Trasversales
consejo editorial Trasversales
Trasversales:
explorando senderos


Revista Trasversales, número 1, invierno 2005-2006,

Trasversales quiere ser una publicación activista y reflexiva, rebelde, pacíficamente combatiente, abierta a todas las dimensiones de la actividad humana, en lo político, lo social y lo cultural. Nos mueven la pasión por la libertad y la beligerancia contra toda dominación, la fecundidad creativa de la duda y la capacidad transformadora de la acción.
Isabelle Stengers y Philippe Pignarre gritan: Que las gentes piensen. No es insolente exigencia a que los demás piensen “como es debido”, sino conciencia de que yo tengo que pensar y prestar atención a lo que los demás piensan. Queremos ser, pues, espacio de exploraciones e iniciativas guiadas por convicciones, opiniones, intuiciones y sentimientos.

Los movimientos altermundistas han puesto en evidencia la carga destructiva de los proyectos de mercantilización de todo lo existente según una lógica que desea desembarazarse de los límites impuestos por la democracia y la dignidad humana. Inquieta la forma “político-ideológica” que hoy acompaña a esa parasitaria apropiación privativa de riquezas y recursos, de mando y poderes: una conjunción de tendencias ultrareaccionarias, sectarias y destructivas, los neocon depredadores y belicistas, el islamismo fundamentalista y feminicida o el vaticanismo antiliberal, acompañados aún por residuos del sistema estalinista que, en lugares como China, imponen fórmulas de capitalismo salvaje.
Ya sin credibilidad las ideologías de la sumisión basadas en la promesa de “prosperidad”, retoman el puesto de mando las que apelan al miedo y a fundamentos “trascendentes” de la autoridad. Crece la insolencia con la que los jerarcas de las iglesias pretenden imponer normas de vida que atentan contra el libre pensamiento, contra la libre sexualidad y, sobre todo, contra las mujeres. Desde la “pureza teocrática” del islamismo político hasta un George Bush que no tiene reparos en decir que habla con dios, proliferan los “políticos de dios”. Ciertos tiranos se dicen ateos... pero hacen dioses de sí mismos.
¿Patologías del poder? Quizá, pero sobre todo estrategias de poder y de dominación.

Ni compartimos el ingenuo sueño determinista de un inevitable avance hacia la emancipación, ni comulgamos con el pesimismo antropológico que da todo por pérdido. Sabemos que a cada persona y a la especie humana nos esperan la muerte y la extinción. Pero no buscamos una imposible salvación. Nos interesa lo que podemos hacer y disfrutar con nuestro corto y precioso tiempo.
Están presentes poderosas posibilidades de liberación. En los últimos años del siglo XX emergió una creatividad que abrió nuevas perspectivas a la ayuda mutua, el arte, la comunicación, la “cooperación sin mando”, la autogestión o la desjerarquización de gran parte de la actividad social. Nuevas formas de comunicación y un activismo social más autónomo facilitan hoy que pequeños colectivos o incluso una sola persona puedan dar origen a acciones y movimientos influyentes.
Eso está ahí. Con dificultades para  articular la acción autónoma de los movimientos con el papel institucional de instrumentos políticos tradicionales aún necesarios, aunque sólo fuese para cerrar el paso a otros peores. Reaparece la tentación de caer bajo el encantamiento de caudillos, dictadores e ideologías cerradas. Hay un agotamiento de las formas de representación y del vínculo social de la política tradicional,  que contagia a   experiencias prometedoras y causa estragos como los de la corrupción en el seno del PT brasileño. Resurgen repliegues nacionales y doctrinarismos incompatibles con un altermundismo que no se limite a anunciar otro mundo, sino que sea capaz de cambiar éste, con realismo y con convicciones. Sí, nos encontramos ante numerosas encrucijadas.

Pero la potencia del cambio sigue presente. Cambiar las cosas es posible, depende de lo que hagamos. La sociedad española y algunas de sus leyes viven aires de reforma y de libertad, pese a la persistente lacra del terrorismo totalitario de ETA, mitigado pero no desaparecido, y pese a la estrategia de confontración civil desencadenada por una “derecha furiosa” que trata de ahogar este nuevo impulso político y social. Es un proceso que implica a instituciones e instrumentos políticos tradicionales, pero con raíces más profundas. Un proceso al que hay que empujar, pero del que nos sentimos parte frente a quienes pretenden retrotraernos a la “aznaridad” neoconservadora.
La reivindicación del derecho de cada persona a crear su propia vida en las condiciones de libertad e igualdad que lo hagan posible se hará aquí con beligerancia. “Nada es sagrado. Todo el mundo tiene derecho a criticar, burlarse o ridiculizar todas las creencias, todas las religiones, todas las ideologías, todos los sistemas conceptuales, todos los pensamientos”, escribe Raoul Vaneigem. Así es la libertad. Derecho propio a criticar lo ajeno, derecho ajeno a mofarse de lo propio y un toque de saludable autoburla. Ese sería el primer consejo de un “libro de estilo” no escrito de Trasversales.

Trasversales se apoya sobre la experiencia acumulada en otro proyecto editorial, la revista Iniciativa Socialista (1989-2005), de la que heredamos el mismo ánimo de publicación comprometida pero no partidista, plural pero no ecléctica, política pero no “politicista”. Gracias, en todo caso, a quienes nos acompañaron durante esos diecisiete años y a quienes lo hagan desde ahora.

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