Trasversales
Lois Valsa

Primavera cultural madrileña 2022


Revista Trasversales número 59, junio 2022 web

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Introduccion: Putin II

10 de junio de 2022: Putin se equipara con Pedro el Grande para justificar la invasión.

Parece ser que también nos ha tocado en suerte restaurar y fortalecer la soberanía del país y sus territorios ancestrales; y si partimos del hecho de que estos son los valores básicos de nuestra existencia, tendremos éxito en esta tarea que se alza ante nosotros (Vladimir Putin, a los 350 años del nacimiento del primer emperador ruso Pedro el Grande).

Hay una sola cosa que Rusia no ha visto en sus mil años de historia: la libertad (Vasili Grossman)

La vida rusa machaca al ruso hasta tal punto que no logra reponerse (Antón Chéjov)

El régimen que nos gobierna no es sino una amalgama de vieja nomenclatura, de tiburones financieros, de falsos demócratas y de KGB. No puedo llamarlo democracia; es un híbrido repugnante que no tiene precedentes en la historia y del que se ignora la dirección que tomará… pero si esta alianza vence, nos explotarán no 70, sino 170 años (Alesandr Solzhenitsin, 1992)

(Estas tres citas están al comienzo de El imperio de R. Kapuscinski)

Si en la primera parte del texto (Invierno cultural madrileño 2022) se ha tratado de ver la historia que el presidente, “zar”, ruso se cuenta a sí mismo para justificar sus criminales actos, aquí vamos a profundizar en otros aspectos complementarios que nos ayuden a entender la invasión de Ucrania. Al final del texto anterior recomendaba vivamente la lectura del texto (“De nuevo al borde del abismo”) de Edgar Morin, el pensador francés de 100 años que conserva una lucidez mental que es la que nos hace falta para entender la complejidad de este mundo y de los difíciles e inciertos tiempos que vivimos y sufrimos. Morin, en su escrito, comenzaba rememorando la angustia que sintió en 1962 durante la crisis de los misiles rusos en Cuba que, como ya sabemos, Jruschov in extremis retiró. “Hoy, aunque sea de otra manera, veo que volvemos a estar al borde del abismo y en una incertidumbre absoluta sobre el futuro”. Pero Morin no se desanimaba al menos en el análisis: “Vamos a intentar aclarar la situación, algo que es sencillo y a la vez complejo. La sencillez consiste en que hay un agresor y un agredido, el agresor es una gran potencia y el agredido una nación pacífica”. Esta posición de Morin la compartía en mi escrito sobre todo frente a ciertas posturas de una cierta izquierda que ha intentado justificar, de una manera u otra, a Putin. Quizá eso, en parte al menos, explique la escasez de manifestantes contra la guerra en Rusia, a no ser los ucranios, sobre todo si lo comparamos con las masivas manifestaciones contra la guerra de Irak. No entiendo los dos raseros para medir la invasión de Irak y la invasión de Ucrania. Pero ya había pasado también en la guerra de Siria.

Por eso ha sido reconfortante leer una entrevista (”Lo ético para la izquierda ahora es apoyar a Ucrania”, El Mundo, 30/04/22) de un pensador y opositor al régimen sirio de Bashar Asad, Yassin Al-Haj Saleh (Raqqqa, 1961), quién siente perplejidad ante cómo una porción notable de la izquierda europea, incluidos altos cargos de Podemos, hacen malabarismos para evitar condenar la agresión rusa a Ucrania. En este sentido, la postura de la revista Trasversales (nº 58, marzo 2022) ha sido muy clara: “contra Putin con Ucrania”. “Solidaridad con Ucrania”. “Fuera tropas rusas de Ucrania”. En la imagen de su portada Putin tiene a Hitler en su cerebro. Observar lo que ocurrió en Siria, él ha pasado 15 años en la cárcel y su mujer está desaparecida, nos ayuda a entender mejor lo que pasa en Ucrania. “En seis años y medio de intervención en Siria, el ejército ruso ensayó bombardeos y probó armas. El 85% de sus mandos pasaron por Siria y testaron más de trescientas armas distintas”. “Por un lado, lograron una gran experiencia previa a la invasión de Ucrania; por el otro, impunidad total. Ni siquiera una rendición de cuentas por lo que hicieron. Estoy convencido de que eso alentó a Putin”, aclara Saleh. Añade: “Por supuesto Rusia actuó en Siria con la luz verde de EEUU. La llamada guerra al terror proporcionó un sustrato común a rusos y estadounidenses. Los puso prácticamente en el mismo bando en Siria. Y en opuestos en Ucrania. No fue hasta ese momento que la gente dijo: ¡“Ah, como lo que había ocurrido en Alepo!”. Rusia, en apariencia, ganó esa guerra pero, como dice Saleh, fue una victoria pírrica: “Los rusos no pueden resolver un solo problema en Siria. El país está destruido, hay 17 millones de desplazados y el 90% están por debajo del umbral de la pobreza”.

Este opositor sirio quiere dejar muy claro que la intervención rusa en Siria fue para proteger un régimen extremadamente brutal. Fue sobre imperialismo y supremacía rusa, nunca fue de derechos o sobre proteger a gente vulnerable. Por eso: “Fue un shock para mí ver a muchos imperialistas de izquierdas en Occidente que están con el régimen. Es imperdonable, un gran error. Están destruyendo su causa, su credibilidad, no están del lado de la justicia, la libertad, la igualdad y la hermandad sino del de un criminal. Me ha sorprendido la mezcla de ignorancia y arrogancia en muchos de los izquierdistas occidentales, es incluso colonialista”. Sigue: “No necesitan saber realmente qué ocurre en Siria o Ucrania. Hicieron lo mismo en Bosnia. Noam Chomsky es un adicto a negar genocidios, ya sea en Camboya, en Kosovo o en Siria”. Hay que recordar que en el “Manifiesto” de Podemos habían puesto en la cabecera de las firmas a Chomsky para darle “pedigrí” al texto. Hasta las mejores cabezas y grandes luchadores, a veces, por desgracia, se equivocan. Como mostraba Morin también, Saleh deja claro que no se puede equiparar a agresor y agredido. Piden diálogo, ciertamente el que a todos nos gustaría, pero con las humillaciones sucesivas de Macron primero y de Guterres después, el mismo día que arrasó Kiev como respuesta a su diálogo, parece que esta vía “diplomática” a Putin se la suda. Finalmente, este opositor sirio piensa que “Ucrania debería ser ayudada a defender su independencia y soberanía y luego entonces pueden hablar sobre una neutralidad formal, por ejemplo, o una sobre una coexistencia pacífica con Rusia”. Por último, “cree que Ucrania no debe unirse a la OTAN, pero sí a la Unión Europea”.

La realidad de la invasión es que Putin no ha logrado doblegar al pueblo ucranio tal como pensaba. La lucha de este pueblo le está haciendo ver todas las mentiras que se cuenta a sí mismo. O como dice Mark Galeotti, eslavista y profesor en University College of London: “Hace mucho que Putin escucha a los espías, no a los diplomáticos” (El Mundo, 22/04/22). En su libro We need to talk about Putin defiende que el Estado ruso funciona como un fondo de capital riesgo, con un criterio de ganancia rápida, pero ya había escrito otro, La ley del crimen (RBA) sobre la mafia rusa durante el periodo soviético. Galeotti afirma que el régimen ruso está envenenado por la competencia entre servicios de inteligencia, que pelean por decirle al líder lo que el líder quiere escuchar. Aclara: “Es algo generacional. Toda la gente en torno a Putin tiene entre 68 y 72 años y comparte la idea de ser el último aliento del imperialismo soviético. Los altos funcionarios de cincuenta y tantos años que los sustituirán… Los conozco y no son gente encantadora que ame la democracia pero sí son pragmáticos. Les gusta su casa en España”. Pero, por ahora, hay muchos testimonios de diplomáticos que se quejan de que Putin no les escucha y que tiene mucho más en cuenta a los espías. El problema es que existen cuatro agencias de espionaje que buscan la manera de decirle al líder lo que quiere oír: la regla número uno, según un oficial de inteligencia ruso confidente de Galeotti, es que no se lleven malas noticias al despacho del zar. Y de ahí la visión distorsionada que tiene Putin de la realidad que ya señalaban los historiadores. Pensaba que Ucrania no es un país, que los ucranios no existen, que no se resistirían a la invasión, que su gobierno es un títere de EEUU sin apoyo…

Pero Ucrania sí existe y los ucranios también y en su valiente resistencia ante la invasión rusa lo han demostrado una vez más. Recordemos, y esta es la historia que nos hacía recordar Morin en su artículo, que a finales del siglo XVIII se repartieron Ucrania entre Polonia (que, a su vez, estaba dividida), el imperio ruso y el imperio austriaco). Luego, el país se independizó durante las guerras posteriores a la revolución de 1917, pero en 1920 cayó derrotado y se integró en la Unión Soviética. Con Stalin, sus campesinos sufrieron la más cruel transformación en koljós (granjas colectivas) y fueron víctimas de la gran hambruna de 1931. “Por un instante algunos ucranios pensaron que la Wehrmacht iba a liberarlos; en 1941, el independentista Bandera empezó a colaborar con los nazis y proclamó una república pseudoindependiente bajo la ocupación alemana. Pero la población tuvo una participación activa en la resistencia contra el nazismo”. Fue durante la descomposición de la URSS cuando Ucrania y Bielorrusia lograron independizarse con la aprobación de Rusia que entonces gobernaba Yeltsin. Putin se inventa, pues, el “nazismo” de los ucranios. También hubo en Ucrania, frente a Stalin, una “república libre” cuya capital, Huliaipole, ha sido ahora un foco crucial de resistencia frente al invasor ruso. Esta “ciudad libre” ha frenado el avance ruso de la misma forma que, cuando las tropas rusas atacaron aquel territorio “libre”, los seguidores de Néstor Makhno y su Ejército Revolucionario Insurgente les presentaron una feroz resistencia. “Territorio libre” que defendieron también los cosacos de Zaporiyia, la principal región a la que pertenece Huliaipole. Y no por eso todos los ucranios son anarquistas como Makhno y sus seguidores.

El sentido colectivo que se vivió en aquella época ha vuelto a revivir ahora y les ha permitido sobrevivir durante todas estas semanas a los habitantes de la zona. Reparten la poca comida que reciben de los voluntarios en un fondo común “Nos organizamos incluso para dar de comer a los animales que han quedado abandonados”, declara una abuela de 50 años. Es una pena que esta increíble experiencia anarquista, uno de los símbolos de la memoria nacional, haya quedado eclipsado en la historia de Ucrania por la figura del polémico Stepan Bandera, un ultranacionalista que luchó del lado nazi en la Segunda Guerra Mundial. Andrei Okara, un polítólogo y experto en la figura de Makhno, lo explica por los repetidos señalamientos de Moscú contra Bandera, y el “silencio” con el que intentó enterrar el legado del anarquista. “A los ucranianos les gustaba más Bandera por el simple hecho de que parecía ser el principal adversario de Rusia, pero Makhno es una figura que tiene mucha más relación con la identidad de nuestro pueblo: él fue quién otorgó una importancia básica al ansia por la libertad y la autogestión de las pequeñas comunidades”. Serguei Levchenko, un carpintero admirador de la figura de Makhno, al que se dedica incluso un festival en la villa, proclama: “El recuerdo de Makhno fue un tabú en la era soviética. Nadie podía hablar de él. Consiguieron que se olvidara, pero el anarquismo está en la sangre de los ucranianos. Al menos su deseo innato de libertad”. Quizá esto nos ayude a entender un poco la defensa de su libertad que están ejerciendo los ucranios contra la mentalidad fría y obtusa de Putin que esperaba que le recibieran con los brazos abiertos.

