Trasversales
Luis M. Sáenz

La crisis del PSOE y las tareas de Podemos

Revista Trasversales número 38 septiembre 2016 (web)

Textos del autor en Trasversales

El autor es miembro de un círculo de Podemos, coeditor de trasversales.net y colaborador en colectivos de lucha contra la exclusión social


La tarea de Podemos no es destruir ni salvar al PSOE. Su tarea es aportar a la sociedad una herramienta política útil para que las luchas sociales y para el malestar creado por los recortes en derechos laborales, sociales y democráticos y por la corrupción tengan altavoces en las instituciones y para que éstas pueda ser útiles a las gentes comunes y no a las élites económicas y políticas del régimen establecido.

En consecuencia, ante una crisis destructora como la que Felipe González y Susana Díaz, junto a otros, han desencadenado en el PSOE, la respuesta política de Podemos no puede guiarse por los intereses inmediatos del aparato del PSOE... ni por los del aparato de Podemos o de su tendencia dominante. La respuesta a dar debe partir de los intereses sociales y de las consecuencias previsibles de las diversas derivaciones posibles de esta crisis en el PSOE, muy vinculadas a las consecuencias demoledoras que podrían tener cuatro años más bajo el gobierno del PPartido de la Gurtel, Barberá y Bárcenas, pero también el partido de la "reforma laboral", del "pensionazo", de la "ley mordaza", de la restricción de los derechos reconocidos por la ley respecto a la interrupción voluntaria del embarazo, de la burla al control parlamentario sobre el ejecutivo, de la recentralización del Estado, del deterioro de los sistemas públicos sanitario, educativo y de atención a la dependencia, de los recursos contra el matrimonio sin discriminaciones, la ley de igualdad o el estatuto de autonomía de Cataluña, etc.

No soy un fan de Pedro Sánchez, soy "podemita", aunque a decir verdad tampoco soy fan de los líderes de Podemos, sean quienes sean. Sin embargo, en el conflicto que ha estallado en el PSOE no cabe la neutralidad. El "mal peor", sin duda, sería el triunfo de la conspiración liderada por Felipe González y Susana Díaz y apoyada descaradamente por medios de comunicación que han ignorado que su derecho a expresar opinión editorial propia no les libera del deber de una información veraz y contrastada. El "mal peor" por dos razones:

- En primer lugar, la raíz de lo ocurrido no se oculta a nadie: lo que mueve al grupo escisionista es su deseo imperioso de que el PSOE colabore a la formación de un nuevo gobierno del PP para los próximos cuatro años; posición que no se han atrevido a defender en ninguno de los comités federales que han ratificado el NO a la investidura del PSOE, prefiriendo dar un golpe organizativo que les permita conquistar el poder interno o, al menos, llegar a próximas votaciones de investidura en una situación que les permita dar paso a Rajoy sin presiones. Y ese empeño se debe a que este grupo comparte con el PP y con la élite económica la aspiración de cerrar el ciclo abierto por el 15M y equilibrar de nuevo al régimen oligárquico y bipartidista, pero en la forma de una mutación mucha más regresiva que lo fue el "régimen de 1978" antes de la ruptura de su componente de "pacto social" a partir de mayo de 2010 y, de forma más acelerada, de diciembre de 2011, de lo que es perfecta imagen el proceso de degradación del sistema de pensiones y del sistema sanitario y la creciente restricción de la libertad de expresión.

- En segundo lugar, la intentona, aún en marcha, de "golpe de Partido" se ha basado en mentiras y en la organización de una estafa política a gran escala, con el propósito inmediato de que sólo 17 miembros del PSOE se carguen al secretario general del PSOE elegido en primarias con 56.409 votos. Para justificarse han apelado primero a las "leyes del PSOE" y luego a la "tradición", pero ni las unas ni la otra apoyan el "relato" que se han inventado, sin duda con ánimo de mentir porque no es posible que no conozcan los estatutos del PSOE (ver anexo al final del texto).

