedes reciben apoyo financiero.

Precisamente, ahora mismo y hasta el 19 de junio, se pueden ver en Madrid, en la Fundación Santander de Boadilla del Monte, dentro de su proyecto, iniciado hace ya siete años, de presentarnos y acercarnos a colecciones internacionales de referencia que son poco accesibles, los fondos del Museo Árabe de Arte Moderno de Qatar (Mathaf), dentro del conjunto de Museos de Qatar que preside la jequesa Al Mayassa. Después del éxito rotundo del año pasado con la Colección Goetz. Sin embargo, el resultado de este año no es tan redondo. Para esta exposición creo se necesitaría, a mi manera de ver, un comisario más maduro ya que no es fácil tejer una narración comisarial de fondos de distintas colecciones de Qatar, y de hilar bien el discurso que separa lo moderno y lo contemporáneo. Por otra parte, se quiere dar una visión demasiada occidentalizada. De todas formas, merece la pena ver ciertas piezas de la exposición de gran calidad que no son muchas pero sí estupendas. Entre otras, destacaría la pieza de Cai Guo-Qia, una obra de 18 metros impresionante.


Exposición: conmemoración de la muerte de Cervantes

La Biblioteca Nacional acoge, en el IV Centenario de la muerte de Miguel de Cervantes, la importante muestra Miguel de Cervantes: de la vida al mito (1616-2016). Esta exposición, que forma parte de los actos programados con motivo del IV Centenario de su muerte y que permanecerá en Madrid desde el 3 de marzo hasta el 22 de mayo de 2016, ha sido organizada conjuntamente por la Biblioteca Nacional de España (BNE) y Acción Cultural Española (AC/E). Comisariada por el catedrático de la Universidad Complutense de Madrid y Presidente de honor de la Asociación de Cervantistaas, José Manuel Lucía Megías, busca acercarnos a Cervantes desde tres ejes, por un lado el hombre, por otro el personaje y, por último, el mito. Además, está asesorado por un comité de expertos como José Álvarez Junco, Javier Gomá y Carlos Reyero para ofrecer una visión global sobre la construcción del mito de Cervantes, su identificación con España y su proyección en el imaginario occidental de los últimos siglos. Para ello, reúne, entre documentos, libros, esculturas, fotografías, óleos y otros objetos de diferente naturaleza, dos centenares de piezas relacionadas con la vida del escritor, contando con el fondo cervantino de la Biblioteca, además de préstamos, entre otros, del Archivo General de Simancas, del Histórico Nacional, del General de Indias, del Museo Nacional del Prado o de algunos prestadores privados. La exposición es, pues, exhaustiva pero está muy bien explicada en gran parte por la erudición y la pasión de su comisario. Estamos, según Gomá, ante una exposición clásica, seria, fiable y no rompedora.

La exposición, cuyo montaje hay que alabar ya que concepto y expresión expositiva se complementan muy bien en una estupenda labor de síntesis ya la documentación sobre Cervantes es ingente, inicia el discurso con una intervención artística donde Cervantes da la bienvenida, se presenta a sí mismo y habla de los tres ejes en los que se estructura el recorrido de la exposición: Un hombre llamado Miguel de Cervantes, Una imagen llamada Miguel de Cervantes y Un mito llamado Miguel de Cervantes. Hay que tener en cuenta que se conoce más que a la persona al Personaje: don Quijote ha eclipsado a Cervantes. Precisamente uno de los objetos más valiosos de la exposición es El libro de difuntos de la Iglesia de San Sebastián, que nunca se había expuesto y que ha sido restaurado para la ocasión, donde consta que Cervantes falleció el 23 de abril (el 22 de abril para ser más precisos ya que el registro indica la fecha de su sepelio) de 1616 y que fue enterrado en la iglesia del convento de San Ildefonso, de Trinitarias descalzas. Además, la exposición cuenta con un audiovisual, El cervantismo como modelo de vida, en el que aparecen frases de Cervantes elegidas por Javier Gomá, acompañadas de fragmentos de audiovisuales del escritor en diferentes épocas; y con un magnífico Catálogo, que se armoniza muy bien con la estructura de la exposición ya que las obras iluminan los textos y los textos las obras, en el que el lector encontrará reflexiones reveladoras sobre Miguel de Cervantes a través de los textos escritos por los expertos. Por último, durante los meses de marzo y abril se celebrará un ciclo de conferencias a cargo de especialistas en el tema.