Sin embargo, el problema geoestratégico de fondo es que, como bien señalaba Morin, Ucrania es importante para Rusia y Estados Unidos, “no solo desde el punto geopolítico, sino también desde el económico. Es el país europeo con las mayores reservas de uranio y el segundo en cuanto a las reservas de titanio, manganeso, hierro y mercurio. Posee la mayor superficie de tierra cultivable de Europa y el 25% de las tierras negras del mundo, y produce maíz y otros productos agrícolas”. Sigue Morin: “Después de una revolución democrática, Ucrania empezó a sufrir más presiones de Rusia. En 2014 pidió el ingreso en la Unión Europea. Entonces Putin se anexionó Crimea y fomentó la sublevación y posterior autonomía de la región rusohablante del Donbás. Hay que reconocer que Crimea es una provincia tártara rusificada, nunca ucrania. Y que para mantener el Donbás dentro de Ucrania sería necesaria una solución federal”. En un artículo de Le Monde,de de 3 de mayo de 2014, Morin alertaba ya del peligro: “Por desgracia, la impotencia de Occidente, en lo que respecta a Europa, no es solo militar, ni solo falta de voluntad. Es una incapacidad de pensamiento político, de pensamiento en general. Sería deseable que Hollande, Fabius y Manuel Valls tomaran conciencia de que los peligros aumentan de forma implacable y propusieran el único plan de paz coherente, el de una Ucrania federal que sea el vínculo entre Oriente y Occidente. Ya ha pasado el momento de buscar la mejor solución, ahora se trata de evitar lo peor”. Concluye: “Desde 2014, el proceso infernal de retroalimentación de los conflictos entre este y oeste no ha dejado de agravarse, hasta que ha ocurrido lo peor, en febrero de 2022”. Concretamente, el 24 de febrero, el día de la invasión.

Hace poco, la preocupación de Morin ante la escalada de la guerra le ha llevado a sacar otro artículo (Escalada y hundimiento, El PAÍS, 08/0572022) en el que señalaba que “la guerra de Ucrania ha ido internacionalizándose. Primero fue la ayuda humanitaria a la población víctima de la agresión rusa, luego la alimentaria y ahora la ayuda militar, las armas, primero defensivas y luego contraofensivas, cada vez más y de más calidad, sobre todo gracias a la enorme aportación de Estados Unidos y de la mayoría de los países de la UE”. Por su parte, la estrategia del ejército ruso es implacable. Es heredera de la de Zhúkov durante la II Guerra Mundial, con los temibles bombardeos de artillería contra el ejército enemigo y también contra las ciudades que querían capturar; el ejemplo supremo fue la destrucción total de Berlín con la artillería pesada”. También recuerda:”El avance soviético hacia Alemania-como pasa con todos los ejércitos victoriosos, aunque nunca de forma tan terrible-dejó un rastro de asesinatos y violaciones. Lo supimos entonces pero no quisimos denunciarlo y lo explicamos como la venganza soviética por todos los sufrimientos y muertes que había causado la Alemania nazi”. Se repite la historia: de nuevo asesinatos y violaciones de las tropas rusas. También estamos en plena escalada, con nuevos bombardeos, nuevas acusaciones mutuas, nuevas oleadas de mutua criminalización. La guerra indirecta dentro de la guerra de Ucrania puede extenderse en cualquier momento, con bombardeos deliberados en territorio ruso o europeo. Parece que en estas posturas no se tienen en cuenta los accidentes como el apretar un botón nuclear ni la irracionalidad, por ejemplo la de un dictador colérico o en estado de delirio.

De esta forma, en el fondo late el miedo a una posible guerra mundial que ha pasado a dominar nuestra vida cotidiana porque está permanentemente en los medios como estuvo el virus hasta hace poco, aunque, últimamente, haya salido del primer plano. Se reproduce, al tiempo, el miedo al botón nuclear. Indudablemente, el impacto bélico le causará mucha más impresión a los mayores, a los que traerá muchos recuerdos horrorosos, que a los jóvenes, mucho más acostumbrados a los medios e influidos por las redes sociales. Estamos en un momento de gran incertidumbre en el que mucha gente vive con dificultades materiales, porque, además del encarecimiento de los productos básicos, se vive con mucha angustia el desenlace de una guerra que se promete larga. Esta situación de inestabilidad económica y escalada ha provocado debates, a veces encendidos, sobre todo en Alemania, en televisiones y periódicos en relación a la actuación del Gobierno. E incluso ha hecho saltar de nuevo a la palestra al gran pensador alemán Jürgen Habermas (Düsseldorf, 1929), quién el 28 de abril ha escrito un meditado y largo artículo (Guerra e indignación, EL PAÏS, “Ideas”, 08/05/2022) en el que señalaba que “Occidente debe medir cuidadosamente cada grado adicional de apoyo militar a Ucrania. Vladimir Putin es quién decidirá en qué momento el apoyo occidental equivale a entrar en guerra”. De entrada, ha provocado una avalancha de críticas y se ha acusado al filósofo de conformista y de insinuar que V. Zelenski y los guerreros de la información de Ucrania nos están manipulando con una hábil operación mediática, y que están ejerciendo un chantaje moral, cosa que, por supuesto, es verdad y no hay que avergonzarse.

Por su parte, el reconocido historiador Adam Tooze (Londres, 1967) ha entrado también en el debate con otro texto (La resaca alemana tras un cambio de rumbo histórico, EL PAÍS, “Ideas”, 22/05/22), en el que ha señalado que la trayectoria de Habermas no es precisamente la de un conformista. “Pero deducir que Habermas es un conformista es malinterpretar por completo su filosofía, su política, y, sobre todo su presencia pública en la Alemania moderna”. Habermas siempre ha sido una figura polémica y un gran polemista desde hace setenta años que lleva entrando en todos los debates. Según Tooze, lo que quiere subrayar el filósofo es algo más sutil: “Ucrania aprovecha el sentimiento de culpa de los alemanes por su pasividad. Pero la posición de Alemania también se explica por su historia”. Habermas ve el desfase entre Ucrania y Alemania a la hora de relacionarse porque se hallan en dos momentos históricos distintos ya que unos quieren construir un Estado nacional y los otros lo han superado hace tiempo. Pese a ese desfase tienen que aprender a relacionarse y para eso hace falta tacto y diplomacia.

Según Habermas, hay que aceptar que esas diferencias son una realidad y tenerlas en cuenta a la hora de cooperar. Mientras esas diferencias que definen la perspectiva permanezcan en segundo plano, lo único que crearán es confusión emocional”. Habermas ha apoyado, pues, al canciller alemán y ha criticado a quienes le están presionando: “Y, sin embargo, me irrita la seguridad en sí mismos con que los acusadores moralmente indignados de Alemania se oponen a un Gobierno federal reflexivo y cauto”. Gracias al punto de vista de Tooze en su artículo podemos entender la actitud de Scholz en el contexto y la evolución de la política alemana.

Sin embargo, el canciller alemán, además de reflexión y cautela, prometió aumentar el gasto de defensa de Alemania y anunció la compra de los carísimos aviones de combate estadounidense F-35, y enviar armamento pesado a Ucrania. En este sentido, Alemania está dando un giro histórico con respecto a su pacifismo anterior en la que los hijos y los nietos de la generación anterior heredaron una cultura aún más convencida de la fuerza del derecho internacional. Por ello, quieren que Putin vaya ante el Tribunal Penal Internacional y que se le juzgue como criminal de guerra. Esa exigencia equivaldría a una declaración de guerra pero Habermas les recuerda que ni Rusia ni Estados Unidos aceptan la autoridad del tribunal internacional. Para el filósofo, Putin, enigmática figura, es un arribista resentido, surgido tras la caída del poder soviético. Según Tooze, “nuestra desorientación, en parte, se debe a que no sabemos hasta que punto debemos tomarle en serio”. ¿Representa un verdadero peligro nuclear, dispuesto a llegar hasta el final o todo es un farol? Con los ucranios lo tiene claro: están en una fase heroica por la que sentimos admiración cuando nosotros estamos en una fase posheroica bajo el paraguas de la OTAN y hablamos e incitamos a la guerra desde las gradas. “Tratar de cerrar la brecha emocional y cultural que separa a Alemania de Ucrania en medio de la constante realidad del enfrentamiento nuclear es poco realista y peligroso”. Según Tooze, Habermas, “nos exhorta a desentrañar la política de alianzas en el escenario internacional y bajo la sombra de la amenaza nuclear….Lo que está claro es que tenemos que encontrar una solución constructiva al dilema planteado por la guerra”. Ucrania también debe revisar sus tácticas diplomáticas porque Ucrania no debe perder esta guerra. Europa debe hacer política con independencia tanto de Estados Unidos como de Rusia.

Morin y Habermas coinciden en que hay que poner límites a la escalada. “Y, sobre todo, la escalada de una guerra mundial que supone el hundimiento de la humanidad en el abismo. ¿Podemos escapar a esa lógica infernal?”, se preguntaba Morin. En ese sentido, Habermas señalaba muy bien el dilema: “El dilema que pone a Europa en el peligroso brete de elegir entre dos males-la derrota de Ucrania o la conversión de un conflicto limitado en una tercera guerra mundial- es claro”. En las últimas semanas, la CIA ya había advertido de que existe el peligro de que se utilicen armas atómicas tácticas. Esto proporciona al bando ruso una ventaja asimétrica sobre la OTAN que en principio no quiere convertirse en parte beligerante. ¿Quién puede garantizar que pudiera detenerse la escalada? Hemos entrado así en una espiral fatídica ya que es probable que en esta deriva la guerra acabe extendiéndose a otros países y haya un intercambio de misiles. Ahora mismo, Finlandia y Suecia ya están dando los pasos para entrar en la OTAN. Finlandia está dando el primer paso porque tiene una enorme frontera con Rusia. Turquía se opone. Biden lo exhibe como un gran triunfo pero yo tengo muchas dudas de que esta decisión se haya producido en el mejor momento. Rápidamente, Rusia ha respondido cortándole el gas a Finlandia. La verdad es que a Finlandia no le afecta mucho. También le va a poner 12 bases militares junto a la frontera. E intensifica su ofensiva en el Donbás, convertido en un “infierno”, según Zelenski. Al tiempo, Putin emula a Lenin y funda unas nuevas “juventudes patrióticas” sobre las que el Kremlin tendrá control total. Además, la Duma rusa debate un proyecto de ley para engrosar las filas del ejército. Lo que parece claro es que la guerra va a seguir.

Si se leen las declaraciones del escritor ucranio Yuri Andrujovich (Ivano Frankivska, 62 años), uno de los intelectuales más importantes del país, y autor, por ejemplo, de El último territorio o Moscoviada (Acantilado), se confirman algunas declaraciones de Habermas. Andrujovich vivía en Berlín en aquel momento: “Para mi sorpresa y decepción ellos no entendían por qué los ucranios cogíamos las armas e íbamos a luchar. Ellos pensaban que los rusos simplemente terminarían saliendo del país. Era una opción muy consciente y dirigida contra cualquier tipo de heroísmo y confrontación. Yo para ellos era un arquetipo anticuado y con raíces arcaicas. Ahora han pasado ocho años y su opinión ha ido cambiando”, declaraba a EL PAÍS, 28/05/2022). En esa entrevista también nos aclaraba un estereotipo erróneo de Rusia como símbolo de la izquierda: “Rusia es un país de ultraderecha radical y el mundo de la cultura europea ha optado por el pacifismo como ideología radical. A su amiga ucraniana que vive en España y recoge ayuda para el frente 'a veces le dicen que por qué no se rinden para poder terminar con la guerra y salvar vidas'. Pero no podemos capitular porque Rusia ha traído la muerte a nuestro país, y, por supuesto muchos podemos morir, pero también pueden quitarnos lo más valioso que tenemos que es la libertad”. Concluye con otra aclaración que nos viene bien: “El modelo típico ruso es adorar a su zar mientras les traiga victorias, pero cuando pierda y lleguen las derrotas será destituido rápidamente. Esa es una gran diferencia con el pueblo ucranio, que siempre es muy crítico con su gobierno y casi siempre está descontento con sus dirigentes”.

