Trasversales
José Luis Redondo

En Madrid: Conferencia COP25 sobre el cambio climático

Revista Trasversales número 49 diciembre 2019

Textos del autor en Trasversales


La Conferencia COP25 pretende la concreción de los acuerdos de París sobre el cambio climático. La negativa de Bolsonaro a celebrarla en Brasil trasladó la cumbre a Chile, pero la situación de agitación social ha impedido celebrarla y se va a hacer en Madrid aunque presidida por Chile.

En esta conferencia se trata de alcanzar compromisos firmes para que las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) se reduzcan al 45% en 10 años y a cero en 2050. El 12 y 13 de diciembre estará celebrándose esta reunión de estados, organizaciones y personas. Principalmente se va a tratar de concretar los mercados de carbono, quién debe pagar los efectos de los desastres naturales, revisar las metas de reducción -que son insuficientes- y aceptar como punto de partida los datos científicos nuevos cada vez más alarmantes.

Las cosa van mal, no sólo no se han reducido las emisiones sino que han aumentado. La meta era alcanzar una subida de 2º C para el año 2100 y debería de ser de 1,5ºC, mientras la tendencia actual va dirigida hacia los 3ºC y hay quién cree que puede estar más cerca de los 4ºC.

¿Cuál es el peligro de la subida y permanencia de los GEI? No por ser más tremendista en los mensajes se va a encarar mejor el peligro. No está en peligro la Tierra, planeta que seguirá existiendo hasta la muerte por explosión del Sol que se la tragará. No está en peligro la vida, aunque sí la pérdida de especies, la vida ha aguantado extinciones de hasta el 90% de las especies. No está en peligro la humanidad que pudo seguir viviendo hasta en el periodo glaciar.

Lo que se va a producir en mayor o menor medida es la pérdida de territorios y de condiciones de habitabilidad, lo que supondrá desplazamientos de millones de personas y desastres cada vez más frecuentes.

Si se cumplen los acuerdos de París el nivel del mar subiría 0,43 metros de media y si continuamos como hasta ahora será mas cerca de 1 metro. Los asentamientos humanos del 10% de la población no serán viables, unos 680 millones de personas; otros 65 millones tendrán que abandonar las islas de litoral bajo. La desertización avanzará en África y en el Mediterráneo, disminuirá el agua potable y las inundaciones y huracanes serán cada vez más abundantes.

Es evidente que se producirán desplazamientos de las poblaciones afectadas, guerras locales y la incapacidad de gestionar la situación. Es difícil de concebir que en estas condiciones se mantuvieran los estados democráticos

Los mayores emisores de GEI son China, EEUU, UE e India, que emiten el 60% de los gases; de ellos un 80% proceden de quemar carbón y petróleo, un 50% se generan en la industria y en el transporte. Las últimas noticias no son positivas, la salida de los EEUU de Trump de los Acuerdos obliga a los demás países a disminuir todavía más sus emisiones, de los grandes emisores sólo la UE está tomando en serio la tarea. Así que por más medidas que tomemos los habitantes del planeta no parece que pueda alcanzarse un acuerdo mundial más exigente que el alcanzado en París.

En poco tiempo se ha alcanzado conciencia de la gravedad del problema pero ahora hay que actuar. Actuar es muy difícil en una sociedad donde siempre hay que crecer. Basta ver las alarmas por la desaceleración económica actual. Crecer económicamente significa hacerlo en consumo energético, lo que a medio plazo sólo puede hacerse dejando de quemar combustibles fósiles. La implantación de energías renovables va lenta y sólo puede alcanzar a la producción de electricidad y a los sectores que la usan.

Hay que subrayar que para alcanzar la meta hay que dejar de extraer carbón y petróleo progresivamente y dejar las reservas sin explotar. Nadie puede esperar que dejen de hacerlo los países con reservas. Sólo se hará si deja de haber demanda mundial. Igualmente es inconcebible disminuir el crecimiento sin hacer lo mismo con el consumo, es decir sin ir a otro modelo de sociedad.

Los sectores con grandes emisiones tendrán que disminuir enormemente, sobre todo los sectores energético, siderúrgico, cementero y del automóvil, lo que supondrá una fuerte reducción de puestos de trabajo. Por lo tanto se producirán luchas laborales y sociales contra estas reducciones, luchas contra el cambio necesario, que ya se están dando, como los chalecos amarillos, en las zonas mineras, en Chile, etc. Sólo una planificación que cree trabajos alternativos, la reducción de la jornada de trabajo y la implantación de una renta básica puede frenar esta deriva.

Al contrario, son necesarias grandes movilizaciones, mayores que las de Fraydays for Future, para impulsar el cambio, primero en la conciencia de la gente y en su forma de vida, pero sobre todo para que los gobiernos aborden la Transición Energética como una catástrofe climática, con medidas de excepción.

Frente a esas consecuencias están los que esperan que el avance tecnológico permita seguir igual y reducir los GEI. Se trata de confiar en lo que no está, una fe como otra cualquiera, mientras la catástrofe avanza.

Para comprometer las medidas necesarias hay que combatir el capitalismo verde. El sueño de que un maquillaje permitirá curar una herida muy profunda. Así nos venden automóviles eléctricos, bancos que invierten en verde, compañías eléctricas que ocultan sus fuentes de producción, etiquetas verdes y eco para todo. Estos nuevos mensajes rinden tributo a la necesidad, pero sólo pueden servir para no abordar las costosas medidas, enmascaran la realidad en una nueva huida hacia delante.

Hay que prever ya la necesaria adaptación a las consecuencias del cambio climático además de intentar frenar la subida de la temperatura de la atmósfera. Unas formas sociales distintas tienen que aparecer, puede ser que permitan una vida buena, aceptando que vivir con menos es necesario o puede ser la guerra de todos contra todos y desastres sin tregua.

La urgencia es tal que hay que tomar medidas drásticas en los próximos 10 años y los que verán las consecuencias serán nuestros hijos y nietos, la humanidad de un futuro muy cercano.


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