Situación teatral

El teatro es una de las actividades culturales que mejor ha resistido la crisis y los recortes y que ha logrado mantener más fieles a sus espectadores. Según El Anuario SGAE de las artes escénicas, musicales y audiovisuales de 2015, ha aumentado el número de espectadores en representaciones teatrales en los últimos años de 2013 a 2015. E incluso una Encuesta del Ministerio de Cultura (Encuesta de hábitos y prácticas culturales 2014-2015) destacaba que un 23,2 % de la población de 15 años en adelante va al teatro habitualmente, lo que supone 4,2 puntos porcentuales más que en 2011. Además, a pesar del cierre de algunas salas, en los últimos meses y en paralelo con el aumento de la demanda, se han producido una serie de aperturas de locales, sobre todo en Madrid (acumula el 31,8 % de todas las representaciones). Ejemplos: antes los Teatros Luchana y ahora el Gran Teatro Príncipe Pío. O la reapertura, por fin, el pasado octubre del Teatro de la Comedia (inaugurado en 1875). Sin embargo frente a todo este despliegue no hay que olvidar también los agobios que pasa por ejemplo la sala Guindalera para mantenerse abierta. En general, frente a esta situación crítica y a la increíble desidia del Gobierno del PP por la Cultura, hay que resaltar y alabar la pasión de las gentes del teatro a pesar de la negra situación. Tampoco se debe olvidar que en esta resistencia numantina del teatro tiene mucha importancia lo que supone el hecho teatral como catarsis colectiva a la hora de enfrentarse a los problemas cotidianos.


Obras: dos monologos

Hay que señalar, además, que en Madrid, concretamente, una de las formas de enfrentarse a la crisis ha sido la reposición de obras que han tenido éxito de público y que gracias a ello hemos podido disfrutar de algunas obras que nos habíamos perdido la primera vez. Y también hay que señalar que otra de las formas de salir airoso de los recortes impuestos a la cultura ha sido la multiplicación de monólogos, algunos de gran calidad, de bastante más bajo presupuesto que las obras en las que participan muchos actores. Pese a todos los rollos espectaculares y de todos los avances técnicos no logramos olvidar la esencia del arte de Talía: el texto, el actor y el espectador. Hay que recordar las palabras del gran Peter Brook: “Puedo tomar cualquier espacio vacío y llamarlo un escenario desnudo. Un hombre camina por este espacio vacío mientras otro le observa, y esto es todo lo que necesita para realizar un acto teatral”. Ejemplos de monólogos bastantes hemos tenido en la capital pero como no puedo hablar de todos aunque alguna vez ya me haya referido a algunos voy a señalar dos. En el primero estamos ante una pieza poco conocida y apenas representada de Max Aub que el erudito Francisco Ruiz Ramón califica como “una de las obras maestras del género en el teatro occidental contemporáneo… un caso excepcional de teatro épico, raras veces cultivado en la forma dramática específica del monólogo”. El autor de El Laberinto mágico lo escribió camino del exilio cuando se cernía sobre Europa la Segunda Guerra Mundial. En el segundo nos encontramos ante el magnífico texto, La plaza del diamante, de Mercé Rodoreda, que retrata la Barcelona de la posguerra.

