Trasversales
Matías Viotti Barbalato

“NO NOS VAMOS… ¡¡NOS ECHAN!!”
Lucha social y exilio económico en Edimburgo



Revista Trasversales número 45, octubre 2018 web



Una gran cantidad de palabras que empleamos casi sin pensar, en especial todos los pares de adjetivos, son categorías de percepción, principios de visión y división heredados históricamente, producidos y reproducidos socialmente, principios de organización de nuestra percepción del mundo social y en particular de los conflictos. La lucha política apunta esencialmente a conservar o transformar esos principios, a reforzar o modificar la visión del mundo social

Pierre Bourdieu


SPANISH WORKERS IN EDINBURGH: Introducción

La población no británica que se encuentra viviendo en la ciudad de Edimburgo representa el 14% del total que ronda el medio millón de habitantes, mientras que en todo el Reino Unido se computan alrededor de seis millones de personas no británicas (9% de 65 millones) de las cuales más de la mitad son de nacionalidad europea (3,6 millones) (Office for National Statistics, 2017). Aunque la cifra de españoles y españolas en la capital escocesa no esta muy clara se calcula que de los 35.000 nuevos trabajadores y trabajadoras registrados en el National Insurance Number entre los años 2014 y 2016, el 71% eran de origen europeo, principalmente del Estado español, Polonia e Italia (The City of Edinburgh Council, 2017).

Si bien en la actualidad hay 2.482.000 españoles y españolas residiendo en el extranjero (INE, 2018), no podemos pasar por alto que esta emigración se produce en un contexto de políticas neoliberales aplicadas por todos los gobiernos españoles desde el fin del régimen franquista, y que por primera vez en muchos años han dejado un saldo migratorio negativo (1). No es casual que solamente entre los años 2009 y 2018 hayan emigrado un millón de personas (INE, 2018) con una media de 400.000 personas por año, mientras que entre los años 2002-2005 esta cantidad era de 50.000 personas por año (Campos, 2016).

En Edimburgo los y las inmigrantes que provienen de la periferia europea, (Estado español, Polonia, Italia, Grecia), suelen ganarse la vida en los trabajos más precarios buscando integrarse en el orden social de este país que se certifica como “mejor”, “más avanzado”, “más democrático”, del “primer mundo” o “Estado de bienestar”. La cantidad de españoles y españolas asentados en esta ciudad forman parte del paisaje donde es bastante frecuente encontrarlos en las tiendas, restaurantes, supermercados, bares y cafeterías.

A favor de una sociología que invite a politizar y no a moralizar, como decía Bourdieu, debemos tener en cuenta las relaciones de poder que intervienen en la correlación emigrantes/Estado español, donde se ponen en funcionamiento una serie de técnicas y estrategias que Foucault denomina como “el arte de gobernar” (Foucault, 1981: 22). El proceso por el cual el Estado se consolida a través de un triángulo conformado por la “soberanía”, la “disciplina” y la “gestión del gobierno” que se denomina gubernamentalidad; “…esa forma bien específica… de poder, que tiene por blanco principal la población, por forma mayor de saber la economía política y por instrumento técnico esencial los dispositivos de seguridad. […], por un lado, el desarrollo de toda una serie de aparatos específicos de gobierno [y por otro] el desarrollo de toda una serie de saberes” (Ibídem, 2006: 136).

Entre esos saberes encontramos un significado socialmente producido de la emigración española bajo la idea del “espíritu aventurero” y como sujeto político pasivo en busca de “progreso”, que se viene reforzando desde las clases dominantes, sobre todo, después de la catástrofe económica del 2008. Teniendo en cuenta que las palabras, históricamente, “están preparadas de modo que no se pueda hablar del mundo tal como es” (Bourdieu, 2002: 75), a través de distintas prácticas (2) y acciones concretas llevadas a cabo por un conjunto de españoles y españolas residiendo en Edimburgo, nos proponemos indagar sobre el modo en que confrontan el discurso de los grupos hegemónicos, tanto gubernamentales como no gubernamentales. Desde una antropología comprometida, se trata de observar cómo estos y estas emigrantes redefinen este concepto al mismo tiempo que asisten a una reconfiguración de su propio exilio económico en la capital escocesa. Todo ello desde la participación colectiva en la lucha social (3), interrelacionándose con grupos políticos locales y en el marco de un contexto neoliberal.