A la vista de esto, Íñigo Errejón tiene razón al decir, en una entrevista en cuartopoder.es que "Es incompatible la supervivencia de Sánchez con los planes que los poderosos tienen para recuperar la gobernabilidad en España. Entonces le piden que se suicide por la gobernabilidad pero él tiene en más estima su cuello". Esto no quiere decir que Sánchez sea una víctima inocente. En gran parte se lo ha buscado y, peor aún, nos la ha buscado, por haberse quedado en el NO a Rajoy pero eludiendo en su partido la lucha política necesaria para poder haber trabajado con seriedad por una alternativa a Rajoy, por una propuesta de gobierno viable. Su error más descomunal fue el inútil y regresivo pacto con Rivera, firmando un acuerdo que capitulaba de forma escandalosa a las presiones neoliberales, neomachistas y neocentralizadoras y que imposibilitaba abordar los grandes problemas estratégicos de España: la desigualdad social, la desigualdad entre mujeres y hombres, la articulación territorial y el proyecto europeo a promover. También fue una insensatez aceptar el veto a acuerdos con grupos nacionalistas catalanes para luego insistir en que Rajoy sí lo hiciese para formar un "gobierno conservador" en España (ojalá España hubiera tenido desde la primavera de 2010 gobiernos conservadores de lo que teníamos; uno de los errores de Podemos ha sido no entender que una de las grandes tareas de un proyecto constituyente era conservar los logros que se mantenían y recuperar los perdidos en los últimos años).

Pero para Podemos y para cualquier persona no cegada por ideologías o partidismos y sensible a las necesidades de la sociedad la guía de acción no puede ser lo que Sánchez merezca o deje de merecer, sino el bien común, el bienestar social, la democracia. Lo que importa aquí es que cuatro años más de gobierno del Partido Popular pueden ser demoledores para nuestra sociedad, sobre todo para su gente más empobrecida, más aún si la conclusión a la que llegan quienes aspiraban un cambio social a la altura de lo que representaron el 15M, las mareas y la indignación ciudadana es que ni PSOE ni Podemos han hecho todo lo necesario para un acuerdo, un acuerdo tenso que, nos guste o no, es imprescindible, al menos por algunos años, para que alguna vez España deje de estar gobernada por gente como Rajoy, Fernández Díaz y demás.

Así que es la hora de la responsabilidad. Por parte de Pedro Sánchez, que debe resistir al chantaje puesto en marcha y asumir con todas las consecuencias trabajar por un gobierno alternativo, entendiendo que el primer escalón para eso, aunque no sea suficiente, es obtener el apoyo de Podemos a su investidura. Y por parte de Podemos es preciso que sus dirigentes dejen de estar "a la expectativa" y que demuestren que Podemos puede y quiere ser una fuerza decisiva para sacar al PP del gobierno de España, lanzando ya una propuesta política, clara y precisa, a Pedro Sánchez. En ese sentido no comparto las palabras de Errejón en la entrevista ya citada, en las que dice "Tiene un punto surrealista empezar a discutir qué hacer con una investidura alternativa encabezada por el PSOE antes de saber qué PSOE va a salir de este momento de crisis. Por tanto, no tenemos que adelantar acontecimientos, hay que esperar a ver qué objetivos y propuestas tienen". No vivimos momentos de espera, sino de tirarse al agua, en la sociedad y dentro de cada partido, en el conflicto social cotidiano y en las propuestas sobre la "crisis de gobierno". Lo que no se diga ahora no tendrá valor alguno más tarde, y no hay ningún motivo para que esperar a ver que tiene el PSOE respecto a un problema, el de la investidura, que no es sólo del PSOE sino de todas y todos. Demasiado prisa hubo para tratar de hacerle a Sánchez la lista de ministros cuando no siquiera se habían alcanzado acuerdos políticos y demasiada parálisis hay ahora para hacer una propuesta política para impedir un gobierno de Rajoy e impedir terceras elecciones.