En la sala pequeña, Margarita Xirgu, del Español se ha representado (hasta el 6 de marzo y deseo que reponga), el magnífico, y cruel sin duda, texto de Max Aub, De un tiempo a esta parte, una obra en la que curiosamente se funden, según bien señalaba Javier Villán, poéticas escénicas tan diferenciadas como las de Bertolt Brecha y Antonín Artaud, al presentar a Aub en la memoria de la guerra y la memoria del teatro. De Brecht conservaría el impulso histórico y didáctico sin distanciamiento; y de Artaud, la visceralidad orgánica del cuerpo en tensión. Todo ello gracias a la dirección Ignacio García y a la interpretación de Carmen Conesa. La de Conesa es una gran interpretación, que, a pesar de los demasiados fundidos en negro, encarna a la perfección la vitalidad, se niega a sucumbir, y los sufrimientos de su personaje, Emma, una mujer en la Viena de 1938. En palabras del director, “Emma se resiste al olvido y a mitigar su propia amargura de la vida provocada por todas las pérdidas que le han provocado las guerras”. No hay que olvidar que esta obra es de 1939 y sobre Europa se ciernen todos los totalitarismos que la arrasaron. Ignacio García, entre España y Méjico, da cuenta de estos horrores y temores del gran escritor graduando bien su texto. Por otra parte, un importante aviso para los tiempos actuales que no debería caer en saco roto. Al acierto de su puesta en escena contribuyen la austera escenografía de Nicolás Bueno, la excelente iluminación de Juanjo Llorens y el inusual vestuario de Caprile. Configuran una dura y hermosa propuesta visual de un texto de una enorme fuerza expresiva.

El segundo monólogo, La plaza del diamante, tuvo tanto éxito cuando se presentó en el Español que se ha repuesto de nuevo en el Bellas Artes hasta el 17 de abril. Un éxito muy merecido ya que este importante texto de Rodoreda, muy bien adaptado por Carles Guillén y Joan Ollé, y dirigido por Joan Ollé, tiene una fuerza emotiva enorme y destila poesía por todos sus poros. Además de la bonita historia de amor y lectura primero, que Ollé nos cuenta en el Programa de mano, y, luego cuando, cinco años después, acompañado por el gran Joseph María Benet, visitaron a la escritora en la zona alta de Barcelona. Ollé dirige, pues, a la maravilla a la estupenda Lolita Flores que encarna al personaje de Colometa (Natalia) dándole una fuerza y una tensión emotiva imponente. Gracias a la muy buena dirección, Lolita va encadenando muy bien los anchos parlamentos y lo hace con mucho sentimiento. Su dolor, a través de su desgarro expresivo, se trasmite al espectador sin interrupción. Vivimos su drama, sus pequeñas alegrías y tristezas de cada día, pero sin caer nunca, tan buena es la modulación, en el melodrama. A todo ello ayuda una buena traducción al castellano de Celina Alegre y Pere Rovira, tanto que una espectadora creía estar oyéndolo en catalán. Y también el austero y elegante al tiempo vestuario, el bello espacio escénico bien iluminado o poco iluminado, ambos de Ana López Cobos, y la música original de Pascal Comelade ¡No os perdáis este espectáculo, en este momento uno de los mejores de la cartelera!


Cine

A modo de homenaje hay que señalar antes de nada la muerte del gran cineasta Jacques Rivette, un director que es probablemente el más desconocido de los de aquella ola renovadora, la Nouvelle Vague, que cambió para siempre el cine francés y el europeo. Sólo dos de sus integrantes siguen vivos: Agnès Varda y Jean-Luc Godard, que estrena una película cada año y sigue participando en los festivales donde se le rinde tributo por su cine que no ha perdido su carácter experimental y político. Rivette, sin duda uno de los grandes ideólogos, quizá su verdadero ideólogo, desde las páginas de Cahiers du Cinéma en la que empezó a colaborar en 1953 y de la que fue redactor jefe de 1963 a 1965, ha fallecido a los 87 años víctima del alzhéimer. No hay que olvidar que su corto Le coup du berger (1956), que rodó por cierto en el apartamento de Claude Chabrol, se considera el auténtico precursor de dicho movimiento. De su filmografía se puede destacar entre otras La religiosa (1966), Out 1, Noli me tangere (1971), de trece horas de duración, La bella mentirosa (1991) y Alto, bajo y frágil (1995).