EL SABER DEL “EMIGRANTE AVENTURERO”: Una construcción social

De la misma manera que no se puede entender el concepto de “inmigrante” sin considerar la forma en que es socialmente construido y cómo esta construcción afecta en las relaciones sociales entre españoles e inmigrantes, tampoco podemos comprender la emigración española de los últimos años sin advertir sobre el modo en que se construye desde el Estado. Una construcción simbólica en torno a unas “representaciones, ideas y cuestiones que afectan a nuestra forma de verla, de entenderla y de relacionarnos con ella” (García Borrego, 2005). Por ejemplo, en el Estado español las representaciones sobre la inmigración tienen que ver con la idea de que son personas que vienen del continente africano, latinoamericano o del este de Europa, de una clase social más bien baja, y en busca de oportunidades asociadas al mundo de la precariedad en el ámbito de la agricultura, la hostelería, el servicio doméstico, etc. Sin embargo, no se contempla al inmigrante “rico”, proveniente de la Unión Europea, cuyo porcentaje de población comenzó a ser significativo en la España de los años sesenta y setenta triplicándose en número entre los años 1996 y 2008 (González Enríquez, 2008: 2). Una inmigración de clase media alta que según el sociólogo Iñaki García Borrego (2005: 20) al menos hasta el año 2000 se correspondía con la mayoría de los y las inmigrantes.

Estas representaciones son el resultado de un discurso dominante que asocia la inmigración hacia el Estado español como consecuencia de las oportunidades que ofrece el denominado “primer mundo” (ordenado) ante las carencias de los países del llamado “tercer mundo” (desordenado). Siguiendo esta pauta, en el caso de las y los emigrantes españoles, hacia otros países de Europa y América Latina principalmente, la construcción del discurso se hace apuntando a otros intereses de poder (bajo la lógica del “progreso” en lugar de las carencias) que tienen que ver con el intento de legitimar ese orden social establecido (neoliberal), desgastado en los últimos años, entre otras cosas, por el exilio económico; síntoma de una política absolutamente escabrosa.

De sobra se saben los esfuerzos de distintas autoridades del Estado, en connivencia con los medios hegemónicos de información, para realizar este proceso de camuflaje donde la secretaria general de Inmigración y Emigración del Partido Popular utilizaba el eufemismo de “movilidad exterior” como si se tratara de aventureros y aventureras en busca de nuevas experiencias. Así, en el año 2013 afirmó que la emigración de jóvenes españoles no se debe sólo a la crisis que acosa al país, sino, “al impulso aventurero de la juventud” y reconoció que "desgraciadamente muchos jóvenes se han ido de España en busca de oportunidades laborales y formativas por la crisis, pero que se trata de un fenómeno de movilidad exterior que hay que ver con naturalidad”. Tampoco es casual que el director general del INJUVE (Instituto de la Juventud) saliera en su defensa afirmando que el término de “movilidad exterior” utilizado por Ibañez fue “con un descaro no intencionado que en realidad, me temo, pretendía ser lenguaje políticamente correcto”. A su vez, reapareció en el año 2015 con el titular "me pone los pelos de punta que se hable de fuga de cerebros cuando lo que hay es movilidad". También el ministro de Educación, José Ignacio Wert, en el año 2012 afirmó que “el hecho de que haya jóvenes con capacidad y voluntad de movilidad, que dominen idiomas extranjeros, que tengan la voluntad de salir fuera, que quieran ensanchar sus horizontes profesionales, nunca puede considerarse un fenómeno negativo”.

A pesar que desde el movimiento más visible de exiliados y exiliadas por la economía (Marea Granate) se confronta ese discurso “…las estructuras y los significados que más adecuadamente reflejan la posición e intereses de la clase más poderosa […], permanecerán, […], como un orden sociocultural dominante” (Hall y Jefferson, 2014: 65). Desde la perspectiva de Bourdieu esto se encuadraría en una estructura de campo en donde confluyen una correlación de fuerzas, entre una clase (4) dominante (la política dirigente) y una clase dominada (los exiliados y exiliadas por la economía, en este caso), donde “…los agentes dotados de recursos diferentes se enfrentan para conservar o transformar las correlaciones de fuerza existentes” (2003: 67).