El camino hacia un gobierno alternativo tiene que ser realista. Pedro Sánchez tiene que dejar de jugar con la imposible idea de un gobierno de PSOE con Podemos y Ciudadanos. Eso no va a pasar y no debería partirse la cabeza por segunda vez contra esa piedra. Pero Pablo Iglesias tiene que entender que en este momento un cogobierno entre PSOE y Podemos tampoco es posible, a lo que añado que en mi opinión ni siquiera es conveniente porque absorbería a Podemos anulando su singularidad o sería un gobierno que explotaría al poco tiempo.

Entiendo que la única alternativa posible a Rajoy era un gobierno PSOE, al que Podemos debería ofrecer ya un voto favorable de investidura, pero desde la oposición, sobre la base de un acuerdo sobre un conjunto de medidas sociales y democráticas presentes en ambos programas o asumibles por ambos partidos, en terrenos como la emergencia social, la vivienda, los ingresos mínimos, la sanidad, la educación, la lucha contra la violencia de género y por la igualdad, la derogación de diversas leyes del PP, la acción en Europa para dar acogida a la población que busca refugio en ella, etc. Eso es perfectamente posible. No sería el cambio necesario, pero sería una mejora y Podemos tendría las manos libres para seguir trabajando por objetivos más ambiciosos.

A partir de ahí, habría que buscar, especialmente desde el PSOE, la abstención de Ciudadanos sobre la base de un acuerdo en torno a la reforma de la ley electoral y de la Constitución para generar un sistema más proporcional, la disolución de las diputaciones, medidas anticorrupción, etc., pero sin ceder en aquellos temas en que Ciudadanos se sitúa en la extrema derecha (política laboral y fiscal, política de igualdad, política territorial). Y, desde luego, Pedro Sánchez debería manifestar a PNV, ERC y fuerzas similares una clara voluntad de abrir un proceso serio de diálogo para buscar vías de salida a la actual situación; todavía es imposible que el PSOE acepte las consultas al respecto, pero si debería aceptar empezar a hablar sobre ello sin rasgarse las vestiduras y sin amenazas.

En tanto que miembro de Podemos, me gustaría que mi partido hiciera ya esa propuesta. Soy consciente de que, aunque se hiciera, cada vez es más improbable, porque en la situación de escisión actual del PSOE lo más probable es que de repetirse una votación de investidura de Rajoy parte del grupo parlamentario del PSOE se abstendría, e incluso es muy probable que de llegar a darse una sesión de investidura de Sánchez parte de "su" grupo parlamentario no le apoyase. Pero incluso aunque se forme un gobierno de Rajoy o se vaya a nuevas elecciones, sería muy útil para la nueva fase que se abriría que estuviese claro cuáles son las responsabilidades de cada cual y que se hubiese creado un mejor clima de entendimiento entre nuestras gentes para hacer frente a lo que se nos viene encima, con una probable nueva recesión en el horizonte.

La política no consiste en predecir lo que ocurrirá sino en influir sobre qué ocurrirá. Para ello necesimos algo más de coraje en el PSOE y algo más de flexibilidad en Podemos. Entre la guerra por ser cabeza de oposición y el ideal de un gobierno conjunto hay otras opciones, más realistas y con más potencia transformadora, que luchan por la hegemonía social de una voluntad de igualdad y libertad y no por recolocar los votos de "izquierda". Y hay que explorarlas aunque cada vez parezca más difícil porque una parte del PSOE se ha pasado al bando de quienes quieren que gobierne Rajoy.


ANEXO: LEYES y TRADICIONES DEL PSOE

No he querido cargar el cuerpo principal del texto con una exposición sobre "las leyes" del PSOE, pero creo conveniente incluirla aquí ante la falta de rigor con la que se está hablando de esto en muchos medios de comunicación.

1) Los estatutos del PSOE dicen que "Cuando las vacantes en la Comisión Ejecutiva Federal afecten a la secretaria general o a la mitad más uno de sus miembros el Comité Federal deberá convocar al Congreso extraordinario para la elección de una nueva Comisión Ejecutiva Federal".