En relación con el movimiento de la Nouvelle Vague, también hay que destacar el preestreno en Madrid (se estrenará el 1 de abril de 2016) del estupendo documental Hitchcock/Truffaut (2015) de Kent Jones presentado en el Festival de Cannes. Preñado de jugosas entrevistas a conocidos directores de cine (James Gray, Richard Linklater, Martin Scorsese, Meter Bogdanovich, Paul Schrader, Wes Anderson, David Fincher, Arnaud Deplechin y Olivier Assayas) quienes disertan sobre el gran maestro, contiene, además, una serie de entrevistas de Truffaut a Hitchcock. En la película estos grandes directores comentan el perdurable legado del maestro. No hay que perderse este mágico documental sobre el pensamiento del genio del suspense. ¡Una maravilla que debe verse en todas las escuelas de cine del mundo!

Su visionado puede acompañarse también de la lectura del libro El cine según Hitchcock (con la colaboración de Helen Scott y la traducción de Ramón G. Redondo, Alianza, 1974, que ha sido reeditado en 1916 con 425 páginas) de F. Truffaut. Este libro fue resultado de una larga conversación de 50 horas preparada sobre un cuestionario de quinientas preguntas. Sobre este libro aclaraba Truffaut: “Un libro del que no me considero autor, sino tan solo iniciador o, mejor aún, provocador”. Un apasionante diálogo sobre cine el que sostienen ambos realizadores. Todo había empezado en 1962 (se habían conocido en 1955) cuando Truffaut se puso en contacto con el maestro para solicitarle una entrevista en profundidad que acabó convirtiéndoles en cómplices. El director francés repasó, película a película, la filmografía del director británico.


Filmoteca

La sede del cine Doré, ya completamente recuperada de la invasión de los chinches, sigue su vida normal (¡las butacas de la sala uno son ahora mucho más cómodas!) con sus ciclos no sólo de cine filipino, palestino, rumano, sino también de cine búlgaro e iraní. Además del estupendo ciclo (8 de las 14 nos muestra Facets Multimedia) del gran director francés Robert Bresson que nos ha permitido volver a ver corrosivas películas como El dinero (1983), fiel a la jansenista temática bressoniana del pecado, la gracia y la redención. También otras como Mouchette (1966), Al azar, Baltasar (1966), Las cuatro noches de un soñador (1971) o El diablo probablemente (1977). Cada nueva visión me aporta nuevos puntos de vista de este enorme director que algunos consideran el mayor cineasta vivo. ¡El pensamiento y la poesía del cine en estado puro!

Sin olvidar los magníficos ciclos de Harold Lloyd, de Costa-Gavras y de Vicente Aranda. Por cierto, de Vicente Aranda he recuperado la que considero una de sus mejores películas, Intruso (1993), en la que se puede ver esa atmósfera cerrada en la que nos muestra la perversidad y la crueldad y no precisamente la belleza del arte, en la misma línea de su estupenda película anterior Amantes (1991), que logra conseguir este buen director con grandes altibajos. Algún crítico como el gran José Luis Guarner la ha considerado, muy probablemente, como la obra maestra de un cineasta mayor. Una obra, pues, radical de gran intensidad que lleva a la antes citada a sus últimas consecuencias.