Se trata de un “espacio social” donde la lucha de clases se disputa, entre otras cosas, la representación misma del mundo social. Para Bourdieu, los agentes sociales luchan. “Dicha lucha se asienta siempre en un “sistema” bidimensional de relaciones de poder: por un lado, relaciones objetivas (lucha por determinados recursos) y por otro, relaciones de significado entre grupos y clases (lucha por imponer una visión legítima sobre el mundo social)” (Capdevielle y Freyre sobre Bourdieu, 2013: 112). En la medida en que los dominados y dominadas logren redefinir la visión social del mundo (las representaciones sociales) en una negociación con la clase dominante, habrá más posibilidades de transformar el espacio social donde se desenvuelven.


MIGRANT PRIDE…!! (Re)definir el exilio económico

Dentro del análisis del poder y las relaciones de dominación, además del pensamiento bourdieussiano encontramos el concepto de “subalternidad” desarrollado por Antonio Gramsci. Se refiere al hecho de no tener voz ni representación, de estar “históricamente a la defensiva”. Ser subalterno significa estar en la periferia del centro, estar fuera de la escena, de la toma de decisiones, en una categoría social desfavorecida, donde cualquier intento de resistir a esa subalternidad, de tener voz, de ser escuchado, escuchada o de construir en colectivo se hará desde esa periferia (Vázquez, Rísquez, Perazzolo y Giménez, 2014: 64).

Es desde este lugar donde surgen diferentes respuestas contestatarias de los y las inmigrantes que tratarán de contrarrestar la idea del “migrante aventurero o aventurera” producida desde las élites dominantes españolas. Entre otras, encontramos la campaña “No nos vamos, nos echan” del movimiento Juventud sin Futuro, el cual denuncia “que el gobierno español es responsable de asegurar que todo el mundo pueda tener un trabajo digno, y lo acusan de dejar el mercado de trabajo en las manos del sistema neoliberal, declarándolo así como último responsable de la situación en la que se encuentran los jóvenes” (Feixa y Rubio, 2017: 17).

También encontramos los relatos de los y las participantes en el documental de Icíar Bollaín, “En tierra extraña”, donde los españoles y españolas que viven en Edimburgo, hacen una dura crítica a las políticas del Reino de España poniendo el énfasis en la ausencia de oportunidades que, según deja ver el documental, Escocia sí ofrece. Tras la idea del “progreso” y en nombre de la ideología de la democracia (encontrar trabajo “de lo suyo”, participar del sistema de consumo y mantener una vida económicamente estable), la reacción contestataria consistiría en desacreditar al gobierno español señalando el incumplimiento que hace de las reglas del juego democrático que él mismo subscribe.

En consecuencia, el alto número de emigrantes en los últimos años se vuelve un punto débil para la clase política dirigente que intentará disimular desde el discurso del “espíritu aventurero” o el “se van a aprender idiomas (5)”. Al mismo tiempo, se torna una herramienta política para la oposición que, por una cuestión estratégica (6), se ubica del mismo lado que las y los emigrados en el conflicto social (7). Se produce lo que James Scott (1990) denomina “una crítica dentro de la hegemonía”, es decir, que en la relación grupos dominantes y dominados estos últimos reclaman, desde la periferia, que se cumplan las reglas hegemónicas (del juego democrático) que las mismas clases dominantes han establecido. Ante las coacciones estructurales que recaen sobre los y las agentes sociales, este tipo de reclamos se presentan como un recurso disponible de resistencia (8) para la confrontación.

Una forma de confrontación que razonaremos desde el concepto de “lucha competitiva” de Bourdieu donde los dominados y dominadas buscan apoderarse de las propiedades de la clase dominante sin pretender derrocar el orden social establecido (9) (Bourdieu, 2001: 103). Sin embargo, si donde hay poder hay resistencia, como menciona Foucault, cabe aceptar “que preguntarse por la resistencia es un preguntarse por la vida misma en cuanto esta implica luchas políticas, sociales y económicas; y que las transformaciones en las relaciones con cada una de estas fuerzas no sólo cambian la sociedad, sino, fundamentalmente nos invitan a participar y constituirnos en ella” (Duarte Valverde, 2012: 99).

