Trasversales
Jesús Jaén


La llave para derrotar al PP son las clases trabajadoras y los más jóvenes

Revista Trasversales número 41 junio 2017

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Vivimos tiempos de confusión. La acumulación de datos contradictorios hace que todo análisis sea complejo y condicionado.
Aumenta la desigualdad social entre las élites y las clases trabajadoras (86 a 1 es la diferencia salarial entre un consejero del IBEX y un trabajador medio). Sin embargo la economía crece a un ritmo más fuerte que en la UE, que pronostica un crecimiento alrededor del 3%. La reforma laboral, los recortes y la enorme destrucción de capital ha dado confianza a los Mercados para invertir en España; ello ha ido generando un subempleo precario, una mayor contratación y un aumento de los beneficios de las empresas que se verifica en el consumo. Es la economía liberal en estado casi puro.
El gobierno de Rajoy vive una situación de equilibrio inestable. Por un lado ha logrado sacar adelante los presupuestos, pero sufre el mayor descrédito por la corrupción política tras el estallido de los últimos escándalos. Como diría Pablo Iglesias, gobierna el PP pero su muleta son Ciudadanos. Podríamos hablar –perfectamente- del gobierno de la “coalición neoliberal”.
La crisis catalana está a punto de vivir un momento decisivo tras la convocatoria el 1 de octubre del referéndum. Se trata de un factor con enorme potencial desestabilizador en un conflicto político entre el Estado centralista y los nacionalistas catalanes. El problema para estos últimos es que no tendrán el apoyo de la Unión Europea y que, a medida que pasa el tiempo, disminuye el apoyo social a la independencia. Tampoco el gobierno central lo tendrá fácil. Debe enfrentarse al mayor reto expresado en una crisis institucional sin precedentes.
Tras su congreso, en el PSOE asistimos a un giro a la izquierda de la mano de Pedro Sánchez. Esto agrega mayor inestabilidad a la situación ya que condicionará más aún al gobierno corrupto y debilitado del PP. Sin embargo, la suma de PSOE y Podemos no da para formar alternativa de gobierno ni siquiera con los votos de Bildu y ERC. Hacen falta otros socios. Los nacionalismos burgueses catalán y vasco no están por la labor. Mucho menos los de Ciudadanos (incompatibles con Podemos, Bildu o ERC).
En síntesis: estamos en un escenario complejo con fuertes corrientes contrarias pero intercomunicadas a través de vasos comunicantes. Unas y otras no paran de soltar agua y reabsorberla, sin que se produzca, de momento, un hecho definitivo. Pero las crisis tienen fecha en el calendario.
En este momento no hay una alternativa de gobierno a Rajoy. Se equivoca Pedro Sánchez volviendo a intentar de nuevo una coalición entre PSOE, Podemos y Ciudadanos. La verdadera coalición es la que ya forman PP, Ciudadanos y PNV. Aquella que ha sacado adelante los Presupuestos Generales del Estado; la que aplica los planes de austeridad y los recortes. La que niega voz a la ciudadanía catalana. Esta coalición está apoyada por un crisol de grupos sociales que van desde las élites financieras a los sectores más conservadores de las clases medias, pasando por los aparatos del Estado y las empresas que controlan los medios de comunicación. Es el bloque histórico que domina; que mantiene la fortaleza del discurso en amplios territorios y entre los mayores de sesenta años.
Para derrotarla no caben atajos como la propuesta de Pedro Sánchez hacia Podemos y Ciudadanos. Un gobierno tripartito sería contraproducente en el terreno social y para Cataluña; desarmaría el discurso de la izquierda y crearía un foso entre Podemos y las clases trabajadoras. Debemos partir desde más abajo. Es necesario articular los movimientos de resistencia; apoyar las luchas de los estibadores y en la negociación de los convenios; los movimientos contra la corrupción y a favor de los servicios públicos (sanidad y educación). Hay que construir una alternativa pero desde abajo.
Aprendamos también de la reciente experiencia en el Reino Unido con la campaña del Laborismo y su líder Jeremy Corbyn. Ellos supieron enlazar con las reivindicaciones de las clases trabajadoras y de los más jóvenes: la nacionalización de sectores estratégicos de la economía y de los servicios esenciales o la supresión de las tasas universitarias para los estudiantes. Un ejemplo de audacia política que no se han visto en los programas electorales de Podemos ni mucho menos del PSOE.
Es ahí donde una izquierda política puede arrasar a las derechas liberales. A través de unas prácticas coherentes pero sobre todo, mediante la propuesta de cambios políticos y sociales de fondo. Los desafíos al menos son cuatro: vivienda, empleo, corrupción y Cataluña. Para estos grandes problemas… soluciones. Vivienda pública y barata para los más jóvenes. Redistribución de la renta nacional desde las élites económicas hacia las clases trabajadoras asalariadas. Transparencia en la gestión pública y democracia para que Cataluña decida. He aquí cuatro premisas para un cambio social y político.



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