Trasversales
Bernard Dreano

Sobre la “amenaza nuclear” y la guerra en Ucrania

Revista Trasversales número 62, abril 2023 web

Bernard Dréano es presidente del Centro de Estudios e Iniciativas de Solidaridad Internacional (Cedetim) y cofundador de la Asamblea de Ciudadanos Europeos. Participa en el comité francés de la Red Europea de Solidaridad con Ucrania.

Es autor de Jours gris et nuages d’acier sur l’Ukraine, Syllepse, 2023.

Publicado originalmente en francés en el boletín nº 18 de la serie SOUTIEN À L’UKRAINE RÉSISTANTE, Brigades éditoriales de solidarité





Con el pretexto del anuncio de la entrega por el Reino Unido de proyectiles tipo "obús-flecha" con uranio empobrecido al ejército ucraniano, Vladimir Putin anunció el estacionamiento de “armas nucleares tácticas” rusas en territorio bielorruso. Todos los meses pasados desde el lanzamiento de la "operación militar especial" contra Ucrania, Vlad o uno de sus acólitos nos amenazan con una posible "escalada nuclear" si Rusia no logra sus objetivos de conquista. Sin embargo, la guerra nuclear no está seriamente en la agenda... por ahora.

¿De qué se está hablando?

¿Armas tácticas o estratégicas?

Tiempo atrás, el inmortal Boris Vian había definido el carácter posiblemente "estratégico" de la bomba que su tío, "brillante manitas", intentaba desarrollar: "Llevo meses y años intentando aumentar el alcance de mi bomba. / Pero no me di cuenta de que lo único que importa es dónde cae" (La Java des bombes atomiques, canción de 1955). El supuesto carácter "táctico" de una bomba nuclear no depende de su poder explosivo (menor, mayor, mucho mayor, que las de Hiroshima y Nagasaki), sino del uso que se hace de ella.

Durante las décadas de 1950 y 1960, la URSS y Estados Unidos (EEUU) acumularon cantidades astronómicas de bombas nucleares, suficientes para destruir el planeta varias veces, y cantidades fenomenales de los más diversos medios (vectores nucleares) para hacerlas llegar a su objetivo (desde los cañones atómicos hasta misiles intercontinentales). En su único uso operativo, contra Japón, el estado mayor estadounidense no se planteó si las bombas eran "estratégicas" o "tácticas"... iban a resultar estratégicas ya que conducirían a la capitulación incondicional del ejército japonés. Posteriormente, el mismo estado mayor acumuló bombas, principalmente destinadas "al campo de batalla", con diversas potencias explosivas, haciendo lo mismo su homólogo soviético; ambos estados entrenaban a todas sus tropas o a parte de ellas de cara a una hipotética "guerra nuclear" (yo mismo pasé por un entrenamiento similar en el ejército francés durante la década de 1970).

Igualmente, en las décadas de 1970 y 1980 los "pequeños" estados militarmente pro-nucleares, como Francia, desarrollaron sus arsenales específicos (sistemas tácticos de misiles Plutón y Hades), mientras se inventaba una bomba con efectos "limitados" (bomba de neutrones), según la teoría de las armas "tácticas".

Al mismo tiempo, la tecnología de misiles progresó considerablemente, especialmente en cuanto a su alcance y precisión. A partir de entonces se hizo posible que un estado mayor previera la destrucción total de una gran infraestructura, incluso de una ciudad, o incluso de todo un país adversario, siempre que se dispusiera de cargas lo bastante potentes y de vectores de transporte suficientemente numerosos. Pero, en la práctica, en las guerras calientes que directa o indirectamente oponían a los dos bloques, nadie consideró usar armas nucleares en los campos de batalla de Corea, Vietnam o Medio Oriente, excepto el general Mc Arthur, que fue retirado de Corea por Truman por esa razón.

Por tanto, nunca se han usado armas "tácticas" en el campo de batalla. ¿Y las armas "estratégicas"? Sirvieron para alimentar lo que la británica Mary Kaldor llamó acertadamente "la guerra imaginaria", una loca y muy real carrera armamentista en el marco de lo que se denominó "destrucción mutua asegurada", un marco donde el recuento del número de "ojivas nucleares" y de los principales "vectores" funcionaba como un atributo de potencia y como demostración de la capacidad de cada uno para, teóricamente, destruir al otro. Después, ese número de armas y accesorios nucleares podría ser negociado. Los "pequeños" estados militarmente "nuclearizados", los británicos primero, luego los frances y los chinos, pero también también israelíes, indios, paquistaníes, norcoreanos... adquirieron los arsenales que les parecían "suficientes". A esa enumeración de cabezas nucleares se la denomina "estratégica".

