Trasversales
Movimiento Socialista Ruso / Movimiento Social (Ucrania)

Contra el imperialismo ruso

Revista Trasversales número 58 abril 2022 web


Aunque la mayoría de la izquierda condena la invasión rusa de Ucrania, no puede decirse que haya unidad al respecto en el campo de la izquierda. Nos gustaría dirigirnos a aquellos que, dentro de la izquierda, aún mantienen la posición de que "en ambos bandos cuecen habas" y consideran que estamos ante una guerra interimperialista.

Ya es hora de que la izquierda despierte y haga un "análisis concreto de la situación concreta" en vez de reproducir los ya agotados marcos de comprensión propios de la Guerra Fría. Pasar por alto el imperialismo ruso es un terrible error de la izquierda. Es Putin, no la OTAN, quien está librando una guerra contra Ucrania. Por eso es esencial desplazar nuestro foco de atención, desde el imperialismo occidental al imperialismo agresivo de Putin, que tiene una base ideológica y política además de económica.

El imperialismo ruso se basa en dos elementos:

- En primer lugar, se encuentra el revisionista nacionalismo ruso. Desde 2012, Putin y su entorno saltaron desde el concepto cívico de nación (rossiysky, "relacionado con Rusia") hasta un excluyente concepto de rusidad basado en la etnia (russkiy, "étnica/culturalmente ruso"). Sus agresiones a Ucrania, en 2014 y en 2022, se presentan como una legítima recuperación de tierras "originalmente" rusas. Además, este concepto de "rusidad" (étnica) revive el concepto imperial de la nación rusa del siglo XIX, que reducía la identidad ucraniana y bielorrusa a identidades regionales. Según este punto de vista, rusos, bielorrusos y ucranianos son un solo pueblo. Emplear este concepto en la retórica oficial implica la negación de un Estado ucraniano independiente. Por eso no podemos tener la certeza de que Putin solo quiera el reconocimiento de la soberanía rusa sobre Crimea y el Donbas. Putin puede desear anexar o someter a toda Ucrania, amenazas que aparecen en su artículo "Sobre la unidad histórica de rusos y ucranianos" y en su discurso del 21 de febrero de 2022. Finalmente, la perspectiva de las conversaciones de paz entre Ucrania y Rusia son bastante sombrías, ya que el equipo negociador de Rusia está encabezado por el exministro de Cultura Vladimir Medinsky, uno de los más fieles creyentes en la ideología del russkiy mir (1) o "mundo ruso", un mundo en el que, pueden creernos, nadie será feliz.

- En segundo lugar, aunque la agresión de Putin es difícil de explicar racionalmente, los actuales acontecimientos han demostrado que puede ser bastante razonable, sin embargo, tomarse al pie de la letra la retórica imperialista rusa. El imperialismo ruso está alimentado por el deseo de cambiar el llamado "orden mundial". Por tanto, la exigencia de Putin de que la OTAN se retire de Europa del Este puede indicar que Rusia no se contentará con Ucrania; Polonia, Letonia, Lituania o Estonia pueden ser próximos objetivos de la agresión de Putin. Es muy ingenuo exigir la desmilitarización de Europa del Este, porque a la luz de las circunstancias actuales, eso solo apaciguará a Putin y hará que los países de Europa del Este sean más vulnerables ante la agresión de Putin. El discurso sobre la expansión de la OTAN oculta el deseo de Putin de dividir Europa en dos esferas de influencia, una de Estados Unidos y otra de Rusia. Estar en la esfera de influencia rusa significa la subordinación política de un país a Rusia y su sometimiento a la expansión del capital ruso. Los casos de Georgia y Ucrania demuestran que Putin está dispuesto a usar la fuerza para influir en los asuntos políticos de los países que, según él, quieran abandonar la esfera de influencia rusa. Es importante comprender que la comprensión de Putin de los agentes clave en el orden mundial se limita básicamente a Estados Unidos y China. No reconoce la soberanía de otros países, considerándolos satélites de uno de estos agentes del orden internacional.

Putin y su entorno son muy cínicos. Se escudan bajo el bombardeo de Yugoslavia por parte de la OTAN, la intervención estadounidense en Afganistán y la invasión de Irak para justificar el bombardeo de Ucrania. En este contexto, la izquierda debe ser consistente y decir no a todas las agresiones imperialistas en el mundo. Hoy el agresor imperialista es Rusia, no la OTAN, y Rusia continuará agrediendo si no es detenida en Ucrania.

Además, no debemos hacernos ilusiones sobre el régimen de Putin. No ofrece ninguna alternativa al capitalismo occidental. Es un capitalismo autoritario, oligárquico. La desigualdad en Rusia ha aumentado significativamente durante los 20 años de su liderazgo. Putin no es solo un enemigo de la clase trabajadora, sino también un enemigo de todas las formas de democracia. La participación popular en la política y en el voluntariado asociativo es considerada sospechosa en Rusia.

