Trasversales
Luis M. Sáenz

25S: con En Marea y con Elkarrekin Podemos

Revista Trasversales número 38 septiembre 2016 (web)

Textos del autor en Trasversales


Sin lugar a dudas: el voto más favorable al bienestar social y a la democracia el domingo 25 de septiembre de 2016 será el voto a En Marea en Galicia y a Elkarrekin Podemos en el País Vasco. Pese a los errores que se han cometido en toda España en la gestión de los resultados de las dos últimas elecciones generales y de otros problemas anteriores. Además, creo que en ambas comunidades se está haciendo mejor que en otras muchas comunidades, con candidaturas y cabezas de lista que no hablan de sus propias organizaciones ni tienden al espectáculo, sino que hablan de los problemas reales de la gente. Aunque sin duda les afectará el desencanto general que crece entre las personas que vieron que se había parte de la oportunidad de cambio y de recuperación de los derechos perdidos que se había abierto.

Una cosa es la capacidad crítica e incluso el enfado por lo que muchas personas creemos que es el desperdicio de oportunidades para derrotar al PP y para lograr, al menos, un conjunto de reformas progresistas, y otra es suicidarnos con la abstención y la indiferencia. Las herramientas políticas que tenemos hoy podrían y deberían ser mejores, ya que el retroceso en la influencia social sufrido no es consecuencia de unas condiciones "objetivas" incontrolables sino de errores fruto de comportamientos inmaduros y de una pérdida de contacto con una realidad social que no aspira a tomar los cielos sino a mejorar la vida en la tierra, aunque, como he dicho, me parece que en el País Vasco, junto a Cataluña, es donde se ha mantenido más el contacto con la sociedad, y quizá también en Galicia a través de los "ayuntamientos del cambio", aunque lo conozco menos.

Pero son las herramientas que tenemos y las candidaturas de En Marea y Elkarrekin Podemos no son lo mismo que las del PSOE, responsable de parte de los recortes sufridos desde primavera de 2010, al igual que las del PSOE no son iguales a las del PP, aunque sólo fuese por las características de muchas de sus personas afiliadas o de sus votantes.

A mí no me han gustado nada varios de los espectáculos montados por dirigentes de Podemos a partir del 20D, como no me gustó la escenificación de Vistalegre ni una concepción de los círculos como engranaje de una máquina y no como organismos vivos, a costa de que los abandonaran muchas personas magníficas. Pero mucha de la gente que aún forma Podemos y las organizaciones incluidas en el grupo parlamentario Unidos Podemos-En Comú Podem-En Marea se ha jugado mucho luchando contra los desahucios, defendiendo la sanidad pública, luchando contra la ley mordaza, etc. Atención: también han estado en eso gente del PSOE, por descontado, e incluso ha habido gente del PP parando desahucios o movilizándose por la sanidad pública, pero no podemos ignorar el papel que como organizaciones han jugado PP y PSOE en cuanto a la legislación sobre desahucios y en otros recortes. Hoy por hoy, organizaciones como En Marea y Elkarrekin Podemos tienen mucha mayor sensibilidad social y mayor compromiso con las aspiraciones y necesidades de la gente común.

Sí, las elecciones no pueden resolver todo. Sí, hay que retomar el camino de la rebelión social. Pero para luchar, para protestar, para organizarnos en el apoyo mutuo, no necesitamos partidos que se presenten a las elecciones. Si hemos pensado que los necesitábamos en esta fase era precisamente porque entendimos que nuestra lucha sería más eficaz si la complementaba una actuación en las instituciones de gente aliada nuestra. Y Pilar Zabala y Luis Villares serán mejores aliados de nuestras luchas que las y los candidatos de otras organizaciones, dicho esto con todo respeto a quienes piensen que son mejores otras opciones y a muchos de esas y esos candidatos. Pero digo lo que opino.

No se trata de votar "tapándose la nariz", pues no es cierto que En Marea o Elkarrekin Podemos apesten o que "todos son iguales", ni tampoco se trata de olvidar los graves errores que llevaron a que en seis meses el bloque del cambio perdiese un millón de votos. Se trata de que votar no es un acto de pureza extrema, en el que sólo podamos votar a quienes coinciden 100% con nuestra manera de pensar, sino un acto político en el que, a partir de las herramientas existentes, tal y como son, optamos por aquello que nos va a ser más útil, el voto que, dentro de lo posible, ayudará a la configuración institucional que nos sea más favorable para seguir presionando desde abajo y construyendo desde abajo, incluso contra aquellos a quienes hayamos votado.

No sé que va a pasar el 25S, Por ejemplo, sospecho que Elkarrekin Podemos no podrá repetir los resultados del 26J, que le hicieron ser la fuerza más votada en el País vasco, pero creo que eso se deberá mucho más a lo específico de las elecciones vascas que a fallos en una campaña que me ha parecido muy buena.