Desarme nuclear, no proliferación, prohibición

Tras la Crisis de los Misiles en Cuba 1962, se inició un proceso que no era de desarme sino de control de la carrera armamentista. Recordemos que tras la instalación de misiles rusos en Cuba los estadounidenses organizaron el bloqueo de la isla, dando lugar a la renuncia rusa, seguida (discretamente, meses después) por la retirada estadounidense de los misiles Júpiter que estaban en Turquía y de los misiles Thor instalados en Escocia.

La negociación de "Control de Armas" es bilateral. El primer acuerdo SALT1 para la limitación de armas estratégicas se remonta a 1972. Al final de la Guerra Fría, los EEUU de Reagan y la URSS de Gorbachov negociaron el Tratado de Fuerzas Nucleares de Rango Medio (FNI) de 1988. En ese momento Gorbachov vio en ello un primer paso hacia la reducción drástica y, finalmente, la eliminación de las armas nucleares.

A finales del siglo XX, varios tratados multilaterales (ONU) tenían como objetivo el control de armas. El principal es el Tratado de No Proliferación (TNP) que entró en vigor en 1970. Este tratado reconoce la posesión de armas nucleares por parte de los "Estados provistos" (Estados Unidos, URSS y, después, Rusia, Reino Unido, Francia y China; India, Pakistán e Israel nunca lo firmaron, y Corea del Norte se retiró de él en 2003). El tratado disponía que todos los signatarios, "provistos" o no, participarían en la cooperación y de "buena fe", en un proceso hacia el desarme completo y controlado.

Desde principios del siglo XXI, con Bush junior en Estados Unidos, más tarde con Putin a partir de 2008 en Rusia y finalmente con la administración Trump, Rusia y Estados Unidos han contribuido a romper la dinámica del control de armamentos y, a fortiori, del desarme en sí mismo. A escala mundial, sin embargo, en el ámbito de la ONU y en aplicación del artículo 6 del TNP, se concluyó el tratado para la prohibición de las armas nucleares (TIAN), que entró en vigor en 2021, siendo ratificado en 2022 por 68 Estados, pero boicoteado por todas las potencias nucleares. Mientras tanto, y especialmente desde 2015, la carrera armamentista se ha reanudado en todas partes, con cinco países que copan el 78% de las ventas de armas convencionales en todo el mundo (Estados Unidos, Rusia, Francia, China, Alemania).

Las armas nucleares hoy en Europa

¿Qué armas nucleares son potencialmente utilizables en Europa en 2023 con riesgo de que se utilicen? Precisemos primero que todos los vectores susceptibles de llevar "cabezas" nucleares no las llevan nunca en operaciones reales. Por ejemplo, los misiles de crucero estadounidenses fueron presentados durante la "crisis de los euromisiles" de la década de 1980 como “equilibrantes” de los misiles semicontinentales conocidos como SS20 (los RSD10 Pioneer), desplegados en ese tiempo en territorio soviético; no eran, en sí mismas, armas nucleares sino vectores polivalentes que, como otros en otras naciones, después han sido utilizados por miles en todas las latitudes y se utilizan hoy en día en Ucrania. Finalmente, las "cabezas" nucleares se pueden mover muy fácilmente de forma discreta. Así que ciñámonos a la información pública.

En principio, solo estadounidenses y rusos despliegan armas "tácticas" en Europa. Los misiles aerotransportados ASMPA franceses no se presentan como "tácticos". En principio, tanto rusos como estadounidenses declaran que el uso de estas armas solo sería factible si se ven amenazados intereses vitales (sin especificar qué significa esto). Las armas "tácticas" rusas están, por supuesto, bajo control ruso y en territorio ruso. La presencia de vectores potenciales, como los misiles Iskander, no significa la inminencia de un ataque nuclear, sino su posibilidad. Los rusos, en particular, han subrayado claramente varias veces que tienen ojivas nucleares en Kaliningrado, territorio aislado del resto de Rusia e incrustado entre Polonia y Lituania. Si bien Ucrania cedió a Rusia todas las armas nucleares presentes en su territorio (Protocolo de Budapest 1994), el tratado ruso-ucraniano de 1997, que repartía la flota soviética del Mar Negro y autorizaba el mantenimiento de la base naval rusa en Sebastopol (prorrogada en 2010 hasta 2040) no especificaba nada sobre la inspección del armamento desplegado en dicha flota; desde la anexión de Crimea por Putin en 2014, es muy posible que allí se almacenen armas tácticas rusas.

Militarmente, el anuncio de que Bielorrusia acepta la presencia de armas tácticas en su suelo no es una novedad (las autoridades de Bielorrusia no tienen medios para controlar el material del que dispone el ejército ruso instalado en su suelo). Es una declaración política.

Del lado estadounidense, durante la Guerra Fría sus ejércitos no permitieron que sus aliados controlaran las armas almacenadas en sus bases aeroterrestres y navales permanentes en Europa (supuestamente bajo mando internacional de la OTAN) o en Marruecos. Esa fue una de las principales razones de la expulsión de estas bases del territorio francés en 1965.

