Trasversales
Terry Moon

Las mujeres afganas pagan el precio de la desmesura estadounidense

Revista Trasversales número 55 septiembre 2021 web

Original en inglés:

https://newsandletters.org/afghan-women-pay-the-price-for-u-s-hubris/




En el momento de terminar este artículo, en Afganistán los talibanes están asesinando a hombres que ayudaron a los EEUU, el Reino Unido y otras fuerzas que los combatieron; y asesinando y golpeando a mujeres y niñas que se han hecho vidas ialgo independientes. Están amenazando de muerte a las familias de los hombres afganos que combatieron en el ejército afgano o sirvieron de alguna manera a las fuerzas estadounidenses y de otro tipo si no se entregan a ellos. No cabe hacerse ilusiones sobre los talibanes, cuya promesa de gobernar según la ley de la sharia es una promesa de imponer una dictadura despiadada sobre todos los aspectos de la vida de las personas. Nunca dejaron de hacerlo, de la forma más violenta posible, en los 20 años en los que EEUU estuvieron en Afganistán en aras de sus propios intereses.


Donald Trump preparó el terreno

Las mujeres afganas se manifestaron el 13 de febrero en Kabul mostrando su oposición a la violencia contra las mujeres. Gritaban: "¡Justicia! ¡Justicia!" y "¡No más violencia!

Las "negociaciones" deliberadamente irresponsables de Donald Trump con los talibanes siempre fueron una mentira, ya que los talibanes continuaron asesinando a cientos de mujeres con presencia pública como periodistas, abogadas, juezas, policías y activistas. Mientras los gobernantes estadounidenses mienten un poco más diciendo que "hay que esperar a ver qué harán los talibanes", como si el mundo entero no lo supiera, las y los afganos viven con auténticos terror y pavor. Esa es la razón por la aproximadamente "el 80% de las personas desplazadas que llegan a Kabul y otras ciudades son mujeres y niños".

Sin embargo, a pesar del terror, de las palizas con culatas de fusil y garrotes, de los disparos contra la multitud y las muertes subsiguientes, los afganos, incluidas -mejor dicho, especialmente- las mujeres, continúan manifestándose contra el gobierno talibán. En Kabul y otras ciudades, la gente utilizó el 19 de agosto, un día tradicionalmente utilizado para celebrar la independencia de Afganistán en 1919 del control británico, para manifestarse contra los talibanes. Cientos de personas marcharon en Kabul hacia el palacio presidencial ondeando la bandera nacional afgana y gritando "¡nuestra bandera, nuestra identidad!" Un manifestante derribó la bandera de los talibanes en la plaza Abdul Haq y en su lugar colocó la bandera nacional. Cuatro mujeres en Kabul estaban en una calle muy transitada con sus carteles de protesta a la vista de todos. Gritaron contra la interpretación mortalmente misógina de la sharia de los talibanes, diciendo: "¡La ley de la sharia nos da el derecho a trabajar, estudiar y recibir educación!"

Manifestaciones similares tuvieron lugar en otras partes del país, incluso en Asadabad, en la provincia de Konar, en una manifestación que parecía estar dirigida por mujeres. El talibán disparó contra la multitud y mató a varios manifestantes.

Estas son las protestas de las que la prensa pudo informar. No cabe duda de que hubo muchas más. De hecho, durante 20 años e incluso en décadas anteriores han sido las mujeres afganas las que han luchado por una realidad más libre. Por esa razón Kimberley Motley, un abogado estadounidense de derechos humanos que trabajó en Afganistán durante 13 años, se indignó con la declaración egoísta del presidente Biden de que los afganos "no están dispuestos a luchar" contra los talibanes. "Es tan insultante decirlo, especialmente para las mujeres", dijo, y agregó: "¿Cómo se atreve alguien a pensar que no están dispuestas a pelear solo porque no están en un campo de batalla?"