Es desde este punto de vista donde encontramos la participación colectiva de emigrantes españoles y españolas en los grupos autodenominados como Edinburh in Protest (EIP) y Orgullo Migrante Edimburgo (OME). El primero fue creado principalmente con el objetivo de visibilizar y reflexionar sobre la violencia institucional del Estado español sin descartar otros contextos, así como solidarizarse con los represaliados y represaliadas. Este grupo organiza anualmente unas jornadas anti-represivas donde invitan a diferentes personas afectadas abriendo un espacio donde se pueda reflexionar sobre cada caso. Entre otras actividades, programan conciertos de música solidarios así como se incluye un taller feminista y se proyectan documentales. Los y las integrantes de este colectivo también participan en otros movimientos sociales locales y de españoles en Edimburgo como el OME. Bajo estas premisas, este grupo se propone construir un espacio politizado invitando también a personajes de la política y los movimientos sociales del Estado como David Fernández, ex diputado y portavoz de CUP (Candidatura d'Unitat Popular), o Xavier Artigas de la productora Metromuster (creadores de documentales como Ciutat Morta y Tarajal entre otros).

Debido a las dificultades de confrontar con el “ejercicio diario del poder”, parafraseando a Scott, se podría decir que el objetivo de este grupo antes que aferrarse a una ideología concreta o diferentes formas de organización política que rompan con la estructura social establecida, se busca principalmente visibilizar de forma urgente lo que en palabras de Boaventura de Sousa Santos se expresa de la siguiente manera:

Es cada vez más evidente que la legislación antiterrorista…, ahora promulgada en varios países siguiendo la Resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y bajo una fuerte presión de la diplomacia estadounidense, vacía el contenido civil y político de los derechos y garantías constitucionales básicas. […] estamos siendo testigos de la emergencia de una nueva forma de Estado, el Estado de excepción, el cual, contrariamente a las viejas formas de Estado de sitio o Estado de emergencia, restringe derechos democráticos bajo la premisa de salvaguardarlos o incluso expandirlos. […]. Los derechos humanos son así violados con objeto de ser defendidos, la democracia es destruida para salvaguardar la democracia, la vida es eliminada para preservar la vida” (De Sousa Santos, 2013: 43).

El segundo grupo mencionado surgió con el objetivo de tratar temas relacionados con los derechos de los inmigrantes españoles y españolas en Edimburgo. Entre las principales actividades que se realizan se encuentran unas jornadas sobre derechos laborales y otras sobre los derechos relacionados con la vivienda que se intentan llevar a cabo cada cierto tiempo. Ambas son traducidas al castellano y están a cargo de un representante del sindicato escocés UNITE y otro del sindicato de la vivienda Linving Rent respectivamente. Además, se realizan charlas, proyección de documentales, se organizan manifestaciones y participan en la campaña contra el Brexit junto a otros movimientos sociales en diferentes actos y eventos relacionados con la inmigración. En el futuro están preparando unas jornadas sobre salud mental y migración así como un seminario abierto sobre el concepto de la “democracia”.

A pesar de que muchos y muchas integrantes de estos grupos provienen de ideas anticapitalistas, se trataría más bien, de respuestas activas y reacciones concretas a la exclusión económica, política y social dentro de los márgenes de la hegemonía, en un contexto donde se vislumbran sociedades “políticamente democráticas y socialmente fascistas” (De Sousa Santos, 2013). Donde la retirada del Estado social y la privatización de los servicios públicos han generado un escenario “donde poderosos actores no estatales ejercen el control sobre la vida y el bienestar de un enorme sector de la población” (Ibídem: 44-46). Así pues, “la acción colectiva no es el simple resultado de la intención de un conjunto de actores organizados sino que es un constructo delineado por los recursos disponibles, las posibilidades de acción y los obstáculos y limitaciones a enfrentar” (Kuri Pineda mencionando Melucci, 2016: 200).

La participación colectiva en este tipo de actividades políticas, lleva a edificar una identidad colectiva entendida como “una definición interactiva y compartida, producida por varios individuos y que concierne a las orientaciones de acción y al ámbito de oportunidades y restricciones en el que tiene lugar la acción…” (Melucci, 1994: 172). El conjunto de estos procesos colectivos (la acción, la participación y la identidad) lleva a una construcción colectiva de los exiliados y las exiliadas por la economía derivada de esa reacción, por un lado al sistema de dominación económica y por otro al saber construido por la clase dominante española. Es esta construcción colectiva la que ofrecerá un “conjunto de prácticas de resistencia inventadas por los grupos subordinados en defensa propia” (Scott, 1990: 173). Una experiencia que se inscribe en el escenario político de Edimburgo donde estos y estas inmigrantes representan un papel activo, tomando distancia del rol estático y pasivo adjudicado por el discurso hegemónico.

