Trasversales
Fernando Gil

El PP en la oposición: caiga quien caiga

Revista Trasversales número 9, invierno 2007- 2008

Textos del autor en Trasversales




En las próximas elecciones generales se van a repartir premios y castigos. Los votos van a decidir si quienes han gobernado merecen seguir haciéndolo y si  deben seguir en la oposición quienes han estado en ella.
Las actitudes y la estrategia de la derecha en estos cuatro años quedaron marcadas por la derrota el 14 de marzo de 2004. Como señalaba Ramoneda (“La contradicción principal”, El País, 8/3/2007), en el PP han vivido esta legislatura entre la ansiedad y el resentimiento; la ansiedad por recuperar el poder y el resentimiento por haberlo perdido sin creer que han merecido la derrota. Esos sentimientos han señalado una estrategia que ha tenido varios ejes. El primero ha sido recuperar el poder cuanto antes, haciendo todo lo posible para desgastar al Gobierno y provocar un adelanto electoral. El segundo, defender el aznarismo, que ha sido la verdadera causa de su derrota en 2004. El tercero responde a necesidades del equipo dirigente del PP, que ha actuado acuciado por la angustia de no tener otra oportunidad. Su interés no es tanto el de España, que les importa bien poco, ni siquiera el del partido, sino el suyo propio. El de mantenerse al frente del partido cuando en realidad tenían que haber dimitido, como hicieron González y Almunia. Pero todo el circo, que durante cuatro años han organizado sin importarles nada, ha tenido como uno de sus principales fines encubrir sus errores y, sobre todo, su mentira sobre el 11-M, que les ha obligado a seguir mintiendo el resto de la legislatura. Como estrategia de supervivencia han necesitado la confrontación con el Gobierno, pues mantener ocupado al partido y agitados y  movilizados a sus seguidores ha evitado la reflexión serena sobre las causas verdaderas, no las inventadas, de la derrota electoral de 2004.
En pos de esos objetivos, en el PP no han escatimado ningún medio para llevar adelante una estrategia de tierra quemada; nada han respetado, ni personas ni instituciones, ni famas ni honores, ni leyes ni valores. Se han comportado más como enemigos del Estado que como adversarios del Gobierno; más como una fuerza antisistema que como un partido de la oposición parlamentaria.
Dado el gran número de hechos y declaraciones habidos en cuatro años, en este artículo sólo se ofrecen algunas muestras de lo acaecido en la legislatura.

Agitación y propaganda

 Agitación, propaganda, crispación y movilización: en eso ha consistido el programa de la derecha en la legislatura para acusar al Gobierno de ocultar la verdad sobre el atentado del 11 de marzo, negociar secretamente con ETA y entregar Navarra, traicionar a las víctimas y trocear España para entregarla a los nacionalistas. Según el PP, Zapatero ha aplicado un programa radical que, además, ha tenido por objeto atacar a la Iglesia, borrar las raíces católicas de España, romper la familia, implantar una moral laica, imponer una ideología de partido a través de la enseñanza escolar y remover los recuerdos de la guerra civil. Lo que supone la ruptura del consenso que hizo posible la transición. Frente a todo ello, el partido de las personas normales ha sacado a la calle a personas normales y a muchos energúmenos.
Siguiendo la idea de que la mejor defensa es el ataque, la verdad es que han armado todo ese alboroto para suplir su falta de programa, para impedir que el Gobierno hable de sus aciertos y para que no se hable del juicio del 11-M, que ha ido desbaratando la teoría de la conspiración, ni de las responsabilidades que hubo en apuntarse a las Azores, ni de la negociación de Aznar con ETA y de los presos acercados y excarcelados para facilitarla, ni tampoco de los múltiples casos de corrupción que afectan a cargos públicos del PP en toda la geografía nacional.