El ministro de exteriores ruso ya había vuelto a amenazar con armas nucleares después del cierre de filas del Gobierno alemán con los aliados en la base aérea de Ramstein. La escalada sigue: el G7 ha tomado una postura clara contra Putin. España ha reforzado su papel en la OTAN al enviar misiles al Báltico, concretamente a Letonia un sistema de defensa antiaéreo que protegería a la república báltica de un hipotético ataque ruso, y aumentado el contingente militar a 600. Madrid acogerá, el 29 y el 30 de junio, la cumbre de la Alianza Atlántica. Por su parte, los líderes de la UE debatirán el lunes 30 de mayo el creciente riesgo de hambruna en países dependientes de las exportaciones agrícolas de Ucrania. Se plantea una misión naval que escolte el paso de cargueros desde Ucrania a través de un mar Negro infestado de minas y vigilado por buques y submarinos rusos. Frente a ese intento de sacar el trigo, el maíz y o la cebada por vía marítima, fluvial o terrestre, Rusia intenta controlar la salida del cereal que, con el gas ruso, son sus mejores armas de desgaste, además de la militar claro está, de la resistencia ucrania. Una operación naval supondría un riesgo de roce militar con la Armada rusa. Draghi ha alertado de que se avecina una crisis alimentaria “gigantesca”. La postura de Turquía va a ser clave en el acceso al mar Negro. Putin parece no avenirse a dialogar por mucho que el presidente ucranio habla de vuelta a la diplomacia. Ha centrado ahora su ofensiva en el este de Ucrania y Kiev aleja la posibilidad de que la guerra tenga un final próximo. Después de la primera victoria tras el asedio a Mariupol después de varias derrotas, la invasión rusa se ha centrado en el Donbás, un frente en el que parece que gana terreno aunque de una forma gradual y lenta. Zelenski ya ha alertado de un “genocidio” en esta región en guerra desde 2014 entre las fuerzas leales a Kiev y los separatistas, a los que ahora apoyan las tropas rusas.

En este debate también participa la conocida escritora Svetlana Alexiévich (Ucrania, 1948), premio Nobel de Literatura 2015, quién ha escrito sobre el “homo sovieticus” en sus libros. Nacida de madre ucrania y padre bielorruso, está ahora escribiendo un libro sobre la guerra de Putin. Piensa que Ucrania no lucha solo por sí misma, sino también por nosotros, y lo tiene claro: “Solo si gana Kiev ganaremos todos” (Entrevista al ABC Cultural, 28/95/2022). Ella, opositora al dictador bielorruso defensor de Putin, ha tenido que exiliarse en Alemania. Se pregunta que es del “alma rusa” cuando comenta las conversaciones telefónicas interceptadas por los servicios secretos ucranios de los soldados rusos con sus padres y sus familias. Un rico testimonio de cómo les hablan de que en Ucrania están robando, saqueando y expoliando hasta la plata rancia que le quitan a los muertos. En esta entrevista no se habla de las violaciones de los soldados rusos ni de los traslados forzosos de poblaciones, de mujeres y de niños a Rusia. Para la escritora no queda nada de una nación espiritual sino que “Rusia está haciendo lo que hacían los nazis en su territorio; ahora nos enfrentamos al fascismo ruso”. Los soldados saquean estos bienes en Ucrania y los envían a casa utilizando el correo bielorruso. Un botín de esta guerra que es una gran mentira, y que, según ella, no solo de Putin sino una culpa colectiva ya que el 68% de los rusos le apoya. Cada ruso tiene, pues, su parte de responsabilidad, aunque él controla toda la información de prensa, radio y televisión, y hasta usa crematorios móviles para hacer desaparecer los cadáveres. Putin “quiere restablecer el imperio de los zares. Tiene la idea y el mito de la Gran Rusia”. Cree que Ucrania se ha apropiado de la historia rusa y quiere reescribir, con una premisa victimista, ese error de Lenin.

Por último, el problema es que, bendecido por el Patriarca de todas las Rusias, Kiril, quiere reescribirla con violencia ya que, para él, todo lo que no es fuerza es debilidad. No entiende el principio básico de la democracia, su concepción, y tiene miedo de que cunda el ejemplo democrático en los países de su antigua órbita que le rodean. Putin se apoya en el nacionalismo y en la religión para volver al pasado glorioso. Alexiévich, siguiendo al gran filósofo ruso Chaadaev, señala que la idea de que Rusia es un país como cualquier otro es solo una impresión. “En realidad en Rusia todo depende de quién esté arriba, todo depende de un solo hombre, De su egoísmo, de su idea de la vida misma, de sus obsesiones. La Rusia de hoy es el reflejo de lo que Putin imagina de la vida y del mundo”. Ciertamente, el jerarca ruso se equivocó en sus cálculos pero es de los que no aceptan una rendición: “Antes que capitular aprieta el botón nuclear”. Sobre ese riesgo la escritora tiene muchas dudas ya que, aunque hay una cadena de control y existen muchas familias no tan fanáticas como él, ¿Cuál es hoy el equilibrio secreto de poder en el Kremlin? ¿Tiene algún grado de autonomía con respecto a Putin? ¿O es él solo quién decide? No se puede negar el riesgo: Concluye: “En esto hay que ser muy prudente. Por un lado, ayudando a Ucrania y por otro, haciendo uso de todas las posibilidades de la diplomacia. Concluye Morin en relación a la escalada: “El resultado lógico sería una tercera guerra mundial, distinta, con armas nucleares tácticas de alcance limitado, drones y la ciberguerra para destruir las comunicaciones que sostienen las sociedades”. Sin hablar del control de las propias poblaciones en los distintos Estados con la justificación de lucha contra el enemigo.



LIBROS

-Ali Smith, Otoño, Traducción de Magdalena Palmer, Nordicalibros, Madrid, 2O2O.

Ali Smith (Inverness, 1964) es una de las autoras más destacadas de los últimos años en el Reino Unido, y su Cuarteto estacional es uno de los proyectos más ambiciosos de la literatura europea actual. Esta obra que comento (en su 8ª Edición y que ya se publicó en inglés ya en 2016 y su séptima reimpresión es de septiembre de 2021) fue, pues, el primer título de la tetralogía ya concluida en inglés. En España ha tenido una magnífica recepción crítica ya que ha sido número 2 de los mejores libros de ficción del año en El Cultural, y número 3 de los mejores libros de ficción del año en La Vanguardia. También hay que destacar la crítica de José María Guelbenzu en Babelia: “Es inteligente, es lúcida, es única,…Su escritura, en fin, es una obra de arte. Es una de las grandes escritoras en lengua inglesa actuales y la más interesante y arriesgada de todas ellas. Su Ciclo estacional, del que esta es la primera entrega, promete ser una pieza del todo excepcional”. Ali Smith ya ha escrito varias novelas y colecciones de cuentos dentro de lo que podría denominarse ficción experimental. Esta escritora escocesa que actualmente vive en Cambridge, escribe, además, en The Guardian, en The Scotsman y en el Times Library Supplement. Estamos ante la Nobel de Literatura escocesa en lista de espera y una permanente finalista del Booker. En Nórdica, editorial que se propone editar el cuarteto al completo, ya se ha publicado el segundo título de la tetralogía, Invierno (2021), que no supone una continuación temática de “Otoño” aunque el telón de fondo es el Brexit. Es un homenaje a “Cuento de Navidad” de Dickens, una historia que dialoga con las citas de Dickens y Shakespeare que encabezan la novela Aparte en Nórdica se ha publicado La historia universal y hace poco Chica conoce chico.

La historia concreta de “Otoño” está ambientada justo después del referéndum por el Brexit en un Reino Unido fragmentado, dividido, tras un verano histórico. Por eso, con humor y delicadeza, la autora hace un gran elogio de la amistad continuada y de las relaciones afectivas que son las que al final sostienen una sociedad, una sociedad que a todas luces ha empeorado desde los tiempos de Dickens, más allá de sus polarizaciones ideológicas. En esta novela claramente política, feroz pero nada panfletaria, vemos a una Ali Smith muy cercana a sus personajes. Dos personajes irreconciliables de entrada: la joven Elisabeth Demand que ha vuelto a la casa de su madre y el anciano Daniel Gluck a quién ella lee libros en la residencia donde pasa sus últimos días. Pero con muchos recuerdos de una infancia en la que él le descubrió su vocación artística. Con el recuerdo también de la pintora Pauline Boty, una artista pop muy bella y muerta prematuramente en Londres. En “Invierno” será otra artista: Bárbara Hepworth, una artista muy conocida por sus esculturas con agujeros. El Brexit e un elemento importante pero no solo ya que lo que hay que destacar es la materia literaria que se salta los convencionalismos con un lenguaje engañosamente simple para crear una estructura compleja. El humor se integra maravillosamente bien en la trama, un humor descarado al tiempo que inteligente, feroz al tiempo que delicado. La escena en la que acude a renovar su pasaporte es impagable. Smith tiene también la capacidad de integrar a grandes autores en su obra desde Shakespeare hasta Dickens, desde Huxley hasta Keats (¡el libro se introduce con una buena cosecha de citas!).

- Alexis Ravelo, Los nombres prestados, Premio Café Gijón, Siruela, Madrid, 2022.

Alexis Ravelo (Las Palmas de Gran Canaria, 1971) ha obtenido con esta novela el último Premio de Novela Café Gijón 2021. Este escritor cursó, curiosamente, Filosofía Pura y asistió a talleres creativos impartidos por Mario Merlino, Augusto Monterroso y Alfredo Bryce Echenique, lo cual da idea del ámbito en el que literariamente se formó. Además es dramaturgo, autor de varios libros de relatos y libros infantiles y juveniles, pero al final ha logrado hacerse un hueco el panorama narrativo actual con sus novelas negras. Precisamente ya había sido reconocido con el prestigioso Premio Hammett a la mejor novela negra por la Estrategia del pequinés. En Ediciones Siruela ha publicado también La otra vida de Ned Blackbird (2016), Los milagros prohibidos (2017), La ceguera del cangrejo (2018) y Un tío con una bolsa en la cabeza (2020). Ahora, Siruela Policiaca ha publicado también su última novela premiada con el ya reconocido Premio Café Gijón y yo estoy manejando su segunda edición. Hay que recalcar que se han presentado otras mil cuatrocientas obras enviadas de forma anónima. “Los nombres prestados” se presentó a concurso bajo el seudónimo Larsen. El Jurado calificador del Premio Café Gijón, que estaba compuesto por Rosa Regás, Mercedes Monmany, Antonio Colinas, Marcos Giralt Torrente, José María Guelbenzu, en calidad de presidente, y actuando como secretaria Patricia Menéndez Benavente, acordó, por mayoría, que el ganador era Alexis Rovelo. El jurado, en su Acta, señala y destaca que es “una novela, muy bien estructurada, se sirve de un narrador omnisciente para abordar temas de fondo tan importantes como la identidad, el perdón, la redención, la evolución y la verdad”.