Por último, ha sido todo un lujo poder asistir en la sede del cine Doré al preestreno de la última película del cineasta ruso Alexei Guerman, Que difícil es ser Dios (2013), aún sin estrenar en los cines de España. Acompañada, claro está, de otras películas suyas. Esta película lleva el mismo nombre que la novela de culto de los hermanos Sttrougatski, los escritores de ciencia ficción más importantes de la época soviética, a los que también se debe el Stalker de Andrei Tarkovski. Una vuelta al mundo medieval en la que pululan esclavos incapaces de concebir la libertad y dueños borrachos de supersticiones. Imágenes llenas de bocas desdentadas e increíblemente expresivas texturizadas en blanco y negro. Un mundo sacado de los cuadros del pintor Brueghel el Viejo. Un difícil ejercicio cinematográfico de 177 minutos que ese día no convocó a una audiencia suficiente en la Filmoteca. Pero algunos de los que asistimos nos quedamos, lo comentábamos al final, con la boca abierta ante su sorprendente realismo mágico.


Una pelicula

Como Spotlight ya ha tenido, y merecidamente, sus premios y ha sido muy divulgada, voy a atender aquí a otra película, Carol, que me parece que ha sido injustamente postergada. No por la crítica, que la ha alabado mucho, sino por los premios que la han preterido a pesar de su gran calidad. Es del todo incomprensible que no esté entre las nominadas a mejor Película en los Oscar de este año, especialmente mejor película y mejor director. ¿Será porque EE.UU. sigue siendo un país muy conservador? Porque la dirección de esta película corre a cargo de Todd Haynes, uno de los directores más singulares del panorama cinematográfico actual, que vuelve otra vez al melodrama (no olvidemos a Douglas Sirk: Solo el cielo lo sabe, 1955) para reformularlo. Desde luego no es fácil el trabajo de ambientar una historia de atracción primero, y luego pasión, entre dos mujeres en los años 50, una época como se sabe muy conservadora y muy intolerante en Estados Unidos. En otra película anterior como por ejemplo Lejos del cielo, 2002, ya habían desafiado las mujeres las convenciones sociales. Todo esto lo cuenta desde la perspectiva de hoy pero sin olvidar su contexto pasado y las circunstancias propias de aquel momento. Por algo su adaptación está inspirada en la única novela autobiográfica de Patricia Higsmith que la publicó bajo seudónimo (El precio de la sal). Highsmith logró publicar Carol, una historia de amor prohibido, tanto que en los años 50 hubiera sido impensable su adaptación. Por eso nos llega ahora, en 2016, por obra de un director que parece querer reconstruir el cine de aquella década con la libertad de hoy.

Todd Haynes, uno de los grandes artistas contemporáneos, nos ha presentado, pues, esta película de una misteriosa y magnética belleza, poética y sensible hasta decir basta, preñada de significados ocultos, que se puede ver como una emocionante historia de amor romántica. Un “amor fou” que incluso se salta las diferencias de clase entre las dos protagonistas y descubre las máscaras sociales de esa América opulenta y pagada de sí misma y al tiempo represiva hasta la caza de brujas. Para ello ha tenido la suerte, y el gusto, de haber encontrado a sus dos magníficas intérpretes de elegante sensualidad como Cate Blanchett y Mara Rooney que se complementan a la maravilla de tal forma que quedamos atrapados en sus miradas cómplices. Así ha logrado llenar con precisos significados la relación lesbiana entre ellas a través de magníficos encuadres, de una gran sutilidad y de una gran exquisitez. Con una elegante y matizada fotografía logra plasmar su intimidad hasta detrás de las empañadas ventanillas de los automóviles. No podemos dejar de seguir con intensidad creciente a lo largo de toda la película las cálidas miradas entre la acomodada señora bien casada, aunque en trance de separación y madre de una niña llamada Carol (nombre de la película), y la humilde dependiente de unos grandes almacenes con aspiraciones artísticas. Una relación interclasista, una trasgresión en toda regla la de ese amor que roza la clandestinidad y que incluso las hace turbarse en los espacios públicos. ¡Una verdadera joya!