En el sentido de Thomson (1981) se involucran como “hacedores de historia” donde, por ejemplo, el OME participó por vez primera en la marcha del 1 de mayo 2018, día del trabajador y la trabajadora, junto al resto de organizaciones sociales que suelen estar presentes todos los años. Por otro lado, también en los últimos dos años formó parte en el Día Internacional de los Trabajadores y las Trabajadoras (International Workers Memorial Day), un evento que se organiza anualmente y donde participan diferentes autoridades locales (de partidos políticos, del ayuntamiento y de diferentes sindicatos y organizaciones británicas). A este respecto, Luke Campbell, un considerado activista local, en un artículo para el partido auto-declarado anti-capitalista escocés Conter, a propósito del Workers Memorial Day 2018, mencionaba lo siguiente (10):

Entre los ponentes y sus conmemorables palabras, en el evento de Edimburgo, este año participaron: Mark Lyon de Unite [sindicato nacional de trabajadores y trabajadoras]; Migrant Pride [Orgullo Migrante], una organización dirigida principalmente por trabajadores españoles y españolas; Pat Herd del National Union of Journalists [Sindicato Nacional de Periodistas]; Concejal Joan Griffiths, miembro del gobierno del Ayuntamiento de Edimburgo; Shereen Benjamin de UCU [Sindicato de trabajadores y trabajadoras de la universidad y centros educativos]; Unison [sindicato nacional de trabajadores y trabajadoras], y el coro Protest in Harmony [coro dedicado al canto de canciones protesta] (traducción propia, los corchetes son míos).

En suma, las prácticas sociales de estos grupos (entendidas como una estrategia según la hemos expuesto en la nota al pie número 6) desmontan la definición de las élites dominantes dándole un sentido contrapuesto a través del rechazo y la negación. Todo ello desde la lucha social competitiva y en nombre del exilio económico.


Algunas conclusiones

Más allá de la definición de la emigración como dicho de una persona que abandona su propio país para establecerse en otro extranjero (RAE, 2018), observamos diferentes prácticas y acciones concretas que expresan lo siguiente: por un lado, el rechazo al discurso que intenta camuflar el exilio económico tras la idea del “emigrante aventurero” y por otro la urgencia de visibilizar la pérdida de derechos humanos y civiles debido al proceso neoliberal que afecta tanto al Estado español como al contexto europeo en general. Donde la criminalización de la protesta social y la pobreza se vuelven una política de Estado.

Las actividades delineadas en estas dos direcciones se impulsan desde un espacio de “solidaridad” entendida como la articulación colectiva de sentimientos compartidos. Más allá de los objetivos que el grupo supuestamente se propone, a través de las prácticas sociales y acciones concretas se genera, de forma espontánea, la posibilidad de crear un espacio donde se articulan las emociones y los sentimientos en una comunicación explícita dentro del grupo subordinado, haciendo posible la construcción de discursos propios y de prácticas de resistencia (11) (Scott, 1990: 174). Las experiencias emocionales compartidas (ya sea por estar lejos de la familia, por no tener trabajo de lo “suyo”, por no tener acceso a una vivienda, por haber perdido el status social que se tenía en el lugar de origen, por los obstáculos del idioma, por tener relación directa con personas reprimidas por el estado, etc.) se vuelven un elemento articulador que le da al grupo un sentido colectivo propio. Cuando estos grupos comenzaron a llevar a cabo este tipo de actividades, solían bromear afirmando que consistía en “una especie de terapia”, “para calmar la indignación”. Los conciertos solidarios, las manifestaciones, las charlas, documentales, las jornadas, talleres ºy otras actividades representan espacios fuera de la escena pública, que se llevan a cabo desde la periferia (fuera del ámbito laboral, del hogar y de la cotidianeidad en la vida pública) donde se transmite lo que Scott denomina una “cultura popular” (Ibídem: 178).