En esta novela del escritor canario estamos, pues, ante un thriller clásico con trasfondo social situado a mediados de los años ochenta del siglo XX. Como se señala al comienzo, la historia trascurre en Nidocuervo y San Expósito, lugares inventados en un país que sí existe. Esta novela nos presenta, pues, una historia de acción y suspense, un wéstern moderno, una novela negra que funciona también como una alegoría que indaga en las causas y las consecuencias de la violencia política, en la vinculación entre víctimas y verdugos en el tortuoso camino, con sus paradas claro está, de la redención. Se trata de un “thriller” psicológico con una trama político-social protagonizado por una traductora que esconde un pasado terrorista y un excomisario que le ha seguido la pista durante años. Tomás Laguna, con su perro Roco (hermosa la portada del volumen con la cabeza de un perro) y Marta Ferrer, con su hijo Abel, se van a encontrar buscando el anonimato, el retiro y la paz de un pueblo, en Nidocuervo. Pero nada es lo que parece y nadie es quién dice ser porque, con nombres prestados, fingen ser quienes no son. El equilibrio que intentan mantener entre la realidad y la ficción se torna frágil y, al final, acabará saltadno en situaciones fortuitas. Entonces, la violencia del pasado de estos verdugos, a través de diversos fantasmas, volverá a sus vidas. Lo que ya parecía formar parte del pasado retorna con violenta fuerza ya que cambiar de nombre no llega si por dentro continúas siendo el mismo. Los personajes de Ravelo son personajes complejos con su propio código moral. El escritor mantiene la intriga a lo largo de la novela y logra hacerle ver al lector esforzado que todo tenía un sentido y nada era por azar. Al final quedará la puerta abierta a la esperanza

- María Zaragoza, La biblioteca de fuego, Premio Azorín, Barcelona, Planeta, 2022.

María Zaragoza (Campo de Criptana, 1982) es una narradora y guionista que ya ha publicado una docena de títulos entre novelas, cómics y libros de relatos, por los que ha sido galardonada con los premios Ateneo Joven de Sevilla y Ateneo de Valladolid, entre otros. Además, sus relatos han sido incluidos en numerosas antologías y publicaciones especializadas. También ha escrito literatura infantil y juvenil como Baba Yagá, obra ilustrada por El Rubencio. Fue becaria de la tercera promoción de la Fundación Antonio Gala para jóvenes creadores. En 2011, el Instituto de la Mujer de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha reconoció su trabajo a favor de la igualdad de género. Su obra Realidades de humo ha sido adaptada al cine por Joaquín Laustaunau, y en 2019 recibió el XXVII Premio de Guión Radiofónico Margarita Xirgu de RNE por “Un candidato para el fin del mundo”. Actualmente compagina la escritura de guiones de cine con sus labores como tutora de narrativa y dramaturgia en la Fundación Antonio Gala de Córdoba, y es columnista del diario Manchainformación. Ahora, ha obtenido el prestigioso Premio Azorín de Novela 2022 convocado y organizado por la Diputación Provincial de Alicante y Editorial Planeta. Esta obra, que rinde tributo a quienes se dejan la piel para salvar los libros y la cultura de las bombas y de la sinrazón de la guerra, está editada y comercializada por la Editorial Planeta. En su última presentación en Madrid la editorial Planeta ha ligado, y contextualizado muy bien, el tema de esta novela con una interesante exposición sobre libros (MALHERIDOS. Las huellas del paso del tiempo en los libros), del 19 de mayo al 21 de octubre, en la Biblioteca Marqués de Valdecilla de la Universidad Complutense de Madrid.

Antes de nada hay que destacar que la autora para escribir esta obra ha llevado a cabo una rigurosa labor de documentación que integra muy bien en la trama principal de la novela y en las vivencias de su protagonista. Tina, en los convulsos años 30, sueña con convertirse en bibliotecaria. Ella y su amiga Veva se adentrarán en un mundo de cabarets y clubs feministas, buscando libros malditos, hasta descubrir la Biblioteca Invisible, una antigua sociedad secreta que vela por los libros prohibidos. Pronto Madrid se va a convertir en una ciudad sitiada donde la cultura corre peligro. La escritora, en este “canto de amor a la gente que en tiempos muy complicados cree que la cultura es lo primero y debe protegerla”, ha creado una sólida trama que da cuenta de ese convulso periodo de los años 30 en Madrid. Esta historia es también “un homenaje a las bibliotecarias y las archiveras que participaron en el salvamento del tesoro artístico y bibliográfico durante la Guerra Civil, unas personas que fueron borradas de la historia” (dedicatoria del comienzo en la que se incluye también a los invisibilizados). La novela, a pesar de implicarse tanto en la realidad social, curiosamente se inspira en historias fantásticas y misteriosas que nos hacen soñar y nos impulsan a superar los miedos para perseguir nuestras ilusiones. Los personajes están, a pesar de sus contradicciones, muy comprometidos con sus ideales. La historia, llena de emoción, nos traslada, con una capacidad evocadora enorme, a esa capital de los años 30, un mundo masacrado por el conflicto pero lleno de esperanzas. Incluso, en medio de esa terrible guerra, Tina puede vivir una historia de amor clandestina al tiempo que protege los libros.



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En Madrid también se ha presentado, con gran jolgorio y cuchipanda, e incluso con hábitos peregrinos, un libro, Historias del camino. Ficciones y verdades en torno al Camino de Santiago, publicado por Zenda (dirigida como se sabe por Arturo Pérez-Reverte), y con el patrocinio de Iberdrola. Son un conjunto de relatos, que de de una forma u otra están ligados al Camino de Santiago, de varios escritores, unos más conocidos y reconocidos que otros, coordinados por Sergio del Molino, quién también escribe el prólogo. En ellos se combina, pues, Camino y literatura, escritura y paseo. “Sin intención de agotarlos, he intentado resumir en esta antología una muestra amplia de ellos, gracias a la colaboración de algunos de los mejores escritores españoles de hoy, alternando voces veteranas y jóvenes, y ortodoxos con herejes.”, nos aclara Sergio del Molino.



Arte: exposiciones



- En el Museo Reina Sofía se ha presentado hasta el 29 de agosto la gran exposición, De Posada a Isotype, de Kollwitz a Catlett, en la que se muestra la importancia y la confluencia del grabado en Alemania y México durante la primera mitad del siglo XX. Dicha muestra está comisariada por Benjamín H. D. Buchloh y Michelle Harewood, que parten de los ensayos que Paul Westheim dedicó a la historia de la xilografía en Alemania en 1921, y después al grabado en México, dónde emigró en 1941. En ambos estudios, el historiador del arte judío identificó estas técnicas con las señas de identidad de ambas naciones, y su distribución popular con sus aspiraciones más progresistas, vanguardistas y comprometidas en el periodo que abarca la exposición. Estamos, pues, ante una muestra claramente política y muy adecuada para los convulsos tiempos en los que vivimos en medio de la guerra de Ucrania que corre el peligro de hacerse mundial. En su recorrido, con más de 450 papeles, podemos ver las obras de los más destacados maestros del grabado de la época. Comienza con José Guadalupe Posada, quién, con sus caricaturas políticas, está considerado el iniciador del grabado nacionalista en el contexto de la revolución mexicana, sobre todo con sus iconos populares de la calavera y el esqueleto en un estilo formal más bien del siglo XIX. En ese inicio de la exposición se pone a Posada frente a frente con Kathe Kollwitz, también en la línea de la iconografía alemana de esqueletos y calaveras reivindicada por la cultura visual alemana de mediados del XIX, pero que ella va a revolucionar a partir de 1919 con sus grabados realistas. Kollwitz va a pasar, urgida por la guerra, con casi sesenta años y ya bien reconocida, a la xilografía, una técnica de lenguaje ancestral, más ligada al proletariado, y desde luego más vanguardista que deja muy atrás a Posada que queda así muy desfavorecido en esa confrontación inicial.

A lo largo de la exposición podremos ver obras de Beckmann y la conocida serie de la guerra de Grosz. Luego, obras del Taller de Gráfica Popular (TGP), fundado en 1937 como cooperativa, que atrajo a exiliados como Joseph Renau y a otros jóvenes artistas estadounidenses como la afrodescendiente Elisabeth Catlett. También se pueden apreciar los maravillosos linograbados de Leopoldo Méndez, a los que se suman los de Luis Arenal, Isidoro Ocampo, Pablo O´Higgins y Guillermo Monroy, y las impactantes litografías propagandísticas en tinta roja y negra contra el nazismo y los fascismos, incluido el español de Francisco Franco. Esta etapa se cierra con el Álbum documental realizado por Hans Meyer, antes director de la Bauhaus, junto con su mujer Ana Seghers, que se encargó de la documentación con fotografías. Luego vienen artistas como Margaret Taylor Burroughs, María Luisa Martin, Fanny Rabel y la más conocida como fotógrafa Anna Yampolsky. Esta última fue la primera mujer que ingresó en el TGP, con la que se introduce una mirada femenina y más cotidiana en esta segunda generación, que reunió a artistas estadounidenses que se refugiaron en México durante la represión política y racial de McCarthy. Hay que destacar el potente trabajo de Elisabeth Catlett pero es una pena que el periodo abordado en esta exposición haya excluido la producción feminista del TGP en 1963, cuando la artista, ya nacionalizada mexicana, tomaría la dirección de la cooperativa junto a Celia calderón. Al final están las modernas y comprometidas xilografías del judío Berd Arntz, considerado el fundador de los actuales pictogramas, que se hallan en el origen de las Bildstatistik, estadísticas con imágenes de Otto Neurath. Emigrado al Reino Unido tras la Segunda Guerra Mundial, Neurath creó junto con su mujer, Marie Reidemester Neurath, el proyecto Isotype, crucial para la difusión de información sociológica y económica para las clases trabajadoras por su imponente fuerza visual.

- En la Fundación Juan March se ha podido contemplar hasta el 22 de mayo la magnífica exposición del gran artista multidisciplinar, diseñador y pedagogo Bruno Munari (Milán, 1907-1998), que es la primera retrospectiva dedicada en España a este artista, y la muestra más completa hasta la fecha fuera de Italia. Esta especie de “muestra colectiva de Bruno Munari” (como él tituló una de sus exposiciones incluye, con cerca de 300 obras, pinturas, dibujos y esculturas-obras de dos y tres dimensiones, como el artista solía referirse a ellas-, proyecciones y juegos de luz, piezas de diseño gráfico e industrial, ejercicios tipográficos y escritos y libros infantiles, entre otras obras. Munari, aunque se le conozca poco en España, es una de las figuras más importantes del diseño y de la comunicación visual del siglo XX. Picasso le definió como “un Leonardo de nuestro tiempo”. Sin embargo, su enorme influencia en el siglo XX, no se corresponde con su conocimiento, pero sí con el número de comisarios de esta exposición: Marco Meneguzzo, comisario invitado, Manuel Fontán del Junco y Aida Capa. Munari es un diseñador que trasgredió los límites del diseño, su utilidad y funcionalidad, y que, con su creación artística experimental, transformó, con sus”máquinas inútiles”, la inutilidad en arte. Una buena muestra de su ingenio puede verse en su “Silla para visitas brevísimas” (1945), una silla de madera, con su asiento tan inclinado que hace imposible sentarse en ella. Además, esta exposición incluye uno de sus famosos “laboratorios”, inventados por él para fomentar la capacidad creativa a través del juego. Porque Munari mantuvo siempre el objetivo de enseñar a vivir mejor, a simplificar, empezando por su casa, y crear entornos versátiles. En España ha influido en las trayectorias de Alberto Corazón y Cruz Novillo.

