Trasversales
Alliance for Workers' Liberty

Rusia: ¡fuera las manos de Ucrania!


Revista Trasversales número 57, enero 2022 web

Solidarity nº 621, 26/1/2022, Texto editorial

Versión original:

https://www.workersliberty.org/publications/solidarity/solidarity-621-26-january-2022



Si Rusia invade Ucrania, lo que parece cada vez más probable, será una continuación y una escalada del proyecto imperialista regional perseguido por Putin desde que llegó al poder en el año 2000. Constituirá un asalto al derecho de Ucrania a la autodeterminación nacional.

En las últimas dos décadas, Putin ha combinado políticas internas cada vez más autoritarias, destinadas a sofocar cualquier muestra de oposición interna a su gobierno, con una política exterior expansionista e imperialista, destinada a someter de nuevo bajo la influencia de Rusia los estados vecinos hoy independientes y que fueron parte de la URSS.

La multiplicación por cinco del del petróleo y del gas, principales exportaciones de Rusia, durante los primeros años de su gobierno permitió a Putin aumentar enormemente el gasto militar de Rusia, sentar las bases para un estado "fuerte" (es decir, autoritario) y asumir el papel de superpotencia económica regional.

Desde entonces, las tropas rusas se han involucrado en conflictos militares a gran escala en Chechenia, Daguestán, otras regiones del norte del Cáucaso y Georgia (así como, más lejos, en Siria). Rusia también ha intervenido, de diferentes maneras, para apoyar a regímenes locales leales a Moscú, como en Bielorrusia y, más recientemente, en Kazajistán.

Rusia ahora tiene más de una docena de bases militares fuera de sus fronteras,en los territorios de estados ex-URSS. Está construyendo bases militares en Madagascar, Eritrea, Sudán, Mozambique y la República Centroafricana.

Ucrania ha tenido un significado particular en este marco de una Rusia que retorna hacia un papel similar a su papel en siglo XIX como "gendarme de Europa" (una autocracia reaccionaria que aplastó los levantamientos populares para mantener su dominio de los estados vecinos).

Fue para Rusia el acceso acceso a un puerto de "aguas cálidas", el de Sebastopol, alquilado por Ucrania para su uso por la flota rusa [hasta 2042, pero ese acuerdo bilateral fue roto por Rusia una vez que en 2014 se apoderó por la fuerza de ese puerto]. Fue el país a través del cual Rusia movió más de un tercio de sus exportaciones de gas. Y, como en la época soviética, las exportaciones de carbón y la producción de la industria pesada del Donbass jugaron un papel clave en la economía rusa.

Junto con su importancia militar y económica, Ucrania también era un país sobre el que Putin creía que no tenía razón de existir como estado independiente. Según Putin, los rusos y los ucranianos son realmente un solo pueblo, actualmente separado como resultado de varias desgracias históricas; según él, Lenin se equivocó gravemente al apoyar la creación de un estado ucraniano independiente. Esta opinión ha sido repetida por Putin a lo largo de los años, pero especialmente lo ha hecho, más recientemente, en el programa de televisión ruso "Línea Directa" de junio de 2021 y en un largo ensayo "histórico" posterior publicado en agosto.

La expansión imperialista rusa y la negativa a reconocer el derecho de Ucrania a existir brindan el contexto para el enfoque de Putin hacia Ucrania en los últimos años.

Después de la "Revolución Naranja" de Ucrania en 2004, que obligó a repetir las elecciones presidenciales provocando que el prorruso Yanukovich fuera derrotado por el prooccidental Yushchenko, Putin comenzó a proporcionar apoyo financiero y entrenamiento al partido de de Yanukovich, el ·"partido de las regiones", y a otras organizaciones prorrusas.

En parte debido a ese apoyo, Yanukovich ganó las elecciones presidenciales de 2010. Pero su decisión a fines de 2013 de optar por un tratado económico con Rusia, revirtiendo su posición anterior de firmar uno con la UE, desencadenó protestas masivas en toda Ucrania, lo que le obligó a huir del país a principios de 2014.

La adopción de una orientación pro-occidental por parte de Ucrania, junto con el derrocamiento de un presidente pro-ruso por un levantamiento popular, ¡lo que podría servir de ejemplo para Rusia!, era anatema para Putin.