Aznar

Ha contagiado su resentimiento al partido. No se ha estado quieto ni callado. Ha criticado, verbalmente y por escrito, a Zapatero, al Gobierno, a la izquierda, en cuanto ha tenido oportunidad y en ocasiones ha desacreditado a España, que tanto dice que ama. Estas son algunas de sus opiniones.
Afganistán: Si cedemos (retiramos tropas), no deberá sorprendernos que el próximo paso del chantaje de los terroristas sea la implantación de la ley islámica en una parte de nuestro territorio.
España: La amenaza secesionista, la quiebra del Estado, la fragmentación del sentido nacional. Estamos viviendo una gran crisis nacional. // Nunca un cambio (de Gobierno) fue tan urgente y necesario por haberse puesto en cuestión los pactos de la Transición, el modelo territorial y haberse destruido la política antiterrorista.
ETA: La lógica del apaciguamiento es la lógica de Hitler que invade Polonia, no porque Chamberlain no hiciera concesiones, sino porque las empezó a hacer en Munich. //  En 2004, ETA estaba ya prácticamente muerta.
Irak: Es la primera vez que, desde el siglo XVIII, España estaba en el centro de los asuntos mundiales. // Todo el mundo pensaba que en Iraq había armas de destrucción masiva, y no había armas de destrucción masiva. Eso lo sabe todo el mundo, y yo también lo sé… ahora. Tengo el problema de no haber sido tan listo de haberlo sabido antes. Pero es que cuando yo no lo sabía, nadie lo sabía. Todo el mundo creía que las había.
Memoria: España no necesita mirar hacia atrás, remover huesos, ni mirar al pasado.
Zapatero: Hay un partido del odio en España. La izquierda que está en el Gobierno. Ese partido quiere destruir el pasado, lo alcanzado, de forma sistemática. // Ha conseguido que media España no acepte a la otra media. Y eso que nos condujo a lo peor de nuestra historia hace 70 años es el esquema político que se quiere repetir ahora. // Cada concejal que saque ANV será una responsabilidad personal e intransferible de Zapatero.

Consenso

La gran coartada del PP en la legislatura ha sido acusar de radical a Zapatero y de haber roto el consenso de la transición, tanto en política interior como en asuntos exteriores.  Hay que recordar que el consenso se tejió con el Gobierno de UCD y que lo que hizo el PP, entonces Alianza Popular, fue recortar la reforma lo más que pudo. Su participación en la transformación de la dictadura fue un lastre. Su repentino fervor por la Constitución no casa con lo que entonces hicieron sus 16 diputados -la mitad estuvo en contra- y el presidente de FAES, Aznar, que se despachó a gusto contra ella.  Alianza Popular también fue contraria a la Ley de Amnistía de octubre de 1977, que afectó a sindicalistas y trabajadores represaliados por el franquismo y puso en libertad a todos los condenados por terrorismo, pero no alcanzó a los miembros de la Unión Militar Democrática.
 Salvo en asuntos económicos, en el PP han ignorado todos los intentos de llegar a acuerdos políticos tanto con el Gobierno como con otros partidos. Han estado deliberadamente solos. La legislatura ha mostrado que cuando el PP no gobierna no hay consenso ni gobierno tranquilo. La crispación es su manera de entender su labor fuera del poder. Solamente la izquierda es respetuosa con el papel que le corresponde en la oposición.

Corrupción

Cabe sospechar que parte del ruido producido por el PP en la legislatura tenga por objeto distraer la atención sobre los casos de corrupción que le salpican: Terra Mítica, Andratx, Fabra, Totana, Telde, Porto y el guateque en Madrid, Alhaurín de la Torre, Oropesa (Marina D’Or), Matutes, Murcia (Águilas), Navas del Marqués, entre otros.

Economía

Es una de las áreas donde más se ha visto la contradicción en que vive el PP. Por un lado, con el sistema Dolby a todo volumen, no han faltado las críticas a Zapatero por haber dilapidado el legado económico de Aznar y abundar en el derroche, pero sin ruido han apoyado reformas en la legislación mercantil, en el sector eléctrico y en los hidrocarburos, Defensa de la Competencia, Reforma del mercado de valores, Transparencia en las relaciones financieras entre administraciones públicas y privadas, Mediación de Seguros y Reaseguros, Actividades transfronterizas, entre otras.