La exposición se divide en seis ámbitos cuyos títulos aluden a los procesos mentales que dan lugar a las diferentes tipologías que caracterizan la obra del artista:”Estar en el tiempo”,”De las dos a las tres y a las cuatro dimensiones”, “El método como método”, “Superar el límite”,”Anular el tiempo”, y, por último, “Descubrir el mundo”.En estos procesos siempre subyace lo que el llamaba el “método”: “el secreto-escribió- es que siempre parto de la técnica, no del arte…Si se parte de la técnica, se sabe hasta dónde se puede llegar. La selección incluye pinturas, dibujos y esculturas, revistas, productos y piezas de diseño, películas experimentales, acciones y pruebas de luz, proyecciones y juegos de luz, objetos y elementos de diseño publicitarios y editoriales, ediciones, ejercicios tipográficos, escritos teóricos,, libros de artista, libros infantiles y propuestas pedagógicas, así como documentación sobre obras efímeras, textos y fotografías. También se incluye un “laboratorio” basado en el método pedagógico de Munari, especialmente ideado para esta exposición, y dirigido por profesores formados en este método. Acorde con la exposición, en su inauguración del 18 de febrero, se celebró un acto a cargo del mago Miguel Ángel Gea, que llevó a cabo una serie especial de actos de ilusionismo en honor a Munari. El acto incluyó también conexiones en directo con otros especialistas y diversos recursos visuales y musicales. El 28 de febrero, en el formato La exposición explicada, “Acerca de Bruno Munari”, tuvo lugar una conversación sobre la exposición a cargo del arquitecto y diseñador Juli Capella y Manuel Fontán del Junco, moderada por la periodista e historiadora especializada en arquitectura Anatxu Zabalbeascoa. Unas semanas más tarde, el 8 de abril, se estrenó en Filmin y Canal March el video ensayo La cara B, que ofrece una visión de los aspectos más originales de la obra del artista: el juego, el humor y la ironía

- En el CaixaForum Madrid se puede ver hasta el 28 de agosto la magnífica exposición Cómic. Sueños e historia, que presenta una panorámica completa e inédita sobre la historia del cómic occidental. Esta muestra de producción propia, que reúne más de 300 páginas originales de autores de Europa y América, está producida y organizada por la Fundación “La Caixa”, con el comisariado de Bernard Mahé y con el equipo de 9e Art Réferénces, París, y con el asesoramiento de Vicent Sanchís. En ella se reúnen las mejores viñetas del mundo occidental y se subraya la doble condición del cómic como herramienta de reflexión sobre el presente y el futuro, y como poderoso medio de creación de realidades paralelas y universos imaginarios. Así el público podrá disfrutar de más de 350 piezas en un montaje, como siempre en esta institución, original y con una sorprendente escenografía en el que se repasa toda la historia del género desde sus incicios hasta la actualidad, con especial atención a la evolución del cómic en España. La exposición reúne, pues, obras maestras de la historia del cómic de autores como Richard Felton Outcault, Winsor McCay, Milton Caniff, Hergé, Claire Bretécher, Alex Raimond, Hill Eisner, Frank Millar, John Romita, Jack Kirby, Alan Moore, Moebius, Hugo Pratt, Quino Francisco Ibáñez, laura Pérez Vernetti, Purita Campos, Juanjo Guarnido, Goscinny y Uderzo, Alberto Breccia, Enki Bilal o Robert Crumb. A estos se añaden destacados autores españoles que han colaborado en el proyecto creando ilustraciones para la muestra como paco Roca, Maria Medem y Ana Galvañ, responsable del cartel de la muestra.

Este proyecto nació a partir de la rica colección de Bernard Mahé, una de las más importantes de Europa, y se ha completado con préstamos de numerosas instituciones y de coleccionistas privados, así como de los propios autores, en el caso del cómic español. En las salas se presenta como un paseo por la historia del cómic desde los inicios del de este género con ocho ámbitos. Al tiempo, su montaje escenográfico contribuye a una experiencia inmersiva que ahora está tan de moda en las exposiciones. En este caso a cargo del escenógrafo y dramaturgo Ignasi Cristiá que reproduce elementos icónicos como la cama de Little Nemo- el primer gran clásico de la historia del cómic- para mí una de las bellezas de la exposición, que nos permite, además, entrar con buen pie y muy despiertos en ese mundo fantástico. Luego una reproducción a gran escala de 13, Rue del Percebe, o un decorado de Astérix, con sus protagonistas en 3D junto a una ilustración de grandes dimensiones creada ex profeso para la muestra y que presenta a absolutamente todos los personajes de la popular historieta francesa. Para acompañar la exposición, se ha colaborado con la Editorial Flammarion en la publicación de Anatomía del cómic, a cargo de Damien MacDonald, una recopilación histórica que reúne una selección de obras maestras del cómic de Europa y América. Además, CaixaForum Madrid organizará el ciclo “La vida en viñetas”, que acercará el cómic a otros ámbitos de la cultura y la vida cotidiana, como la gastronomía , con Roger Ortuño; la música pop con Luis Bustos; la comedia, con Nerea Pérez de las Heras, o el cine, con Paco Plaza. El ciclo está coordinado por la crítica cultural Mery Cuesta.



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- En la salas de Alcalá 31 se ha presentado hasta el 24 de julio una muy bella exposición de Guillermo Mora, a medio camino entre la escultura y la arquitectura, comisariada por Pía Ogea. Estamos ante una pequeña retrospectiva del artista, una especie de bloc de notas en tres dimensiones, en la que se replantean los límites de la pintura y en la que se fusionan arquitectura, escultura y pintura. Creo que por primera vez se ha transformado el espacio a fondo, tanto que se ha tirado el muro que separa el interior del gran “hall” del vestíbulo y de la calle. Desde fuera se puede apreciar muy bien la enorme transformación del espacio y uno llega a creer que está en otro lugar desde luego muy distinto al que conocíamos. El endiablado espacio arquitectónico de Antonio Palacios ha sido domesticado y transformado a fondo para llevar a cabo esta ambiciosa exposición. Un colorido y alegre asombro preside nuestra visión desde el primer momento. Luego, ya dentro, Mora ha distribuido sus piezas de los últimos quince años por todos los rincones del espacio expositivo. Muy acorde con la propuesta también se ha diseñado un catálogo que parece otra pieza.

- La Fundación Casa de México en España ha presentado desde el 7 de mayo hasta noviembre una interesante exposición, Frida Kahlo: alas para volar, que muestra una selección de 31 obras originales y 91 fotografías de esta gran artista de renombre internacional. Estas obras fueron realizadas a lo largo de su vida, incluyendo 10 de sus famosos autorretratos. Estamos ante un acercamiento no solo artístico sino también humano a la artista. Hay también videos y fotografías del importante fotógrafo mexicano Manuel Álvarez bravo. Fotografías y una instalación de su diario contextualizar la vida y la obra de Frida. Esta exposición monográfica nos devuelve a Frida Kahlo a Madrid después de 40 años, lo cual es una nueva oportunidad para ver obras de esta enorme artista. En esta Fundación, En el año 2019, ya se había presentado en otra exposición individual al otro gran artista mexicano, Diego Rivera, compañero de Kahlo. La recaudación de las entradas de esta muestra será destinada a programas de becas para estudiantes mexicanos de estudios superiores.

- En el Círculo de Bellas Artes se ha presentado del 16 de junio al 4 de septiembre una bella exposición, Viaje de invierno, de Carlos García Alix. El título de este proyecto expositivo remite al ciclo de 24 canciones para voz y piano que Franz Schubert compuso entre 1827 y 1828, en los años finales de su corta vida, sobre poemas de Wilhelm Müller. La exposición es una libre y muy personal interpretación pictórica del Winterreise de Schubert, una tentativa por relacionar-enfrentar- algunas de las claves simbólicas de la obra: el invierno, el viaje, la soledad, la oscuridad, el amor imposible, la muerte…con nuestro presente, con nuestro mundo de las primeras décadas del siglo XXI. Parte de una doble experiencia: la relación del artista con un conjunto de obras literarias, musicales y pictóricas del pasado romántico y su propia experiencia viajera en estos últimos años a través del invierno en Alemania, Chequia y Dinamarca. De estas lecturas y de estos viajes, junto con la experiencia directa de la naturaleza, nacen muchas de las pinturas y dibujos que se exponen.



PHotoESPAÑA 2022

Se ha celebrado del 1 de junio al 28 de agosto el XXV Festival Internacional de fotografía y artes visuales, más conocido como PHotoESPAÑA 2022, que celebra sus 25 años de andadura. Es decir, sopla sus 25 velas y lo celebra como un gran éxito colectivo: de la fotografía española, de todas las instituciones, museos, galerías y empresas que lo han hecho posible y, naturalmente, del público que en este cuarto de siglo ha disfrutado de casi 2000 exposiciones y más de 10.000 artistas. Hay que recordar que en 1998 la fotografía ocupaba un lugar muy discreto dentro del arte español. Desde luego muy alejado de algunos países del ámbito europeo donde una generación de artistas, galeristas, coleccionistas y admiradores habían desarrollado un auténtico fenómeno en torno a la imagen. Desde entonces el panorama ha cambiado radicalmente en España y hoy el peso, el atractivo y la importancia y consideración social de la fotografía ha dado un enorme salto. Y este festival, después de 25 años, se ha convertido en un auténtico lugar de encuentro de la fotografía y la sociedad. Así ha aceptado los retos del desafío sostenible que se plantea la humanidad del siglo XXI en lo que se refiere a la sostenibilidad de los recursos materiales de nuestro planeta y la conservación de nuestro patrimonio natural. En ese sentido el encuentro fotográfico se plantea como lugar de reflexión y debate que muestre la urgencia de los problemas que nos acucian sobre todo por el cambio climático. Por eso, se ofrece un encuentro inédito entre autores donde la naturaleza en todas sus formas es la protagonista. Por eso, ha comenzado con una exposición que pone a dialogar la obra de Sebastiao Salgado con la de los fotógrafos paisajistas del siglo XXI de las Colecciones Reales como William Atkinson, Jean Laurent, Charles Clifford o Woodbury & Page.

A partir de ahí se han sucedido importantes exposiciones en las que se ha tenido en cuenta lo paritario al recuperar huecos que han quedado sin cubrir, a lo largo de la historia de la fotografía, de muchas artistas silenciadas En este festival podremos ver, pues, la obra de grandes fotógrafas de los años treinta como Kati Horna (Las cajas de Ámsterdam, Calcografía Nacional), Margaret Michaelis (Las cajas de Ámsterdam, Calcografía Nacional), Germaine krull (Crónica de un exilio, Museo del Romanticismo) y Tina Modotti (Museo Cerralbo).. Aparte de muchas otras exposiciones de gran enjundia y calado sobre todo las primeras que se presentaron como Sculpting Reality (exposiciones complementarias en el Círculo de Bellas Artes y La Casa de América con famosos fotógrafos como Walker Evans, Helen Lewitt, Robert Frank o Louis Faurer), Fotografía pública. Los años sesenta e Híbridos. Forjando nuevas realidades como contra-narrativa (CENTROCENTRO), Campo de imágenes de Paolo Gasparini (Fundación Mapfre). En este festival se ha dedicado también un apartado muy extenso a la fotografía española con autores ya clásicos como Francesc Catalá-Roca (gran exposición, La lucidez de una mirada, en la Sala El Águila de la Comunidad de Madrid) y Carlos Pérez Siquier (Fundación Mapfre); o contemporáneos como Alberto García Alix (Fantasías en el Prado, Real Jardín Botánico-Csic), Javier Campano (El ojo errante,1975-1987, Museo Lázaro Galdiano), Estela de Castro (The Animals, Antiguo Hospital Santa María la Rica de Alcalá de henares), Aleix Plademunt (Matter, Comunidad de Madrid, Sala Canal de Isabel II), Juan Baraja (Contra todo lo que reluce: Efectos del tiempo, MUSEO ICO), Marta Soul (Tras las huellas de Corín, Zaragoza), o Beatriz Rubial (Caída libre, Panteón de hombres ilustres). Paralelamente, en la Fundación Telefónica, se ha podido asistir a los encuentros fotográficos, Sculpting Reality, con Susan Meiselas, Bleda y Rosa y Ian Wallace.