Tras el final de la Guerra Fría, se hizo público en 2015 un sistema conocido como "nuclear sharing" (programa de compartición nuclear), hasta entonces secreto. Los estadounidenses ponen bombas B61 a disposición de la aviación de sus aliados locales en las bases de Kleine Brogel (Bélgica), Büchel (Alemania), Volkel (Países Bajos), Aviano y Ghedi (Italia) e Incirlik (Turquía). Los códigos de seguridad y armamento de esas bombas, sin embargo, permanecen bajo control estadounidense. Estados Unidos también precisó unilateralmente que "en caso de guerra, el tratado de no proliferación nuclear ya no estaría en vigor". Todo esto no ha sido objeto de ningún debate significativo ni en los países implicados ni en el conjunto de la OTAN y ha provocado muy pocas reacciones... Es posible que EEUU también tenga sus propias armas tácticas en otras bases aeroterrestres, como Ramstein en Alemania, o navales (Nápoles en Italia o Rota en España). Esas fuertes bases estadounidenses permanentes no deben confundirse con la presencia no permanente de un número limitado de soldados estadounidenses o de otros países de la OTAN, incluida Francia, como ocurrió desde 2014 y especialmente desdw 2022, en los Estados bálticos, en Polonia o en Rumanía. La pequeña base estadounidense en Kosovo o el proyecto de campo de entrenamiento de la OTAN en Montenegro son mucho menos importantes que esas bases permanentes.

La función actual de las amenazas nucleares rusas

¿Son factibles uno o más ataques rusos "tácticos" en esta guerra? Los ataques apuntarían al territorio ucraniano, porque alcanzar a cualquier otro territorio tendría consecuencias incalculables. Cualquiera que fuera la forma de tal ataque, causaría daños considerables en el territorio que los rusos pretenden "liberar" y con efectos colaterales incontrolados (en particular, lluvia radiactiva), con efectos militares inciertos, con probables represalias (los estadounidenses ya han dicho que reaccionarían con armas convencionales y podrían hacer añicos la flota rusa del Mar Negro, para lo que tienen los medios necesarios) y, sobre todo, con considerables consecuencias políticas.

China ha subrayado explícitamente que en ningún caso se debería utilizar armamento nuclear, y Rusia depende y dependerá cada vez más de China. Incluso la hipótesis de un disparo de advertencia (un disparo nuclear en altura, que implicaría la dispersión aleatoria de radiactividad) es muy poco probable.

Entonces, ¿de qué sirve blandir la amenaza? La narrativa de Putin pretende vincular esta amenaza potencial con el suministro de armas occidentales para que Ucrania pueda resistir la agresión. Recordemos que el escalonamiento de la entrega de armas a Ucrania fue fijado por los estadounidenses (primero armas ligeras antitanque y antiaéreas "defensivas", luego armas de largo alcance, luego tanques, mañana aviones, etc.). Cada vez que se anuncia un nuevo peldaño en la escalera, se activa la máquina de la amenaza nuclear.

En realidad, esta retórica sobre la amenaza nuclear se dirige principalmente a la opinión pública de Europa Occidental, América del Norte o Japón. No pretende fortalecer el movimiento mundial por el desarme nuclear, sino intensificar las movilizaciones contra el suministro de armas a Ucrania en los países que suministran estas armas, ya que, en la narrativa putiniana, armar a Ucrania es mantener la escalada que, a partir de mañana, conduciría a la guerra nuclear; los manifestantes “antibelicistas” parecen ignorar que esta amenaza sólo la hace Putin. Esta operación funciona muy bien en muchos países, empezando por Alemania e Italia, y la más mínima manifestación, teóricamente por la paz pero en la práctica contra la entrega de armas a Ucrania, es presentada por los medios de comunicación rusos como prueba de que el movimiento por la paz mundial está con Putin.

¿Y el famoso uranio empobrado?

Las armas de "uranio empobrecido" no son en absoluto armas nucleares. Un arma nuclear produce una explosión nuclear, pequeña o grande. El uranio empobrecido es un metal relativamente abundante, ya que es un residuo de la industria nuclear civil: lo que queda una vez que se ha enriquecido una parte más o menos pequeña del uranio, con el objetivo de aumentar la radiactividad aumentando la proporción de determinados isótopos -ciertas variedades de átomos- para luego poder utilizarlo como combustible en una planta eléctrica o, si está súper-enriquecido, como explosivo para una bomba.