EEUU nunca luchó por la libertad para el pueblo afgano

La verdad no es que las y los afganos no estén dispuestos a luchar por su libertad, sino que Estados Unidos en esas dos décadas nunca luchó por la libertad de las personas cuyas tierras invadieron. Mientras que el 16 de noviembre de 2001 la esposa del presidente George W. Bush, Laura Bush, condenó en un discurso radial a la nación "la severa represión contra las mujeres en Afganistán" y dijo que "la lucha contra el terrorismo es también una lucha por los derechos y la dignidad de la mujer", pero esa nunca fue la razón por la que Estados Unidos ocupó el país. Como escribió Kim Berry en su artículo de 2003, "El uso simbólico de las mujeres afganas en la guerra contra el terror: sin un "análisis crítico ... corremos el riesgo de utilizar a las mujeres afganas como símbolos y peones en un conflicto geopolítico, silenciando así sus diversas necesidades e intereses y excluyendo la posibilidad de contribuir a la realización de sus prioridades y aspiraciones autodefinidas ". Exactamente.

El desprecio inhumano por los ciudadanos reales de Afganistán ejercido por sucesivas administraciones estadounidenses, incluida la actual, se manifiesta en cómo se han negado a ayudar a los afganos que ayudaron a las fuerzas estadounidenses, poniendo así en peligro sus vidas y las de sus familias. Durante años, traductores, conductores, cocineros, limpiadores y constructores afganos han estado pidiendo visas que les permitan escapar de Afganistán y de la muerte a manos de los talibanes que les espera si se quedan. Estados Unidos se lo puso lo más difícil posible.

En palabras de un joven activista estadounidense que visitó Afganistán: "Durante la última década, la embajada de EEUU se ha preocupado principalmente por ser una fábrica de rechazo de visas, incluso para las personas que ayudaron directamente a EEUU. La manera en que hoy se les da la espalda no es nada nuevo. Si el esfuerzo para reunir montañas de papeleo no fue un obstáculo suficiente, el personal de la embajada, llegado el momento de la entrevista, hostiga, grita y chilla para terminar rechazando sumariamente la visa. Otros comienzan diciendo que ya aprobaron la visa, y luego agreden la dignidad de la persona diciéndole que era mentira y negándosela".


El fiasco de los visados: trampa Catch-22 (nt1)

En verdad, Estados Unidos creó intencionadamente una situación "catch-22" para quienes ayudaron a EEUU y ahora intentan huir de Afganistán. Como explican Melanne Verveer y Tanya Henderson, en The Washington Post, "Cientos de mujeres, periodistas, activistas y juezas han sido asesinadas en los últimos años. A menos que sean evacuadas, muchas más serán víctimas de los talibanes... El 2 de agosto el Departamento de Estado anunció una expansión del Programa de Admisión de Refugiados en EEUU asignándole Prioridad 2 (P-2). La nueva categoría brinda la oportunidad de reasentarse permanentemente en los Estados Unidos a la población afgana en riesgo y que no puede optar a los visados especiales de inmigrante. Sin embargo, sigue siendo casi imposible acceder al Programa de Admisión de Refugiados... Las pautas de admisión de refugiados en EEUU exigen que los solicitantes y sus familiares que pudieran acompañarles se trasladen a un tercer país, por su propia cuenta, antes de que sus casos puedan comenzar a gestionarsr. Los visados son difíciles de conseguir para las activistas afganas, en el mejor de los casos. Con la conjunción de dos desastres como el Covid-19 y la guerra que se libra en Afganistán, la mayoría de los países han dejado totalmente de ofrecer visados".

Biden puede pontificar acerca de sacar a "todos los estadounidenses", pero su inhumanidad hacia el pueblo de Afganistán muestra su verdadera medida. Lo que está claro ahora es que a lo largo de más de 40 años de guerra, el pueblo afgano ha demostrado una tremenda capacidad para sobreponerse a la adversidad. Como no pueden esperar ninguna ayuda del gobierno de EEUU, la solidaridad de quienes luchan, especialmente en Estados Unidos, es más importante que nunca.


Nota traducción

1. Catch-22 hace referencia a una novela de Joseph Heller de ese título, en la que se describe una especie de trampa lógica en la que lo que parece ser un conjunto de opciones en realidad desemboca en un resultado único e inevitable. En particular describe, durante la II Guerra Mundial, una supuesta norma según la cual, por un lado, los pilotos con problemas mentales podían solicitar no participar en vuelos, pero por otro se consideraba que el no querer participar en vuelos de combate era un indicador de cordura. Por tanto, si no solicitabas la exención, tenías que seguir volando, y si la solicitabas se consideraba que eras una persona cuerda dado que no querías participar en combates aéreos y por tanto se te denegaba.