CINE

- Una de las películas a destacar de esta temporada primaveral es el último trabajo del ya reconocido director francés Laurent Cantet, Arthur Rambo, encuadrada también en su trayectoria de atención a los problemas sociales, tanto laborales como educativos. Antes los expuso en otras películas suyas como Recursos humanos, El empleo del tiempo o La clase. Este director no teme enfrentarse a la realidad más palpitante siempre desde los márgenes y así se atreve a correr riesgos. Indudablemente uno de los problemas más gordos de la actualidad se dirime en las redes sociales. Si hace poco Bruno Dumont atacaba el “selfiperiodismo” en su película France, ahora el mayor realismo de Cantet le lleva a tocar de frente un tema crucial: un juicio popular a base de clic. Lo hace con una película bastante breve y directa que se atreve con el engrudo que suponen las voraces redes sociales, el afán de éxito en nuestra sociedad hipermercantilizada y la amenaza de que te cancelen y de olviden de la noche a la mañana. El relato, que parece estar basado en un hecho real, cuenta la historia de un joven escritor y bloguero francés de origen argelino (Karim D.) que se encumbra, por el contrato con una gran editorial de una primera novela autobiográfica, en los cinco minutos de gloria warholianos gracias sobre todo a sus apariciones televisivas. Pero cuando está instalado, gracias a su publicación, en la “élite cultural” aparecen unos explosivos tuits firmados por él tiempo atrás con el pseudónimo de Arthur Rambo que le muestran como extremista, racista y homófobo. Lo que eran parabienes y sonrisas y hacerle la pelota en cuestión de unas horas se tornan muecas y desplantes.

Laurent Cantet nos va mostrando a lo largo de su afilada y contundente película todas, de una forma muy concisa lo que es un gran mérito y hay que alabar su guión, las contradicciones del personaje que son también las contradicciones de la sociedad en la que vive. En la que vivimos y en la que vive el escritor pillado en la trampa de ingenio y su habilidad para teclear y soltar tuits a diestro y a siniestro sin tener en cuenta las consecuencias. Con estos actos en los que cada uno puede decir lo que le da la gana sin el más mínimo pudor y sin la más mínima vergüenza solo se persigue multiplicar el número de seguidores y aumentar las alabanzas sin importar de quién. Pero la del director francés no es una película panfletaria ni moralista sino muy reflexiva sobre esa doble cara de la sociedad y sobre esos vicios sociales de halagar y maltratar. Unos pueden pensar que el director muestra simpatía por su protagonista aunque mantenga cierta distancia con él y con su entorno, sobre todo con su hermano pequeño, y que, confuso, no sabe resolver el final. Otros, sin embargo, pueden valorar más la apertura de la película en el sentido de que nos propone una doble visión de su protagonista, entre atontada y víctima, y que funciona como crítica hacia fuera y autocrítica hacia dentro. Creo que Cantet, además de tener la valentía de hincarle el diente a un tema muy polémico porque nos hace un fiel retrato de nuestra sociedad, profundiza de una manera muy sutil en el tema de las incendiarias influencias de las redes en el ámbito social en el que tiene miles de seguidores. El ejemplo de su hermano, seguidor fiel de Karim, viene muy a cuento y pienso que no le resta fuerza a esta historia de falta de compasión en las redes sino que la complementa muy bien.

- Una película que se ha presentado con gran publicidad esta temporada en Madrid ha sido Top Gun: Maverick, una película continuación, después de 36 años, de Top Gun (Idolos del aire). Esta película de ahora es una tardía secuela de la película dirigida en 1986 por el esteta Tony Scott, que había sido uno de los ejemplos, incluso había llegado a ser paradigma, del cine popular de los años ochenta. Esta continuación renacida (USA, 2022) está dirigida por Joseph Kosinski, con guión de Peter Craig, y está interpretada por Tom Cruise, Milles Teller y Jennifer Connelly. Hay que reconocer que, con este digno producto comercial y de cine popular, saben los productores, sabe Cruise, adaptarse a los nuevos tiempos comerciales y sociales en los que vivimos. Pero es una película más convencional de lo que quiere vendernos la crítica de Estados Unidos. Así se ha despolitizado, diluido ideológicamente, aquella película militarista de la época de Reagan. El único encuentro con el pasado de esta película es el que tiene Cruise con Val Kilmer, su antiguo colega, ahora almirante. Estamos ante el Hollywood que resiste frente al Hollywood en declive. Con la épica misión que tienen que llevar a cabo los jóvenes pilotos entrenados por Cruise se logra tenernos entretenidos durante toda la película sin que decaiga la acción. Los “buenos” tienen que destruir nada menos que una planta de uranio enriquecido de los enemigos, de los que no se sabe ni siquiera el país, los “malos” en dos palabras. Así se puede indudablemente también estrenar en las salas de cualquier país sin complicarse la vida ni el dinero. Aunque por lo visto no han ganado por ahora todo lo que pensaban se ha convertido en la más taquillera.

Al menos el héroe Tom Cruise se resiste defendiendo las salas de cine al igual que las salas que tienen que resistirse continuamente a la invasión de las Plataformas que dominan el cotarro y que nos quieren marcan el futuro del cine. También en España lo hacen directores como Jonás Trueba. Nada tan maravilloso como ver el cine a oscuras en una sala y en una gran pantalla como la del día del estreno en los cines Kinépolis. ¡Qué maravilla! Los que defendemos ese visionado colectivo en lugar de la soledad individual de las casas, platafórmico, tenemos que alabar la lucha de Cruise contra el verdadero Mal. ¡Todas las películas deberían estrenarse en salas para que los que queremos verlas así lo podamos hacer! Incluso aguantaremos el ruido de las horribles palomitas. Porque no nos gusta encerrarnos en casa para ver cine ni nos gusta “el futuro que ha llegado” (secuencia en que el personaje de Ed Harris, un alto mando, le dice al de Cruise que “el futuro ha llegado” con los aviones sin piloto), el que nos ofrecen los aviones sin piloto ni los trenes sin piloto. ¡Todo más humano y en directo! Al menos Cruise como estrella inmortal nos aporta elementos para entender su visión del paso del tiempo y del futuro. Además compartimos su rechazo de la virtualidad y su enaltecimiento de la fuerza de lo físico y lo real. Disfrutamos de la gran espectacularidad de las imágenes de su película que nos muestran al superhéroe que vuela, en viaje de ida y vuelta y a la velocidad de la luz, a la estratosfera. Todo ello, además de su ir por libre, le hace conservar su carisma frente a los jóvenes pilotos que tiene que entrenar para que lleven a cabo esa difícil operación. Se impone el final feliz, después de la misión cumplida.

- La ya conocida directora francesa Mia Hansen-Love ha realizado, y también es autora del guión, La isla de Bergman (Francia, 2021), su última película en la que una pareja de directores estadounidenses se retiran en verano a la isla de Faro en busca de inspiración para su próxima película. Como se sabe esta isla sueca (en el mar Báltico y con 500 habitantes) es el ya mítico territorio del gran director de cine Ingmar Bergman. La película, una mezcla de realidad y ficción, se convierte en un homenaje a ese mundo del director, en una experiencia cinematográfica muy lúcida a veces y somnolienta otras, siempre en una atmósfera preñada de melancolía. Los personajes de esta película, que ya estuvo en la Sección Oficial del Festival de Cannes 2021 y en la Sección Oficial del Festival de Sevilla 2021, están interpretados por conocidos actores como Tim Roth, y actrices como Vicky Krieps y Mia Wasikowski. Estamos ante una experiencia del cine dentro del cine, una historia dentro de otra historia, en un juego metatextual, que se convierte en un intento de reflexión acerca de los mecanismos de la inspiración creativa. Digo en un intento porque si bien el comienzo se presenta prometedor pronto el experimento se queda a medio camino y no logra alcanzar el meollo de la reflexión. E incluso corre el peligro de convertirse en un “safari” a través de los bellísimos paisajes naturales de la isla. En el safari vamos a tener la sorpresa de encontrarnos con el crítico de cine español Jordi Costa.

La verdad es que en una primera parte de la película, emotivamente incluso, me sentí muy atraído y concernido por la historia, y por el experimento metacinematográfico, pero a lo largo de largo del metraje se me fue perdiendo la fuerza dramática de su, en principio interesante, giro reflexivo. Desde luego esta película no tiene nada que ver con el cine de Bergman aunque en ella se hable bastante de sus películas. La directora de la película parece mostrarse distante de Bergman y sus películas e incluso en algún momento se le critica no solo por la crueldad de sus películas sino también por la crueldad de padre que abandona a sus hijos. Aquí también queda en el aire el tema de la difícil relación entre ser creador y ejercer de padre al mismo tiempo. En el fondo, en la película late una reflexión entre vida y cine que tampoco logra llegar a buen puerto, y que muestra claramente la brillantez por un lado de la directora, pero, por otro lado también nos muestra sus límites a la hora de realizar su película. Desde luego, las actrices sobre todo defienden muy bien sus papeles y Tim Roth y los otros actores masculinos cumplen pero la cosa no va ni al fondo ni más lejos. E incluso llega a hacerse un poco monótona y al final un poco larga. Está muy bien la fotografía de Denis Lenoir que nos muestra muy bien los idílicos paisajes naturales de la isla, aunque, a veces, la película corra el peligro de convertirse en una sucesión de postales turísticas.



Teatro

- En el Teatro Valle-Inclán se pudo ver hasta el 24 de abril una de las propuestas más divertidas, osadas y gamberras de la temporada teatral madrileña, Supernormales, muy bien dirigida por Iñaki Rikarte, y muy bien escrita por Esther F. Carrodeguas. Si bien siempre he confiado en su director por sus buenos trabajos en obras anteriores que he visto, la gran sorpresa para mí esta vez ha sido el descubrimiento de la escritura de esta obra porque a su autora no la conocía. Estamos ante una obra estructurada como una especie de “collage” con distintas escenas en las que se trata el tema de la sexualidad en las personas con discapacidad. En esta obra satírica hay que destacar su inteligente armazón y su gran capacidad reflexiva. La verdad es que hacían falta obras con este vitriólico humor negro en nuestro panorama adocenado, cercano a la censura, y siempre muy políticamente correcto. La obra está, además, muy bien interpretada por un elenco muy cohesionado en el que conviven actores profesionales bastante conocidos en el panorama teatral con otras personas no profesionales del teatro que tienen algún tipo de discapacidad. Un formidable reparto, pues, en un montaje muy redondo con ligeras pegas de dispersión o de inmiscuirse demasiado la autora, que nunca cae en el adoctrinamiento ni en el panfleto, que es otro de los peligros de las obras de hoy al querer escapar de lo oficial.

Curiosamente, la autora de esta obra, por favor no os olvidéis de su nombre a partir de ahora, Esther F. Carrodeguas, es gallega y el director es vasco, y sus personajes se enfrentan a dos tópicos: el que las personas con discapacidad funcional no necesitan relaciones íntimas porque no están para esos trotes; o. por el contrario, que tienen impulsos incontrolables que deben ser reprimidos y anestesiados. Este tema es muy importante que se plantee hoy en día cuando se le da tanta importancia al lenguaje políticamente correcto. Pero, al tiempo, la autora señala el abuso de poder de los padres y las instituciones, y, en general, el paternalismo con el que la sociedad tiende a tratarlos; y la hipermedicación que se les administra. El punto de partida es el servicio de asistencia que desde hace unos años vienen ofreciendo en España varias organizaciones no gubernamentales y, también, personas particulares. Carrodeguas utiliza en sus estupendos diálogos el lenguaje de uso común en la calle. Hay que destacar desde la primera escena la impresionante escenografía de Mónica Boromello, el vestuario de Ikerne Jiménez, y el diseño y la composición del espacio sonoro de Luis Miguel Cobo. La escena que empieza en los jardines, casi palaciegos, donde están limpiando y podando los trabajadores y que, de golpe, se levanta y sube volando para introducirnos en los subterráneos, en los márgenes, es, simbólicamente impagable.