El uranio empobrecido restante, es decir, la gran mayoría de la masa inicial, puede ser más o menos radiactivo según su origen, pero en general lo es menos que el uranio natural y sin capacidad para una reacción nuclear en cadena. Y si se utiliza en aleaciones metálicas no es tanto por su radiactividad sino por dos razones: principalmente porque es el metal natural más pesado del mundo y "endurecerá" estas aleaciones permitiendo crear proyectiles tipo obus-flecha que perforan el revestimiento de los tanques modernos, y en segundo lugar porque, al penetrar, este proyectil explota y la vaporización del uranio es incendiaria. Todos los países con industria nuclear pueden fabricar armas de uranio empobrecido y la mayoría lo hace. Es posible que quede algo de radiactividad residual en las zonas bombardeadas con tales municiones, pero el problema principal es la toxicidad del polvo de uranio que puede depositarse alrededor del punto de impacto, como ocurre con todos los metales pesados.

Al igual que otras muchas municiones, las de uranio empobrecido no son "limpias", pero dar a entender que son armas nucleares es una estafa.

¿Entonces, qué hacer?

Por supuesto, podemos (debemos) cuestionarnos los tipos de armamento que son necesarios para defenderse, así comosu uso, su comercialización, etc. En Francia, la próxima discusión sobre la ley de programación militar francesa debería ser la ocasión para ello, pero corre el riesgo de reducirse a intercambios de consignas huecas y a decisiones impuestas más o menos opacas. Se observará de paso que la "disuasión nuclear" francesa, que volverá a ser santificada en esta ley, absorbe más o menos una quinta parte del esfuerzo presupuestario de defensa, sin que nunca se haya discutido claramente para qué ha servido, sirve o servirá.

De todos todos modos hay que tener en cuenta que cuando Putin atacó a Ucrania, aquí pusieron a nuestros tres submarinos lanzadores de ingenios operacionales a dar vueltas en círculo por el agua, para mostrar nuestra macha determinación... lo que apenas tuvo ninguna repercusión en la zona del Dniéper.

Podemos (debemos) cuestionar la OTAN, su funcionamiento, la ausencia total de debate sobre este órgano de una Alianza Atlántica de la que nuestro país es uno de los primeros miembros. ¿Cómo es posible, por ejemplo, que el lamentable resultado de una intervención de casi dos décadas en Afganistán no sea objeto de ningún debate? (más allá de que las autoridades de la Alianza hablasen de "éxito"). Y debemos reflexionar, una vez que finalice esta guerra en Ucrania, sobre cuál podría ser la base de una verdadera seguridad colectiva en Europa, y más allá, no basada en tales pactos... Podemos (debemos) preguntarnos sobre la evolución general del mundo, sobre las fracturas que se están gestando, sobre la inmensa crisis medioambiental en marcha, sobre estos gobiernos (los nuestros) que reivindican "valores democráticos" frente a la agresión de Putin, pero olvidan esos mismos "valores" o incluso no apoyan activamente a los que luchan por ellos en otras partes del mundo.

Debemos, y puede hacerse en mayor medida de lo que suele creerse, luchar contra la militarización del mundo y contra una "segurización" autoritaria que afecta incluso a las democracias, así como podemos y debemos apoyar y amplificar el rechazo al poder nuclear militar con los pueblos y decenas de Estados.

Conocemos el riesgo que representan los arsenales de armas nucleares y que la lucha por el desarme nuclear no ha pasado de moda. Es legítimo preguntarse sobre las formas más efectivas de oponerse a la guerra iniciada por Putin (obviamente este texto no está dirigido a aquellos que creen que Putin fue atacado), escuchando a las y los ucranianos, en primer lugar a su franja progresista, y escuchando a las y los pacifistas de Rusia.

Muchos de mis camaradas y yo mismo creemos que se debe apoyar la resistencia armada y no-armada del pueblo ucraniano y que corresponde a éste definir lo que necesitan para enfrentar la agresión. Esto no significa estar ciego ni defender cualquier cosa, y en particular debemos vigilar lo que hacen nuestras propias autoridades.

Otros pueden pensar que hay otras prioridades para luchar contra la militarización, otras acciones para solidarizarse con los pueblos que sufren.

Lo que es ilegítimo es adherirse a la retórica que consiste en decir que Ucrania no debe defenderse ni dar un paso más, que no debe estar en condiciones de contrarrestar una nueva ofensiva rusa, que debe aceptar (¿provisionalmente?) la invasión; en definitiva, es ilegítimo decir que, por encima de todo, Ucrania no debe seguir armándose porque, de lo contrario, ¡habrá una guerra nuclear!

Todo esto sin ninguna presión directa, ni siquiera simbólica, contra la misma persona que blande esta amenaza, el jefe de la Federación Rusa, lo que le permite de paso explicar hipócritamente a su pueblo que "el movimiento por la paz está con nosotros".

La paz, justa y duradera, es un camino difícil. Aunque en el momento que escribo estas palabras no se hace visible ninguna vía de negociación, quizá no sea así para siempre.

31 de marzo 2023