No tengo voto en estas elecciones. Pero mi consejo es votar a En Marea y Elkarrekin Podemos. Sin confianza ciega, sabiendo que hay que controlar a quienes elegimos y que pueden decepcionarnos. Pero también sin dejar que las merecidas desconfianzas o las sospechas de que nos decepcionarán nos lleven a dejar paso a lo que es peor. Yo estoy muy enfadado con Pablo Iglesias, por ejemplo, pero no dudo de que votarle el 20D y el 26J fue mucho mejor que haberlo hecho por Rajoy, que haberme abstenido o que haberlo hecho por Sánchez.

Y a partir del 26S, nos toca seguir con el esfuerzo del día a día de organización desde abajo, hayamos votado lo que hayamos votado en todas las últimas elecciones, porque nadie va a resolvernos desde las instituciones aquello que no estemos dispuestos a defender nosotras y nosotros mismas.

Y además, hayamos votado lo que hayamos votado o si no hemos votado, debemos pedir a quienes están en las instituciones porque se les ha votado para un cambio social y democrático profundo, que se dejen de ambigüdades, de retórica, de estar a la expectativa, que tienen que ponerse en marcha y entrar en materia en todo aquello en lo que España y sus regiones y naciones necesita otro rumbo: los derechos sociales y laborales, la garantía de acceso a los recursos básicos de la vida, la erradición de la violencia machista contra las mujeres, los planes para una real igualdad y corresponsabilidad entre mujeres y hombres, la articulación territorial y el diálogo sin impedir que ninguna población pueda decidir qué es lo que prefiere, unas estrategia transnacional para una alianza contra la descomposición reaccionaria de la Unión Europea, por el respeto al derecho de asilo y refugio, por una renta mínima garantizada y un salario mínimo a escala europea, por una democracia que nunca fue perfecta pero que ahora ha sido degradada de forma miserable. Y para que, casi cuarenta años después de 1978, podamos revisar a fondo el modelo político y social de nuestra convivencia, sin traumas pero también sin hacer libro sagrado a una Constitución a la que no han podido votar ninguna de las personas nacidas después de 1960 más o menos. Yo sí pude, por cierto lo hice en contra, aunque ahora no tengo claro que fuera lo correcto aunque sí lo eran las razones por las que lo hice, pero la verdad es que ya no es sostenible que en este país las personas de 55 años para abajo no hayan tenido parte en la definición del modelo constitucional, ni que quienes pudimos votar entonces no podamos decidir cambiarlo en un país y un mundo que ha cambiado tanto. Mucho más de que las élites rompieran hace ya más de seis años la componente de "pacto social" que tuvo este régimen.

Sí, es preciso lograr una nueva dinámica constituyente. Pero eso es impensable sin un nuevo impulso al poder constituyente real y efectivo de la gente, sin el desarrollo de la potencia que anida en la multitud.

Por eso mismo, aclarando que no soy ni pablista ni iñiguista, ni siquiera coincido en la táctica política -sí en muchas de sus convicciones- de mis queridas amigas y amigos "anticapis", al margen por tanto de cualquier corriente de Podemos, diré que nuestro problema no es asustar a las élites, sino saber por qué ahora las asustamos mucho menos que antes: porque hemos perdido respaldo popular y a la oligarquía nunca la ha asustado el radicalismo verbal de los tribunos sino el poder de las gentes comunes y trabajadoras. Sí,  la tarea esencial de una fuerza como Podemos está entre nuestra gente, la de nuestros trabajos, nuestros centros de mayores, nuestros barrios, haya votado lo que haya votado, construir con ella, como una parte de ella que no está por encima de ella, la fuerza social para el cambio necesario, demostrar que merecemos confianza (pero no cheques en blanco) o aprender con ella en qué nos equivocamos, aunque desde luego nunca diría "seducir", palabra que implica una manipulación, una argucia, una artimaña, una distancia, un cautivamiento para un interés propio y no común, cuando lo necesario es inteligencia colectiva,  cooperación sin jerarquías, cooperación sin mando, construir en común, que es el único camino para avanzar en libertad e igualdad.

Pero aclarado eso, sí, nuestra tarea no es asustar a los oligarcas, nuestra tarea es construir junto a millones de personas el poder social que les derrote, diciendo lo que pensamos realmente, intentando convencer lo que creamos justo pero no capturar mentes con retórica y mitologías. Si ese poder crece, se asustarán. Todo lo demás es humo.

Deseando lo mejor a En Marea y Elkarrekin Podemos, sin ilusiones excesivas porque no sirven para nada y porque la ruta es larga y complicada. Pero si se construye mientras se camina, se puede. Y seamos críticos pero no nos autodestruyamos.