Trasversales

José Luis Carretero

Tecnologías y conflicto social
I. Nuevas tecnologías en el trabajo. El panóptico laboral
II. Las sanciones contra Huawei y la lucha por la hegemonía tecnológica global


Revista Trasversales número 47 junio 2019

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José Luis Carretero Miramar
es profesor de Formación y Orientación Laboral. Miembro del Instituto de Ciencias Económicas y de la Autogestión (ICEA).



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Hay una gran guerra por el control de la productividad potencial y por la determinación de los usos posibles de la nueva tecnología. Una guerra que adquiere tintes geoestratégicos en el marco de un mundo crecientemente multipolar en el que grandes potencias se enfrentan entre sí, pero que también presenta rasgos materialmente apegados al día a día del funcionamiento de las unidades productivas y de las relaciones y articulaciones entre ellas en el marco de la sociedad-fábrica del posfordismo. Es la vieja línea de ruptura de la lucha de clases, que se despliega sobre la cotidianidad productiva, afectando de maneras diversas y conflictuales a la composición misma de la clase trabajadora y a sus experiencias cotidianas de sociabilidad y de trabajo.
Nuevas formas de control, de fabricación de líneas de exclusión y de facilitación de prácticas represivas del comportamiento desviado del elemento proletario en el marco de la cotidianidad de la relación Capital-Trabajo. Un intento emergente por encauzar hacia la generación de plusvalor las potencialidades para el exceso y para la fuga generadas por los productos del trabajo cognitivo de la sociedad sometida al mando capitalista.


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¿Por qué Trump, en medio de este gran pulso sobre la conectividad global y, por tanto, también, sobre la productividad futura del trabajo y su apropiación, introduce a Huawei en una norma sobre sanciones relacionadas con la seguridad nacional, provocando con ello que Google y muchas otras empresas tecnológicas norteamericanas rompan la cadena de suministros del gigante empresarial chino, justo en este momento?
Aventuraremos que ello se produce por un arco de razones que abarca dos finalidades esenciales: romper el mercado global de smartphones, impactando sobre la posibilidad de acumulación de capital de Huawei para impedir su avance y su proceso de innovación tecnológica, afectando por tanto, también, al futuro del desarrollo técnico de la economía china en su conjunto; y, además, presionar fuertemente al gobierno chino en el marco de las conversaciones entabladas entre la Administración Trump y la de Xi Jinping para tratar de llegar a un acuerdo que permita dar por concluida, al menos temporalmente, la guerra comercial empezada hace más de un año con la gran potencia asiática.

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