A fin de cuentas las actividades de resistencia pueden aliviar la dominación al mismo tiempo que el hecho de cuestionar la hegemonía puede inducir hacia una renegociación de las relaciones de poder. Es pues el análisis del poder lo que permite también “…mostrar cómo el sujeto puede actuar sobre sí y cambiar la relación de sí consigo mismo […], la resistencia al poder puede entenderse no sólo como una relación agonística de fuerzas sino como una fuerza creativa del campo de posibles acciones” (Castro en Giraldo, 2009: 238).

A pesar de los objetivos conscientes, relacionados con cuestiones concretas como defender los derechos humanos y civiles diseñados por la ideología de la democracia a la que el mismo Estado se adhiere, de manera inconsciente, pasa desapercibida la función transformativa de la participación y la construcción colectiva de los y las “inmigrantes” en su reconfiguración.


NOTAS

1. Para más información sobre la influencia de las políticas neoliberales en la emigración española consultar Domingo I. Valls, Andreu; Sabater Coll, Albert; Ortega Rivera, Enrique. “¿Migración neohispánica? el impacto de la crisis económica en la emigración española”. Empírica. Revista de metodología de ciencias sociales, n. 29, p. 39-66, ago. 2014. ISSN 2174-0682.

2. Nos referimos a “estrategias implementadas por los agentes sociales -sin ser necesariamente conscientes de ello-, en defensa de sus intereses ligados a la posición que ocupan… en el campo que es objeto de análisis” (Gutiérrez, 2005: 101).

3. Entendida como consecuencia de posiciones estructuralmente determinadas que ocupan los agentes sociales en un espacio social de forma involuntaria e inconsciente.

4. Entendiendo el concepto de clase “…no como una dimensión distintiva de la desigualdad […], sino más bien una forma de analizar pautas sistemáticas de desigualdad, que se reproducen en el tiempo, y que presentan de mil maneras distintas un sesgo étnico y de género, etc.” (Crehan, 2004: 218).

5. Tal es así que un estudio comparativo sobre los procesos de adaptación en jóvenes españoles emigrados al Reino Unido y a Chile durante el período 2010-2014 refiere que cuando se compararon las cifras de españoles emigrados al Reino Unido, según las cifras de la EVR [Estadísticas de Variaciones Residenciales] y las del organismo británico NINo (Registrations to Adult Overseas Nationals entering the UK), las ofrecidas por ese organismo inglés eran entre cuatro y siete veces mayores que las ofrecidas por la EVR española. Con una diferencia de hasta 173.518 españoles emigrados más en el periodo 2008-2014 (Rodríguez-Puertas y Entrena-Durán, 2017: 45).

6. La noción de estrategia se refiere a los conjuntos de acciones ordenadas en procura de objetivos a más o menos largo plazo que los miembros de un colectivo producen en función del capital disponible en una correlación de fuerzas (Bourdieu, 2011: 34).

7. Antes de la caída del Partido Popular, debido a la Moción de Censura por la cual Pedro Sánchez (PSOE) se proclamó presidente de gobierno en junio del 2018, ocurría lo siguiente; “En la campaña electoral de 2016, la cantidad exacta de jóvenes emigrantes fue objeto de debate: mientras el PSOE cifraba el fenómeno en 500.000 jóvenes, el PP rebajaba la cifra a 24.000. […]. Lo más significativo…, fue la discrepancia en el discurso interpretativo subyacente: en unos casos se veía la emigración como una «aventura» más o menos pasajera, mientras que en otros casos se veía como un «exilio» forzoso y dañino para los jóvenes y para el país de origen” (Feixa y Rubio, 2017: 14).

8. Inspirado en Michel Foucault quien refiere que “donde hay poder hay resistencias”, siendo esta no un elemento externo al poder sino más bien complementario al mismo, para Scott la resistencia no se produce por un proceso mecanizado sino más bien por una acción política, cotidiana, consciente y elaborada donde las y los subordinados tienen posibilidad de renegociar las relaciones de poder.

9. Lo contrario a la lucha competitiva sería la “lucha revolucionaria”, aquella que sí busca romper con el orden social establecido (Bourdieu, 2001: 103).

10. Luke Campbell “On Workers Memorial Day”, 30 de abril de 2018

11. Scott habla de un “discurso oculto” el cual considera como un espacio donde las clases subordinadas pueden expresar las diversas maneras en que conciben la opresión y así poder reformularla lejos de la vigilancia y el control de las clases dominantes (Scott, 1990: 175).


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