Trasversales
Angel Rebollar López

Otra vez los tristes y reiterados errores históricos de la izquierda


Revista Trasversales número 40, febrero 2017 web

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Estamos asistiendo a un bochornoso espectáculo, donde los excesos se imponen, una vez más, a la racionalidad. Las descalificación y la perdida de respeto se han hecho dueños de lo que debía ser una Asamblea de la que salir fortalecidos, ante un caldo de cultivo social totalmente favorable. Un PsoE desnortado y en plena crisis, donde muchos militantes nos miran con expectación, y un PP inmerso en los juicios de corrupción, continuando con los recortes y las mismas prácticas de la vieja política.

No paramos de tirarnos piedras al tejado, parece que tengamos empeño en repetir lo que tantas veces hemos sufrido en la izquierda. Unos y otros están jodiendo lo que es de todos. Todas las familias tienen sus discusiones, pero no van como niños pequeños a quejarse a los medios de comunicación, lanzando amenazas de dimisiones o hablando con los peores adjetivos y calificativos de otros compañeros, con los que hemos de seguir caminando de la mano. Hace falta madurez, el infantilismo no es cosa buena, como tampoco lo es hablar de un concepto organizativo que en la práctica no se corresponde. Sobran lideres. sobran protagonistas, sobran egos, falta sensibilidad, falta responsabilidad, falta honestidad orgánica y sobre todo perspectiva de futuro.

Pocas veces en la historia se presentan las condiciones objetivas, para que los de abajo, podamos ganar protagonismos social, marcando el rumbo de los acontecimientos, esta coyuntura es una de ellas. Tenemos organización, tenemos una implicación amplia de la ciudadanía, un desgaste de la viejas prácticas políticas, continuando con los recortes y los favoritismos a bancos, eléctricas, gasísticas, petroleras y demás sectores privados por encima de los públicos. Un PsoE y un PP, en un abrazo clandestino que los distancía de las aspiraciones de la mayoría social. No aprovechar este momento responsabiliza a aquellos que pongan sus intereses egocéntricos por encima del interés ciudadano, no aprovecharlo será una traición a lo que estos ciudadanos nos están demandando y que mañana, en sus desesperación, podrían estar llamando a la puerta de los falangistas o cualesquiera otros patriotas de pacotilla, misóginos, xenófobos y homófobos, como está aconteciendo en tantos países europeos y en EEUU con Trump.

No cabe espacio para diferencias reivindicativas entre las distintas corrientes de pensamiento en PODEMOS, la situación social es tal que sólo hemos de poner oídos a lo que la calle demanda. En el terreno táctico, por lo que manifiestan las dos corriente más mediáticas, hay dos fundamentales. Una, la discusión del sinsentido, si debemos trabajar en la calle o en el Congreso de los Diputados, y bien digo sinsentido porque si estamos en el parlamento fue decisión de cinco millones que nos votaron y es evidente que no nos dieron su confianza para no ir, y si la calle nos puso ese también es nuestro lugar de encuentro con los ciudadanos, al que no podemos faltar tampoco. Ambos trabajos se retroalimentan y ambos son fundamentales, por tanto sólo cabe conjugarlos adecuadamente y en eso tendrá mucho que ver el desarrollo de los acontecimientos.

El otro extremo, que tampoco justifica el circo, es como relacionarnos con el PsoE, a nadie le debe caber la duda de que, hoy por hoy, no hay posibilidades de un gobierno de progreso sin incluir a los socialistas, en mayor o menor medida, según marque la realidad. Yo no creo que nadie esté por hacer de PODEMOS otro PsoE, por tanto esa relación ha de ser la mejor posible, para que las bases socialistas nos vean cercanos y puedan apoyarse en nosotros para cambiar el rumbo de su dirección, que ya veremos cuál es.

Por tanto, sin camuflajes, las diferencias se sitúan en el aspecto puramente organizativo, esto es, el la distribución del poder, si mantenemos el verticalismo que hemos mantenido hasta ahora, similar a los viejos partidos, o aceptamos el reto de crear otras maneras de decisión más amplia y participativa. Éste para mí es el objeto principal de tanto desatino. El debate es sustancial, no me cabe duda de que de sus resultado dependerá como relacionamos en la organización y ésta con la sociedad. Ese es el verdadero reto que el 15M puso en el tablero político y que PODEMOS dijo querer recoger, pero que parece que algunos les da vértigo. A pesar de lo importante que es, no justifica la puerilidad, la bisoñez y el exceso de testosterona que estamos sufriendo, PODEMOS solo lo será si es capaz de hacer sentirse a todas las corrientes de pensamiento en una casa común, en la que todos han aportado y se sientan cómodos, para lo cual hay que descentralizar y permitir distintas experiencias, en consonancia con los acuerdos.

Las prisas no son buenas, en política tampoco, lo importante es ir dando pasos en la buena dirección, a veces serán más largos otras más cortos, incluso puede interesar, en algún momento, un ligero retroceso para coger impulso. No debemos pensar que cada encuentro es la batalla decisiva, vayamos buscando equilibrios. No podemos faltar el respeto a las ideas de otros, se trata de exponer las de cada cual y permitir que la organización elija. No somos enemigos, la diversidad de pensamiento e ideas es nuestro mejor caudal, calificar, adjetivar y buscar analogías hirientes es una falta de respeto, es falta de honestidad, es pensar el error de siempre, "sólo hay mi verdad". Desconfiemos de nuestras verdades absolutas, que sean relativas, veamos con enriquecerlas con otras, para unir y no dividir.

TODOS NOS NECESITAMOS, NINGUNO ES IMPRESCINDIBLE