Putin es esencialmente un anticomunista y un enemigo de todo por lo que luchó la izquierda en el siglo XX y por lo que lucha en el XXI. En su visión del mundo, los fuertes tienen derecho a vencer a los débiles, los ricos tienen derecho a explotar a los pobres y los hombres fuertes en el poder tienen derecho a tomar decisiones en nombre de su población carente poder. Esta visión del mundo debe recibir un duro golpe en Ucrania. Para que se produzca un cambio político dentro de Rusia, el ejército ruso debe ser derrotado en Ucrania.

Queremos abordar una petición muy controvertida, la de ayuda militar para Ucrania. Entendemos las repercusiones de la militarización para el movimiento de izquierda progresista en todo el mundo y la resistencia de la izquierda a la expansión de la OTAN o a la intervención occidental. Sin embargo, se necesita un contexto más amplio para tener una imagen más completa. En primer lugar, los países de la OTAN proporcionaron armas a Rusia a pesar del embargo de 2014 (Francia, Alemania, Italia, Austria, Bulgaria, República Checa, Croacia, Eslovaquia y España). Por lo tanto, la discusión sobre si las armas enviadas a la región terminarán en manos correctas o equivocadas es algo tardía. Ya están en malas manos, y los países de la UE solo corregirían sus errores anteriores proporcionando armas a Ucrania. Además, las alternativas garantías de seguridad que ha propuesto el gobierno ucraniano requieren la participación de una serie de países, y probablemente solo puedan lograrse con su participación. En segundo lugar, como han enfatizado numerosos artículos, el regimiento Azov es un problema. Sin embargo, a diferencia de 2014, la extrema derecha no está jugando un papel destacado en la guerra actual, convertida en una guerra popular, y nuestros camaradas de la izquierda antiautoritaria de Ucrania, Rusia y Bielorrusia están luchando juntos contra el imperialismo. Como ha quedado claro en los últimos días, Rusia está tratando de compensar con ataques aéreos su fracaso en tierra. La defensa aérea no le dará a Azov ningún poder adicional, pero ayudará a Ucrania a mantener el control de su territorio y a reducir las muertes de civiles, incluso si las negociaciones fracasan.

En nuestra opinión, la izquierda debería exigir:

- la retirada inmediata de todas las fuerzas armadas rusas de Ucrania;

- nuevas sanciones personales contra Putin y sus multimillonarios (es importante entender que Putin y su entorno solo se preocupan por sus propios activos privados; el estado de la economía rusa en general les es algo ajeno; la izquierda también puede usar esta demanda para exponer la hipocresía de quienes patrocinaron el régimen y el ejército de Putin, y que incluso ahora siguen vendiendo armas a Rusia);

- sanciones sobre el petróleo y el gas rusos;

- mayor apoyo militar a Ucrania, en particular la provisión de sistemas de defensa aérea;

- la introducción de fuerzas de paz de la ONU de países no pertenecientes a la OTAN para proteger a civiles, a los corredores de evacuación y a las plantas de energía nuclear (el veto de Rusia en el Consejo de Seguridad de la ONU se puede superar en la Asamblea General).

La izquierda también debería apoyar a la gente de izquierda ucraniana que participa en la resistencia, dándoles visibilidad y apoyo financiero y amplificando sus voces. Reconocemos que quienes hacen posible una mayor resistencia son millones de trabajadores esenciales y voluntarios de ayuda humanitaria ucranianos.

Ciertas demandas (apoyo para todos los refugiados en Europa independientemente de su ciudadanía, la cancelación de la deuda externa de Ucrania, sanciones contra los oligarcas rusos, etc.) son ampliamente aceptadas por la izquierda y, por lo tanto, no las discutimos aquí.

La invasión rusa de Ucrania sienta un terrible precedente para la resolución de conflictos que implican riesgo de guerra nuclear. La izquierda debe tener una visión propia de las relaciones internacionales y de la arquitectura de la seguridad internacional, que puede incluir el desarme nuclear multilateral (vinculante para todas las potencias nucleares) y la institucionalización de respuestas económicas internacionales a cualquier agresión imperialista en el mundo. La derrota militar de Rusia debería ser el primer paso hacia la democratización del orden global y hacia la formación de un sistema de seguridad internacional. La izquierda internacional debe contribuir a esta causa.

Notas de traducción

1. La expresión russkiy mir, traducible literalmente como "mundo ruso", admite varias interpretaciones, étnicas, culturales, étnico-culturales u otras más peligrosas dado que el propio Putin declaró que el russkiy mir no tiene fronteras y ha hecho de esa expresión un pilar ideológico expansionista, similar al de Lebensraum ("espacio vital") para los nazis.