- En la sala Cuarta Pared se ha podido ver hasta el 15 de mayo una de las obras más divertidas e interesantes de la temporada, El viento salvaje (Fedra y medea en Cádiz).

Una estupenda tragicomedia que había conseguido ya el premio Max 2020 a Mejor Espectáculo revelación. Se trata de recreación libérrima de dos de los personajes femeninos más importantes del teatro y de la cultura universal: Fedra y Medea. Su creador, Eurípides, fue uno de los trágicos griegos más importantes y, quizá, el mejor conocedor de las pasiones femeninas. Unas pasiones, como es el caso de esta obra, desatadas al máximo por ese viento del Levante que quita el sentido y lleva a traicionar la amistad entre dos mujeres muy hermanadas. La compañía que lleva a cabo esta proeza, que ha mamado indudablemente, de La Zaranda, está dirigida con muy buen tino por Ana López Segovia (con la colaboración de José Troncoso), que también es la autora y hace el personaje de Carolina. La acompañan otras tres muy buenas actrices como Alejandra López, Teresa Quintero y Rocío Segovia. A destacar sobremanera por su atipismo el personaje de Juandesito que borda Rocío Segovia. Logran una gran fusión de lo popular y de lo culto, de la chirigota y de la tragedia griega, de los romances de ciego y de Shakespeare ¡Estas mujeres darán que hablar después de su estreno en Madrid si logran alcanzar la visibilidad que merecen!

Cada vez hay, por cierto, más compañías, formadas solo por mujeres, de gran nivel teatral y artístico en general. En esta gran parodia preñada de toda la gracia del Carnaval gaditano del barrio de la Viña hay que destacar sobre todo el magnífico nivel interpretativo de las cuatro actrices, dos de las cuales, como comodines, hacen múltiples papeles. Así logran convertir una tragedia del teatro griego clásico en un sainete en la mejor tradición de Ramón de la Cruz y Arniches. Como en la gran tragedia hay un coro que da entrada y salida a la función cargado con borriquetas y banquetas. En medio, los diálogos en verso, poniendo el oído muy atento, son para partirse de risa, además de valorar su gran musicalidad que marca la pauta a las diferentes actuaciones que aporta esta historia de buena y mala suerte alternativas de los dos personajes centrales, Mariola y Vero. Todo ello con una escenografía y un vestuario muy básicos y eficaces. En definitiva, “El viento salvaje” es un enorme homenaje de cariño y amor al teatro popular que viene de las calles y de las plazas para inundar la institución teatral en el sentido más lorquiano. Ese aire fresco, ese tono popular, lo ha agradecido el público que ha llenado todas las funciones que se han realizado en esta sala. La gira sigue por Alcalá de Henares y Ciudad Real. ¡No hay que perdérsela! Esperemos que vuelvan a alguna sala de Madrid.



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En la sala Cuarta Pared hemos podido ver también del 2 al 4 de junio a las fundadoras e impulsoras de Producciones Bernardas, una compañía teatral que crea obras originales sobre temas sociales y con un lenguaje contemporáneo. Presentaron en dicha sala un emotivo montaje, Los hijos de cualquiera, una ficción teatral inspirada en las madres gallegas que lucharon contra el narcotráfico en los años 80 y 90. Esta obra es un homenaje a todas aquellas madres que lucharon contra el narco. Son cinco magníficas actrices las que dan vida a cinco mujeres de las cuales la más conocida es Carmen Avendaño, una auténtica lideresa. Esta mujer y el movimiento “Érguete” asesoraron en todo el proceso a la compañía. Aldana Molero, autora de la obra, le propuso a Natalia Mariño coescribir y dirigir juntas la obra, una mirada íntima de las madres gallegas que intenta ser universal. Pero aclaran que no es teatro documental sino que aquí parten de un acontecimiento real para ficcionarlo. Son ficciones construidas a partir de muchos relatos. Estas madres vieron que la adicción a las drogas, a la heroína, estaba acabando con las vidas de sus hijos y se resistieron luchando contra el narcotráfico. Gracias a su lucha se llegó a un macrojuicio contra los narcotraficantes, después de la Operación Nécora de los 90. Heroínas contra la heroína. ¡Qué maravilla ver en el escenario a la misma Aldara Molero, acompañada por Maite Colodrón, Marina Herranz, Marta Megías e Irene Maquieira¡ Fueron muy aplaudidas por el público puesto en pie. Había sido ya una auténtica sorpresa su estreno en el Festival Surge Madrid.

Que espera ser llevado a Galicia.

- En las Naves del Español en Matadero se ha podido ver hasta el 5 de junio una obra, Malvivir, dirigida por Yayo Cáceres sobre un texto de Álvaro tato sobre la vida de la pícara Elena de Paz. Esta mujer, libre, ladrona, ingeniosa, embustera y fugitiva desafió todas las convenciones de su época pagando el precio de su libertad. Está magníficamente interpretada por Marta Poveda y Aitana Sánchez Gijón y Bruno Tambascio en el papel de juglar. Las dos actrices se intercambian en el papel de la pícara Elena de Paz y Tambascio las acompaña con su recitado y su música con distintos instrumentos musicales. La historia escrita por Tato bebe de La hija de Celestina, de Alonso Jerónimo de Salas Barbadillo, así como de otros textos clásicos en los que la sorprendente vida de otras pícaras ha sido retratada.. En el texto se tiene claro que quien ejerce la picaresca es porque viene de una clase social muy desfavorecida lo que crea una complicidad grande del público con el personaje. Así se crea esa empatía del público con el personaje de Elena de Paz., quién, además es vengativa, sanguinaria y asesina incluso. Se ve su actuación como resultado de una venganza de lo mal que lo ha pasado en su vida, maltratada desde su nacimiento como vemos en la obra. Maltratada, apaleada, violada y prostituida, solo trata de sobrevivir y de vengarse. Tato tiene claro que esta picaresca no tiene nada que ver, lo ha expresado en una entrevista, con la picaresca de las clases altas que ahora están utilizando la astucia y la picardía para enriquecerse aprovechándose del virus. Parece que han cambiado los roles y eso para él es algo rastrero, aunque las clases altas se las han ingeniado para aprovecharse del pueblo. De eso también habla la obra: del derecho de poseer más que los demás.

Precisamente en el trabajo de las actrices es una lucha constante por la supervivencia y la protagonista de la función se pasa la vida creando personajes para engañar a otras personas. Aquí se busca visibilizar a las pícaras frente a la tradición del pícaro tanto en literatura como en teatro y cine. Exceptuando la Celestina las pícaras siempre han sido secundarias. Por eso, Tato enriquece la obra otras pícaras de protagonistas como La niña de los embustes de Alonso de castillo Solórzano y La pícara Justina de Francisco López de Úbeda. Según Tato, “Las pícaras, han sido cosificadas desde su nacimiento, tratadas como un agujero sexual y sufrido la violencia masculina. Desde esta idea he abordado yo el personaje de Elena”. Incluso el pícaro Montúfar se cree con el derecho a someterla porque piensa que es de su propiedad. Tato ha cogido partes de distintos clásicos y los ha unido con textos propios sin que podamos ver las diferencias. Para Poveda, “Tato es el Lope de Vega del siglo XXI, habría que hacer una tesis sobre su escritura”. Así Malvivir acaba siendo un juego teatral rico y complejo que homenajea al género de la picaresca a partir, una estupenda dramaturgia con guiños a la comedia del arte, al clown, tradición oral, a la juglaría. En pocas representaciones se da una conjunción tan completa y virtuosa de texto, dirección, interpretación, música, escenografía y vestuario. Con múltiples hallazgos escénicos que se suceden de principio a fin con el fin de favorecer la acción y dotarla de ritmo, lo que hace muy bien la dirección sin que se note. Las actrices impresionantes en su cruce de personajes en el juego teatral que les marca Yayo Cáceres: Aitana, con gran oficio, se sale de la zona de confort y se entrega al margen y Marta Poveda con mayor intensidad muestra su gran talento en la mejor obra de su carrera. ¡No hay que perdérsela!



Danza

Se ha celebrado del 26 de abril al 14 de junio el 37º Festival Madrid en Danza de la Comunidad de Madrid, una edición que busca la consolidación en el circuito europeo con una programación con 26 espectáculos donde encontramos una fuerte presencia de la creación internacional. Una nueva edición, pues, de una de las citas más importantes para la danza en España, muy necesitada de apoyo, visibilidad y financiación. Han sido 26 espectáculos con un estreno absoluto, 4 estrenos en España y 8 estrenos en Madrid., dentro de una programación pensada para situar al festival entre los principales encuentros coreográficos de Europa. Además de una significativa apuesta por una deslumbrante programación internacional y el predominio de la autoría viva y contemporánea y los creadores emergentes, este año se continúa expandiendo las actividades fuera de la capital por los pueblos de la Comunidad de Madrid. El tramo final de esta cita festivalera ha acogido en los Teatros del Canal el trabajo de varios de los directores artísticos, coreógrafos y bailarines más importantes de la escena internacional. Precisamente el propósito que se marcó su directora artística Blanca Li, cuando hace dos años asumió la dirección de este ya histórico festival en la capital: “Hacerlo abierto, variado y ecléctico; capaz de incluir todas las formas de expresión del movimiento entonos sus géneros, para que toda la ciudadanía encuentre en él algo de su gusto”. Li hizo una apuesta clara por la variedad que se concreta en la fusión de las disciplinas, estilos y lenguajes que caracterizan algunas propuestas. Además de internacionalizarla como se puede apreciar muy bien en la programación final de los Teatros del Canal. El festival, según Marta Rivera de la Cruz, consejera de Cultura, aspiraría a “situarse entre los principales encuentros coreográficos de Europa”, como la Bienal de Lyon o el Festival de Danza de Cannes.

En lo que se refiere a la programación internacional del tramo final en los Teatros del Canal hay que destacar, en primer lugar, a la reconocida compañía estadounidense Pilobolus, una de las visitas más esperadas de este importante de este festival. Esta compañía, que estuvo en la sala roja hasta el día 29 de mayo, celebra nada menos que sus 50 años. Nos trajo un espectáculo titulado Big five-OH en el que reúne cinco de sus piezas más célebres. Matt kent y Renée Jaworski, actuales codirectores artísticos de una formación que ha tenido el privilegio de mostrar varios de sus proyectos en unos Juegos Olímpicos, las galas de los Oscar o anuncios para televisión, nos aclaran que no han dejado de evolucionar todo este tiempo. Lo han hecho alimentándose de “otros colaboradores externos, otros coreógrafos, músicos, artistas visuales, bandas de rock, escritores e incluso magos”. Para ellos “la curiosidad, la apertura y el sentido del juego” son la base de toda su trayectoria. En su espectáculo juntan danza contemporánea y acrobática llevando los límites físicos al límite. Los espectadores que hemos podido verlos en acción lo hemos comprobado en directo y hemos quedado encandilados. La siguiente semana, en junio (1), nos trajo, en la Sala verde, al multidisciplinar corógrafo noruego Jo Stromgren (Kompany), también dramaturgo y cineasta, con cuatro piezas, Made in Oslo, en las que, muy eclécticamente, mezcla danza y teatro. Con gran sentido del humor nos mostraron, no siempre con trazo fino, su buen nivel artístico. Luego, en esa misma semana de junio (2), en la Sala Roja, pudimos ver a Crystal Pite con su compañía Kidd Pívot, fundada en 2002. La reputada coreógrafa y bailarina canadiense nos trajo Revisor, una pieza en la que ha contado con el escritor Jonatan Young para adaptar esta comedia de Gógol, El inspector. En su adaptación original y compleja de esta conocida sátira sobre la corrupción política que sigue siendo muy actual, fusionan los elementos clásicos de la danza con la improvisación teatral Los ocho bailarines nos dejaron boquiabiertos y sin palabras por su gran quehacer artístico. Luego, el día 8 de junio, pudimos ver la Faso Dance Theatre (Bélgica), con su espectáculo Wakkat, llena de movimiento y colorido pero un poco larga y repetitiva. También tuvimos la oportunidad de ver (9), a la Akram Khan Company (Reino Unido) con la pieza Akram Khan´s Jungla Book reimagined, prodigio de técnica y de asociación entre efectos tecnológicos y música, luz y baile. Akram (Londres, 1974), director y coreógrafo, siempre es muy original en su manera de ver la danza contemporánea. Asombrado al comienzo, y alabando y compartiendo las bondades climáticas de la propuesta, la verdad es me quedé con ganas de ver más danza y no tantos efectos.