Música

Antes de nada hay que señalar que, desde hace tiempo, y actualmente, a pesar de todo este tiempo de crisis, la actividad musical en Madrid es imparable. Es asombroso ver como se llenan los auditorios, no sólo el Auditorio Nacional con sus buenos y variados Ciclos, a veces sus dos salas Sinfónica y de Cámara al tiempo, sino también los distintos espacios musicales del Foro. Hay que citar, en primer lugar, los siempre interesantes y diversos conciertos, varios días a la semana, de la Fundación Juan March, siempre llena de público aficionado que soporta estoicamente la cola a sus puertas. Pero no deben olvidarse los estupendos conciertos de música contemporánea del Museo Reina Sofía, en su magnífico Auditorio, que se celebran los lunes y que tienen también una afición fiel. Además, aquí y allá, en distintos lugares, en otros museos (por ejemplo el Cerralbo o el Lázaro Galdiano ..etc), se celebran otros conciertos menos conocidos pero a los que si uno asiste siempre verá que están llenos de gente. En este tiempo se celebra, además, en muchos espacios, no sólo iglesias, el ya muy conocido Festival de Arte Sacro que tiene también sus devotos seguidores.

Ciclo de Ibermusica

El 1 de febrero de 2016, día de celebración musical, Ibermúsica, en su serie Barbieri, nos trajo a Madrid a una de las grandes orquestas del mundo, la Royal Concertgebouw Orchestra de Ámsterdam. Tanta es su calidad que, aunque acaban de producirse cambios en ella (Daniel Gatti ha sustituido en 2016 a Mariss Jansons en su titularidad), su prodigioso sonido, que la ha hecho famosa en todo el mundo desde finales del siglo XIX, tiene la continuidad garantizada. Como director de la orquesta vino a Madrid este invierno Semyon Bychkov, un verdadero maestro, una gran batuta enérgica y apasionada. El programa constaba de dos impresionantes partituras que le van como anillo al dedo al maestro En la primera parte de este importantísimo concierto, tuvimos ocasión de oír el Concierto para piano y orquesta núm. 5, más conocida como Emperador, de L. Van Beethoven (1770-1827), como se sabe uno de los grandes conciertos de piano de la historia de la música. En principio acompañada por un solista importante como Jean-Yves Thibaudet al piano. En la segunda parte, Una vida de héroe (1898) de R. Strauss (1864-1949), como se sabe una composición de gran virtuosismo de escritura y de contenido autobiográfico. Estábamos, pues, ante dos grandes talentos musicales y dos maneras de ver el mundo a través de la armonía.

Ese era el programa establecido de antemano pero al final en parte las cosas se torcieron y hubo un cambio importante. La orquesta había tocado en Barcelona el día antes y al llegar a Madrid enfermó el pianista. Pero, para fortuna de Ibermúsica, de la orquesta, y la nuestra también, estaba en Madrid Javier Perianes, el ya reconocido pianista español. Y la cosa, a pesar de tener que ponerse ante el “Emperador” en cuestión de horas, o de minutos si se quiere, resultó muy bien ya que tocó a muy buen nivel sin apenas ensayo. Todo ello era bien visible, a pesar de que las formas de entender la música del director y de Perianes eran bastante diferentes. Aunque hubo algún que otro desajuste lograron entenderse bastante bien y al final tuvieron éxito en su propuesta. La orquesta como siempre estuvo sembrada y no se notaba que tenía un director pues éramos todos oídos para la maestría de sus músicos. A destacar el solo de violín de Vesco Eschkenazy. A ello indudablemente colaboró, claro está, su enérgico director, una batuta firme la de este maestro, discípulo a su vez del legendario pedagogo ruso Ilia Musin. Semyon Bichkov, aunque hizo su carrera internacional en EEUU, pertenece al selecto grupo de directores que estudiaron en el Conservatorio de Leningrado. Por último, señalar que el auditorio estaba a rebosar de nuevo como en los viejos tiempos por lo que pudimos disfrutar de una gran velada. Una noche gloriosa para todos con el público aplaudiendo levantado.


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