La respuesta de Putin fue rápida y brutal. Rusia se anexó Crimea, asegurando su control sobre Sebastopol, y alentó, planeó, armó y financió falsos levantamientos "populares" en el Donbass, respaldados por tropas rusas sobre el terreno cuando corrían el riesgo de ser derrotados.

Crimea y Sebastopol fueron rápidamente declarados "sujetos federales", es decir, parte de la propia Rusia. Las “repúblicas populares” de Donetsk y Lugansk han pasado por un proceso de integración más lento, incluyendo la introducción del rublo, la emisión de pasaportes rusos y la disputa de "elecciones" locales (fuertemente controladas) por parte de los partidos políticos rusos.

Las consecuencias de la agresión militar rusa contra Ucrania hasta la fecha han sido 14.000 muertos y 1,9 millones de ucranianos desplazados internamente, huidos de los combates o expulsados ​​de sus hogares. Otros cuatro millones de ucranianos abandonaron el país para buscar trabajo en el extranjero.

En Crimea y las "repúblicas populares" los últimos ocho años han sido de represión política, declive económico y ecológico, difuminándose cualquier distinción entre los políticos y el crimen organizado.

No está claro por qué Putin eligió finales de 2021 para aumentar la amenaza de una invasión militar a gran escala de Ucrania. Puede ser que, tras la toma del poder por parte de los talibanes en Afganistán, vea a Occidente como débil y poco dispuesto a contraatacar.

Eso encajaría con la visión general de Putin sobre Occidente: considera que sufre un declive a largo plazo, minado desde dentro por su aceptación de los derechos LGBT+, el feminismo y el multiculturalismo. Este conservadurismo social proporciona un puente entre Putin y los partidos de extrema derecha en Europa, un puente que también actúa como conducto para el apoyo financiero.

Una explicación muy diferente para el aumento de las tensiones militares entre Rusia y Ucrania se puede encontrar en las páginas del Morning Star y en el sitio web de Stop the War Coalition. Pero es una explicación completamente errónea.

Han revivido la narrativa de 2014 sobre un "golpe fascista" en Ucrania, el terror neonazi, supuestos levantamientos "antifascistas" y una OTAN agresiva que tiene la intención de asegurarse la entrada de Ucrania y que ya ha estacionado tropas en el país.

Pero Ucrania planteó por primera vez el tema de la entrada en la OTAN en 2008. Catorce años después todavía no es miembro (aunque tiene el estatus de "Socio Preferente"). Lejos de "inventar" el riesgo de una invasión rusa para así atraer a Ucrania hacia la OTAN, ésta ha mantenido a Ucrania deliberadamente lejos.

¿Tropas de la OTAN estacionadas en Ucrania? Cerca de un centenar de miembros de la Guardia Nacional de Florida, estacionados cerca de la frontera con Polonia, que dan entrenamiento a las tropas ucranianas. ¿Más tropas pertenecientes a países de la OTAN estacionadas en Ucrania? El Reino Unido ha enviado 30 soldados como adicionales entrenadores. Pero cien miembros de la Guardia Nacional de Florida y 30 soldados británicos no son una presencia militar seria.

Estados Unidos ha amenazado con sanciones si Rusia invade, pero no con tropas. El ministro de Defensa tory [conservador], Ben Wallace, ha sido igualmente explícito: "Ucrania no es miembro de la OTAN, por lo que es muy poco probable que alguien envíe tropas a Ucrania para desafiar a Rusia. No deberíamos engañar a la gente con lo que haríamos".

La narrativa de Morning Star y Stop the War Coalition está tan alejada de la realidad que si Rusia invadiera Ucrania mañana, convocarían una concentración en la Embajada de los Estados Unidos en Londres.

Los socialistas nos oponemos a la existencia de la OTAN. Nuestra respuesta a la amenaza de un conflicto internacional no es la creación de bloques mayores y mejor armados por parte de las grandes potencias, ni depender de esos bloques o apelar a ellos, sino la movilización de las clases trabajadoras contra sus propias clases dominantes.

El conflicto militar no suspende la necesidad de la lucha de clases, la hace más vital que nunca.

Por eso, como socialistas, lo que decimos ahora es ¡Fuera las manos rusas de Ucrania! ¡Por el derecho de Ucrania a la autodeterminación nacional! ¡Solidaridad con los movimientos obreros y socialistas de Ucrania y Rusia!