Insultos

Rodríguez Zapatero pasará a la historia como el presidente que ha recibido más insultos, no en la calle, cosa casi esperable con la purria de fanáticos que ha movilizado el PP, sino en sede parlamentaria, proferidos por diputados.
Estos son algunos de los exabruptos que Rajoy y otros dirigentes del PP le han dedicado: bobo solemne, perfecto imbécil, irresponsable, inexperto, grotesco, frívolo, inconsecuente, indigno, cobarde sin límites, antojadizo, incapaz, débil, veleidoso, impreciso, ambiguo, inestable, insolvente, confuso, acomplejado, radical, perdedor, hooligan, taimado, maniobrero, chalanero, sectario y  chisgarabís, entre otros.  Otros ministros tampoco se escapan: la vicepresidenta ha sido recibida en el Congreso con gritos de hija de puta y de anoréxica.
Juicio del “11 de marzo”
Después de pasarse tres años repitiendo que el atentado era fruto de una conspiración, urdida por el PSOE, la sentencia del juicio del 11-M no ha desconcertado a los dirigentes del PP. Acebes, olvidando que han formulado al Gobierno más de 500 preguntas sobre el tema, ha señalado con gran cinismo que nunca han amparado tal teoría. Rajoy ha dicho que sobre esa teoría que les pregunten a otros. Que sólo han buscado conocer toda la verdad. Y Zaplana ha dicho: no conozco más teoría que la manipulación del Gobierno socialista. Si no hubiese sido por nosotros…

Medio ambiente/cambio climático

Negocios inmobiliarios, no siempre limpios. Aparcamientos, playa asfaltada y campos de golf. Y Rajoy tiene un primo, que es el que sabe…

Memoria histórica


Las opiniones de los dirigentes del PP delatan el verdadero y  solapado origen de sus ideas: la dictadura franquista. Franco ha sido el gran ideólogo del actual equipo dirigente de la derecha, al que ha marcado profunda y al parecer largamente.
A los 30 años de su muerte, en un régimen parlamentario y de cara a la galería, no es muy recomendable proclamar la decisiva influencia de un dictador sobre un partido que se las da de democrático, pero en cuanto existe algo que puede deteriorar la imagen de su persona o de su obra, en el PP se encienden las alarmas y saltan como un resorte para defender a su mentor. En este caso ha sido de forma indirecta: dicen que la Ley de Memoria Histórica es otra iniciativa de Zapatero para romper el consenso; es un ataque a la transición.
Ana Botella: En todos los partidos, tanto en el PSOE como en el PP, hay personas que en su momento fueron franquistas. El debate sobre la memoria histórica es estéril, destructivo e inútil. Mayor Oreja: (El franquismo) muchas familias lo vivieron con naturalidad y tranquilidad. Dejemos las disquisiciones sobre el franquismo a los historiadores. Zaplana: Muchos de los que promueven estas iniciativas, ni ellos ni sus familias han sido exiliados, han sido perseguidos, han sufrido el franquismo. Más bien se han beneficiado del franquismo.
Rajoy dice que anulará la ley en cuanto llegue al Gobierno.

Mariano eguna

Hay una nueva fiesta en el calendario. De tanto leer (y creer) el Gara, en el PP han acabado imitando a los abertzales e instaurado su día del partido en una fiesta que no es suya. Si los abertzales consideran que sólo ellos son vascos verdaderos, con su consigna “Somos España” en el PP creen que sólo ellos son auténticos españoles.
Para preparar la jornada, Rajoy grabó un discurso parainstitucional semejante en escenografía al del Rey en Nochebuena o a los de Franco en fin de año.  Ya lo sabemos: 12 de octubre, día del PP. Y España, capital Génova.