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Fue una verdadera sorpresa poder contemplar en la sala Cuarta Pared a la compañía asturiana, Ogmia, de Eduardo Vallejo con una interesante propuesta, Mather Tongue, en la que pudimos apreciar el buen nivel de baile de sus dos bailarines en una atmósfera muy evocadora. Fue una auténtica sorpresa muy aplaudida por el público de la sala.



Música

- El Ciclo de La Filarmónica ha puesto el 12 de mayo el broche de oro final de su temporada, y de su 10º Aniversario, nada menos que con la Orquesta Sinfónica de la radio Sueca, dirigida por Daniel Harding. Harding, adolescente prodigio tiempo atrás, es su director desde 2007 hasta la temporada 24/25 por lo que su compenetración, como se pudo comprobar en este concierto, con la orquesta es total. También es Director Artístico del Festival Anima Mundo y Director Laureado de la Orquesta de Cámara Mahler. Además, ha asimilado lo mejor de los grandes directores y ha dirigido las mejores orquestas. Desde luego la Radio Sueca es una de las orquestas más universales de Europa desde 1925 en que se fundó. Una de las escasas orquestas que no dejó de tocar incluso durante la pandemia. En mayo de 2018 Harding ya interpretó la luminosa 3ª Sinfonía de Brahms y entonces La Filarmónica le solicitó más Brahms. Usa partitura para reafirmar lo que ya sabe y una batuta corta pero su expresividad con las manos que mueve sin parar es muy elocuente. Su mano izquierda es prodigiosa y su dinamismo y teatralidad excepcionales. Su entrega es total y consigue una dirección comprometida al máximo sacando el máximo rendimiento y compromiso a la orquesta. Si bien la Radio Sueca está lejos de su Celibidache fundacional estamos ante una magnífica orquesta que da el do de pecho en todo momento y que en algún movimiento alcanza lo excepcional. Una orquesta de una calidad extraordinaria y con sonido propio dirigida por un auténtico maestro.

En esta ocasión director y orquesta nos han traído un excelente programa: las sinfonías pares de Brahms, dos monumentos musicales, precisamente las dos piezas que muestran muy bien los claroscuros, la simbiosis de las luces y las sombras, no solo de su música, sino también, en general, de la humanidad. En la primera parte tocaron, pues, la Sinfonía núm. 2, en re mayor, Op. 73 (1877) de Johannes Brahms (1833-1897). En la segunda parte, después del entreacto de 20 minutos, tocaron la Sinfonía núm. 4, en mi menor, Op. 98 (1884-5) del mismo compositor. En la primera parte sentimos más la melancolía del director, en la segunda parte, menos melancólica, vivimos una partitura menos conflictiva y más agradable. Ha dado gran peso protagonista a los metales a los que hizo que saludasen varias veces. En su lectura alcanzó, con la claridad que preside su batuta, el virtuoso lirismo del compositor con polos muy contrastados. Pero con Brahms nunca llega la sangre al río y su capacidad de sutileza que se manifiesta desde el primer movimiento alcanza un diálogo potente de los instrumentos pero sin alharacas huecas ni maratones. El público respondió en las dos partes con grandes aplausos y expresó su satisfacción de forma muy elocuente ante este gran concierto no completamente redondo pero sí magnífico. No se necesitaban propinas a pesar del fervor que reinaba en el Auditorio. Con este gran piloto y esta orquesta de sonido compacto tuvimos un intenso y poético vuelo.



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En este ciclo también perdura en el recuerdo el anterior concierto de este ciclo, el 30 de marzo, de la Orquesta Sinfónica SWR de Stuttgart, dirigida por el gran Teodor Currentzis y con la inolvidable viola de Antoine Tamestit. ¡Un magnífico concierto!

- En el Ciclo de la ORCAM, el 11 de mayo, tuvimos la fortuna de asistir a un concierto verdaderamente insólito con cuatro obras a las que la orquesta madrileña se enfrentaba por vez primera, e incluso una de ellas era un estreno total. Este maravilloso concierto corrió a cargo de la Orquesta y Coro de la Comunidad de Madrid, la Joven Orquesta de la Comunidad de Madrid y las Jóvenes Cantoras de la JORCAM. En la primera parte tocaron, sin coro Fanfarria para una mujer poco común nº 1 de J. Tower, una composición muy alegre que trataba de resignificar la presencia de las mujeres en el ámbito dominado por hombres. El título alude a la directora de orquesta Marín Alsop, a quien Tower dedica la pieza por ser, precisamente una mujer poco común en el mundo de la música de concierto. Esta directora estuvo en Madrid unas semanas atrás con la Orquesta Sinfónica de la Radio de Viena. Luego, una pieza, Y espero la resurrección de los muertos (con la misma crucecita) de O. Messiaen, con cinco movimientos, escrita en 1963, para un amplio conjunto de vientos y percusión, cuando el escritor y político André Malraux le confió una pieza para conmemorar a los muertos de las dos guerras mundiales. El compositor pensó hacer una obra para coro y orquesta, pero fue cambiando de parecer durante el proceso creativo y, a principios de enero de 1965, concluyó el encargo que vería su estreno la mañana del 7 de mayo de 1965 en la Sainte-Chapelle de París. La batuta firme de Jimeno la llevó a buen puerto.

En la segunda parte, con coro, tocaron Primavera : Suite Sinfónica (2º movimiento) de C. Debussy. En esta pieza, como el compositor confesaba en 1887, le “gustaría expresar el lento y laborioso nacimiento de los seres y las cosas en la naturaleza, su florecimiento gradual, y finalmente la alegría de nacer en una nueva vida….Dudo que pueda hacerlo como deseo”. Esta eclosión primaveral es una versión primitiva luego reformada que nos deja un poso de alegría en el ánimo. En ella ya se anunciando la conocida “La fiesta del fauno”. Luego, tocaron La Ciudad Arrebatada (un encargo de de la Consejería, Cultura y Turismo de la Comunidad de Madrid 2021) de J. Argüelles Este estreno absoluto fue firmado durante el confinamiento por la pandemia de 2020. Está dedicada a todas las víctimas del COVID-19. Una obra inspirada en la ciudad de Jerusalén, lugar en que las tres religiones monoteístas tienen hitos de fe, convirtiéndola así en una plaza de una extraordinaria fuerza espiritual. En el texto del programa de mano Carlos G. Mora habla de la “Memoria herida”, o sea las cuatro heridas de las cuatro piezas. Argüelles es miembro del Coro y un buen compositor que mide bien su escritura que fluye sin dificultad. Hay que destacar el acompañamiento del órgano. Ana González es la directora de jóvenes cantoras. Rubén Jimeno, el joven director de la Orquesta, no desfalleció en ningún momento. Parte del público por los comentarios parecía mostrarse confundida pero algunos disfrutamos mucho de esta experiencia musical.

- En el Ciclo de Scherzo tuvimos la fortuna de escuchar, el 5 de mayo, al gran pianista Joseph Colom (Barcelona, 1947). Fue una pena comprobar la poca gente que había en el Auditorio para este concierto. ¡Qué poco se valora lo que tenemos cerca y cómo se supravalora a veces lo que viene allende las fronteras! Es incomprensible que un pianista de la talla de Colom tenga tan pocos espectadores en Madrid. Este enorme pianista nació en un ambiente familiar musical y ya ganó varios premios en su juventud, los internacionales de Jaén en 1977 y Santander en 1978 le ayudaron a empezar a ser conocido en España. En los ochenta aumentó su actividad pública hasta hoy en que actúa con los mejores directores y orquestas, tanto españolas como internacionales. Sobre todo en Francia, donde vivido durante los años 70, estudiando en L École Normale de Musique, y donde ha grabado la mayor parte de su discografía para el sello Mandala, con música de autores tan diversos como Brahms, Franck, Blasco de Nebra, Monpou o Falla. Está muy influido por Joan Guinjoan. Su temperamento reservado e introvertido hace que su mundo gire en torno al recital y la música de cámara, aunque no ha renunciado al repertorio de orquesta. Incluso su forma de vestir en el concierto es desde luego muy peculiar y diferente del resto de pianistas. Además, como se puede comprobar en la introducción didáctica que hace antes de las piezas que va a tocar, es un pianista para el que la pedagogía se ha convertido en algo muy valioso.

En la primera parte, Colom nos presentó, primero de palabra y, luego, musicalmente una Selección de estudios de Hélène de Montgeroult (1764-1836). Hay que agradecer el afán investigador y didáctico del pianista al traernos la música de esta dama, coetánea de Mozart, Beethoven y Haydn, de ascendencia noble, en su día condenada a la guillotina y, finalmente, salvada gracias a su arte al tocar la Marsellesa en una asamblea de los revolucionarios franceses. Por lo visto, además de una importante profesora en el conservatorio de París, fue una importante pianista y una figura clave en la transición del clave al piano, creando sonatas y más de un centena de “Estudios”. Luego, tocó Preludio, Coral y Fuga de César Frank (1822-1890), de1884, en la transición del clasicismo al romanticismo, siempre ajeno al wagnerismo e influenciado más por Listz. Colom resolvió con gran solvencia las dificultades técnicas de las transiciones de los tres temas. En la segunda parte, después de la pausa, tocó los 12 Estudios op. 25 del gran Frédéric Chopin (1810-1849). Chopin puso al día el pasado pianístico y al tiempo abrió nuevos cauces expresivos, siempre en la búsqueda de la perfección de la materia sonora. Colom, también en esa búsqueda perfeccionista, resolvió muy bien los múltiples problemas que presentan estos “Estudios”, expresando con claridad la intensidad dramática del número 11 y del número 12, considerado una obra maestra, del final. E incluso, sin prisas, nos regaló tres bises de Ravel, Bach y Chopin.


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En el Ciclo de Scherzo pudimos escuchar también, el 7 de junio; al gran pianista Rafat Blechacz interpretando obras de Bach, Beethoven, Franck y Chopin. La pena es que al magnífico recital de este ya consagrado pianista polaco en el Auditorio Nacional acudiese tan poca gente.

- El Ciclo de Música producido por el Círculo de Bellas Artes en su sala Fernando de Rojas puso su broche de oro final el domingo 12 de junio. Y lo hizo nada menos que con el gran pianista coreano Seong-Jin Cho (Seúl, 1994). El programa de este concierto se presentaba de entrada muy interesante ya que versaba sobre las Suites HWV 427 (1720), la HWV 433 (1720), en la primera parte, y la HWV 430 (1720) y la HWV 440 (1733) en la segunda parte, después de la pausa de quince minutos, de Georg Friedrich Händel (1685-1759). En la primera parte también, alcanzando ya el fervor del público asistente, tocó las Variaciones y fuga sobre un tema de Händel (1861) de Johannes Brahms (1833-1897). En la segunda parte también alcanzó la gloria tocando Gaspar de nuit (1908) de Maurice Ravel (1875-1937).