2) La CEH, según la composición definida en los estatutos, está formada por 38 miembros. La mitad más uno es 20. Dado que en la CEF había ya 3 vacantes, una por el fallecimiento del querido y admirado Pedro Zerolo, la dimisión al unísono de 17 miembros dejó 20 vacantes. Por tanto, el Comité Federal debe convocar Congreso extraordinario para la elección de una nueva CEF. Aunque hay que aclarar que la secretaría general no se elige por el Congreso sino mediante voto individual de las y los miembros del PSOE.

3) Ahora bien, en ningún lugar de los estatutos ni de los diversos reglamentos del PSOE dice que la convocatoria de Congreso para elegir una nueva CEF implique el cese del secretario general y de la CEF y el paso de toda la autoridad en el partido a la presidenta del Congreso Federal hasta la formación de una comisión gestora. De toda la normativa existente lo único que se puede deducir es que la secretaría general y el resto de la CEF siguen con todas sus funciones hasta el inicio del Congreso, entre otras cosas porque los estatutos del PSOE también dice que "El único competente para disolver cualquier órgano del PSOE es la Comisión Ejecutiva Federal", por lo que no es posible que ésta sea cesada o disuelta por cualquier otro organismo. Todas las declaraciones sobre el "cese automático" de Sánchez y la CEF son una patraña montada para justificar el incumplimiento de las "leyes del partido", como lo son titulares de El País del tipo "Sánchez se atrinchera tras su cese" o "El líder destituido ignora la decisión y se queda al frente de una minoría", ya que ni quienes se han quedado son una minoría de la CEF (son 18, frente a 17 dimitidos) ni Sánchez ha sido cesado ni destituido, lo que sólo puede hacer el Comité Federal a través de una moción de censura que nadie ha presentado aún (presentarla significaría reconocerle como secretario general, que es lo que no quieren).

4) No hay ninguna tradición que avale esa interpretación contraria a la letra de los estatutos. La comisión gestora formada en el 28 Congreso tras la decisión de Felipe González de no presentarse a la secretaría general por haberse rechazado sus tesis no estuvo vinculada a ningún cese de la CEF ni fue elegida por el Comité federal, sino por el propio Congreso, que no se atrevió a elegir una CEF sin González. La dimisión de Almunia de la secretaría general dio lugar unos diez días después a la creación de una Comisión Política que gestionase el partido hasta el siguiente congreso ordinario -es decir, sin congreso extraordinario-, pero no hubo un "cese" de Almunia, que se fue por su voluntad, ni del resto de la CEF que dimitió en pleno tras conocer la decisión del secretario general.

5) Las referencias a la normativa de funcionamiento, en la que sí se habla de comisiones gestoras, no concuerdan con el caso, ya que artículo 69 de esa normativa hace referencia a la capacidad de la CEF para suspender o disolver agrupaciones u otros órganos ejecutivos "inferiores", no de la disolución de la CEF. Por otra parte en esa normativa no habla de que las vacantes sean al menos la mitad más uno de los miembros, sino de que las dimisiones superen el 50% de los miembros, lo que en el caso de la CEF no se cumple porque Pedro Zerolo dejo una vacante -insustituible- pero no dimitió.

6). El escrito de tres miembros de la comisión de garantías considerando que la CEF quedó disuelta carece de cualquier eficacia, por tres razones:

- No entra dentro de sus competencias, definidas en el artículo 52 de los estatutos

- La comisión de garantías sólo puede ser convocada por su secretaria a instancias de su presidenta, que no lo han hecho.

- El quórum establecido es la mitad más uno de sus miembros; siendo éstos cinco, el quórum es 3,5, por lo que para ser alcanzado haría falta la presencxia de cuatro miembros.

Mi intención no es defender los estatutos, normas y reglamentos del PSOE, que creo insuficientemente democráticos (lo que también pienso de los de Podemos), sino dejar claro que se ha producido una descarada manipulación informativa sobre la realidad.