Parlamento


La táctica de los diputados y senadores del PP ha oscilado entre la obstrucción y la negativa, salpicada con frecuentes broncas, solicitudes extemporáneas y peticiones de dimisión a troche y moche, utilizando las Cortes como cámara de resonancia de la crispación. Su actitud bien merece calificarse de filibustera.
Han apoyado menos de la mitad de las iniciativas legislativas gubernamentales, pero han tratado de obstruir el funcionamiento de las cámaras con 68.000 preguntas al Gobierno, de ellas 14.000 al Ministerio de Interior, de las cuales solamente 6.000 corresponden al diputado “popular” Gil Lázaro.
 Han presentado al Tribunal Constitucional dos recursos de amparo y veintiuno de inconstitucionalidad contra 19 leyes, entre las que se encuentran el Estatut, la modificación de la Ley Orgánica del Poder Judicial, la Ley de Igualdad, el Plan Hidrológico y la modificación de las funciones de la Comisión Nacional de la Energía.
Se han opuesto a modificar las leyes Orgánica del Poder Judicial y del Tribunal Constitucional, General Presupuestaria, Reguladora de la Responsabilidad de los Menores y Universidades, a endurecer la Ley de Seguridad Nuclear y a las leyes de Igualdad, Educación, Defensa Nacional, reforma del matrimonio, el Código Penal, la regulación de la televisión digital, la Ley de Montes, la devolución de los papeles del archivo de Salamanca o la  eliminación donaciones anónimas a partidos y fundaciones.
Han impedido la renovación del Consejo General del Poder Judicial, en funciones desde hace un año, y del Tribunal Constitucional y se han negado en redondo a reformar el reglamento de las dos cámaras y convertir el Senado en cámara de representación territorial, a cambio han promovido una iniciativa tan chusca como solicitar un referéndum nacional para que España siga siendo una única nación.
Han dificultado la renovación de altos cargos, y desde gobiernos locales y autonómicos han boicoteado la aplicación de leyes como la de Dependencia, Educación, antitabaco, ayudas a los jóvenes, Sanidad…

Transición


Están contra todo, pero luego se quedan con todo. Ahora resulta que la transición también es suya.

Terrorismo

Ha sido el principal eje de actividad de toda la legislatura, y el lema de derrotar a ETA ha sido el pretexto para sacar gente a la calle a manifestarse contra el Gobierno. El PP ha buscado antes derrotar al Gobierno que derrotar a ETA. Utiliza a ésta para lograr su principal objetivo que es llegar a La Moncloa, pero sin estar en el Gobierno; a Rajoy no le interesa ni el abandono de las armas por una negociación, que ha dificultado tanto como ha podido, ni la derrota de ETA.
Tras el atentado en Barajas, Rajoy, en una crítica a Zapatero, resumía en una frase su política sobre el terrorismo: Si usted no cumple sus compromisos, le pondrán bombas, y si no hay bombas es porque ha cedido. Es decir, haga lo que haga, Zapatero tendrá la culpa.
Con el terrorismo comenzó la legislatura y con el terrorismo la ha terminado: en la última sesión de control al Gobierno, Rajoy reclamó, otra vez, la ilegalización de ANV, y, en el último pleno del Congreso, Martínez Pujalte calificó la sesión como triste epitafio a un triste Gobierno que negocia con ETA y con tránsfugas (por Calomarde, que dio su voto a los Presupuestos).
De las 107 preguntas formuladas por Rajoy a Zapatero, 21 se refieren al terrorismo (1 de cada 5; el 19,6%). El Partido Popular, junto con la Iglesia y las organizaciones de ambos, ha mostrado estos cuatro años una extraordinaria rudeza. Salvo alguna excepción honrosa, ha mostrado carecer de capacidad para regularse y para poner límites a la enloquecida carrera de sus directivos. No se paran; hay que pararlos. En marzo será el momento de hacerlo votando a las izquierdas; con todas las reservas que queramos, pero votando.

 

Trasversales